HOPE
6 años después.
Es curiosos como el tiempo parece escurrirse entre los dedos, como las personas cambian y como te das cuenta de como se pasa viéndolo en los niños a medida que crecen. Valentín va por su segunda hija, Kirán por su primera hija con su esposa y Alma está embarazada también con tres meses de diferencia ganándole a su cuñada Bianca con la llegada su primer hijo.
—Hola y tu ex novia ¿dónde está? —le pregunto a mi hermana, mientras veo a Daliah llegar con todos los regalos del baby shower.
—Ya te dije que no le digas así, confundes a la gente, hermanita.
—¿Pero es tu ex novia o no? —le pregunto a Alma a mi lado.
—Claro que es mi ex, si me casé con ella, es mi esposa ahora —sonríe—. Por cierto, Mati te busca y se veía bastante enojada —sonríe mi hermana con malicia—. Alguien se ha estado portando mal y será castigada.
Voy al patio y veo a mi novia que ahora tiene el cabello algo corto un poco por debajo de los hombros voltear a verme con el ceño fruncido mientras habla por teléfono y sigue recogiendo de la mesa vasos y platos. Daliah sale con una gran sonrisa para meter todo, Mati me extiende su mano y mientras sigue hablando con quién sea del otro lado, toca mi rostro buscando algo y lo encuentra cuando corre el maquillaje de mis ojeras que me esforcé mucho en tapar, y que desaprueba negando con la cabeza. Se aparta de mí y cierra la puerta para darnos un poco de privacidad.
—Esto no puede seguir así —me dice seria—. Acabas de bajar de un avión y has venido directo sin descansar a la fiesta —intento apartarme—. No, mírame, ya lo hemos hablado antes, no quiero que nada te pase —me dice preocupada—. Últimamente descansas menos —si supiera el porque seguro que ella también dormiría menos.
—Amor, no podía faltar al baby shower de nuestro sobrino y ahijado en camino —ella se lleva la mano al rostro exhausta y se las saco para que me mire—. Programé mi agenda para quedarme aquí y solo aquí, no haré algún viaje a menos que sea urgente, te lo prometo —acaricio su rostro.
—¿Estás cansada? —desvía su mirada preocupada para verme.
—Estoy completamente agotada y drenada de energías —de hecho me tome una micro siesta mientras todos se iban, me era imposible mantener los ojos abiertos—. Vamos a casa, por favor.
Nos despedimos de las futuras madres y marchamos rumbo a casa. Cuando Daliah me pidió ayuda para organizar la pedida de mano a Alma, me quedé sorprendida por la magnitud de la propuesta y más aún porque le pidió la mano a mis madres primero. Pese al horrible primer encuentro con mamá, logró llevarse bien con ella casi de inmediato, ya que ambas aman a su persona en común, Alma, y solo hay que ver la manera en la que Daliah se queda mirándola con devoción, al igual que mi hermana que la mira de la misma manera. Ella se aman, indiscutiblemente.
En cuanto a mí, hace un tiempo que no me basta solo ser la novia de Matilde, quiero más de nuestra relación, quiero dar el siguiente paso, pero tengo un miedo terrible de que ella me diga que no, porque aunque nos amemos y se lo proponga en la luna, si ella tiene que decirme que no, lo hará, claro que lo hará, por eso he preparado todo, pero para hacerle la pedida de manera privada sin mucho público, si mi corazón se rompe lo que menos quiero es testigos de eso, y eso es lo que me tiene sin dormir.
—Bien, amor llegamos —me despierta de manera suave mientras acaricia mi rostro—. Ve a dormir yo ya vengo.
—¿No dormirás conmigo?
—No, tengo que ir a ver un asunto de la empresa y vuelvo.
—Vamos, te acompaño.
—Amor, estás agotada, has venido roncando. Ve y te prometo que cuando despiertes estaré a tu lado acostada.
Esta es otra de las cosas que me mantienen sin dormir, ella suele desaparecer y solo me dice son cosas de la empresa, nunca le he pedido explicaciones y nunca he sospechado de nada, pero me preocupa que tal vez nuestra rutina le aburra y quizás por eso busque pasar cada vez más tiempo fuera de casa. Me bajo desanimada del auto dándole un beso que me corresponde. Me baño, a duras penas me visto y me acuesto quedándome dormida en cuanto mi cuerpo toca la cama, estaba tan cansada.
Siento una respiración en mi espalda y la calidez de su cuerpo abrazar el mío, como me prometió ella estuvo apenas abrí los ojos. Me levanto al baño y veo un pantalón que no había visto antes manchado con gotitas de pintura, también una camiseta y todo estaba escondido en una bolsa en la punta de su cama de su lado, no digo nada, dejo los aritos que se me cayeron cuando fui a tomar el cargador su lado en el lugar y me meto al baño, quizás pasé demasiado tiempo aquí dentro porque ella se acerca a golpearme la puerta.
—¿Estás bien? —me pregunta a través de la madera.
—Sí, ya salgo —si ella despertó, decido enfrentarla pero con la evidencia, voy a su mesita de luz tiro los aritos y al levantarlos no veo la bolsa con la ropa. La observo a ella y no tiene nada, ni una mancha de pintura.
—¿Pasa algo?
—No, se me cayeron tus aros —los toma y se los coloca.
—¿Descansaste?
—Sí.
Cenamos y no puedo evitar verla, mencione algo de pinturas, pero ella no reaccionó, quizás mi cansancio me está jugando una mala pasada y estoy imaginando cosas. Desde ahora presto más atención y las llegadas tarde se hacen habituales, a veces por nuestros horarios no nos vemos en el día, pero ahora parece que aún viviendo juntas, nos vemos menos o solo para dormir, literal dormir, porque últimamente ni siquiera tenemos relaciones.
—Creo que ya no le gusto más a Mati —le digo a mi hermana dando vuelta en la silla de su escritorio en su consultorio.
—Me vas a romper la silla.
—Si te ha aguantado a ti y a tu esposa teniendo sexo, no creo que por usarla de calesita se rompa —ella se queda callada y me levanto de un brinco— ¿Has cogido aquí?
—¿Tú qué crees? —sonríe maliciosa— a poco tu no te has cogido a Matilde en el sofá de su oficina, la fantasía de la oficina es más común de lo que crees —se acaricia el enorme vientre—. En cuanto a lo que sugieres, no creo que sea cierto, la rara siempre ha estado enamorada de ti, y sigue estándolo, solo tienes que ver como te mira.
—Deja de decirle así.
—Tú le dices a mi esposa que es mi ex novia, GI JOE, Rambo de bar, agente 07 y no sé cuantos apodos estúpidos, así que te aguantas.
—Como sea —suspiro y doy otra vuelta—. Algo le pasa, le encontré una bolsa con ropa manchada de pintura y no era ropa de ella —mi hermana se tensa y lo noto— ¿Qué pasa? Lo vi, te tensaste.
—Una patada de tu sobrino, psicótica. Habla con tu novia, deja de sacar conclusiones o imaginar cosas, eso nunca le hizo bien a nadie y si vas a venir a hacer terapia al menos paga la consulta.
—Somos hermanas, zoquete. Tengo privilegio de por vida en la terapia gratis, como tú en asesoría legal.
Me acerco a la puerta y me marcho. Creo que le estoy dando demasiadas vueltas al asunto, y tal vez si deba hablar con Mati, porque en tres días en nuestro aniversario le haré la propuesta de matrimonio ¿Y si son cosas mías? pero ¿y si no?
—Hola, vengo por mi novia —le digo a la secretaría.
—La señorita no se encuentra.
—La espero en su oficina.
—Es que ella no vendrá.
—¿Cómo que no vendrá?
—Se tomó la semana libre.
—Esta mañana la dejé aquí... —su secretaría se da cuenta de que metió la pata y veo el pánico en su rostro. Camino furiosa al ascensor mientras le llamo— ¿Dónde estás? —le increpo en cuanto me atiende.
—Hola, mi amor, buenas tardes para ti también...
—Me importa un carajo las buenas tardes, que de buenas no tienen nada. Matilde ¿Dónde estás? Estoy en la empresa y me informan que hace una semana que no vienes. Tienes 20 min, para aparecer ¡veinte! —le corto y temblando enojada bajo para meterme a mi auto y cerrar de un portazo. Mi teléfono suena y es ella.
—¿Por qué carajos me gritas y me cortas, Antonopoulos? —me seria y con un tono de molestia en su voz—. Estoy en la torre del edificio en el 9no piso.
—Ese piso no tiene nada y...
—¿Crees que no sé que tiene o no la empresa? Sube y de paso ve respirando hasta bajar tu enojo, porque el tonito que acabas de usar conmigo me lo cobro ¿estamos claras?
—Sí.
Subo como me lo pidió al noveno piso de la torre, el ascensor me pide una clave que claro que no tengo, pero al parecer alguien coloca del otro lado y las puertas se abren, parada frente a mí está claramente mi novia con una expresión de enojo, la cejas muy fruncidas y hasta su postura es tensa de brazos cruzados. La veo vestida con la ropa que le encontré salpicada de pintura, me extiende la mano y a la fuerza choca mi cuerpo contra el de ella para besarme enojada.
—No vuelvas a hablarme de esa manera, cariño. Vamos —tira de mí con fuerza. Es cuatro años menor pero no lo parece—. Ya que insistes en arruinarte la sorpresa que más da, lo haré ahora —saca un control y veo todo el lugar resplandecer pintado y música instrumental sonar—. Ven —toma mi mano con más suavidad— en la cascada fue nuestro primer beso —paramos frente a la pintura brillante de una cascada y de pronto el agua brota de la pared para darle movimiento—, la cabaña fue testigo de nuestros primeros acercamientos y en la fogata le pedí el fuego que se llevara mis miedos y los tuyos para que me correspondieras y lo hiciste, al menos por esos días —una fogata aparece el la pared y el fuego se ilumina con luces—. Los viajes en ruta —pasamos por una calle pintada y hacemos el recorrido hasta una puerta que dice arriba UNI— nos llevaban y traían a la universidad donde bajo muchas lunas —un ciclo lunar se ilumina en la pared— fueron testigos de nuestro amor, uno que no podíamos contarle a nadie.
»Por un absurdo plan de venganza nos separamos por años —muestra dos figuras separadas dándose la espalda aún unidas por un hilo de corazón a corazón—, pero ahora que —me toma de la mano y me guía al final del pasillo— estamos juntas viviendo finalmente nuestro amor —veo una mesa con un mantel y dos sillas—, me encantaría que consideraras —suspira viendo la mesa—. Tenía todo preparado e iba a ser perfecto —niega frustrada.
—Lo es, es perfecto, continúa.
—Yo sé que lo hemos hablado, pero quiero más de nuestra relación. Cásate conmigo... por favor —se arrodilla y saca una caja de terciopelo negra—, se mi esposa y te prometo que no habrá un solo en el que no sepas lo mucho que te amo.
—Sí —le digo entre lágrimas de felicidad, nos besamos y la abrazo fuerte—. Perdón, es que han sido muchas cosas y...
—Lo sé. He estado demasiado ocupada preparando esto, tuve ayuda y quería hacerlo con nuestra familia y amigos presentes, también con un ramo de flores y vestido sexy, una orquesta y no un parlante, pero... —me mira y niega con la cabeza—. Supongo que lo importante es que ahora eres mi prometida —río y asiento.
—Bueno yo también te lo iba a proponer en nuestro aniversario —saco la caja roja y una gran sonrisa adorna su rostro—. Claro que de manera privada, porque tenía demasiado miedo de que me dijeras que no. Pero lo haré ahora —respiro hondo—. Desde que me di cuenta de lo mucho que me gustabas, no ha habido un solo día en que no piense en ti, en lo afortunada que soy de tenerte en mi vida, y en lo feliz que me haces. Quisiera devolverte y demostrarte que cumpliré con la promesa de amarte, ser tu compañera, el amor de tu vida y todo lo que necesites, hasta que seamos viejitas y la muerte nos separe —me arrodillo— ¿Te quieres casar conmigo?
—Claro que sí, en esta vida y mil vidas más.
De todas maneras Mati me hizo la propuesta de la manera romántica que tenía planeada, porque según sus palabras, quiero que sea algo para que recordemos juntas con cariño.
Nos casamos en una boda sencilla, solo llena de la familia y amigos cercanos, no fue el mega evento que tuvo Alma, pero dentro de la sencillez, fuimos nosotras compartiendo nuestro amor y felicidad con quienes amamos y nos aman. El único acuerdo que sostuvimos es el de no tener hijos, seguimos creyendo que con nuestros sobrinos es más que suficiente, disfrutamos de viajar y de nuestra vida en pareja. Nos elegimos cada día.
Y aunque sigo trabajando para ella, con ella y a veces sobre ella, sostengo lo que dije desde el primer momento "amo a mi jefa".
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