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XVI

Sofi. 

Nervios. 

Eso era lo que sentía cuando recordaba la noche anterior.  Recuerdo sentir impotencia al ver las lágrimas de Laureano ¿Quién lo lastimó? ¿Quién se atrevió a lastimar su corazón?

No me importaba, solo quería abrazarlo, consolarlo, y decirle que todo estaría bien. Que yo estaría a su lado y que nunca más tendría que preocuparse por derramar una sola lágrima. «Quería» tiempo pasado. No lo hice pero en cuanto estuve ahí, sus lagrimas desaparecieron y con eso me bastaba.

—¿Ya te vas? —escuche la voz rasposa de mí madre. Mire hacía la puerta y la encontré con su pijama y un cigarrillo en la mano. Su mirada aún se mostraba rencorosa conmigo, no la culpaba pero tampoco merecía su desprecio.

Recuerdo nuestros gritos la noche anterior. No quería que vuelva a ver a Benicio, pero mí corazón no me lo permitía, no después de que él si quería ser mí hermano.

—Si, ya me voy. —dije terminando de poner mis cosas en mí mochila. —Nos vemos.

Pase por su lado dejando a mí mamá con la palabra en la boca. Suspiré pasando una mano por mí pelo suelto y salí de casa. Espere unos minutos hasta que vi aparecer a Benicio.

Sonreí de lado tratando de que no se note mí cara.

—Hola Beni. —salude con un beso en su mejilla. —¿Listo para ir a ver adolescentes revoltosos?

—No puedo esperar. —dijo con su humor sarcástico pero a la vez divertido.

—Ya vámonos. —dije soltando una carcajada.

Subí al auto y el me siguió el paso. Esto era lo increíble de tener un hermano mayor, me puede llevar a cualquier lado.

—Entonces ¿Veremos a tu novio jugar? —pregunto doblando en una esquina.

Lo mire sorprendida y a la vez sonrojada.

—El no es mí novio. —dije con un puchero. —Es solo un amigo, y si, lo veremos jugar.

—Pero te gusta. —dijo mirándome de forma obvia.

—No te lo voy a negar Beni. Estoy cansada de fingir que nada me sucede cuando estoy cerca de él. —dije desviando mí mirada. —Pero la realidad es otra. El no siente lo mismo que yo.

—Comprendo.

Fue lo único que dijo. Continuamos en silencio hasta llegar a la escuela. Estacionó a unos metros de la entrada. Baje del auto seguido por mí hermano, cada paso que daba  podía sentir  como mis nervios salían a flote. Sentí una mano que se entrelazo con la mía. Subí la vista y era Beni.

—Tranquila, estoy acá —dijo para luego tirar de mí mano y seguir avanzando.

Sonreí y asentí.

Llegamos a la parte de las gradas en donde nos esperaban mis amigas. Suspiré, a ellas tendría que explicarle todo y aún no he tenido tiempo ni de procesarlo yo.

—Hola chicas. —salude a cada una. —¿Cómo están?

—Estamos bien. —contesto Ro por Shei y ella. —¿Viniste con...?

—Benicio te presento a mis dos mejores amigas. —dije agarrándolo del brazo. —Chicas, el es Benicio, mí hermano mayor.

—Gusto en conocerlas. —dijo estirando su mano. «Que anticuado» pensé.

—El gustó es nuestro —Ambas lo saludaron alegre. Suspiré aliviada aunque en el fondo sabía que se iban a llevar bien.

Nos sentamos a esperar a aquel comience el juego.

—Hola. —gire la cabeza y me encontré con Alex que nos miraba con una sonrisa.

—Alex, hola. —dije saludándolo. —¿Laureano ya llegó?

El asintió y se sentó a mí lado, del otro costado estaba Beni y después mis amigas.

—Esta en el vestuario dando su charla de "capitán" —dijo haciendo comillas con sus manos.

—Cuando quiere es serio. —dije viendo cómo todo se preparaban para empezar el partido.

—Te sorprenderías cuan serio puede ser mí mejor amigo, en especial con algunas personas.

Fruncí el seño. ¿Qué quiso decir con eso? Quise preguntarle pero el partido ya había comenzado.

Laureano

—Acerquense señoritas, el partido ya va a comenzar, a darle con todo. —dijo el entrenador.

—Ya saben, siempre usen los laterales, nunca centro y si no tienen alternativa vuelvan con la defensa ¿Okey? —dije dando las indicaciones.

—¡Si, capitán!

—Bien, entonces ¡A jugar!

Salimos corriendo al campo de juego, mientras los chicos se formaban, yo llenaba las planillas.

Suspiré con nervios, este partido era súper importante, era la puta final.

Saludamos a los demás jugadores y el  árbitro lanzo una moneda para ver quién sacaría. Salió sorteado el equipo contrario.

Al estar todos listos, se escuchó el silbato y comenzó el partido.

• • •

—¡Laureano, pásala ya! —escuche a mí entrenador y pase la pelota a la otra punta en donde estaba Mich libre. Estábamos en los últimos minutos del segundo tiempo, el partido estuvo muy reñido y ninguno de los dos equipos parecía querer aflojar.

De nuevo volvimos a estar en desventaja, el árbitro ya había dado tres minutos de alargue y solo teníamos está oportunidad para hacer el gol.

Mí compañero en el medio-campo la pateo hasta llegar a la línea lateral me apresure a llegar, por suerte logré estabilizarme para evitar caer y arruinar la jugada. Tenía a dos jugadores contrarios tapándo mí paso hacía el arco cuando se me ocurrió la idea de intentar pasarlos con una finta.

Era peligrosa, debía tener el mayor control posible o la perdería. Lo hice rápido y por suerte los pasé con éxito, fue cuando vi que Mich volvía a estar libre y se la lance.

Lo último que escuche fue el gol y el pitido del silbado segundos después.

Me quedé estático ¿Era esto un sueño? ¿Habíamos ganado?

Todo el equipo se abalanzo sobre mí. Lágrimas bajaban por mí mejilla, mire a la tribuna y divisé al público entre ellos, estaba Sofi. Sus ojos tenían lágrimas de felicidad. Alcé mí mano con el puño cerrado, habíamos ganado y era el mejor logro.

Vi que Sofi estaba haciendo el amague de bajar de la tribuna por lo que me separé del grupo e intenté acercarme, pero ya saben lo que dicen: No todo es fácil en esta vida.

Antes de llegar a mí destino una figura se instaló en mí camino.

—Buen partido, Lauri. —Escuche su voz y enseguida supe que quería alejarme. Cintia me miraba con ojos de lujuria y pasión, casi siendo una mirada traviesa diría yo.

—Em, gracias Cintia. —dije incómodo, mí camino estaba siendo retrasado.

—¿Quieres tú recompensa? —pregunto juguetona.

—¿A qué te refi...? —mi frase se vio interrumpida por un par de labios que se estamparon sobre los míos.

Intenté separarme, pero ella tenía agarrada mí remera de juego. Intenté una vez más con un tire más fuerte y fue ahí cuando pude liberarme completamente.

—¡¿Qué mierda?! —trate de no alzar la voz pero claramente fracase. Instintivamente gire mí cabeza hacia la tribuna y divisé a Sofi yendose del lugar con Sheila pisándole los talones.

—Parece que tu noviecita se enojo. —canturreo Cintia con una voz extremadamente chillona.

—¿Quieres callarte? Lo hiciste a propósito, sabías que ella nos estaba viendo. —declare con furia.

—¿Y que con eso Lauri? Sabes que tu y yo nos divertiremos más.

—En tus sueños Cintia, la chica que me interesa es otra. —Y me fui de ahí dejándola con la palabra en la boca.

Salí corriendo de la cancha repleto de sudor, el uniforme se me pegaba al cuerpo y evitaba que pudiera correr con total libertad. Por dentro, esperaba que Sofi no haya visto ese "beso" pero claramente lo vio.

Llegué a una parte alejada de la escuela y vi que Sofi hablaba con Sheila, por su expresión se veía que estaba muy enfadada mientras bajaban lagrimas de sus ojos. Me escondí un poco ya que estaban hablando.

—¡Ya cálmate Sofi! Poniéndote así no vas a solucionar nada. —Decía Shei 

—¡La beso! —exclamó en un sollozo. —Se besaron delante de mis ojos ¡Estoy harta! Harta de el, de Cintia, de mis estúpidos sentimientos —«Pero yo no la bese» Pensé en mí interior. Decidí salir de mí escondite y enfrentar la situación.

—Pero...—. En cuanto Shei me vio, se callo al instante y me miró fijamente.

En eso, Sofi se da vuelta siguiente la mirada de su amiga.

—Los dejo solos para que puedan a hablar. —Dijo Shei, no sin antes fulminarme con la mirada.

—Sofi... —empecé a hablar tratando de acercarme a ella.

—Aléjate. —demando en un susurro.

—Por favor. —implore.

—¿Te puedes alejar de mi por favor?—. Vi como me suplicaba con su mirada. 

—No me pidas que me aleje, porque sabes que no lo voy a hacer. —dije seguro. 

—¡Aléjate Laureano! —grito de pronto sorprendiéndome. —¿Qué no entiendes? Te quiero lejos de mí, vete —susurro ese «vete» con vos rota. 

Di un paso atrás, me di vuelta dándole la espalda y empecé a caminar devuelta a la cancha, mierda,  no puedo dejar esto así.

—A la mierda todo.  —Me di vuelta con rapidez y me apresure a llegar a su lado.

—¿Q..que ha...ces? —balbuceo confundida. 

Relami mí labio inferior, y agarrándola del brazo dije:

—Esto. —Y sin decir una palabra, la bese. 

Fue un beso torpe, su mirada sorprendida, sus mejillas estaban bañadas en lagrimas. Me separe de ella mirándola fijo 

—¿Qué crees que haces? —dijo después de unos minutos. — ¿A caso no piensas en lo mal que esto me hace? Me confundes Laureano, un día me queres, al otro no, después venís y me besas,  estoy harta, harta de esta situación, me hace mal ¿Sabes cuantas veces intenté olvidarte? Noches enteras llorando y diciéndome: «Vamos Sofi, tu puedes, solo olvídalo»  

«Y después esas estúpidas tutorías, creí que tenía todo controlado pero no, todo seguía aquí. — dijo mientras se tocaba la zona del corazón—, acá está todo lo que siento por ti. 

Cuando terminó de hablar empece yo:

—Sofi, se que no fui el mejor de todos,  me arrepiento de muchas cosas, millones de cosas, pero te quiero,  sos la chica a la que amo y ame durante todo este tiempo y pensar que nunca te iba tener me estaba matando, porque yo sabía que te estaba alejando, te estaba alejando de mí, porque se que no te convengo Sofi, no soy el chico que tu esperas que sea, no lo soy. —pare un momento para tomar aire—, no soy el chico bueno, el amable, el jugador estrella, soy sarcástico, mal hablado y odio tener personas a mí alrededor,  pero por alguna razón cuando estoy con vos, me  convierto en un chico que ni yo conozco y se que he actuado como un idiota durante todo este tiempo, como en el pasado, el día de las carrozas, odie mirarte de esa forma pero sabía que vos querías olvidarme y yo no soportaba saber eso. Pero la realidad acá es que, no he podido olvidarte a pesar de que ha pasado tiempo. —Me acerque a ella y pase mi mano por su mejilla, no pude evitar besarla nuevamente. 

Fue un beso lento, ambos disfrutamos ese beso. Nos separamos y apoyamos la frente con frente, podía sentir la respiración acelerada de Sofi. 

—Entonces... ¿Me quieres? —pregunto con la respiración agitada. 

—Creo que es peor que eso, estoy seguro que estoy enamorado de vos. 

Comenzó a llorar, se aferró a mí abrasando mí pecho, podía sentir su corazón latir rápidamente, al igual que el mío. 

—¿Lau? —Llamó segundos después. 

—¿Qué pasó? —contesté mirándola a los ojos. 

—Creo que también estoy enamorada de vos. 

Sonreí como un bobo. 

—No sabes lo feliz que estoy de escuchar eso. 

Volví a  abrazarla, olfateando el perfume de su pelo.  

—¡Lau! —Escuche la voz de Mich

—¿Que ocurre, Mich?—me separe a penas de Sofi, pero sin dejar de mirarla. 

—¡Fiesta en la casa de Logan!  Vamos a festejar el triunfo. —dijo yéndose de nuevo, sin esperar respuesta. 

Deje de abrazar a Sofi, y con una sonrisa le dije: 

—¿Quieres ir una fiesta conmigo? 

—Claro que si. 

Volvimos a la cancha agarrados de la mano, creo que con esto ya puedo morir en paz. Llegamos hasta la parte en donde estaban nuestros amigos. 

—¡Por fin! —Exclamó Brandon cuando vio nuestras manos juntas. 

Las amigas de Sofi la quedaron mirando igual de sorprendidas. 

—¡Por fin amiga! —saltaron las dos a abrazarla, obligándome a soltarle la mano. 

—Bueno bueno, hay que irnos, ¡Tenemos fiesta! —dije abrazando a Sofi. 

—¿Y qué onda, ya son novios? —pregunto Alex

Negué con la cabeza. 

—Quiero ir despacio, quiero hacer las cosas bien. —hablé seguro, enserio quiero hacer las cosas bien con ella,

Los chicos se fueron adelante y quedamos con Sofi atrás. 

—¿Enserio quieres intentarlo? —pregunto, mirándome levemente sonrojada. 

—Por supuesto que si, créeme ya no quiero estar alejado de vos.

Esta vez, haría las cosas bien, no puedo permitirme volver a perderla.

—Oigan ¿No nos olvidamos de alguien? —Pregunto Ro deteniendose.

—¿Donde está mí hermano? —pregunto Sofi.

—Em, desapareció en cuanto vos te fuiste. —dijo Alex.

Mí chica saco su teléfono y marco a un número con rapidez.

—¿Hola? ¿Beni? —dijo Sofi una vez que contestaron el teléfono. —Estamos saliendo del lugar ¿Vos dónde estás? De acuerdo, nos vemos.

Colgó y nos miró a todos.

—Nos encuentra en el estacionamiento en donde dejamos el auto. —aviso volviendo a acercarse a mí.

—Bueno, vamos. —dije agarrando su mano. Caminamos los seis hasta llegar al estacionamiento en donde nos esperaba el hermano de mí chica.

—¡Beni, ya estamos! —gritó Sofi.

—¿En donde estabas? Desapareciste de pronto, como no conozco la escuela decidí venir hasta acá.

—Lo siento, tenía algo que resolver. —
Dijo mirando nuestras manos.

—No inventen. —murmuro Benicio. —¿Me aparto de ustedes unos segundos y ya te lanzaste a mí hermanita? —pregunto sonando irónico.

—Yo... —diablos ¿cómo me defendía de está?

Suspiró frustrado y agarrándose la nariz dijo:

—Escucha, tú rubio oxigenado, te daré una sola oportunidad, lastimas a mí hermanita y te dejo sin descendencia ¿Estamos?

Trague grueso y asentí con mí cabeza. Si supiera que ya le rompí el corazón, de seguro me mata.

Sentí un apretón y observo como Sofi me sonreía.

—En realidad, ya le rompió el corazón. —dijo Alex sorprendiendonos a todos. —¿Qué? Oh vamos, no pensabas quedar como un héroe ¿O si hermano?

—Pero el ya arregló todo conmigo, Beni no le hagas nada. —dijo Sofi mirando a su hermano.

Benicio suspiró y dijo:

—Ustedes me darán dolor de cabeza, no le haré nada al rubio pero la advertencia queda, ahora ¿A dónde vamos?

Todos nos miramos y con una sonrisa dijimos:

—¡Fiesta!

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