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capitulo 2: proxedes

Se removió entre sueños,

sintiendo contra su piel que algo

suave lo tocaba, era peludo y

cubría todo su cuerpo, así como

también estaba bajo su cuerpo, y

esa cosa peluda también era

cálida, era como estar en una de

las cuevas de un volcán, cálido y

cómodo, pero a pesar de eso algo

estaba mal, él no estaba en un

volcán, el volcán más cercano

estaba en su hogar y se había ido

para no recibir otra golpiza de él,

fue ahí que recordó todo lo que

había pasado y a cierto joven

humano de ojos llenos de vida,

verdes como los prados en

verano y primavera.

Abrió los ojos, encontrando que

no estaba en el mismo lugar que

había caído, ese lugar estaba más

despejado, no había tantos

árboles y estaba algo sumido en

el suelo, incorporándose un poco

más noto que había un pequeño

lago, tal vez encontraría peces

ahí, muy pequeños pero peces a

fin y al cabo, se sentó, ahí noto al

fin que era lo que lo mantenía tan

cómodo y tibio, eran pieles de

animal, como la que usaban los

humanos para cubrir sus cuerpos,

ya veía porque la utilizaban, eran

cómodas y servirían para

protegerte y mantener tu cuerpo

tibio en lugares donde no hubiera

cuevas volcánicas como en su

hogar.

Además de esa cama y cobija de

pieles, noto que su cuerpo olía un

poco raro, como a hiervas y

algunas partes de su cuerpo

estaban envueltos con retazos de

tela, de ahí despedían esos

extraños aromas, y fijándose

mejor de ahí le ardía un poco,

eran las partes donde las ramas y

rocas habían golpeado su cuerpo

en su aterrador y forzoso

aterrizaje la noche anterior.

Era extraño, pero no sentía que

esas cosas fueran malas, se

levantó, aparte de esos retazos de

tela blanca tenía otro más grande

cubriendo sus extremidades

inferiores, un pedazo de tela

negra, no se pegaba a su piel pero

asemejaba su forma, esto, se

parecía mucho a las cosas que

utilizaban los humanos, y

hablando de humanos, ¿Dónde

estaba aquel de ojos verdes?

Bien, era claro que alguien había

hecho todo aquello, esas cosas no

habían aparecido así como así, ni

tampoco él se había movido solo,

y el único sospechoso que le

apareció en la mente fue ese

joven de ojos verdes, aunque

pensándolo un poco, tal vez le

pudo contar a alguien sobre él, y

ahora cuando menos se lo

esperaba lo atacaría para matarlo,

ante esa idea paranoica le entro

un poco de pánico, extendió

nuevamente sus alas, se tenía que

ir volando, pero de nuevo un

agudo dolor lo ataco, su ala dolía

horrores, tanto que cayó de

rodillas, estaba seguro que se

había fracturado su ala.

Tomo una gran bocanada de aire

tratando de aminorar el golpe de

dolor, de nuevo su razón le grito

que si no podía mover sus alas no

podría volar, si no podría volar

no podría largarse de aquel lugar,

y si no se largaba de ese lugar

muy pronto encontraría pronto

su final en alguna de las garras de

esos humanos.

Bien, si no podía volar, tenía que

hacer algo para evitar que lo

terminaran cortando hasta

desangrar, en esa forma suya, tan

parecida a la humana no creía

tener tantas oportunidades,

además de no estar tan

acostumbrado en ella para pelear,

así que regresaría a su forma más

bestial, cerró los ojos y sintió

como el fuego dentro de él se

movía inquieto, las llamas

envolvieron su cuerpo y sintió

como su cuerpo empezaba a

cambiar nuevamente, el sonido

de las telas rasgarse no le

inquieto, era lógico que al crecer

su cuerpo aquellas cosas se

romperían, al abrir sus ojos

estaba en cuatro patas, tenía ya

su cuerpo de dragón y las telas

que lo cubrían, o lo que quedaba

de ellas se estaba quemando

sobre su cuerpo o tiradas en el

suelo bajo él, si lo llegaban a

atacar estaba seguro que podría

dar mucha más pelea con ese

cuerpo.

El ruido de tierra y piedras caer

lo puso en alerta, miro para

todos lados, había algunas rocas

lo suficientemente grandes para

ocultar su figura, se escondería

ahí hasta que viera quien sería su

oponente.

Resbalándose y casi cayendo a

tropezones bajo por la pendiente

de aquel lugar, su tío no se había

percatado de su ausencia,

seguramente pensó que se había

levantado muy temprano y se

había adentrado en su pequeño

rincón de taller a hacer sus cosas,

mientras tuviera su desayuno

preparado era prueba suficiente

de que seguía con vida.

Antes de que su tío despertara

había regresado rápido a la aldea,

ido a su casa y tomado todo lo

que creía necesario para curar al

chico dragón, alias “furia

nocturna”, regreso al lugar a

donde creyó que estaría más

seguro, por suerte casi nadie

paseaba por los bosques por lo

que pasó desapercibido, primero

coloco las pieles en el suelo,

agarro las gazas y un ungüento

curativo y comenzó a curar ese

cuerpo después de colocarlo

sobre las pieles, finalizando

aquello procedió a colocarle unos

pantalones viejos de su padre,

cortarle un agujero en la parte

trasera fue un requerimiento para

que le quedaran bien.

Después de sanarlo mejor que

pudo y vestirlo, espero a que su

sonrojo disminuyera un poco y

que su cerebro acabara de

procesar lo que estaba haciendo o

hiso, lo curo, lo llevo a un lugar

que creyó seguro, lo puso

cómodo e incluso después de

ponerle los pantalones lo arropo

con otra manta de pieles,

seguramente eso no estaba bien,

no, no y no, se supone que esas

creaturas eran sus enemigos,

seguramente le cortarían el cuello

si tenían la menor oportunidad, y

él ayudaba a uno, no estaba

seguro si estaba haciendo bien o

mal, según todo lo que le habían

enseñado esas bestias eran

monstruos desalmados, pero

cuando lo vio, ahí tirado y

herido, cuando sus ojos chocaron

supo que esa cosa tenia alma,

tenía miedo y luego llegaba la

resignación en ellos, estaba

aceptando que él lo iba a matar,

pero no pudo, en realidad no lo

deseaba, no creía ser capaz de

acabar con esa vida que estaba

sufriendo.

Bien, tal vez se arrepentiría, tal

vez no, esperaba que no por

completo, pero si ayudaba a esa

cosa, la ayudara bien hasta que

creyera que por fin se podría

largar de su vida por si solo y

hacer como si nunca hubiera

hecho todo eso, que en todo su

pueblo seguramente tomarían

como una abominación, eso solo

había ayudado a dejarle ya claro

algo en su mente, jamás llegaría a

ser el vikingo que hubiera querido

que fuera su padre, tal vez si se

resignaría a ser el herrero del

pueblo, o largarse a un lugar en

una búsqueda de algo que aún no

sabía que quería, aun no lo tenía

bien definido.

¿Por qué le pasaban ese tipo de

cosas?, no tenía idea, tal vez era

un juego cruel de los dioses, pero

no ganaría nada por quejarse,

mientras no se enterara nadie,

especialmente su padre o tío,

todo saldría bien, o tan bien

como podría salir esa clase de

situación tan absurda.

Dejo el cuerpo inconsciente de

“furia nocturna” y se encamino al

pueblo nuevamente, tenía apetito,

y seguramente esa cosa también

lo tendría cuando despertara, iría

a comer algo rápido, y de pasada

traería algo de comer, si comía

bien, recuperaría más pronto sus

energías, y entre más pronto las

recuperara más rápido se iría.

Después de un rápido desayuno y

agarrar un gran pescado crudo se

largó de nuevo al bosque, al

llegar a ese escondite suyo donde

había dejado inconsciente al de

alas negras no lo encontró, las

pieles estaban en el mismo lugar,

pero el chico dragón no estaba,

acercándose más y haciendo un

rápido análisis pudo ver que

había pedazos de tela

chamuscados cerca del

improvisado lecho, no tuvo que

pensarlo mucho o dudarlo para

saber qué había pasado, cuando

llego a escuchar un ligero gruñido

ya sabía con qué cosa se toparía.

-Veo que ya te levantaste…- de

entre unas rocas vio como salía

de su escondite aquella bestia, al

parecer sus suposiciones habían

sido correctas y esa creatura

había cambiado de forma

nuevamente.

Evito con todas sus ganas tragar

duro cuando esos ojos enormes y

afilados lo miraron fijamente,

sabía que si hacia algún

movimiento brusco este

fácilmente podría saltar sobre él y

acabar con su persona en menos

de lo que dijera dragón, a pesar

de lo peligroso de la situación se

mostraba tranquilo,

absurdamente tranquilo y

consciente de todo lo que ocurría

tanto a su persona, ese dragón

negro e incluso de los ruidos de

los árboles.

Miro al joven humano, había

regresado, solo y con ningún

arma a la vista, pero eso no

quería decir que fuera

completamente inofensivo, por

eso se mantenía ahí, con cautela,

esos ojos que le sostenían la

mirada le llamaban

poderosamente la atención, ¿era

posible tener esos ojos?

-¿Tienes… tienes hambre?- alzó el

pescado, solo un poco, quizás ni

un par de centímetros pero

suficiente para llamar la atención

de esa creatura, que aparto la

mirada y observo con apetito el

pedazo de carne.

Tal vez estaba cometiendo

estupidez tras estupidez, y aun así

no paraba, estiro su brazo,

sosteniendo de las briancas al

dichoso pez, los ojos del dragón

se fijaron en aquella jugosa

comida, no había comido hacía

tiempo y su estómago exigía

atención, así que sin pensarlo

mucho le arrebato el pescado y

se lo devoro de un solo

bocado, Hiccup llego a pensar

que le arrancaría los dedos, pero

a pesar de la rapidez y

brusquedad no le hiso nada a su

mano que había apartado justo

después de que le quitara el

pescado.

Por un momento pareció olvidar

que no estaba frente al enemigo,

solo le hacía caso a la sensación

de estómago lleno, la presencia

del muchacho curiosamente se

confundía con el bosque,

pareciendo ser una parte más de

ese lugar.

Agito las orejas ante ese

pensamiento, levanto la cabeza y

miro de nuevo esos ojos que

estaban expectantes, no debía

divagar de esa manera ni bajar la

guardia, ese menudo cuerpo a

pesar de lo frágil que parecía ser

podría representar algún peligro,

por lo que sería mejor

mantenerse apartado de él, por lo

que dio media vuelta rápidamente

y se alejó lo más que pudo, no

creía necesario atacarlo si este

aun no lo había atacado, aunque

sospechaba que tenía algo que

ver con esa cosa que lo golpeo

mientras estaba volando, aun así

no quería matar a alguien si no

era estrictamente necesario.

No hiso nada para evitar que se

apartara, no iba a negar que se

sentía más cómodo teniéndolo

más lejos de su persona, aunque

también se sentía un poco

decepcionado, ya que si no se

ganaba al menos un gramo de la

confianza de esa cosa no podría

ayudarlo fácilmente, pero no lo

culpaba, él en su situación

reaccionaria de la misma forma,

pero viendo el lado positivo si no

lo había atacado aun o arrancado

la mano junto al pescado era algo

bueno.

Observo ese cuerpo escamoso,

negro como la noche más oscura,

el ungüento ayudaría a que no se

infectaran las heridas, esperaba

que el que le había puesto fuera

suficiente ya que no creía que

dejara que estuviera tan cerca de

él como cuando estuvo

inconsciente, en su cuerpo de

humano había visto rasguños y

moretones, y los había tratado lo

mejor que pudo, eso de la

sanación no era su fuerte, pero

tenía un poco de experiencia por

golpes propios, más de esas

heridas no pudo ver más,

esperaba que lo que había hecho

fuera suficiente y un poco de

comida le regresaran las fuerzas

para que se largara pronto,

volando.

Momento, no había revisado las

alas, había tenido tantas cosas en

la mente que se había dado

cuenta de ese pequeño detalle,

bien, si las alas estaban mal las

cosas se complicarían un poco

más, suspiro, como ya se había

dicho antes no servía de nada

quejarse.

Por un buen rato se le quedo

observando a esa creatura,

cuidando de no invadir su espacio

personal, parecía estar mucho

mejor que esa mañana, había

dormido hasta medio día y

comido un gran pescado, ahora

estaba recostado tomando una

siesta, y hablando de siesta, él no

había dormido nada desde ayer y

estaba muy cansado, dio un par

de bostezos y sintió como si sus

parpados habían adquirido mayor

peso, la adrenalina que lo había

mantenido despierto todo ese

tiempo ya se había agotado y un

cansancio lo empezó a embargar,

con cada pestañeo se volvía un

poco más difícil mantener los

ojos abiertos, y sin darse cuenta,

recargado en una roca se quedó

dormido.

Agito sus orejas, el humano había

dejado de hacer ruido, ¿se habría

ido ya?, levanto su cabeza de

entre sus patas, no, no se había

ido, aún seguía ahí, pero estaba

acostado en el suelo sin moverse,

curioso se acercó al humano

inconsciente, notaba que su

respiración era más suave, sus

ojos estaban cerrados, ya no veía

ese verde tan llamativo, el

pequeño tenia las rodillas

ligeramente flexionadas, acostado

de lado y usando uno de sus

brazos para apoyar su cabeza

mientras que el otro sostenía un

palito de madera, ladeo la cabeza

al notar que no muy lejos del

inconsciente humano había unos

garabatos en la tierra, y si sus

ojos no lo engañaban esas

imágenes se parecían mucho a él,

lo había dibujado.

Era algo curioso lo que había

hecho, ninguno de sus colegas en

su hogar hacia ese tipo de cosas,

los humanos eran seres curiosos,

este era un ser curioso, y

descuidado, se había quedado

dormido ahí, y aunque no se

consideraba un experto en los

humanos, sabía que no tenían los

sentidos tan desarrollados como

sus congéneres, por lo que no se

percataría de la llegada de alguna

amenaza mientras estuviera

dormido, mientras pensaba eso se

acercó un poco más al cuerpo del

joven, percibiendo cierto aroma

agradable en él.

Tan cerca estaba del muchacho

que su respiración removía sus

hebras cafés rosando con su nariz

y de las mejillas del muchacho,

sintiendo una ligera comezón en

la nariz aparto su rostro para

soltar un ruidoso estornudo, cosa

que despertó al muchacho, sus

ojos sobresaltados observaron

que el dragón estaba muy, pero

muy cerca, prácticamente encima

de él.

Ambas miradas se encontraron

nuevamente, ambas muy

sorprendidas, y ante puro reflejo

no pudieron evitar gritar de

sorpresa y retroceder al

instante, Hiccupchoco con la roca

que estaba en su espalda

golpeándose sin querer la parte

de atrás de la cabeza, eso le

dejaría un chichón, y “furia

nocturna” de una forma un poco

hilarante había caído de espaldas,

golpeando sin querer su

maltrecha ala, volteándose

rápidamente gruño de dolor.

-Hey… ¿te encuentras bien?-

Voltio rápidamente al escuchar la

voz del de ojos verdes, vio

preocupación, preocupación

sincera en esos ojos, pero aun así

le gruño y se apartó cuando vio

su mano tratar de tocarlo.

-Hey, hey, no voy a hacerte nada

malo…- alzó los brazos como

mostrando que estaba desarmado,

por muy amenazador que se

mostrara esa bestia y que se

estaba regañando mentalmente

por seguir haciendo ese tipo de

cosas, simplemente no podía

dejarlo así como así si este había

mostrado claramente que estaba

herido –mira, tal vez no sea de tu

agrado pero soy la única ayuda

que tienes…- no sabía si hablar

funcionaria pero era una forma

de que él se sintiera un poco más

tranquilo y centrado.

Miro al muchacho frente a él, tal

vez cometería una estupidez pero

algo le decía que no se

arrepentiría.

Para el asombro de ambos los dos

se acercaron

simultáneamente, Hiccup estirando

su mano y “furia nocturna”

acercando su hocico, ese fue el

primer roce que marcaba el inicio

de la confianza entre ellos, la

mano del humano era pequeña y

cálida, el hocico del dragón era

suave y su respiración le hacía

ligeras cosquillas a su piel.

Sintiendo un poco más de

confianza Hiccup decidió dar el

primer paso, “furia nocturna” no

retrocedió pero estaba nervioso y

alerta, cuando el joven humano se

posiciono a su lado pudo apreciar

a la perfección el rostro

preocupado y arrepentido del

muchacho, eso le removió algo

en su interior, los dedos del

humano apenas acariciaron la

superficie dañada de las alas

tratando de ser lo más cuidadoso

posible, no era un experto pero

esta se veía mal, dudaba que en

ese estado pudiera volar, para

cualquier vikingo encontrar a un

dragón que no pudiera volar era

una gran ventaja, una gran

oportunidad para matarlo,

mientras que él creía que esto de

que se largara tomaría más

tiempo, había creado una gran

arma con ese cañón suyo, luego

se debatiría en desmantelarlo o

no.

Metió su mano en su chaleco de

piel, el dragón gruño pensando

que eso era sospechoso, así que

se movió lento y con cuidado al

sacar una pequeña botella, ahí

tenía un poco de ungüento, se

unto un poco en la mano y

acaricio con extremo cuidado la

piel que se notaba más raspada

del ala, “furia nocturna” con un

poco de dudas se dejó hacer, a

pesar de que no confiaba del

todo algo le decía que ese joven

humano no podría hacerle daño,

si este lo había traído hasta ahí,

lo había puesto en un lugar

cómodo y cálido, he incluso le

había traído comida, teniendo

todas esas y más oportunidades

para matarlo y no lo había hecho,

eso decía que o era muy tonto

por no aprovechar todas esas

ventajas que tubo o que en

realidad no lo quería hacer, de

todas formas se mantendría alerta

por si las dudas.

-Esto es todo lo que puedo hacer

por el momento… sabes, no sé si

me entiendas o no, pero yo

realmente… yo lo siento- como ya

lo había dicho antes, no creía que

lo pudiera entenderle pero

necesitaba hablar y desahogarse

un poco –lo siento, después de

todo esto a fin de cuentas fue mi

culpa-

No sabía que más le sorprendía,

que un humano le pidiera

disculpas a un dragón, enemigos

supuestamente mortales, o que

este admitiría su culpa, aunque

eso solo confirmaba sus

sospechas, quizás lo más increíble

es que con esas palabras

confirmaba que en ese chico no

detectaba nada de malicia o aquel

instinto asesino que normalmente

podía observar como en los

humanos cuando los había

enfrentado.

Ante los ojos de Hiccup por

segunda vez vio como el cuerpo

de dragón era envuelto por unas

llamas que habían aparecido de

repente para luego disminuir de

tamaño y dejar ante él el cuerpo

de un hombre, un hombre con las

mismas alas del dragón, una cola

al final de su columna, un

hombre que se estaba

incorporando y dejaba ver su

mirada fija en él, unas pupilas

negras y afilados, rodeadas de un

color amarillo verdoso que se

confundía con el verde de los

ojos que debería ser blanco en un

humano.

Ya lo había visto una vez pero eso

no le quitaba el hecho de que se

había quedado totalmente

asombrado, tenía los ojos

completamente abiertos de la

sorpresa, mirando al otro par que

lo observaban.

-Está bien… gracias- una voz

gruesa salió de aquel hombre de

piel pálida dejando aún más

sorprendido al joven que apenas

podía reaccionar.

-Hablas…-

-Si…-

-Hablas…-

-Si-

-Hablas...-

-Si… creo que ya lo dije-

-Pero… ¿Cómo?-

-Pues de la misma forma que

tú...-

No lo podía creer, no solo tenía a

un dragón con cuerpo de humano

delante de él, sino que también

podía hablar y al parecer también

lo podía comprender, esto cada

vez se estaba volviendo cada vez

más sorprendente.

-Achup…- el estornudo de “furia

nocturna” lo saco de sus

pensamientos, estaba empezando

a bajar la temperatura, la tarde

estaba avanzando y con ella la

llegada de las brisas frías del

anochecer, brisas que empezaban

a acariciar aquel cuerpo desnudo.

Un sonrojo sin permiso se

apodero de sus mejillas al darse

cuenta de ese pequeño detalle

que se le había escapado, desvió

de inmediato la mirada, no es que

jamás hubiera visto a un hombre

desnudo, con su padre y tío se

había bañado algunas veces en las

tinas calientes en invierno, otras

veces cuando era más pequeño

con otros niños en el rio en

verano, cuando estos no se

preocupaban por molestarlo y

hacerle bromas pesadas, pero

estando frente a este no podía

evitar sentir las mejillas arder.

Para el hombre dragón esas

reacciones le parecieron extrañas

pero a la vez curiosas, ladeo un

poco la cabeza, no sabía que la

piel de los humanos podían

adquirir ese tono, iba a tocar la

mejilla del muchacho por pura

curiosidad cuando este le

extendió su chaleco peludo.

-¿Podrías cubrirte con esto?-

Toco aquella prenda que tenía

una similar textura al de las pieles

en que había despertado, la toco

para olerla, tenía el curioso

aroma del muchacho.

-¿Por qué?-

-Es algo incómodo hablar con

alguien desnudo… incómodo para

mí-

-¿Incomodo?... ¿eso es malo?-

-incomodo, es algo que no gusta

o agrada a las personas- explico

al ver que a pesar de que hablara

y pareciera comprender, algunas

palabras no las entendía del todo.

Ladeo la cabeza de nuevo, parecía

un ademan que hacia cuando

parecía razonar algo, miro de

nuevo la prenda, luego al

muchacho, de nuevo la prende y

de nuevo al muchacho.

-Hace rato no te incomodaba que

anduviera desnudo- dijo haciendo

referencia a cuando estaba en su

forma de dragón.

-Esto es diferente…. Ahora, ahora

estas así-

-Es malo este cuerpo- más que

pregunta era una afirmación, de

una u otra forma había llegado a

esa conclusión, al decir esto su

mirada se pareció oscurecer un

poco, no pudo evitar recordar el

trato diferente que le daban sus

demás congéneres por esa otra

apariencia suya, no creía que un

humano lo tratara diferente, el

mismo sabía que era raro.

-No, no creo… es cosa de

humanos- dijo como restándole

importancia y tratando de ser

obvió –mira, los humanos no

andan por ahí sin ropa-

-Esas cosas que utilizan encima de

sus cuerpos-

-Aja, y ahora tú tienes una

apariencia similar a nosotros, lo

que quiero decir es que ahora

con esa apariencia deberías usar

ropa, sirve para mantenerte

abrigado, es mejor que utilices

ropa mientras estés en esa forma,

además dentro de poco habrá

mucho más frio y te caería mal si

no tienes nada que te cubra, aun

estas algo débil por lo de la caída

y eso, que te enfermaras

agravaría más tu situación… ¿los

dragones se enferman?-

Ladeo la cabeza nuevamente, ese

humano hablaba mucho, era eso

o el hecho que casi no hablaba

con nadie, menos con un

humano, por lo que tardo un

poco en razonar todo lo dicho

por este, usar ropa era algo

bueno.

-¿Cómo se pone?-

-Deja te ayudo-

Hiccup se acercó al otro, tomo de

nuevo su prenda entre sus manos,

ya completamente erguido el

hombre frente a él fácilmente le

sobrepasaba en tamaño por

cabeza y media, casi dos, era muy

alto, eso y que él no era muy

alto, también noto que tenía un

cuerpo musculoso y delgado, muy

diferente al de su padre o tío que

eran muy robustos pero a la vez

fuertes, se inclinó un poco a la

altura de la cadera tratando de

evitar a toda costa ver el

miembro que estaba a unos

centímetros de él, con cuidado y

tratando de no hacer algún

movimiento brusco enrollo su

chaleco que cubriera esa precisa

zona.

-Listo-

-¿Por qué tienes ese color?- roso

las mejillas sonrosadas con las

puntas de sus dedos cuando el

muchacho castaño se incorporó

al terminar su tarea.

-¿He…?-

-Ese color en tu cara-

-Nada… es por el frio- se

apresuró a responder, no iba a

admitir que estaba avergonzado –

y ¿Cómo te sientes con esa cosa?-

dio un paso hacia atrás para ver

su trabajo y apartarse del

contacto de esas manos.

-Me siento… cómodo- era verdad,

ya no sentía tanto frio como hace

un momento.

-Y… ¿Cómo es que puedes

hacerlo?- el dragón volvió a

ladear la cabeza -¿Cómo es que

puedes cambiar de apariencia?-

Se lo pensó un buen rato en

responderle o no, también como

explicarlo, después de unos

largos minutos se decidió.

-Pues… es algo que puedo hacer,

mis ancestros lo podían hacer, yo

también lo hago-

-Ancestros… ¿entonces todos los

dragones pueden hacer esto?-

-No, no todos lo hacen, mis

ancestros fueron de quienes me

concibieron y los que concibieron

a ellos-

-Entonces vendría siendo tu

familia… ¿eres el único que puede

hacer esto?-

-Ya casi queda ninguno como yo,

somos muy pocos los que

podemos cambiar así-

-Fascinante…- aunque poca

información estaba descubriendo

cosas fascinantes, jamás se

hubiera imaginado que un día

estuviera frente a un dragón que

pudiera cambiar de forma y

además hablar con él, una fría

corrió nuevamente por el lugar,

la tarde seguía avanzando –creo

que me tendré que ir pronto-

-¿A dónde?-

-Tengo que regresar con los míos,

no te preocupes, no le diré a

nadie de ti, estarás seguro en este

lugar hasta que te recuperes, casi

nadie pasea por los bosques,

menos en esta época del año-

-¿Por qué me ayudas?-

-Ya lo dije ¿no?, fue mi culpa que

terminaras en ese estado, lo

menos que puedo hacer es

ayudarte-

-Entonces. Si me estas ayudando

¿Por qué me atacaste?-

-Quería comprobar si podía ser

un verdadero vikingo… al parecer

no lo soy, soy un raro entre mi

pueblo- el dragón miro

sorprendido al joven,

inevitablemente se sintió

identificado con este cuando dijo

esa frase -Te sugiero que duermas

en las mismas pieles que

despertaste para que estés más

protegido mientras duermas en la

noche, regresare mañana en la

tarde para traerte un poco de

comida, buenas noches-

El de ojos verdes se marchó

dejando a “furia nocturna” solo,

este se acercó al lecho de pieles,

estaba comenzando a enfriarse el

aire, se recostó entre estas y

coloco encima una de estas

pieles, ese humano había

admitido que lo había atacado,

pero también lo estaba ayudando,

también se notaba preocupado,

era la primera vez que estaba con

un humano tan cerca y noto que

no era tan desagradable como

hubiera imaginado, también tal

vez tenía que ver que ese humano

diferente, así lo sentía, durmió

pensando en él, su situación

empezaba a sentir que no estaba

del todo mal.

+++

Eran increíbles los límites que

podía llegar el aburrimiento, al

despertar al día siguiente recordó

su situación, ya se sentía mejor

que el día anterior, la cosa que le

había puesto el humano sea lo

que fuera había ahuyentado el

dolor, al menos la mayoría, si

movía su ala izquierda se sentía a

morir, por lo que era mejor no

intentar moverlas, recordando

que el humano llegaría hasta en la

tarde busco con que entretenerse,

primero se asoleó un poco, eso lo

relajo y mantuvo ocupado por un

buen rato, hasta que las copas de

los arboles impidieron que los

rayos del sol llegaron a su

pequeño claro, después decidió

que buscaría algo de comer, y el

pequeño lago fue lo primero que

se le ocurrió en donde buscar, se

llevó una decepción al ver que no

había ningún pez en el, en cambio

se enteró que las aguas eran

tibias, alguna vez escucho de los

dragones más ancianos que las

islas nacían de volcanes, que

pareciendo vomitar fuego y lava

surgían de repente, esta lava se

enfriaba de las aguas del mar,

creando así las islas, los volcanes

las mayorías de las veces morían

después de dar a luz estas islas,

otros permanecían latentes como

en su hogar, aunque también

dejaban pequeños rastros de su

existencia, pequeñas muestras de

su existencia, al parecer ese

pequeño lago era lo último que

quedaba de lo que alguna vez fue

el volcán que la formo.

Se entretuvo un rato con este

lago, mojo sus pies, se imaginó

que sería agradable nadar en ese

lugar, pero por el momento no le

apetecía, después exploro el

lugar, tierra, rocas, mas tierra, un

poco de pasto y uno que otro

árbol viejo, hubo uno perfecto

para colgarse de cabeza con su

cola y tomar una siestecita,

después de eso no encontró más

con que entretenerse que pensar

y pensar, pensó en su hogar,

nadie lo buscaría, de eso estaba

seguro, a pesar de ser una

especie de comunidad cada quien

estaba por su lado, vivían juntos,

interactuaban, pero era muy

poco común que alguien buscaría

a otro si este desaparecería por

mucho tiempo, cada quien

intentaba sobrevivir a su manera,

excepto los que decidían unir sus

existencias, pero él no tenía a

nadie así en su hogar, tal vez ya

lo tomaran por muerto.

Pensó también en ese humano

tan singular, creía que todos ellos

eran iguales, asesinos

despiadados y horribles, en

cambio este parecía inofensivo,

aunque aún no bajaba la guardia

por completo con él, algo le decía

que no sería capaz de hacerle

algo malo, era más probable que

él pudiera lastimarlo con un solo

golpe de su cola que el humano

con su puño, hasta creía que este

estaba consciente de esto, pero

aun así se le acerco aunque le

hubiera gruñido y fuera peligroso,

no es que lo atacara sin razón

alguna, claro que se defendería si

este trataba algo raro, pero jamás

atacaría a otro así como así, ese

no era su estilo.

Aparte del comportamiento

inusual en el joven, otra cosa que

le llamara poderosamente la

atención en él eran sus ojos, no

sabría cómo describirlo, pero

cada vez que le sostenía la mirada

podía ver la claridad y la vida en

ellos, simplemente le gustaban,

así como ese aroma tan singular

que había podido detectar en

este, ¿Cómo es que había llegado

a pensar que le agradaba algo de

un humano?

-Hola… ¿Dónde estará?-

Escucho la voz del joven humano,

por fin había regresado, no pudo

evitar con esto sentirse bien.

-Ha… ahí estas, te traje más

pescado- el día no le pudo

parecer más largo, ese día hizo lo

de su rutina normal, el

entrenamiento lo dejo molido,

esta vez consistió en que tenía

con luchar con uno de sus

compañeros, y le tuvo que tocar

con Astrid, definitivamente

últimamente no tenía buena

suerte, para no hacer una gráfica

descripción de lo que le hizo ella

simplemente lo describiría como

una de las peores palizas que

haya tenido en su vida, al perecer

no le había agradado que lo

hubieran elogiado el otro día, por

un momento pensó en no ir a ver

ese día al dragón, pero su

conciencia le dijo que cumpliera

con lo que se supone que iba a

hacer.

Vio al muchacho, tenía uno que

otro raspón y sus ropas estaban

llenas de tierra, no parecía ser un

buen aspecto para un humano,

pero más que eso lo que parecía

más fuera de lugar en ese

muchacho, a pesar de no

conocerlo a la perfección, es que

su mirada parecía opacada, más

oscura de lo usual, no le agradaba

no ver ese brillo usual de vida en

esos ojos.

-¿Qué te paso?-

-Nada… un entrenamiento en el

que no me fue bien del todo,

aquí te traje algo de pescado-

antes de que siguiera insistiendo

más puso la cesta te paja tejida

en el suelo y vertió su contenido

en el suelo, más de una docena de

pescados de diferentes tamaños y

colores que llamaron la atención

de inmediato la atención del

dragón.

Se acercó al montón de pescados

y cuando iba a tomar uno

retrocedió de inmediato gruñendo

y con los pelos erizados,

a Hiccup le sorprendió y extraño

ese comportamiento, el otro día

parecía muy satisfecho con el pez

que le dio y ahora parecía

repudiar los que les trajo como si

fueran las cosas más malas del

mundo, se acercó curioso a los

pescados, estaba seguro que estos

estaban frescos y no había

ninguno podrido, lo único que

parecía no encajar era el cadáver

de una víbora de mar, la alzo sin

miedo, ya estaba muerta después

de todo, ante ese acto “furia

nocturna” gruño con más fuerza,

al parecer eso era lo que lo tenía

alterado.

-Con que no te gustan las

alimañas… es comprensible, a

nadie le gustan este tipo de cosas,

pero no te preocupes, ya está

muerta, a veces este tipo de cosas

se meten en las redes de pesca

con los demás pescados…-

-¡Aleja esa cosa!, ¡Suéltala,

suéltala!-

-Ya, ya… listo- arrojo el cuerpo

inerte negro y amarillo de la

pequeña alimaña –jajaja es

extraño jajaja es increíble que le

tengas miedo a esa clase de

cosas, fácilmente podrías

calcinarla si quisieras-

“Furia nocturna” frunció el ceño,

no es que estuviera molesto por

ese tono que parecía de burla y

juguetón, sino que estaba

confundido por aquel sonido que

soltaban los labios de aquel

humano, parecían el canto de un

pájaro lleno de vida, le agrado y

aún más al ver que él brillo de

aquellos regresaban con ello.

-Perdón por reírme, pero me

parece muy gracioso este hecho,

perdón si te ofendí o te hice

enojar- dijo al ver el ceño

levemente fruncido del mayor

frente a él.

-No, no lo estoy, es solo que no

sé qué es ese sonido que salió de

tu boca, parecía como el canto de

un pájaro-

-¿canto de pájaro…? Yo no creo

que suene como eso- no sabía si

tomar como insulto o como alago

lo que le acababa de decir su

interlocutor –respondiendo a tu

pregunto ese sonido se llama risa,

es algo que uno hace cuando algo

le parece gracioso o se está muy

alegre… ¿nunca te has reído?-

-No… creo que jamás-

Ante aquella respuesta no pudo

evitar sentirse algo triste, no

podía imaginar a alguien que

nunca hubiera reído alguna vez,

hasta el guerrero más fuerte,

serio y fiero de su aldea reía al

menos en las noches de juego en

la taberna, recordó a su madre,

ella alguna vez le dijo que la risa

uno de los mejores regalos que

habían entregado los dioses a los

humanos.

-¿Por qué pones esa cara?- de

nuevo el brillo de esos pareció

disminuir, era oficial, no le

gustaba cuando esos ojos perdían

su brillo aunque fuera un poco.

-Nada… solo estaba pensando,

supongo que si nunca has reído

tampoco has sonreído-

-¿Y qué es eso?-

-Pues esto- los labios del humano

hicieron una mueca, como una

curva que armonizaba con sus

demás facciones, el dragón al

verla trato de imitarlo más sus

sonrisa parecía un intento de a

ver que tanto podía mostrar sus

dientes, los cuales la mayoría

eran filosos colmillos, otra

característica de dragón que al

parecer había quedado en su

forma humana, pero en vez de

provocar miedo en el muchacho

le pareció hilarante aquella mueca

y no pudo evitar reír nuevamente

–perdón, no está del todo mal,

solo trata de mostrar tanto los

dientes… si, así se ve un poco

mejor-

-Se siente raro-

-Supongo que así se debe de

sentir si no se está acostumbrado

a sonreír… come un poco, seguro

tienes mucha hambre- no fue

necesario que lo repitiera dos

veces para que se fuera directo a

los pescados y empezara a

comerlos a mordiscos a pesar de

estar crudos, después de un rato

de comer el de cabellos negros se

dio cuenta que el otro no

probaba bocado alguno por lo

que le extendió uno de los

pescados que estaba comiendo –

no gracias, ya comí, en serio… de

acuerdo, un bocado- agarro el

pescado por toda la insistencia

que mostraba el de cabellera

negra, además de que pensaba

que lo tomaría como un insulto y

regresarían a un principio de su

relación, ya habían avanzado

mucho como para dar un

retroceso, cerró los ojos

fuertemente y le dio una mordida

al dichoso pez, tuvo que usar

gran parte de su autocontrol para

no terminar devolviendo el

pedazo de pescado crudo que

comió, al menos era mejor que

algunos de los platillos que

habían hecho sus tutores -…rico,

ya estoy muy lleno, gracias-

No paso mucho tiempo para que

todo el pescado que trajo

terminara siendo una pequeña

pila de huesos, colas de pescados

y cabezas roídas. Mientras “furia

nocturna” se daba su pequeño

festín, Hiccup se encontraba

acomodando algunas cosas en el

suelo, pequeñas varas de madera

y metal, cuerdas, alambres y tela.

-Creo que esto podría funcionar…

hey acércate- llamo al dragón que

estaba tratando de sacarle un ojo

a una de las cabezas de pescado,

una de las partes favoritas para

comer, ante el llamado se acercó

al muchacho dejando para

después esa pequeña tarea –creo

que ya sé cómo ayudarte con tu

ala-

-¿Cómo?- ladeo la cabeza de

nuevo, un ademan que

a Hiccup le empezaba a parecer

muy curioso en esa creatura.

-Estoy casi seguro que te

fracturaste el ala, lo que significa

que es muy probable que uno o

varios de tus huesos se hallan

roto en ella-

-Eso… eso no suena bien-

-No, no es muy bueno, investigue

un poco, además que tuve una

situación similar con el dedo de

mi tío y me toco ayudar a

curarlo…- el recuerdo de hace

varios años atrás de como a su

tío le cayó su propio maso en su

otra mano al ver a una de las

mujeres más bonitas del pueblo

pasar por la herrería y distraerse,

su dedo doblado de una manera

anti natural y el pedido orden de

su ayuda a sus ocho años, no era

de sus mejores recuerdos pero

creía que en esa situación

ayudaría lo aprendido en esa

ocasión –te pido por favor que

confíes un poco en mí, al menos

en esta ocasión para lo que voy a

hacer, te prometo, te doy mi

palabra que lo que hare es para

ayudarte-

-Está bien… me dejare hacer con

lo que me quieras hacer-

-Ok…- pensó que sería más difícil

convencerlo pero el acepto de

buenas a la primera, no sabía si

sentirse feliz o presionado, solo

esperaba hacer un buen trabajo y

hacerlo lo menos doloroso

posible –primero siéntate por

favor, así será más fácil, bueno,

para mí ya que estas muy alto…

ahora procederé a limpiarte tu

ala y ponerte un ungüento que te

adormirá un poco el dolor-

mientras explicaba procedía a

decir todo lo que estaba

diciendo, trataba de sonar

relajado a pesar de que estaba un

poco nervioso, mojo un paño con

agua y lo paso con cuidado por el

ala, ahí sintió cierto surco

imperfecto en el relieve de esta,

estaba seguro que ese era el

hueso roto, aparte de este

curioso surco de percato que las

alas eran suave y temperatura

propia, era claro que era una

parte más de este ser, y como él

se encontraban vivas. Saco una

almeja, o las conchas de una

almeja, en su interior había una

especie de crema más espesa que

el ungüento usado el día anterior,

lo unto en esa ala con todo el

cuidado que podía tener, era

ciertamente algo irónico, que

manos acostumbradas a trabajos

tan rudos como era el de trabajar

en una herrería pudieran ser tan

delicadas en sus movimientos,

firmeza y delicadeza, una extraña

combinación para un perfecto

balance.

Eran relajante, sumamente

relajante aquellas caricias, jamás

pensó que las manos de un

humano podían ser así, imagino

que no sería difícil acostumbrarse

a estas caricias si venían de ese

muchacho.

Después de un rato en que el de

cabellera negra casi parecía que

ya estaba por quedarse dormido

las caricias cesaron.

-Bien… creo que con esto será

suficiente-

-¿Ya terminaste?-

-No, termine de colocarte el

ungüento… ahora viene lo feo,

tendré que acomodar el hueso, lo

cual no será muy agradable, creo

que sería bueno que muerdas

esto mientras  hago esto- le

extendió un rollo de cuero

grueso, el dragón miro extrañado

esa cosa –en serio, póntelo en la

boca, eso ayudara un poco, lo

que hare será acomodarte el

hueso y después pondré unas

varillas para que no se vuelva a

desacomodar-

Dudándolo un poco se puso el

cuero en la boca, eso lo estaba

poniendo nervioso, sintió de

nuevo las manos del humano

sobre su ala, Hiccup $$$ se lo

pensó un rato antes de hacer su

movimiento, un par de veces

había visto esta clase de

operación y a los ocho años con

su tío debió hacerlo, se dijo que

trataría de evitar hacer esa cosa

de nuevo, y ahí estaba, seis años

después se encontraba a punto de

acomodar un hueso, no con su

tío o con otro humano, un

dragón, que loca se estaba

volviendo la vida, tomo una gran

bocanada de aire, entre más

rápido sería mejor, tendría que

ser un solo movimiento, seco y

limpio.

Movió rápido sus manos, se

escuchó un ligero ¡CRACH!, y el

grito ahogado le pareció poco

cuando la cola de dragón se

movió rápido golpeando sus

piernas y tirándolo en el suelo, ya

golpeado en el suelo y con un

futuro moretón en su pierna

derecha pensó que no había

salido mejor de como se lo

hubiera imaginado.

-La buena noticia es que ya paso

lo peor… creo yo- se levantó y

sacudió un poco de tierra extra

en su ropa –si te sirve de

consuelo, ese era el único hueso

roto que tenías, además que no

fue tan grave y reaccionaste

mejor que muchos vikingos a los

que he visto fracturarse un

hueso-

-Creo… creo que me trague esa

cosa que me diste-

-Oh… emms, no creo que te pase

nada malo, es piel de animal…

eso espero-

-¿Ya terminaste?-

-No… no pongas esa cara, solo

pondré unas varillas para que no

se mueva el hueso… sino lo hago

y si se llega a mover el hueso

tendré que hacer esa cosa

dolorosa de reacomodarlo de

nuevo- el dragón gruño por lo

bajo, este gesto le pareció como

el de un niño pequeño

refunfuñando, extrañamente

tierno y gracioso, cojeando un

poco se dirigió a donde tenía las

demás cosas en el suelo, tomo las

varas de madera y metal, la tela y

la cuerda y alambres, se

encamino de nuevo al ser de alas

negras que no se notaba muy

seguro el ser tocado de nuevo

por ese pequeño humano, que al

parecer no era tan inofensivo

como comenzaba a creer –te di

mi palabra, nada de lo que hago y

hare es para dañarte- alzando de

nuevo las manos, como su señal

de estar desarmado, aunque esta

vez tuviera cosas en la mano,

unos palos y tela, aparentemente

inofensivos.

Miro esos ojos verdes y sus dudas

parecieron despejarse un poco,

volvió a darle la espalda y se

sentó en el mismo lugar que le

indico en un principio, solo

esperaba no sentir más dolor o

mínimo que no le diera esa cosa

que dijo que era cuero, era duro

pero para su dentadura fue fácil

masticarlo, y como autoreflejo ya

en su boca lo trago, no le había

gustado la textura o sabor. Las

pequeñas y diestras manos se

posicionaron de nuevo en la zona

dañada, se estaba hinchando un

poco pero el ungüento parecía ya

estar haciendo efecto, tomo las

varitas, la tela y demás cosas, con

delicadeza y firmeza procedió a

hacer una especie de entablado,

cuando se sintió satisfecho con su

trabajo dio unos pasos hacia

atrás, el más alto voltio su

cabeza, viendo la parte de su ala

herida envuelta en estas cosas

que hacían cierta presión pero sin

llegar a molestarle tanto en

realidad.

-Con esto te será más fácil

curarte… aunque no estoy tan

seguro cuanto tiempo se tarde en

soldar tu hueso- mientras decía

eso se sentó en el suelo y sobo su

pierna derecha, la fuerza de esa

cola era increíble.

-Te lastimaste…- más que una

pregunta era una afirmación, no

pudo evitar sentirse mal por ello,

se acercó y sentó frente a él.

-No es nada, probablemente se

haga un moretón pero no es un

hueso roto, con un poco de

ungüento no dolerá nada y se

curara pronto- saco de nuevo la

almeja que ya tenía casi nada

pero suficiente para su golpe.

-No fue mi intención… yo no

quería golpearte-

-Lo sé, lo sé, no te preocupes, a

comparación de tu ala esto no es

nada-

-Pero aun así es algo… lo siento-

Un silencio embargo ese

ambiente, no era desagradable

pero ninguno de los dos podría

definir que era con exactitud, tal

vez la sensación que los

embargaba era que se estaba

empezando a acostumbrar de la

presencia de uno y del otro,

estuvieron un rato así hasta que

el de ojos verdes se quitó su bota,

remango su pantalón he iba a

comenzar a ponerse el ungüento.

-¿Puedo intentarlo?-

-¿He…?-

-Ponerte esa cosa-

-Está bien- lo dudo un poco pero

acepto, si él le había demostrado

un poco de comienza lo menos

que podía hacer era responder

ese gesto.

Hiccup le extendió la almeja para

que la tomara y así lo hiso,

agarro de una vez todo lo que

quedaba en ella entre sus dedos y

comenzó a untar la crema en la

piel que empezaba a lucir

amoratada de la pierna, a

comparación de las caricias

suaves del muchacho estas eran

algo torpes pero sin llegar a ser

bruscas, las manos pálidas del

mayor eran algo frías pero en

contacto con la piel del menor se

empezaban a entibiar.

-Esta cosa huele extraño-

comento por fin el de alas negras

después de un rato de silencio.

-Así debe de oler la medicina-

Cuando ya creyó ser suficiente

“furia nocturna” aparto la mano y

dejo que el otro acomodara la

tela de su pantalón y se pusiera

su bota, tan entretenido estaba

con esto Hiccup que tal vez por

eso no se dio cuenta que el chico

dragón se había inclinado un

poco en dirección a él, por lo que

cuando sintió el ligero aliento del

otro sobre sus cabellos se

sorprendió mucho, para su gusto

estaba demasiado cerca de él.

-Hueles rico- comento como si

nada, provocando un inmediato

sonrojo el de ojos verdes.

-Ni se te ocurra comerme- dijo

más como lo primero coherente

que pudo formular su mente que

fuera lo que en realidad pensaba,

que le dijera eso sí que no se lo

esperaba,

-¡Claro que no!, yo jamás comería

un humano, yo prefiero el

pescado- dijo algo ofendido,

conocía a uno que otro dragón

que habían llegado a devorar a un

vikingo o alguna extremidad de

estos, además de él, ese si tuviera

la oportunidad se devoraría un

barco entero, y lo detestaba,

acabaría con varias vidas sin

remordimientos así como así.

-¿Entonces por qué dices que

huelo rico?-

-Porque es verdad, hueles como a

almendras y vallas silvestres,

huele bien…-

De nuevo vio ese color tan

peculiar en las mejillas del

humano, le pareció un poco

extraño, aun no hacia tanto frio.

A Hiccup le confundían los

comentarios de ese dragón y más

el reaccionar de esa manera, de

nuevo no sabía si sentirse

ofendido o no, definitivamente

nadie en su vida, excepto su

madre, le había dicho que olía

bien o de esa forma, mejor

decidió que lo dejaría como que

los dragones eran extraños, así

eran, o al menos este.

-Tu nombre…-

-¿He?-

-Aún no se tu nombre…- el de

melena negra lo miro extrañado y

ladeando la cabeza –la forma en

que te llaman tus congéneres-

Hiccup simplemente lo pregunto,

dándose cuenta n el proceso que

no sabía cómo llamarle y dudaba

mucho que su verdadero nombre

fuera “Furia Nocturna”.

-Pues creo que era algo así como

Ghojufgshri Gaurfuihk… como

lagartija negra…- respondió

después de dudarlo un poco.

-Eso suena más a un apodo que

un nombre… ¿así te llamaban tus

padres, quienes te

concibieron…?-

Sus padres, hace mucho que no

pensaba en ellos, los perdió

siendo muy joven, cuando apenas

aprendía a valerse por sí mismo,

los extrañaba, pero no podía

hacer nada por su perdida, fue

por una noche de tormenta en

que ellos habían salido a buscar

alimento y nunca regresaron más,

muriendo probablemente por la

salvaje tormenta que azotó aquel

día.

-Praxedes… así me llamaban

ellos-

-Bien, Praxedes… aunque ya sea

un poco tarde, un gusto en

conocerte, mi nombre es Hiccup-

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bueno chicas es es todo por hoy bye buen

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