11 🔥 Niño huérfano
En el capítulo anterior:
—¡Miren esta mierda!
La revista golpea contra la mesa. Y ambos chicos, meten sus narices por encima de ella. Leen fugazmente el título, y luego, casi al unísono, levantan la mirada de vuelta hacia mí con precaución, a sabiendas de que si no nos íbamos en este instante, cometería asesinato múltiple.
Los dos me imploran a través de sus ojos. Especialmente, Leo, quien pide misericordia. Sin embargo, desconozco esa palabra justo ahora, para mí, solo existía la justicia.
—Tenemos que hablar. Jason, llama a Jackson, nos vamos de aquí.
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—Hey, ojos bonitos. Tenemos que irnos — mi voz escupe sarcasmo en todo su esplendor. Percy inmediatamente aparta sus seductores ojos de los lindos orbes castaños de Calipso y la mano que tenía en su cintura, cuando estoy delante de él. — Tu ex está teniendo una crisis ahora. Deberías ir a consolarlo.
Trato de mantener una expresión neutra cuando lo digo, pero al mismo tiempo, sabía que había fallado estrepitosamente en mi intento, y en cambio, lo estaba mostrando todo; con mis traicioneros ojos siendo las ventanas para revelar la avaricia de mi alma. Nuestro guitarrista principal formó una mueca preocupada en sus labios, poniéndose en alerta al instante, (lástima para Nico que no fuese fruto del amor).
A continuación, dejó el vaso de cerveza en las manos de una excitada, jadeante y muy confundida Calipso, quien debía estar tratando de descifrar el por qué había utilizado un pronombre masculino para referirme a su ex. ¿Qué lo había hecho a propósito? ¡No había pruebas de ello!
—¿Nos vemos después? —le sonrió el azabache, con su perfecta mandíbula cincelada rozando seductoramente la mejilla de Calipso, para darle un pequeño beso de despedida en la comisura de sus labios (gesto que debió haberle provocado un temblor, desde la punta de sus dedos hasta la coronilla). — ¡Ah! Y, excelente forma de mover las caderas, por cierto, — su sonrisa se amplió —me refiero a tus pasos de baile, claro está.
—Gracias, —ella respondió sin aire, toda amorosa y dulce, como una niña acariciando por primera vez a una foca bebé —Fue un placer bailar contigo, joven valiente.
Habiendo terminado el coqueteo después, Percy—bíceps—perfectos, se encaminó hacia la salida en donde los demás estaban ya esperándonos dentro de la camioneta. Sin siquiera mirar atrás, ni echar un vistazo fugaz. Bajo la decepcionada mirada de la chica, el chico guitarrista salió por la puerta. No me di cuenta que me había quedado estático en mi lugar hasta que fue muy tarde, ella ya estaba mirándome ahora, (y no como quisiera) sino con fastidio y disgusto; como si yo hubiera sido el causante de interrumpir su orgasmo.
Aquí nos desviamos de mi costumbre habitual: que habría sido la de coquetear e invitarla a casa. No obstante, con un vago asentimiento de despedida, seguí los pasos de Percy y desaparecí por la puerta.
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Luego de diez largos y tensos minutos de viaje (en donde los gritos y escupitajos por parte de Nico hicieron del camino aún más agradable) finalmente llegamos a mi casa. Y por segunda vez en la noche, la endemoniada revista destruye—amigos golpea contra la madera de la mesa con fuerza y se desliza en mi dirección acusadoramente, como si se tratase del arma homicida con la cual había destruido la total reputación de nuestro vocalista principal.
Y yo que ya estaba pensando ¡por fin me he librado de la mirada acusadora de Nico por este tema! Bah, vil karma traidora, y, ¡Oh sorpresa, usa pronombre femenino! ¡Pero claro que tenía que ser mujer! Esas rencorosas criaturas de Venus, nunca, dejaban pasar un error tuyo, y siempre encontraban el momento justo—peor para hacértelo pagar.
Piper McLean, (pinche mejor amiga), ¿en qué líos nos has metido? Le envío telepáticamente mientras que con esfuerzo, (para evitar más mareos) me sentaba en una silla y descansaba mis brazos sobre la mesa de la cocina. Solté un suspiro, lleno de fatiga e irritación por el dolor de cabeza tremendo que estaba empezando a aumentar por culpa de la cerveza, y cojo la revista inculpadora de fechorías, concentrándome a la vez, para leer las letras sin que estas parezcas que flotaban por encima de la revista.
—¿Fetichista de vaqueros? ¡¿Fetichista de vaqueros?! ¡¡¿QUIÉN DEMONIOS ESCRIBE ESA REVISTA?!! VOY A DESTRUIRLO—vociferó el aludido, con Percy siguiéndole casi sobre sus talones mientras trataba de ocultar una sonrisa burlona. — ¡¿Por qué mieeeeerda no me dejan en paz?! ¡¿AHHH, Y GRACIAS A QUIÉN PASA ESTO?!
—Al menos sales bien en la foto de portada, — murmura Jason con voz calmada, (tratando de aligerar el ambiente) escudriña la revista por encima de mi hombro y con disimulo, me da un codazo compasivo—. siempre eres tan fotogénico, que envidia.
—¿Alguien me pasa otra cerveza, por favor? —pido a quien sea que esté cerca de la heladera, pero no recibo nada de nadie pues inmediatamente, la función empieza.
—¡MIRA LO QUE HICISTE! —continuó Di Angelo, iracundo delante de mí con los ojos lanzando llagas y plantando las palmas de sus manos con fuerza contra la mesa. Oh, hombre, él estaba de verdad furioso. No lo había visto así, desde que la loca de Percy había tratado de matarlo con una sobredosis de metanfetaminas en su coca cola —¡¡Este tema debió cerrarse hace meses, pero mira, todavía me persigue las consecuencias de tu estupidez!! ¿Qué carajos es esta revista? ¡¿Qué demonios pasó por tu cabeza ese día PARA HABLAR SOBRE MI VIDA PRIVADA, VALDEZ?!
>>Segundo, se supone que el imbécil de nuestro representante tenía que sobornar a todas las revistas de los Ángeles para que no hablaran de esto. ¡Pero aquí está! Y les apuesto que fue intencional, solo para hacernos una basura de publicidad. Y, ¿saben qué? Preferiría ver mi rostro en una botella de Shampoo para niñas, mil veces, a esto.
—No exageres, Nico — comenzó Percy, —Es solo un tabloide más, sabes que nadie lo toma en serio. Y... publicidad, es publicidad sea como venga...
—Acepté posar para esa denigrante revista playboy por ti, y por nuestro representante. — siseó el italiano, en un tono peligrosamente bajo y reprochable que hizo apartar la mirada de Jackson con vergüenza — Pero esto. No. Voy. A Aceptarlo. —sentenció, y desvío la mirada hacia Jason —Llámalo, y dile que está despedido.
"Tremenda mierda en la que estoy metido y metí a todos", deseo gritar también a todo pulmón, pero entonces justo en ese instante, por el rabillo de mi ojo, descubro a Dorothy escondida (de forma lamentable) detrás del marco de la puerta, tratando de espiarnos y escuchar lo que discutíamos. Oh, no, esa chica se enteraba de algo y tres minutos después, el periódico del pueblo y hasta los cerdos, estarían también hablando sobre ello.
—Dory, muñequita... ¿Qué haces allí parada tan solita? — mi voz es miel deslizándose sobre su piel bronceada, pero con un tinte de advertencia que no se le pasa desapercibido. En un momento, ella pestañea como loca como buscando una excusa y cuando fracasa, sale de detrás del marco, y opta con mirarme con ojos de corderito degollado.
El imbécil de Percy la mira con un severo ceño reprobatorio y luego le da un sorbo a la nueva cerveza (que es mía) que ha sacado del refrigerador. (Hasta aquí podía oler el perfume de Calipso impregnado en él). Ojalá, ojalá y le creciera una panza cervecera al tipo, pero ¡no, claro que, no! De seguro le salía otro abdominal antes que una panza.
Y ni hablemos del rostro infernal que tenía Nico, la única razón por la que Dorothy no estaba agonizando ahora mismo era porque el azabache estaba canalizando y guardando toda su furia para mí.
—Perdón, perdón, sé que esto se ve mal, pero juro que no quería escucharlos a escondidas, en serio. —Se justifica con voz apurada, sus dedos moviéndose con nerviosismo mientras continúa — Estaba durmiendo en mi habitación, y luego escuché todos esos gritos afuera, ¡y pensé que era un ladrón! Así que bajé corriendo para asegurarme de que estuvieran bien...
—¿Has visto sí mi hermana también despertó? —le preguntó Nico con brusquedad, a lo que Dory niega velozmente y después, no recibe más palabras de su parte, sino que me mira a mí, con un mensaje tácito de: "échala" en sus orbes negros. Acto seguido, me froto la frente con el puño de mi mano, y consigo formular la sonrisa más encantadora de la que soy capaz con mi "ligero" estado de ebrio depresivo para dirigirla a la empleada.
—Vuelve a dormir, tranquila, no es nada grave. Solo estamos pasando por una de esas típicas riñas entre amigos, ¿ok? — Seguidamente, le envié un coqueto guiño que hicieron sonrojar sus mejillas y darle un toque pícaro a sus ojos, (oh, es cierto, la noche aún no acaba me recuerdo). Entonces, con un repentino subidón de energía, le sonrío con suave lascivia— Ve a la cama, nena, y espérame allí. Iré contigo pronto para "jugar" más tarde, al terminar de hablar con mi grupo.
Dory, al oír mis palabras comprometedoras, se mordió el labio en respuesta; se puso aún más roja e inquieta, y acto seguido, miró con cierta vergüenza e incomodidad al resto de los hombres que fingían indiferencia dentro de la habitación, como si apenas se hubiera acordado de sus presencias; sin embargo, segundos después, asintió entusiasmada. Ah, ¿ven? Aún tenía el toque. Calipso, ¿quién te conoce? Tal vez fuera más bonita, pero Dory... ¡Tenía el corazón abierto para él!
De reojo, advierto a Jason rodar los ojos y a Percy subir las cejas sarcástico. Pero no hay sorpresa o asombro en sus expresiones, después de todo, no era algo nuevo o raro que me cogiera a la chica del servicio estando en ciertos lugares por unos días. Y tampoco resultaría una sorpresa si más tarde, oigo la camioneta encenderse y divisar a Percy ya en camino detrás del volante para seguramente, ir a cumplir sus actividades sexuales con Belladona.
Dorothy se despidió con un "Buenas noches" a todos, y luego, la observé subir las escaleras casi corriendo. Sus pechos (sin un sostén que los sostuvieran) rebotaron por debajo de su pijama y me dieron un buen augurio para la fiesta de más tarde.
—Espero de todo corazón, que te muerda la polla en medio de una mamada, y sufras, infeliz. —soltó Nico cuando hubo desaparecido en el segundo piso, con odio en su mirada, y aquello (aunque jamás voy a admitirlo) realmente me dolió un poco. ¡Eso no se lo deseabas ni a tu peor enemigo!
—¡Hey! ¡No me desees el mal, que eso es verdaderamente malvado, hombre! Come on— exclamé alzando una mano en son de paz frente a él, y tratando de nivelar mi voz para no empezar a gritar como él. —¿Cuántas veces más voy a pedirte perdón por esto, eh? Ya hasta tengo canas por todos tus regaños. —antes de que volviera a pronunciar más insultos, continue—¡Perdón, viejo, perdón! ¡Ya te lo dije un millón de veces, se me escapó, fue un error!
—¡Pero tus disculpas no arreglan nada!
—Chicos, —inició Jason, con falsa calma, —vayamos a... — pero no lo dejé terminar.
—¿Y qué quieres que haga? ¡¡No puedo regresar en el tiempo y matar al Leo del pasado para evitar que dijera sobre tu problema gay al público!! — me liberé, mis palabras habían sido pronunciadas con tanto ahínco que no me di cuenta de que empezaba a faltarme el aire, hasta que tuve detenerme a inhalar con fuerza. —¡Tienes que superarlo! ¡Me equivoqué! ¡Fue mi culpa, ya sé! ¡Pero al fin y al cabo, tampoco está mal que el mundo sepa que eres homosex...!
—¡No lo digas! —me cortó Nico, soltando la advertencia a regañadientes. —Eso lo decido yo. No tú, ni nadie más. Y no puedo olvidarlo así como así...
De acuerdo, eso me dolió aún más. Como una daga, arrancando un trozo de mi pecho para atravesar e incrustarse de lleno en mi corazón. Mis siguientes palabras, fueron lanzadas a matar.
—Y estás siendo injusto, por cierto. Muy injusto — exploté golpeando la mesa con mi puño, — ¡Claro, es muy difícil perdonarme a mí, pero bien que perdonaste al instante a "tu Percy", tan fácilmente, incluso después de que él fríamente te utilizó y te botó como...!
—¡BASTA! — El repentino grito de Hazel, furioso y determinante, me calló de improviso y me deja con las palabras colgando en mi boca, mientras el total de pares de ojos de la habitación se voltea en dirección a ella en un potente silencio —No te atrevas a terminar esa oración, Leonidas Valdez. ¡No te atrevas!
N. A: Aquí se llama Leonidas, y me vale.
Ninguno de nosotros habíamos advertido su presencia. Ni habíamos escuchado sus pasos por las escaleras, lo cual tampoco era raro, por culpa de los gritos que poco a poco habían estado elevándose. No era extraño que la despertáramos.
Terminó de bajar el último escalón, y a pesar de ser tan adorablemente pequeña, uno podía sentir terror con solo ver sus penetrantes ojos dorados irradiando enojo en tu dirección. Sentí que me estremecía, y esperé avergonzado un regaño que jamás llegó. En cambio, a través de las comisura de mis ojos, la vi agarrar la revista, estudiarla en silencio por unos segundos para finalmente, doblarla en un fuerte y duro cono.
Ni lo dudó. Utilizó la revista enrollada y nos dió a ambos, un fuerte golpe en el antebrazo. Lo hizo con tanta fuerza que tuve que mirar y asegurarme de que la hoja no me había cortado la piel.
—¡Ya son casi la una de la madrugada! —de pronto exclamó Hazel escandalizada, llenando de sorpresa a todos. —¿Qué están haciendo discutiendo aquí todavía como mercaderas? ¡Arriba, arriba, y no quiero oír ni una palabra más.
—Pero... — inició Nico, por lo cual se ganó otro golpe en su hombro.
—Nada de nada. No quiero oír más, ninguna palabra de ninguno de los dos, dije. Punto. —sentenció con firmeza, cruzándose de brazos al mismo tiempo, de aquella manera en que lo hacían las monjas del orfanato cuando me descubrían en medio de una fechoría. —Ya es muy tarde, mañana hablaremos mejor sobre esto y después Leo, publicará una disculpa sobre el "malentendido" en una de sus tantas redes sociales, y después Nico;—lo llamó, dando énfasis en su nombre— vas a perdonar a Leo y ya ¡terminará la discusión definitivamente! ¿Entendido?
—Sí, señora. — Todos dijeron al unísono, y luego de echarnos una última mirada reprobatorio a Nico y a mí, dejó salir un bufido decepcionada.
Por un rato, ninguno se movió de donde estábamos, mientras Hazel aún nos miraba como una madre encabronada. El primero en retirarse de la cocina fue Nico, me dió una última mirada sin expresión y se fue a su habitación sin despedirse de nadie. Luego, Jason empezó a encaminarse por las escaleras pero la voz de Hazel volvió a llamar su atención y se quedó un momento más para oír mis regaños.
—Leo, ¿qué te sucede? — Inquirió Hazel, enviándome una mirada incrédula y enojada — No voy a regañarte por lo de la revista porque no fue tu culpa. ¿Pero qué pretendías con hacerle recordar... —miró fugazmente hacia Percy, incómoda — sobre esa relación fallida? ¡No seas cruel!
—Te lo diré, Haz. —soltó Percy, con su sonrisa sarcástica pegada en el rostro, justo cuando lanzaría mi excusa preparada — Descuida, él no quería dañar a Nico, quería dañarme a mí con recordarme "eso". Fue su indirecta. Está enojado conmigo porque una vez más, una chica se gustó de mí en vez de él. —su voz se elevó— ¡Y bien que te pregunté sí te molestaría que bailara con ella para evitar problemas contigo, animal!
—¡Y no tengo ningún problema con eso! ¡Sólo dije una verdad, idiota! ¿O acaso no recuerdas que lo usaste para que la loca te dejara en paz? —mi voz tiembla, y eso me enfurece aún más — ¿Por qué me importaría una mierda lo de hoy?
—Solo estás molesto porque me prefirió a mí y eso despertó ciertos traumas ocultos en ti, porque nadie te quiso en el orfanato...
—¡Percy, por Dios, cállate!— Ordenó Hazel escandalizada, llevándose los dedos hacia sus labios para mirar a Percy boquiabierta y luego, fijándose en mí con preocupación.
Me levanto de mi silla tan súbitamente, que esta se cae en el suelo con un fuerte estrépito detrás de mí, a la vez que había golpeado la mesa con mis muslos y fue arrastrada hacia adelante, soltando un fuerte chirrido contra el suelo en el acto. Mis pies caminan hacia él, y Percy se acerca también hacia mí, pero Hazel se pone en medio de nosotros y coloca ambas manos sobre nuestros pechos para detenernos.
—Repite eso último, vamos, dame otra razón para romperte la cara esta noche. — gruñí con rencor, y mis manos tiemblan cuando los cierro en puños a la altura de mis caderas.
—Chicos... deténganse por favor, se los pido, —susurra Hazel al borde del llanto, y es lo único suficientemente poderoso para distraernos de nuestro deseo de golpearnos como cavernícolas, Jackson retrocede un paso otra vez, y apartó la mirada con culpa — Ustedes no quieren esto.
—Él empezó... — farfulló Percy, y justo cuando le daría otro sorbo a su cerveza, Hazel se la quita de entre sus manos de un tirón y lo estampa en la mesa lejos de él. —Oye, es mío...
—¡Suficiente de alcohol por hoy! ¿No tienen límites? —Le regañó Hazel, volviendo a recuperar su tono mandón y decidido. —Han bebido demasiado como siempre, y aún están muy estresados por el trabajo. Están hablando sin pensar. Los conozco, y sé qué van a arrepentirse de todo esto, mañana al despertar. Así que, vayan a la cama por hoy.
Mis ojos están sobre el rostro de Percy desde hace minutos. El azabache mira a la distancia, con sus cejas todavía fruncidas y una rabieta contenida en el mohín de sus mejillas infladas. Al final, voltea el rostro, y me mira con indignación por un momento y con un atisbo de remordimiento en sus ojos, sin embargo, no dice nada más.
—Lo siento, Haz, nos vemos mañana. —murmuró, y acto seguido, le dio un tierno beso en su mejilla, antes de subir las escaleras con Jason siguiéndole muy de cerca, quien se despidió de mí con una mano rápidamente. Hazel apretó con más fuerza sus brazos cruzados.
—Ahhh— exhaló la morena de sopetón, mirando el techo como pidiendo ayuda a un Dios Divino. —Hombres, son peor que perros y gatos. —comentó, y bajó sus ojos para mirarme cual caso perdido con el que no sabe qué hacer. — Ay, Leo. ¿Qué haré contigo?
Exacto, Haz.
Ya no podía soltar más disculpas de mis labios, al menos por hoy no. Así que, la abracé, rodeé mis brazos alrededor de sus delicados hombros y escondí mi cara en su espeso cabello con aroma a vainilla. Ella me corresponde el abrazo, con fuerza, y siento su tibieza llenar de paz mi adolorido corazón. Somos sólo los dos en la cocina, con la cálida luz del foco cubriéndonos. Es tan pequeña y adorable, y no puedo contenerme en hacerla levantar sobre las puntas de sus pies.
Ella ríe en efecto, y luego acaricia mi espalda con una mano, sin dejar de sonreír como si fuera el hombre de su vida. Pero ella miraba a todos así, incluso a su hermano. Aunque, a su novio, (era difícil de explicar) con él poseía otra vibra a su lado. Ella aprieta mi espalda con sus delgados brazos, como intentando aplastarme, y eso me hace reír de vuelta. Esto. Esta es la sensación que busco.
No me malinterpreten. De acuerdo. Amo a Hazel. Sí. No hay duda de ello.
Pero sabía que ella era de Frank, y Frank era de ella. La quise para mí en su momento, pero ni siquiera fui competencia para Frank, Hazel simplemente lo amó apenas lo conoció. La seguía amando, pero con el tiempo, ese amor romántico se había convertido en esto. Un amor como de hermanos. Y pensándolo de esa manera, era una pena que Hazel tuviera hermanos tan problemáticos.
—Te quiero. — musité, con un "lo siento" oculto en aquellas palabras.
Hazel me dio unas últimas palmaditas en mi espalda, y se apartó. Alejándose de mí.
—Estás borracho. —Dijo, dándome una sonrisa burlona. Ella siempre pensó que mis palabras eran una mentira. —Ve a dormir, antes de que hagas algo estúpido.
Dicho eso, ella me dió las Buenas noches. Me acerqué hasta ella y le di un sonoro beso en su pómulo izquierdo, luego, volví a mi asiento en donde escondí mi rostro dentro de mis brazos para morir un rato. Sentí los dedos de Hazel acariciar mi pelo un segundo nada más, y luego ella también me había abandonado en la cocina.
El silencio era llenado mediante grillos y de vez en cuando, una cigarra irritante. No sé cuánto tiempo estuve sentado allí, con mi nariz aplastada contra la mesa, y bebiendo lo que había sobrado de la lata de cerveza que confiscó Hazel a Percy. Debió de haber pasado casi una hora, cuando recordé a "quién" le había prometido jugar más tarde con ella en su habitación, y debía estar esperándome, justo ahora, arriba, para llenarme de calidez y sudor por esta noche.
Oh, cierto, un poco de amor de cuerpo contra cuerpos, nunca estaba de más, para Leo Valdez. Además, era una excelente forma de acabar el día.
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—Hola... —Dory me saluda apenas cierro la puerta de su habitación. Por supuesto que estaba esperándome, con anhelo y ansias, mientras ella me desnuda con la mirada y se concentra en un punto específico de mi parte favorita del cuerpo.
A continuación parece que quiere tratar de entablar una previa conversación conmigo. (Oh no, nena, yo no vine a hablar). Con dos largas zancadas, llegó hasta ella, quien está parada cerca del borde de su cama y la beso en los labios con la ferocidad y deseo de conseguir algo de alivio para mi mente por unos segundos.
Mis manos acarician su espalda y bajan velozmente hasta su pequeño trasero en donde aprovecho para acariciarla por encima de la ropa, y dirigir uno de mis dedos hacia su entrada, la cual parece estar ya húmeda por la anticipación. Aquello me hace sonreír sobre sus labios complacido. Hermosa Dory, tanto tiempo esperándome, e imaginándose sólo Dios sabe qué... La ha dejado así, lista para mí.
Esto era un regalo de los Dioses.
Al parecer ella tampoco quería juego previo, porque de un momento a otro entre besos de lengua y caricias aquí y allá, sus manos habían bajado hasta mi entrepierna y luego de acariciar el largor de mi miembro y gemir con satisfacción por su tamaño: me baja los pantalones y los calzoncillos de un tirón, y en ese instante, mi hombría saluda al mundo, con un salto juguetón.
—Dios, por fin... —gimió la chica, con lujuria pintando sus palabras al verlo, me mira otra vez, y se relame lo labios mientras que enseguida, empieza a descender hasta ponerse de rodillas, y viéndose con sus pechos descubiertos, ahora, fabulosamente sexy. — Tú solo disfruta, mi Leo. Haré que te corras toda la noche para mí.
En este punto, creo que no era necesario describir lo que ella le había hecho a mi entrepierna. Basta con decir, que esa mujer sabía hacer una buena rusa con sus pechos y además, utilizar la lengua deliciosamente.
Oh, y en definitiva, nadie tuvo un buen sueño esa noche, cortesía de su anfitrión: Leo Valdez.
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Io les advertí k ezto estaría juerte, mushashos. ¡Les advertí! Así que no me vengan a iorar hina >;v
He wuelto, 😌mis publicaciones serán de una vez a la semana. Para cada historia. Gracias por la espera, aquí estoy, y estoy más genial que nunca. ♡
El próximo capítulo viene fiesta, y habrán besos :3. Verdad o penitencia, y los besos no serán con quienes piensan como la vieja y confiable.
Like si quisiste matar a Dory cuando dijo "Mi Leo", yo sé que sí, lo escribí especialmente pensando en el hermoso infarto que les causaría. 😍😍 Lo she, los amo demasiado ♡.
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