─︎─︎─︎─︎─︎─︎ AMO Y SIRVIENTE ─︎─︎─︎─︎─︎─︎

Gulf se despertó sabiendo que estaba en problemas. Problemas graves. Y tuvo la confirmación cuando estaba trabajando en las perreras a media tarde y Bright mandó a llamar por él. Un nudo nervioso se formó en su estómago; no debió haberse dejado por la pasión anoche, debió haber ido a su recámara como el sentido común le dictaba. Con las piernas temblando, caminó hacia el castillo, y atravesó los largos corredores rumbo al Salón principal. donde su legítimo Lord lo esperaba con el rostro enfurecido.

Gulf temió por su propia supervivencia; no debió dejarse llevar por la pasión la noche anterior ¿que le había hecho pensar que podía escoger? Ahora Bright lo expulsaria y se quedaría sin techo y sin trabajo. Aún así, el muchacho pensó que, teniendo la chance de viajar atrás en el tiempo, habría acudido a los brazos de Mew la noche anterior. Aunque ahora le esperase un porvenir de hambre y pobreza, nadie podría quitarle esos recuerdos.

—¿Donde has estado anoche?— Bright le espetó, sentado en la larga mesa con una copa de cerveza en la mano. Sus labios estaban fruncidos con odio, y Gulf supo que no habría manera de apaciguar a su Lord ahora.

—Le imploro sus disculpas, Mi Lord, no me sentía bien....— Gulf nunca fue bueno mintiendo.

—¿Que demonios significa eso?— Bright hizo una mueca de disgusto —¿Estás enfermo? No te ves enfermo....¿y qué es esa mierda que llevas en el cinturón?—

—E-es el látigo que me ha regalado su hermanastro, Mi Lord....—instintivamente, Gulf enredó sus dedos en el mango labrado. Bright podría quitarle todo, menos ese látigo.

—¿Para qué necesitas tú un látigo? ¿Acaso vas a azotar a los perros?—Bright tomó otro trago de cerveza furibundo —¡Contestame!—

El rugido de Bright retumbó por todo el salón, pero Gulf y a no tenía miedo. Más de una vez en su vida había vagado sin hogar por las tierras de Vachirawit, si había sobrevivido antes, sobreviviría ahora. Solo le quedaba esperar la sentencia del joven Lord irritable. De hecho, Gulf pensó que sería un alivio no tener que soportar más sus berrinches, ni tener que ser follado cada vez que se le antojara. En ese momento, mientras Bright vociferaba, Gulf decidió que de ahora en mas solo follaria con quien realmente quisiese. Como había hecho con Mew. Tan solo lamentaba no poder ver a su Amo una vez más.

Y cuando menos lo esperaba, el joven hermanastro de Bright hizo acto de presencia en el Salón.

—¿Que demonios pasa aquí?—Mew entró al salón vestido en su impecable

terciopelo negro, con sus cabellos negros dejando una estela de perfume y sus rostro preocupado —Bright, se escuchan tus gritos desde el patio....—

—Este imbecil desobedeció una orden mía....— Bright gritó, y Gulf dirigió su mirada hacia el suelo, fingiendo estar avergonzado.

—¿Qué orden?— Mew preguntó, haciéndose el desentendido.

—N-no importa....— las mejillas de Bright se tornaron rojas de vergüenza y automáticamente bajó el tono de voz.

—Bueno, es difícil encontrar buena servidumbre en estos días....— Mew dió un paso hacia la mesa y se sirvió un poco de cerveza en una copa. Luego tomó un sorbo. —¿Que vas a hacer con él?—

—No tengo idea....— Bright refunfuñó por lo bajo. Luego levantó la vista hacia Gulf una vez más —Si me jura no volver a hacerlo, tal vez le dé otra oportunidad....—

Gulf abrió la boca para responder, pero Mew lo interrumpió rápidamente.

—Podrías....pero no es sensato confiar en la gente de baja calaña...te defraudó una vez ¿que quita que lo haga de nuevo?—

—Es cierto....— Bright pensó en voz alta —Pero, si él me promete que no se va a repetir....—

—¿Y crees que la promesa de un bastardo vale algo? Hermano, nunca te creí tan ingenuo....— Mew apuró su copa y terminó su cerveza.

—Es que....— la voz de Bright temblaba ahora, confundido —Sus servicios son muy preciados para mi....—

—Un encargado de perrera no es difícil de reemplazar....de hecho, podrías conseguir a alguien mucho más joven y fornido, sería más apto para sus tareas y para cualquier otro servicio que necesites....— Gulf se mordió el labio; toda la situación por algún motivo le causaba gracia.

—Tienes razón....—Bright musitó. Luego golpeó su puño en la mesa, decidido —¡Tienes razón!—

—Por supuesto que la tengo, hermano. Si quieres, puedo sacarte este lastre de encima hoy mismo. Padre me ha escrito que me necesita de vuelta, y en una fortaleza tan grande como la nuestra los criados nunca sobran....—

—De acuerdo.....— Bright murmuró. Su rostro era una mezcla de alivio y confusión; algo le advertía que había sido engañado por la dulce labia de su hermanastro, pero no podía descifrar como.

—¡De acuerdo!— Mew festejó. —Voy a empacar mis cosas, debo partir antes de la nochecer. Una vez más, te agradezco infinitamente tu hospitalidad, Bright....—

Mew estrechó a su hermano cordialmente, y Gulf tuvo que luchar para contener la risa ante la expresión confundida de Bright. Luego Mew se dirigió al muchacho con una expresión tan severa como fingida, y le ordenó:

—Ven conmigo....