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8 Mi arranque de valentía

MATILDE

¿Cómo hacía para no verla? ¿Cómo hacía para ignorar que inevitablemente su orbita llamaba a la mía para complementarnos? Hope siempre ha tenido ese algo que me ha atraído a ella, no por ser la chica popular, capitana de su equipo o por que físicamente es muy atractiva, definitivamente ella y su hermano sacaron toda la belleza de la diosa griega de su madre, Atenea, y no es que sus hermanos mayores sean feos, pero ella es la más hermosa de los cuatro. Siendo objetiva, lo es.

—Hola —le digo de manera seca en la recepción, cuando mi corazón latía desbocado al tenerla cerca y mis labios me ardían por besarla.

Yo siempre supe que Hope, sería mi perdición ¿Por qué?, porque con ella sentía todo, pero todo aumentado, ella es como una lupa y el día que me doliera, también me dolería el doble y de hecho lo hizo y aún sabiendo lo que podría dolerme, decidí igual hundirme ella. Hope sería mi perdición o el pináculo de una felicidad sin límites.

Yo como la rara y bajo perfil que siempre he sido, vagaba entre las sombras, entre conversaciones pero de alguna manera me las ingeniaba para poder verla a ella. Desde que nos habíamos besado, no podía sacármela de la cabeza, no me considero hetero, gay o bi, mi orientación sexual es Hope, y eso que en este tiempo separadas, besé otras bocas y hasta tuve sexo con varias, ni una sola de ellas, ha logrado siquiera sacármela por un segundo de la cabeza.

Me di cuenta que ella tampoco ha podido dejar de verme, mientras todos desaparecen levantándose de las mesas yo deje la puerta lateral cerca de la mesa de los postres sin traba, por si se da la oportunidad poder emboscarla y como una cazadora paciente, esperé y mi oportunidad llegó, la tomé a ella y a la oportunidad. La arrastro tomándola del brazo a las puertas que previamente dejé sin traba.

—¿Sabes una cosa? —le digo— Llevo pensando en estos un buen rato —toco sus labios con mi dedo índice— y desde que te vi en la recepción he tenido ganas de probarlos de nuevo ¿puedo? —le sonrío acercándome a su cuerpo.

La beso mientras siento mi corazón latir acelerado, la mayoría de las veces he sido yo quien busca el contacto. No sé de donde saco o viene esta valentía, pero desde que nos besamos hace años, no ha habido un solo día en el que no piense en ella, cada reunión familiar se volvió una tortura, entonces evitaba verla, pero hoy ya no puedo aguantarme más, ver otra vez su heterocromía, y la sonrisa que compartía con mi hermano, los celos ardían en mi interior y quise mostrarle de nuevo porque yo soy su mejor opción y porque no quiero que me olvide. Pero estoy dispuesta a hacer mucho más para que no me olvide, mucho más.

La invito a mi habitación y salgo dejándola ahí parada sin reaccionar, yo tampoco me creo lo que acabo de hacer. Intento parecer relajada y que nada me afecta, pero claro que estoy afectada y hasta las manos me tiemblan ¡¿Qué acabo de hacer?! Decido mejor irme a mi habitación para entrar en pánico en la comodidad que me ofrece mi propio espacio, pero antes una cuestión que arreglar con mi hermano.

—Solo te daré una advertencia, Hope es mía.

—¿Ah sí? no vi tu nombre en ella.

—¿Quieres de verdad empezar una guerra contra mí? —el niega con la cabeza algo asustado— Haces bien.

—También me gusta y ya no somos niños.

—Matt, eres mi mellizo y te amo, pero con Hope no, fíjate en otra, en cualquiera, hasta en mi mejor amiga, pero apártate de Hope. Hablo muy en serio.

—Bien, bien, cálmate —me dice—. Si tanto te gusta me apartaré —suspira—. Pero si la cagas, te aseguro que estaré ahí para ella y aprovecharé la oportunidad —sonríe con suficiencia y lo golpeo en el estomago.

—Aléjate.

—Hijos ¿todo bien? —pregunta mamá cuando lo ve al él doblado sin aire.

—Perfecto, creo que algo le cayó mal a Matt —beso su frente y le susurro—. No te pases de listo.

Llego al ascensor cuando la veo a ella llegar a donde él esta, mi hermano levanta las manos en señal de rendición y yo subo el ascensor tranquila mientras las puertas se cierran para verla por última vez sonreírle a mi hermano.

En mi habitación tomo una almohada para taparme el rostro y gritar por lo que acabo de hacer, la invite a mi habitación. Mi corazón parece latir como tambores de guerra. Tengo un par de horas para prepararme, entonces eso hago. 

Miro la hora y veo que ya viene 15 minutos, 20 minutos, 30 minutos tarde, no va a venir, por una parte me decepciona, pero por otra me alivia, no estoy lista para algo así, no con ella de la cual llevo enamorada años, por no decir la mayor parte de mi vida.

Entonces golpean la puerta un poco suave y ahora sé que si es ella voy a tener que meterme en mi papel de seguridad y demostrarle que llevo el control.

—Llegas tarde —le digo en cuanto abro la puerta y la veo ahí parada tomándola de la mano para meterla en la habitación. 

—Lo siento, principessa.

Si supiera lo que esa forma de llamarme genera en mí, definitivamente sabría con seguridad que ante sus palabras soy débil y maleable, que la seguridad que proyecto ella la deja en jaque con su sola presencia, porque cada vez que Hope Antonopoulos aparece en mi panorama, todo en mí tiembla y mi ser quiere rendirse ante ella.

Me acerco besándola y noto que está muy tensa, entonces lo sé, esto no va a suceder hoy y lo agradezco, no quiero que nuestra primera vez juntas sea por un arranque de valentía que tuve, aunque claro que no quiero mostrarme débil, así que solo presiono un poco más. Lo que menos esperaba sucede, las cosas han salido mucho mejor de lo que yo esperaba.

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