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Capítulo 7

Richie 'pov

—¿Me extrañastes amor?—esa voz seductora e inocente a la vez la reconocí de inmediato. Al dar la vuelta me tope de frente la dulce cara de Carolina, mi novia y prometida. ¿Qué carajos hace ella aquí cuándo debía estar a cientos de kilometros?. Carolina al notar seguramente mi expresión deja de sonreír, solo un poco.— por que yo sí te extrañé —añade después de hacer un puchero.— ¡Mirate! Estas envuelto en musculos, ¿debo ponerme celosa? —me pregunta entrecerrando los ojos.

Río y niego.

—Claro que no. Y por supuesto  que  te extrañé. A ti es imposible no extrañar—le digo tratando de sonar sereno.

Nos observamos en silencio, tratando de reconocernos o mirar algun cambio en tantos meses sin vernos. Por mi parte la encuentro bien, sin ninguna cambio más hayá de que su cabello  está más largo de lo normal. Ah y que se a encogido otro poquito. 

Caro se empina y agarra mis cachetes con sus manos y las acuna, escondó la incomodida que me produce aquel acto en una sonrisa y ella me sonríe de vuelta.

Si bien no es amor lo que me unie a ella, debo reconocer que Caro me atrae de un manera poco común.

La agarró por su pequeña cintura pegandola más a mi cuerpo, la alzo y uno sus labios con los mios en un beso suave pero exigente y dominante. Poco a poco el beso se torna intenso y necesitado.

Ágilmente ella enrreda sus dedos en mi en mi cabello mientras sube sus piernas en mi cintura sin separar nuestros labios. Cuando el oxígeno se hizo necesario, nos detenemos pero no nos separamos. Ella me mira con deseo.

—Como anhelaba estar así. A tu lado. Te extrañe tanto, tanto que se me hizo eterno el viaje —revela mordiendose el labio. Esta vez es ella quién toma la iniciativa y  besar.—deseo tanto estar contigo Richie, hazme tuya. Tómame. Te extrañé tanto —vocifera entre besos.

Siento como su cuerpo tiembla entre beso y besa, la llevo hasta mi cama, me quito rapidamente la camisa. Ella hace lo mismo con la suya dejando en el aire sus senos. La vuelvo besar y me acomodo justo encima de ella.

La beso mientras me deshago del molesto sostén y cuando por fin lo logró, los toco desesperado mientras recorro con besos su cuella hasta llegar sus senos.

—Ahhh, ahhh... Ri... Chie... Mmm —los jadeos de Carolina inundan la habitación.

Entre besos voy bajando a su plano abdomen, ella no puede mantener las manos quietas y empieza acariciarme la espalda. Noto como se estremece con mi contacto, me deshago de su falda deteniendome para observarla con detenimiento.

Una imágen de Anie desnuda se me viene a la mente. Me estremezco. Frunzo el ceño.

¡Joder Richie concentrate!.

Bufo de mera frustración y cuando la imágen se desvanece dejándome perplejo entonces es la risa de Carolina que me reaccione.

—¿Pasa algo? —me pregunta. Niego en respuesta y en un movimiento rápido le quito su pantis.

—Noo espere..s Ri.. Chie —jade y sus manos hacen presión en mi pecho, tratando de  detenerme. Abro sus piernas lentamente. Ella se irgue hacia delante su espalda y apieta sus ojos. Me inclino hacia bajo e introduzco mi lengua en si vagina y la muevo.

— ¡Ahhhh, ahhh! —juego un rato con su vagina hasta que siento que Carolina se viene y entonces me aparto. Entre jadeos bajo mis pantalones al igual que mis bóxer y me posicionó en frente de Carolina, está abre los ojos y me mira, tiembla.

—Richie con..dón, no lo olvides —me recuerda y separándose de mi, causandome dolor, corre desnuda hasta su bolso del que saca varias papeletas de condón.

— Póntelo —me ordena. Lo agarro y abro. Ésta me detiene.

— no espera —la miro molesto. ¿Y ahora qué quiere? Carolina al ver mi expresión ríe divertida.

— mejor yo te lo pongo —sonríe pícara mientras yo le paso el sobre y me acomodo observando cada uno de sus pasos. Ella le da un beso a mi miembro antes de agarrarlo y colocarle el gorro. Sonrío. Es tan descarada.  La agarró y coloco debajo de mi. Ésta se vuelve a colocar dispuesta e introduzco mi pene en ella.

— Ahhhh —aprieta sus uñas en mi hombro, cierra los ojos y suspira.

Empiezó a moverme primero despacio, permitiendo que ella se adapte. Cuando esta se mueve a la par que yo, soy capaz de permitirme perder el control. Los sonidos de nuestros jadeos y gritos son cada vez más seguidos y a la par. Habia olvidado completamente como se siente entrar en el interior de alguien. Carolina es una persona muy cálida y de la que confio plenamente.

No fue hasta que nos vinimos, esta primero que yo que caígo rendido sobre ella. Con nuestras respiraciones agitadas. Me giro a un lado de esta, Carolina se gira hacia mi y ma abraza. Igual de cansada y sudorosa que yo.

—Ohhh Richie... esto fue. ¡Puf! Sensacional —espeta casi en jadeo.— Extrañaba  nuestros encuentros furtivos. 

No soy capaz de decir nada. Espero hasta que nuestras respiraciones sean normales pero aún así, no soy capaz de pensar con claridad.

—¿Cuándo llegastes? —le pregunté cuando recuperé la consciencia.

Caro se sienta en mi abdomen sin ponerse nada encima. Arque una ceja lentamente.

—Llevamos sin vernos casi un año y ¿esto es lo primero que me dices?. ¿Ni un extraño o te quiero, nada? —pregunta fingiendo estar enfadada. Niega con la cabeza, sin embargo, sonríe.— Entre más viejo más serio te ponés. Esta, mañana —explica.— me vine directo hacia acá, y cómo no te encontré decidí esperarte en tu habitación. Pero ¡oh sorpresa! El cuarto estaba cerrado. Tu padre se puso como loco y mando abrirlo —hago una mueca. Tendré que cambiar la cerradura nuevamente.— ¿dónde estabas? —quiso saber haciendo un puchero y deja un fugaz beso en mis labios.

No queria responder a esa pregunta. La imagen de Anie volvió a mi mente haciéndome sentir incomodo.

—Estaba entrenando —miento.— mejor vamos a bañarnos —sugerí y agarrandola, salgo de la cama. Carolina se carcajea entre mis brazos pero no se opone.— Hoy será una larga noche.

La tomo nuevamente del brazo dandole un beso apasionado, acto siguiente la cargo llevándola a la ducha.

¡Sin duda hoy sera unas larga noche!

Anie 'pov

I can't get enough de Selena Gomez llega a mis oidos hasta lograr despertarme. ¿Quién osa despertame de mi siesta? Rebusco mi celular por toda la cama encontrandolo debajo de la amohada. Lo enciendo 6:50 pm ¡demonios!. Era Mora. Contesto.

—Hola —digo medio dormida.

—¡Hola, Anie!. ¿Estas en tu casa?—pregunta alzando la voz. Frunzo el ceño y aparto el aparato de mi oído.

—Si, ¿qué pasa Mora?.

La escucho caminar.

—August me invitó a una discoteca, esta de moda, ¿si?. Mamá solo me da permiso si tu vas ya que no confia en Gust, como si para tener sexo existiera solo la habitación —chilla resignada, pero su voz es baja.

Me río.

—Mora por favor reservate ese tipo de comentarios, ¿si?—le pido y bostezo.— Y no sé si te pueda acompañar, tengo que llamar a mamá primero.

—Entonces llamala, espero tu llamada. Llamala rápido.

Y cuelga.

Hago un puchero.

—Diosito, ¿qué karma estoy pagando con esta amiga mia tan loca?.

Me siento en la cama mientras le marco a la única persona que nunca me diria que no. Mi padre. Al tercer pitido contesta.

—¿Amor, qué pasa? —me pregunta preocupado.

Bostezo.

—¿Estas ocupado? ¿interrumpo alguna reunión importante?.

—No, ¿por qué?.

—Tu hija está muerta del aburrimiento. ¿Puedo salir un rato con Mora? —le pregunto, tanteando el terreno. Camino hacia el guarda ropa y lo abro. No se que pueda colocarme hoy.

—¿Esa salida incluye llegada a las tres de la mañana? —se apresura a preguntar papá.

—Mañana es domingo —menciono lo obvio. Me adentro al baño y enciendo la luz, me observo en el espejo.

—No has contestado mi pregunta —exige con tono severo.

—Si, pero ira Gust, el novio de Mora. Veinte años y muy responsable.

Mi padre no se apresura a contestar. Agarro mi cepillo de diente y le hecho colgate.

—Eso no quita que estaras expuesta. Además, tu apenas tienes dieciséis años.

—Proxima a cumplir diecisiete en octubre.

—En ocho meses —aclara éste.

—Papi por favor —ruego en un chillido. Me llevo el cepillo a la boca y empiezo a cepillarme.

Si esto no me funciona, no sé qué lo hará.

Escucho a mi padre bufar, y después hablar con alguien. Mientras, terminó de cepillarme y me enjuago la boca, dejo el cepillo de dientes a una lado.

—Está bien. Pero si te pasar de las tres de la madrugada...

—¡Papito gracias! Te amo, te amo —sonrio feliz.— Hablamos luego, te amo.

—Yo igual amor, pero eres tu quién tiene que llamar a mamá te amo.

Y cualga el telefono.

Margaret me puso más peros cuando le marqué.

—No sé amor, tu apenas eres una niña —me dijo.

Agarro el vestido de lentejuela negras y lo dejo sobre la cama.

—Mamá tengo diecisiete practicamente y Gust irá con nosotras, no pasará nada malo. Mira, prometo llegar temprano y ya tengo el permiso de papá —le informo tratando de hacerla entrar en razón.

—Bueno está bien. Pero estaré pendiente a la hora que regreses a casa. Tres de la mañana, ni un minuto más —cede.

—Está bien mamá. Tres de la mañana, gracias, te amo. Chao.

Cuelgo la llamada sonriendo, dejo el telefono sobre la cama y me meto al baño.

Termine de plancharme el pelo cuando suena el timbre de la casa, cojo mi bolso, meto mi telefono y salgo.

—¡Wow, wow! Preciosa que guapa —chifla Mora al verme llegar hasta donde ellos.— estoy más que segura que hoy si te ligas a alguien.

Me sonrojó y le sonrio.

—Bueno tu tampoco estas nada mal —miento. Mora, se ve espectacular, ella tiene un cuerpaso envidiable, muy definido y tonificado. Y con esa blusa corta que deja ver su abdomen bien trabajado,  la corta minifalda que deja volar la imaginación de cualquier idiota. August va a tener que bailar mucho hoy.

Caminamos al auto de August donde el estaba algo serio, se veía realmente molesto y guapo a la vez.

—Bueno amor, arranca —le orden Mora mientras señala hacia la carretera.

August arranca el coche y Mora grita como loca una canción que pasan por la radio. Después de unos minutos llegamos a una discoteca.  Valla que se veía que estaba de moda ya que la gente estaba muy añuñida en la entrada y la fila llegaba maz haya de la cuadre.

Nos bajamos y August le dio sus llaves a un hombre que montandose en su auto, se lo llevo.

—Vaya esto esta muy, muy lleno —digo algo incomoda al notar la cantidad de gente que había en la entrada. Algunos habia incluso volteado a mirarnos.— a que nos quedamos toda la noche solo en la fila —me volteo hacia Mora.

August nos abraza muy animado, al parecer ya no esta molesto.

—Tranquilas, nenas. Hoy será nuestra noche —nos grita animoso. Llevandonos hasta la entrada

August saca una targeta de oro y nos dejan entrar.

Mora y yo compartimos una airada mirada y sonreimos.

Dentro todo estaba incluso mucho más lleno que afuera, nos recibieron con alcohol y algo de chocolatinas que August no nos dejó probar. Nos arrastra a una mesa de tres. Mora ya estaba tarareando las canción que estaba puesta.

—¡Esto esta muy prendido! Gracias amor, es hermoso —Mora le da un beso a August y éste llama a una mesera. Nos traen dos margaritas y a éste una bebida desconocida.

August le da a probar a Mora cuando esta se lo exige. Mora hace una mueca al probarla, su novio se ríe de su cara tan graciosa, incluso yo la acepto y lo bebo.

—Vodka y red bull —me dice/grita cuando le pregunto en señas que era lo que tomaba.

Al rato Mora nos insto a bailar. Al principio bailabamos los tres, pero después cuando colocaron un reguetton la cosa cambio y termine bailando con un desconocido.

Al rato August desaparecio y Mora aprovecho para comer de aquellas chocolatinas, prove porque se veían comestibles. Eso nos prendio, disfrutamos hasta del agua que estaba tirando el dj. August se volvio a unir a nosotras y todo fue descontrol.

Bailamos, tomamos, seguimos bailando. Ya estaba cansada de tanto de bailar pero habia algo que en serio hacia que mi cuerpo vibrará de emoción.

—Ey, Anie, amiga —Mora me toma del hombro y me abraza.— ¿sabes que te quiero mucho, muchote?.

Asiento y río. La verdad es que no sabia que me decia Mora pero todo me daba risa.

—Venga, vamos ahí—señala Mora observando un espacio vacio en una mesa.— Vamos.

Nos dirigimos a la mesa, subimos y bailamos al ritmo de una canción de Rihanna. No sé que tipo de movimientos haciamos que en un abrir y cerrar de ojos estabamos rodeadas de muchos hombres. A august no lo veía por ningun lado y la verdad es que esto se estaba saliendo aún más de control. Nos ofrecian tragos y de esos chocolates, nosotras los aceptabamos encantadas. Recuerdo que alguien me agarra la mano, al mirarlo su rostro se veían tan borroso. Me dijo algo al oído que me hizo reír e incluso llegar a estar tan cerca de el. Sentí algo humedo sobre mis labios, los movi por inercia pero como no me gusto el sabor que me brindaba me aparte. Sonreí. De pronto todo se puso mucho mas ruidoso, gritos, un August lanzando golpes, mi amiga llorando sentada sobre la barra. Alguien agarro mi mano, arrastrandome fuera del establecimiento.

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