Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

extras I

Asco, aberración, bestialismo,

monstruos, fenómenos… estas

eran algunas palabras que lograba

escuchar de los aldeanos cuando

pensaban que no les ponían

atención y pasaban por las calles

de Berck, pero él las escuchaba

con su agudo sentido e Hiccup

también, aunque no todas.

Aun muchas palabras del lenguaje

humano le eran extrañas,

incomprensibles, pero esas

palabras, aunque inentendibles

para él, causaban un efecto

insoportable para él en Hiccup,

podía sentir su tristeza y malestar

con esas palabras dichas en

susurros, por esos tontos

humanos que estaban vivos

gracias a la persona a quien le

dedicaban esas palabras y

miradas indiscretas, porque sabía

perfectamente que sin Hiccup no

se hubiera atrevido a enfrentarse

a ese tirano dragón o tan siquiera

salvar a uno de esa especie o la

suya propia, dragón o humano

hubiera estado hecho cenizas en

esos momentos si Hiccup no

hubiera estado a su lado.

Definitivamente los humanos eran

muy desagradecidos, y cuando los

escuchaba y sentía un ligero

cambio de humor en su todo, se

volteaba y les dedicaba una

mirada feroz, mostraba sus

dientes incluso y amenazaba con

atacarlos, solo se contenía porque

a Hiccup le causaría problemas si

uno de esos inútiles

malagradecidos humanos

terminara algo magullado por una

que otra lección de su parte de

respeto.

Aunque uno que otro de los

dragones daba una que otra

lección al comprender alguna de

las palabras que le dedicaban al

humano “héroe”, lo cual aunque

no lo dijera abiertamente se los

agradecía.

Era mejor estar ellos dos, solos y

sin esos humanos molestos y sus

palabras, y aunque era aún un

poco deficiente con las palabras

humanas, podía demostrarle a su

todo con actos cuan especial era

para él.

Un abrazo, es “yo te protegeré

siempre”; una caricia, es “eres

especial para mi”, una mirada

entre ellos, “solo pienso en ti”;

una lamida o un beso, “eres

irremplazable” y “daría todo por

ti”; con la entrega total,

simplemente le demostraba que

era su TODO.

No debían importar las palabras

de los demás, solo que estaban el

uno con el otro.

*

+

*

+

*

“APETITO…”

Nunca se había caracterizado por

tener buen diente, por así decirlo,

desde pequeño había notado que

no comía tanto como los demás,

alguna vez escucho que por eso

era tan delgado y pequeño, tal

vez era verdad, pero no podía

comer tanto como los demás,

simplemente no le daba tanta

hambre como para acabar con un

jabalí entero o una docena de

tazones de sopa.

Pero ahora era diferente.

-Un poco más… por favor, solo

un poco más-

Sabía que las embarazadas

presentaban síntomas que

cambiaban su personalidad, para

bien o para peor, algunas se

volvían muy amables, otras se

volvían muy sensibles o tenían

cambios bruscos de

temperamento, y algunas

realmente eran de temer, no

había nada peor a tratar que una

vikinga malhumorada, más si se

sentía insultada y peor y darle

toque de gracia, que esta de un

momento a otro estuviera alegre,

al otro llorar y soltar agua de los

ojos como cataratas y al segundo

siguiente perseguirte como si

fueras una presa de caza.

Otro efecto era el hambre, el

aumento de apetito, comiendo

más de lo normal para no solo

saciar la propia hambre sino

también para satisfacer la de la

vida que se gestaba en el interior

de sus vientres, y los hombres

eran quien debían satisfacer esa

hambre, sin importar a qué hora

comenzaban a tener hambre o

algún antojo, eso era un hecho, y

para la diversión de los amigos

del que tenía a su esposa

embarazada, sufriendo los

achaques de la gravidez de sus

esposas.

Y ahora, aunque aún le costaba

un poco aceptarlo, él era la

esposa que sufría esos

bochornosos achaques, y

Praxedes era el padre de la

creatura y por consecuente el

esposo que tenía que lidiar

penosamente con estos achaques.

Este hacia su mejor trabajo, y él

también trataba de no causarle

tantos problemas en esta travesía

en la que estaban lidiando ambos,

aunque había ocasiones en que no

se las ponía tan tranquilo y

sencillo; como la vez en que en

medio de la noche tuvo un

enorme antojo de venado, pero

no había en casa y el gran

comedor estaba cerrado, por lo

que Praxedes fue directo al

bosque para atrapar a uno y

traerlo a la casa para cocinar,

degollándolo, destazarlo y

cocinarlo el solo como le había

ensañado Hiccup porque el otro

par de adultos dormían como

muertos y no quería su ayuda; o

la vez que se sintió muy triste

porque vamos, un hombre,

embarazado, era totalmente

extraño, se sentía más fenómeno

de lo que ya era antes, y las

miradas que le dedicaba la gente

al pasar, por muy héroe de Berck

que era, no todos aceptaban su

actual situación, y lo hacía sentir

tan poco aceptado como antes o

peor, y Praxedes, siempre

sorprendiéndolo, lo consolaba, le

abrazaba y se expresaba lo mejor

posible para hacerle entender que

él estaba ahí y que no debía

preocuparse, y cuando creía que

no lo veía les dedicaba una feroz

mirada o todo aldeano que osara

mirarlo mal.

-Claro- y aceptaba, siempre

aceptaba, lo aceptaba a él y sus

rarezas, desde el comienzo, y

ahora aceptaba sus pedidos, aun

cuando a veces el mismo se

sorprendía de sus propios

pedidos.

Como ahora, que estaba

hambriento, una gula que parecía

insaciable con cada día,

incomoda, bochornosa,

desesperante y que jamás imagino

que tendría, siendo el alguien que

jamás había llegado a esos

extremos, que había descubierto

solo gracias a Praxedes.

-Ah ah Prax, ya casi-

-Hi… Hiccup- y aceptaba, porque

era su pareja, porque era su

todo, y porque no le incomodaba

satisfacer esas necesidades,

siendo que disfrutaba tanto

hacerlo sentir bien, sintiéndose

unidos, reforzando su lazo, tantas

veces como su cuerpo aguantare.

Y es que estaba hambriento de su

Praxedes, de su cuerpo, de

sentirlo dentro, de sentir esa

unión tan especial entre ellos

hecha carne, aprovechando cada

oportunidad de privacidad y

haciéndose más frecuente con

cada día, y es que lo único que

necesitaba para saciar este apetito

era Praxedes.

*

*

*

*

*

*

*

“NIDOS…”

Cuando el polluelo aprende a

volar es cuando abandona el

nido, ahí empieza su vida

independiente hasta encontrar

pareja y hacer un nido propio,

repitiéndose el mismo proceso

con sus polluelos.

Se supone que básicamente todas

las creaturas en este mundo

realizan este proceso, humanos y

dragones no son la excepción,

aunque hay algunas veces que es

difícil dejar ir tan fácil con la ida

del nido a los polluelos.

-¡No lo permitiré!-

-Papá, ya te lo he explique,

además, se supone que es lo

normal cuando… esto pasa-

-Ya sabes cómo se dice, los

pájaros aprenden a volar y tienen

polluelos al dejar el nido, bueno,

tu polluelo se emparejo con un

dragón y ya espera su polluelo-

-Tío Gob… por favor no ayudes,

papá…-

-¡Ni crean que dejare que vivas

con ese monstruo de Loki tú

solo!-

Sip, estaba realmente histérico,

era fácil de reconocer cuando su

padre hacia la comparación del

dios de las mentiras con su

pareja.

-Papá…-

-Creo que ni mejor le dices lo que

está haciendo tu pareja en estos

momentos-

-¡Tío!-

-Gobber… que está haciendo esa

creatura rastrera-

-Nada… bueno, quizás solo

haciendo lo que cualquier pájaro

hace al encontrar pareja-

“Nido”

-¿Dónde?-

Ni diez minutos habían pasado

para que Hiccup al lado de un

Praxedes mirando un tanto

enfadado a su “suegro”

destruyendo donde se

encontraban a lo que había sido

los cimientos del “nido” que

estaba construyendo al estilo

humano para mayor comodidad

de su pareja.

-No entiendo a los humanos…

¿acaso no hice bien el nido como

a los humanos les gusta?-

-Lo hiciste bien Prax, solo… papá

esta aun… no se acostumbra del

todo a la idea-

Praxedes gruño un poco mientras

observaba a su “suegro” con el

hacha en mano terminando de

hacer astillas el ultimo poste que

quedaba y pateaba las piedras de

la base de la casa, esa bola de

pelos y progenitor de su todo

podía ser tan irritante, no le

parecía racional o lógico el

comportamiento de esa bola de

pelos gritona y andante, su

“suegro” lo detestaba, y era

sentimiento reciproco.

Urgía que acabara hacer un nido

propio, pero esa bola de pelos

gritona no lo dejaba con esos

arranques irracionales de furia y

destrucción, a este ritmo lo

acabaría hasta que su cachorro

aprendiera a volar por sí solo.

-Está bien Prax, ya se

acostumbrara a la idea tarde o

temprano… creo-

Pero mientras estuviera junto a su

todo, estaba bien, ya que los

nidos no son solo las rocas o las

cuevas en las que vives, al estilo

humano o no, era donde estas

con tu todo compartiendo sus

existencias a plenitud.

+

+

+

+

+

“ROPA”

La ropa era algo común entre los

humanos, no para los dragones,

los dragones no necesitaban telas

o pieles sobre sus escamas,

podían soportar fácilmente

temperaturas extremas como era

el frio del crudo invierno, o el

calor dentro de un volcán, para

protegerse no necesitaban

escudos o cascos, o cueros

gruesos sobre las pieles, ellos

tenían escamas gruesas y duras,

garras y dientes filosos, además

de fuego.

Praxedes se había acostumbrado a

usar algunas prendas humanas,

mas por la sugerencia de Hiccup

en un principio que por

realmente viera necesario usarla,

al menos solo eran esas cosas que

llamaban pantalones, fáciles de

poner y quitar después de tener

un poco de practica, aunque a

veces se le olvidaba quitárselos

cuando se debía transformar

rápidamente y terminaban hechos

cenizas, lo cual significaba

algunas veces sermones de su

todo, lo cual no era un problema,

aunque si esos sermones eran por

parte de la cosa peluda que era el

progenitor de su todo era otra

cosa, por lo que trataba de evitar

romperlos para evitar que de

nuevo destrozaran la cocina por

una de sus riñas, lo cual ponía

triste a Hiccup y él no quería ser

causante de su tristeza.

La ropa podía causar problemas,

a pesar de ser pieles de animales

muertos, y Praxedes no era la

excepción.

-Me rehusó-

-Oh vamos muchacho, ya no

podrás usar los mismos

pantalones-

-Usare los de mi papá o los de tío

Gob-

-¿Estás seguro?, esos no se

cambian la ropa hasta que parece

que se les ha muerto un animal

en ellas-

-Ok, tal vez no-

Estaban en el comedor de la casa,

una mujer había llegado con

varias prendas de ropa, ya la

conocía con anterioridad, era

quien traía los dichosos

pantalones para él cuando rompía

varios, lo cual había logrado que

esa mujer lo llamara “un buen

cliente”, fuera lo que significara,

esa mujer no le caía mal, era una

de las pocas que no había

mostrado repulsión o

desaprobación por la relación

entre el dragón y el joven vikingo.

Ahora como otros días traía

nuevas prendas, no para el

dragón en esta ocasión, sino para

el joven vikingo, ¿Por qué?, en

realidad no estaba seguro, aun no

comprendía mucho de eso.

-¿No te gusta este tipo de ropa?-

pregunto Praxedes metiéndose

por fin a la conversación desde

que esta había comenzado.

-No son lo que un hombre usaría

en una situación normal-

Sobre la mesa, extendidas para

que se vieran a detalle, algunas

prendas se encontraban, de

colores verdes, cafés y azules, no

eran pantalones, ni chalecos o

camisas, eran prendas que

normalmente utilizaban las

hembras humanas, de una sola

pieza, largas y decoradas con

algunas marcas con hilos o demás

tela, la mujer, rubia y alta,

sonreía con una mueca algo

traviesa tratando de convencer a

la próxima “madre” que aceptara

las nuevas ropas para su

comodidad, y claro, para nuevas

ganancias para ella.

Hiccup sabía que tendría

problemas en lo que se refería a

su milagroso y mágico embarazo,

aunque al detalle de la ropa no se

le había pasado por la cabeza,

hasta ahora, ya estaba empezando

a engordar, no mucho, pero ya se

notaba la curvatura en su

estómago para su asombro y

deleite de Praxedes, razón por la

que en las noches en que

descansaban juntos se desvelaba

observando y sintiendo las

vibraciones de su bebé aun no

nato, le parecía impresionante

que en ese aspecto el dragón

fuera más sensible que él, siendo

capaz de percibirlo mejor que él

siendo el quien lo llevara en su

interior, él sentía cosas leves,

mientras que el dragón describía

lo que sentía como cosas

asombrosas, tal vez como

conforme los meses pasaran

podría sentir más intensamente a

su bebé.

Ahora, regresando al tema de la

ropa, realmente no quería usar

vestidos, era un hombre,

embarazado, pero hombre a fin

de cuentas, usar esa clase de

ropas era excesivo, pero admitía

que algunas de sus prendas ya le

empezaban a apretar un poco.

Aunque usar la ropa de su padre

o tío había pasado por su mente,

realmente no veía muy atractiva

la idea, era verdad lo que decía la

costurera, esos dos si pudieran

jamás cambiarían de ropas, y

cuando le tocaba limpiarla era

casi un envenenamiento por gases

nocivos, por eso les insistía que

se cambiaran de ropas si ya

estaban socias y roídas.

¿Y si mandaba hacer nuevos

pantalones a su medida?, pero

tendría que mandarlos hacer cada

cierto tiempo por el crecimiento

de su vientre al pasar los meses,

lo cual sería un gasto excesivo,

otra opción más conveniente eran

esos vestidos.

-Tú sabes que no puedes andar

desnudo-

¿Desnudo?, Hiccup no se veía

para nada mal desnudo, le

gustaba tenerlo así entre sus

brazos cuando se unían, dormían

y despertaban juntos, era lo

mejor… pero… ¿todo el tiempo

desnudo?... ¿con otros viendo a

SU Hiccup desnudo? ¡NO!, la sola

idea de que alguien más

observara el cuerpo de su todo en

todo su esplendor era una de las

ideas más desagradables que le

podían pasar por su mente, de

por si no podía evitar gruñir un

poco cuando los curanderos se

dedicaban a revisar a su todo,

quien sabe cómoreaccionaría

cuando alguien osara verlo más

de lo debido.

Mal, mal, mal, no podía dejar a

su todo sin ropa.

-¿Cuántos de estos se pueden

obtener?- pregunto Praxedes

tomando uno de los vestidos, el

verde, ese color siempre le

quedaba muy bien a Hiccup.

-¡¿He?! ¿Praxedes que se te

ocurre?-

-Los que quieras mi buen cliente-

-Entonces que sean los

necesarios-

Esa misma noche…

-¿Qué es esto?-

-Ropa-

-Ya sé que es ropa, ¿Por qué hay

tanta?, ¿Por qué solo vestidos?-

-Para no andar desnudo-

-Ya se para que se usa-

-¿Entonces para que preguntas?-

Esa conversación amenazaba con

ser una nueva discusión, antes de

que ocurriera Hiccup decidió

intervenir.

-Papá, estas prendas son… para

mí-

-¡¿QUÉ?!- el grito resonó por toda

la casa, ya presentía su hijo que

reaccionaria de esa manera.

-Tranquilízate, necesitare ropa

nueva cuando me crezca el

estómago por el embarazo-

-Pero… ¿vestidos?-

Era lo mismo que él se

preguntaba, pero Praxedes podía

ser muy convincente cuando se lo

proponía, y más cuando ponía

esos ojos suplicantes alegando

que no quería que otros lo vieran

desnudo, la costurera no paro de

reír hasta después de media hora

después de decir eso.

-Es más económico y fácil usar

esto que mandar hacer pantalones

cada cierto tiempo-

-¿Vestidos?-

-Sí, papá, vestidos, velo que es

como una camisa pero mucho

más grande y larga-

-Creo que necesito un trago- se

sentó en la silla al lado de la mesa

donde toda la ropa nueva se

encontraba, estas cosas eran de

lo más raras, estas situaciones

desde el descubierto embarazo lo

ponía de nervios.

Su padre no había reaccionado

tan mal, tal vez ya se estaba

resignando a este tipo de cosas,

¿pero que se podía esperar

cuando te emparejas con un

dragón y que mágicamente te

embarazas?, cosas impredecibles,

muy impredecibles.

-Yo creo que te queda el verde-

dijo Praxedes rompiendo el

silencio y ganándose una mirada

desaprobatoria de Stoick el

grande, algo le decía que toda la

culpa la tenía ese dragón.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: