8🔥- Hora de sacrificar mapaches
Estoy malditamente en llamas.
Una de mis manos asesta contra el platillo de la izquierda reiteradas veces, la otra golpea tres tambores distintos que tengo a la altura de mi estómago, y hago todo esto a la par que mi pie mantiene el compás con el bombo de mi batería para que mi grupo mantenga el ritmo.
Soy un monstruo de la batería, pareciera que produzco fuego de las puntas de mis dedos y en verdad, varias veces había tenido que fijarme en ellos, para cerciorarme de que no se estuvieran chamuscando literalmente.
Por un lapso de tiempo solo soy brazos, piernas y mente en modo automático que se deja llevar por el sonido electrizante de la banda. Pero entonces; como todo lo bueno tiene que acabar en algún momento... La canción acaba, Nico termina de cantar utilizando una alta nota que lo deja jadeante en su lugar, el dúo bromance finaliza con chirridos electrizantes de sus guitarras, y yo termino de tocar con un redoblante espectacular que hasta me dio envidia de mí mismo.
— ¡Joder, amo mi puto trabajo! — Grité eufórico, y como siempre hacía cada que terminábamos un ensayo o un concierto, tiré mis baquetas al aire y dejé que cayeran por el lugar con un repiqueteo. — ¡Yeaah! Buen trabajo muchachos, creo que los he vuelto a querer un poquito más.
Por un momento me encuentro aún demasiado inmerso dentro de mi burbuja ardiente, que apenas llego a oír cuando Hazel y Will, aún sentados en un sofá enfrente de nosotros, empiezan a aplaudir efusivamente, con un par de ovaciones y silbidos incluidos de parte de ambos. Hazel le envía tiernos besos a Frank, y el panda canadiense le responde agarrándolos al aire con una mano.
Ay, pero que cursis. Esperen un rato, que se me salen unicornios rosas por el culo.
Y entonces, me fijo en él, (y contrario a Hazel, no luce nada dulce) y no puedo evitar que una sonrisa diabólica se implante en mi cara, cual científico loco admirando la creación de su mente maestra. Aquellos ojos azules estaban lanzando una invitación más que obvia en dirección a nuestro vocalista; sus pestañas caídas, aquel contorno provocativo que formaban sus labios, luciendo una sonrisa encantadora y suave... Uno tenía que ser bastante idiota para no darse cuenta de lo que ese chico exigía a gritos.
Solamente. A. Nico.
¡Sí, está cayendo! Mis ojos se movieron automáticamente hacia Percy, y compartiendo una rápida mirada con él, supe que también ya se había dado cuenta. Ambos nos contuvimos fuertemente para no chocar los cinco con las manos. Tranquilo, Valdez, tranquilo. Finge demencia, o de lo contrario, Nico o Will, se cerrarán automáticamente como una flor carnívora. Y jamás volverían a hablarse, por imbéciles orgullosos.
Era una maldita lástima, que por culpa de mi posición al fondo, no pudiera contemplar la expresión que debía de tener Nico en respuesta.
—Excelente Riff en el contratiempo, bro. — Halaga Jason a su contraparte, dándole un leve empujón con su hombro. — Tuve que cambiar algunas notas para seguirte el ritmo. Casi no lo logro.
— Pero lo hiciste, —Percy le guiña un ojo, — por algo eres mi dúo favorito, bro. Siempre sabes como acoplarte a mis movimientos, sin importar qué tan rápido vaya— finaliza con una voz demasiado ronca, haciéndole esos ojitos super gay al mismo tiempo.
Contengo el impulso de tirarles un platillo en la cabeza a ambos. ¡Especialmente a Percy! Eran esta clase de jueguitos "inofensivos" que le habían metido en un problema con Nico el año pasado. Como sea, al fin y al cabo Jason era más heterosexual que él. Así que no había peligro. Pero luego, toda mi atención recae de nuevo en Will.
—Excelente Show, chicos. El ritmo, los riffs, los surcos... Fue como un Orgasmo musical. — Confiesa, mirándonos fugazmente a todos, para luego volver a posar sus ojos en Nico. — Lamentablemente, no puedo decir lo mismo del vocalista.
—¿Disculpa? — Nico ataca, cruzándose de brazos ofuscado. —Bien señor experto, ¿dime que necesito mejorar?
—Primero, ¿te has dado cuenta que mientras estás cantando? ¿Parece como que fueras a matar a alguien? Y segundo, necesitas clases de vocalización. Urgente. — declara terminantemente, pero... oh, oh, ¿qué es esa mirada sugerente que aparece después? — Necesitas que alguien te enseñe a cómo gruñir, Di Angelo...
—¿Y se supone que tú eres el más calificado para enseñarme, cómo? —inquiere, y la intención baila sobre aquellas palabras que presagian un resultado sexual. —Pues tal vez yo necesite oírte primero, para saber si eres el adecuado.
Jesús María y José. ¿Hay fuego en la sala? ¿O solo son ellos? ¿Nadie se acuerda de la dulce Hazel, que debe de estar por desmayarse ante tanta acción suculenta. La habitación enmudece en expectación, y antes de que Lucas empiece a gritar de nuevo que se consiguieran un cuarto, entro en acción para aliviar la tensión.
(N.A: hace calor? O solo soy yo 7w7. Si, también soy yo é.é).
— ¡¿Quién quiere fiesta ahora?! — Exclamé con energía, (mientras ya iba pensando en una forma de emborrachar a esos dos, y luego meterlos en una habitación a solas). — ¡Somos la bomba! Me amo, me amo demasiado chicos, creo que esta podría ser la razón por la que mi corazón no puede aceptar a otra persona más dentro de él.
— No trates de justificar tu puteria, Valdez. — Espetó Frank, sacándose la correa de su guitarra del hombro.
—¡No lo hago! — Contrarresté, poniendo un mohín enojado. Sin embargo, tenía un pequeño punto que no quería admitir, así que rápidamente, desvíe el tema hacia Lucas. —Oye amigo, ¿lo has grabado hasta el final?
— Sep. — Asiente el roadie, quién ya venía junto a mí para devolverme mi celular. Le había pedido que grabara nuestro ensayo completo. La razón: luego se lo enviaría a nuestro representante para que pudiera ver que estábamos "trabajando", y no "holgazaneando" totalmente como pensaba hacerlo, en los dos meses que planeaba quedarme aquí. Teníamos que cuidar las apariencias todavía, a pesar de la distancia.
—Perfecto... —musité, dándole play al video para mirar brevemente qué tal había quedado, pero como siempre, no encontré fallas ni en el sonido. — Ahora solamente tengo que sacar los vasos para los invitados y...
Y entonces quedé ciego. Fin.
Nah mentira, pero realmente pensé que mis ojos habían ido a vacacionar también porque súbitamente, todo se había puesto tan oscuro como los ojos de Nico cuando se comía visualmente el cuerpo de Will. Si, exactamente. Fue tan aterrador, que digamos que... puede que haya soltado un pequeño gritito, pequeñito casi inaudible. Sin embargo, el alivio llegó cuando prendí el celular (al igual que el resto) y me di cuenta de que sólo se había cortado la corriente de luz.
—¿Quién fue la mariquita que gritó como niña? — Pregunta Percy en tono divertido, moviendo la lámpara de su celular sobre todos nosotros.
—¡Hazel!—rápidamente pronuncié, poniendo un rostro preocupado. —¡¿Estás bien?!
—¡¿Qué?! — ella escupió indignada,— ¡LEEOO...!
—¡Voy corriendo a ver qué pasó! — Le interrumpí rápidamente, y acto seguido, salí de mi lugar para dirigirme hacia las escaleras y subir por ellas hasta llegar con el pomo de la puerta; la abrí con movimientos torpes. — Se habrá bajado la llave simplemente, por el uso excesivo de electricidad que utilizaron los instrumentos...
Con ese pensamiento consolador en mente, salí al pasillo (con los demás siguiéndome de cerca) y me encaminé hacia la puerta trasera que daba al patio.
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—Por favor, díganme que no es cierto. —Pedí, llevando ambas manos detrás de mí cabeza, estirando mi pelo, para lanzar un sonido lastimero. —Ahgg, ¡Qué puta mala suerte! ¿Es en serio?
—Sep. — Asiente Jason a mi lado, mirando el lugar del crimen con algo de diversión. — Esto es tan cliché de nosotros. Ya me estaba preguntado, porque nada malo nos estaba pasando en las seis horas que llegamos aquí.
Bufé con exasperación, ni siquiera tenía fuerzas para contestarle con más sarcasmo.
Resulta que la llave no se había bajado, sino más bien, todo fue a causa de un infeliz mapache que decidió suicidarse y despedirse de su miserable vida, ¿cómo? Pues mordiendo los cables de alta tensión de la casa para consecuentemente, dejar todo a obscuras. Fantástico, ¿tenía que arruinarme la noche a mi también de paso?
Percy tenía una rama en la mano y con ella, picaba el cadáver rostizado y muy electrocutado del mapache con gran curiosidad. Mientras Nico a su lado, le murmuraba que dejara eso y respetara su cadáver. Tal vez pensaba en hacerle una ceremonia.
—¡¿Por qué carajos este estúpido mapache ha venido a matarse justo aquí?! — Exploté finalmente. Me acerqué hasta el tablero de circuitos poniéndome en cuclillas, con celular en manos para iluminar el montón de cables que habían echado chispas, y casi se incendian de no haberles tirado arena para impedirlo. Todo se veía como la mierda.
—Tal vez el señor mapache encontró a la señora mapache de infraganti con otro mapache en su madriguera, y por eso se mató. — contesta Percy muy serio, lo que era una pregunta retórica mía; todos se le quedan viendo fijamente. —¿Qué? —inquiere — Puede pasar, quién sabe...
—Demonios, — mascullo frustrado — no puedo arreglar esto rápidamente, necesitaré varias cosas nuevas y lo peor es que las tiendas del pueblo ya se han cerrado desde hace tres horas. Ahg, — me incorporé, enviándole una mirada fulminante al cadáver del mapache. — Se acabó.
Abro la aplicación de WhatsApp en mi celular sin perder más tiempo, con un profundo ceño fruncido, y empiezo a improvisar el mensaje que debo enviar, el cual es segurísimo, que me hará ganar un par de enemigos al instante.
"Malas noticias, mis amigos alcohólicos" — tecleé furiosamente contra la pantalla. —" La fiesta de hoy se cancela por problemas técnicos y un mapache suicida". "La pachanga es pospuesta para mañana, sábado. Por favor, difundir el aviso, ¡cambio y fuera!"
Apenas he enviado el mensaje a todos mis contactos con gran desaliento, y cinco segundos después, empiezan a llegarme un montón de respuestas de mis amigos en mi buzón, cada uno de ellos escupiendo un montón de reproches y protestas ante mi desfachatez por dejarlos plantados. Pero bueno, ¿qué hago? ¿Prender mil velas por toda la casa y esperar que nada pase?
¿Velas más alcohol? ¿Fuego más ebrios? Sííí, claro, ¿qué tal gasolina además? Aseguremos mi estancia permanente en la cárcel.
—Genial, — Susurré a nadie en particular. — ahora tendría fama de mentiroso. ¿Ves lo que ocasiones, estúpido mapache?
— Ya, déjalo, Leo. — Will me alienta, acercándose hasta a mí para darle un apretón reconfortante a mi hombro, — tengo una propuesta mejor para ti, y al contrario de la fiesta que organizabas no te tomará nada de esfuerzo.
Mientras hablaba, noté que Nico había dejado de prestar atención a Percy, y ahora nos estudiaba silenciosamente a ambos. Pero bueno, tal vez la noche no termine en nada.
—¿De qué hablas? —pregunto, sintiendo animarme.
—¿Recuerdas que te dije, que tengo turnos los viernes por la noche en la casa de Rach? — Sonríe, y es imposible que no le sonría en respuesta aunque al principio no entiendo del todo. — Es mi turno de mostrarte algo de mi propio show, Fire Knight.
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Amo "El sótano de bebidas de Rach". O como más conocido popularmente, "Casa de Rach" (un abrevio para los flojos). Me declaro oficialmente uno de sus mejores y más leales fans de hoy en más, por el simple hecho, de que se habían tomado la molestia de preocuparse por el paisaje para sus clientes. Como resultado; había un montón de meseras; altas, bajitas, flacas, gorditas, pelirrojas o rubias; gran variedad para un degustador profesional como yo.
Y todavía no llego a la mejor parte; todas ellas vestían pequeños y deshilachados shorts de vaqueros, camisas a cuadros ajustadas, que para rematar, se habían puesto de acuerdo para hacer un nudo por encima de la cintura, y de este modo, dejar una amplia porción de piel de un abdomen plano, que atraía todos los ojos del local.
Hogar, dulce hogar.
— Chicos, lamento decirles que tendrán que esperar un rato para que los atiendan. — se disculpa Will en tono apenado, esquivando justo a tiempo a una chica que (en su apuro por llevar una cerveza en una mesa al frente) casi choca contra él. — Como pueden ver, los viernes suele haber mucha gente en el bar, y a las chicas les resulta un poco imposible de atender a todos los clientes a la vez....
—No te preocupes, hombre, podemos esperar. — Le tranquiliza Percy con una sonrisa torcida. Otra mesera pasa en eso, y de nuevo, casi choca contra Will, pero esta vez, a causa de quedarse mucho rato embobada mirando a nuestro guitarrista.
Somos los cuatro idiotas de siempre sentados en una mesa, la cual está pegada contra la pared con bancos de madera incrustados al suelo, (técnica para evitar robos) Jason y Percy están sentados juntos enfrente de nosotros, y Nico está a mi lado con sus ojos permanentemente pegados sobre su ipod, distrayéndose con algún juego de Mario.
En cuanto a la pareja cursi, ellos habían decidido quedarse en casa, solos, para ver una "película". (Cuando oí a Frank decirlo, casi había escupido el agua en su rostro). Si claro, podía imaginarme la trama de la película: Anaconda furtiva, investiga arduamente una guarida húmeda y pequeña.
Ufff, que bueno que Nico no podía leer mentes.
—Tengo que ir a servir bebidas también detrás del mostrador. — Nos avisa Will por último, haciendo ademán de irse. — Sí necesitan algo, solo griten. Estaré cerca.
—Ve, ve, vuela libre blanca paloma. — Lo despido con una mano, y este se larga finalmente con una sonrisa divertida, (no sin antes mirar rápidamente hacia Nico, desanimado por su silencio).
Cuando Will hubo desaparecido de nuestra vista, esquivando mesas y meseras sexys en el camino hasta la barra, me giré hacia Nico alias, emo.
—Tenías que decirle, "te estaré esperando, mi sexy vaquero". "Soy todo tuyo cuando vuelvas" — le regaño, y este sólo frunce el ceño confuso, y me irrita aún más— ¡Ahg! ¿Por qué eres tan seco?
—Déjame en paz. — me espeta sin mirarme, y me parece que va a declararme la ley de hielo como siempre lo hace, pero entonces, me sorprende diciéndome. — Sé lo que hago, no intervengas o lo volverás todo muy raro.
—¡Uhhh, perdón señor Don Semental!— no puedo evitar zarandear su hombro con emoción, y casi le beso la cabeza con orgullo fraternal, pero después me acuerdo que no me gusta sus puños contra mi cara. — Okay, okay, entiendo. No me meteré en tu plan de seducción. Lo prometo.
—No es ningún plan de seducción. — niega entredientes, y vuelve a quedarse callado.
Delante de mí Percy me guiña un ojo y parece estar a punto de hacer un bailecito con los hombros. Pero le hago saber con una fugaz mirada, que finja como que nada está pasando. Aquí no pasa nada. Mientras tanto, hay una chica sobre el escenario al fondo del Chalet, cantando una canción country sobre caballos, la importancia del ambiente y luego más sobre cabalgatas en caballos.
Una música inspiradora. Pero nadie le presta mucha atención.
—Florecilla, ¿puedes atender la mesa que está detrás tuyo? — Oigo gritar a un hombre a la distancia de repente; en mi aburrimiento, mis ojos buscan y lo encuentro rápidamente detrás de una barra: este tipo tenía la barriga del tamaño de una embarazada de trillizos y un cigarrillo cuelga de sus labios manchados con grasa. — Son amigos de Will, pidió que los atendieramos con "cariño especial".
El hombre se echa a reír, lanzándome una rápida mirada que no comprendo, agarra un trapo sucio y empieza a limpiar los vasos de cerveza que los borrachos han dejado por todo el taburete.
—¡Ya vooooooy! — Le responde una voz femenina, salida desde mi costado, con cierto tono quejumbroso — Déjame terminar al menos este pedido para Travis, maldita sea.
Mis ojos se voltean perezosamente hacia mi derecha, hacia ella, y luego, todo mi rostro y mi cuello se ha torcido para verla en todo su hermoso esplendor delante de mí. ¡POR LOS BIGOTES DE LA MONJA LAURA!
He sido asesinado. Ya, morí.
Aquel par de piernas asesinas me han provocado un paro cardíaco. Estoy muerto, pero mi alma se niega a irse de mi cuerpo sin antes embeberse completamente del cuerpo que tenemos enfrente. Santo Dios, debería ser ilegal para todo el estado de Texas que ella llevara shorts. ¡Es un peligro para la sociedad! Cuando ella tenía el mejor par de piernas torneadas que había visto en mi miserable vida. Y el hueco de sus rodillas me suplicaban que les diera una probada con mi lengua.
Entonces, decido aventurarme más con el paisaje, mis ojos suben de sus piernas de infarto y se detienen momentáneamente en esas caderas anchas del infierno, que luego terminan en una pequeña cintura, para después estudiar hasta el contorno de sus delgados brazos y manos que no dejan de garabatear algo en una hoja.
Su sedoso pelo está atado en una trenza y descansa sobre su hombro izquierdo, me recuerda al color de la miel, y tal vez toda ella sabía como miel. (Quisiera probarlo). Sé que podrían encerrarme por acosador en serie en este momento, especialmente por fijarme tanto en aquel short de vaquero que marcaba gloriosamente su trasero, redondo y levantado.
¿Demasiada narración para solo describir sus atributos? Pues se joden, ella se valía tres putas páginas hablando de su perfección.¿Ya mencioné sobre sus piernas asesinas?
—Pareces a punto de convulsionar.— me dice Nico a mi lado, pero me vale un reverendo pepino que luzca de esa manera. — ¿Nueva víctima a la vista, eh?
—Por favor que no sea fea de cara, por favor que no sea fea de cara, por favor que no sea fea —repetí reiteradas veces bajo un murmullo fervoroso, con los dedos cruzados. Ya que, con la experiencia, había aprendido que la mayoría de las chicas.. o eran muy lindas de cuerpo, y feas de rostro; o muy hermosas de rostro y nada de cuerpo. Sería un jodido regalo de afrodita, si ella rompiera ambos prototipos.
Ella entrega el pedido al cocinero estirándose un poco hacia el frente, dándome una asombrosa vista de su trasero, y entonces, ella sea voltea; justo enfrente de mí.
—Ay, Diosito mío.
Labios carnosos y perfilados, dulces pero también picantes, ojos almendrados y enmarcadas por largas y seductoras pestañas arqueadas con rimel. Su nariz es recta, y sus cejas tienen ese rictus retador y provocador que cualquier hombre temería al verlo levantado. Es bellísima, más que eso, es la mujer más arrebatadoramente sexy que he visto en mi puta vida de huérfano.
Por el niño Jesús... ¿o eres tú satanás? Tratando de tentar mi débil carne pecaminosa.
Tiene su nombre escrito en una etiqueta pegada sobre su pecho izquierdo. "CALIPSO". En mayúsculas. Como la Diosa del mar, suspiré lentamente, y empecé a preguntarme, ¿cuántas ofrendas serían necesarias sacrificar en su nombre? Para tenerla al menos, unos minutos a mi lado.
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Já, apuesto que pensaron que era Katie no? No se hagan
Es sábado ahre. 🌝 siempre cumplo mis promesas Ajá sí. 🌚
Tengo una pregunta...
-¿Cuál es de mis historias es tu favorita (se vale comentar dos) y por qué??
¿Te gusta mas primera persona o tercera persona?
Estoy cansada... No sé qué más decir 😂😂 por favor, vota y comenta ♡ nos vemos hermosos lectores pecaminosos.
¡Votaaaaaaaaaaa! >;v
Tatoo de Leonidas Valdez; ambos brazos.
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