No te queda
devolviéndome así
distinta moneda
de la que yo te di.
En tus palabras tan falsas
que me hacían sentir amada,
que eran erróneas.
El dolor se puede sentir
en cada verso que te escribí,
entre líneas de aquí y allí.
El recuerdo a tu lado
de las dulces mañanas
ahora me deja el corazón cascado
y cuando caía a tus pies
cuando a la puesta de sol
decías no sabes cuánto te amo yo.
Yo entregue en mi amar,
todo lo que te pude dar
todo mi sufrir,
cuando me dijiste, allí he de ir
pero nunca pensé
que no ibas a volver.
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