Dos semanas fueron las que el de banda roja estuvo distante de sus hermanos, ni siquiera a Mikey lo dejaba acercarse, el solo quería pensar estando lejos de ellos, Splinter se encargaba de alimentarlo, pues el chico solo quería estar en su habitación o el dojo, todo debido a que cuanto antes quería empezar a ver con la técnica que su maestro le estaba enseñando

Iba a ser más complicado de lo que él pensó, primero, tenía que entrar en un estado de meditación bastante profundo, y a pesar de que ya tenía un buen nivel en ese aspecto, la exigencia era alta, y por eso mismo se comprometió a lograrlo, quería probar que él también podía hacer tanto como sus hermanos en la superficie

Después de lograr el estado de meditación profunda tenía que agudizar sus sentidos aun más de lo que ya los tenía desarrollados, eso también era complicado, no conocía las formas de las cosas, mucho menos de los edificios, así que Splinter pensó en otra forma de hacer que lograra tener una idea de cómo eran las cosas que lo rodeaban y a si pudiera sentir esos objetos estuvieran en movimiento o no, y de pazo quizá lograra que se reconciliara con sus hermanos

Costo un poco de trabajo, pero logro que un día las cuatro tortugas estuvieran en el dojo sentados enfrente de el

-Hijos míos, hoy vamos a tener una sesión de meditación todos juntos, pero será un poco distinta a lo habitual-

-¿Diferente en qué sentido sensei?-

-Van a entrar en la mente de sus hermanos-

Eso debía ser una broma, pensó Raphael, ¿Porque su padre quería que entrara en la mente de sus hermanos? De igual manera no iba a poder ver nada

-Pero que vamos a hacer exactamente-

-Tu Leonardo vas a llevarte a tus hermanos a tu mente esta semana, la siguiente los llevaras a la de Donatello y así sucesivamente-

-Pero Sensei ¿Que vamos a hacer una vez dentro de nuestras mentes?-

-Ya descubrirán ustedes que hacer hay adentro- estudio los rostros confundidos de sus hijos, ni siquiera lo sorprendió el rostro molesto de Raphael

-¿Esto es verdaderamente necesario Sensei?- comento con gran fastidio el de banda roja

-Lo es Raphael, tú también puedes aprender mucho de estas sesiones- el chico bufo con enojo y no le quedo más remedio que cerrar sus ojos y empezar a meditar, sus hermanos siguieron su ejemplo y cuando Leonardo sintió a sus hermanos en profunda meditación los arrastro a su mente

Los cuatro sintieron un fuerte golpe y soltaron quejidos de dolor ante el leve dolor

-Hay amigo eso dolió, como puede ser que aquí también exista el dolor- Miguel Ángel se sobo la cabeza mientras se sentaba y miraba a su alrededor -Hermano ¿En tu cabeza solo tienes a Nueva York?-

-Tiene algo de malo? Es donde vivimos Mikey- se puso de pie contemplando la vista, habían aparecido encima de un edificio especial para él, claro que sus hermanos no sabían

-Me sorprende que recuerdes tan bien la ciudad Leo- se paró a su lado el de banda morada viendo la ciudad con su líder

-Gracias, ahora lo que me pregunto es que quiere Splinter que hagamos aquí-

-Chicos Rapha no se levanta- los otros dos corrieron a donde estaba su hermano de banda roja quien solo estaba en apoyado en el suelo

-Rapha ¿Qué pasa te sientes mal?- lo estudiaron un poco buscando alguna herida, pero el menor no levantaba la mirada que tenía puesta en el piso donde sus manos se recargaban

-Raphael ¿Qué tienes?- el mencionado poco a poco levanto su mirada a sus hermanos y ellos pudieron ver como sus ojos estaban llenos de lágrimas -¿Te duele algo?-

-¿Así son ustedes?- eso extraño a las tres tortugas

-¿Qué?-

-¿A si se ven ustedes?- dijo un poco más alto pero con sorpresa en su voz

-Acaso puedes...- la pregunta quedo a medias por la gran sorpresa

-Si, puedo verlos, ¡Chicos los estoy viendo!- grito lleno de felicidad siendo abrazado al instante por todos sus hermanos que también ya estaban llorando

-Esto es increíble hermano, incluso tus ojos brillan más que de costumbre- comento Miguel Ángel tomando su rostro e inspeccionando de cerca los ojos del menor provocando que fuera apartado con una gran mano en su cara

-Mi espacio personal tonto- Raphael no dejaba de verse las manos y lo que podía de su cuerpo, noto la grieta en su plastrón con forma de rayo y se preguntó si ese golpe es el que había sido la causa de su ceguera o en verdad había sido el mutágeno

-Esto es sorprendente, pero no me explico porque aquí si puedes ver- comento Donatello analizando todas cosas

Mientras los mayores analizaban el nuevo acontecimiento Raphael se había puesto de pie con la ayuda de Mikey y apreciaba la hermosa vista desde aquel tejado -Wow, esto es tan hermoso, ¿A si se ve la ciudad en la que vivimos?- pregunto maravillado con todo

-Por lo menos de noche, es la única forma en la que la vemos-

-Es brillante- al dar un par de pasos se sintió mareado por lo que regreso al suelo preocupando a sus hermanos que se acercaron rápidamente a verlo -Estoy bien, solo creo que me desbalanceé, no pensé que todo se moviera si yo me muevo- rio un poco para calmarlos

-¡Chicos eso es!- se levantó emocionado Leonardo de un salto -Sensei sabía que aquí ibas a poder ver, él quiere que te enseñemos todo-

-¿Pero eso porque? Cuando salgamos de aquí Rapha no va a poder ver de todos modos- dijo el de banda naranja provocando que el mencionado volteara a ver a sus hermanos

-Sensei quiere enseñarme a ver con el aura, dice que debo concentrarme en lo que quiero ver para poder ver su silueta con el aura-

-Por eso quiere que te enseñemos, para que sepas que buscar con el aura- Leonardo no podía salir de la emoción al comprender el plan que tenia su padre para su hermano menor

El de banda roja sonrió a sus hermanos, sus posibilidades de ver se habían agrandado, todos lo abrazaron con alegría al saber que por lo menos en ese mundo espiritual su hermano de ojos toxico podía verlos con normalidad

[Fin del capítulo]