
23 Arde troya
HOPE
A mí me gusta ver el mundo arder, pero no arder en el, claro que eso sería factible si mi mamá no fuera Atenea Antonopoulos y mi tía Julia Moore, pero como la suerte no es nuestra mejor aliada y como estás mujeres no son lo que se dice indulgentes, no van a dejarnos pasar el hecho de haber largado todo a la mierda con Matilde, de un día para el otro, sin dar explicaciones o aviso previo ¿Cual son nuestros comodines? mami y la tía Vicky, porque Aquiles no era Aquiles sin su debilidad, y Atenea y Julia, no son ellas sin sus amas y esposas.
—Mami, pero mamá está enojada y no me dejará hablar —le llamo a mami por teléfono.
—Hija no te preocupes yo voy a hablar con ella, ven a casa y hablemos las seis, tus tías también vendrán.
—Bueno mamá, pero ayúdame a que ella me escuche —le corto y veo como Matilde habla con Victoria— ¿cómo te fue? —me acerco por atrás besando su hombro.
—Creo que bien, si tenemos a las amas de nuestros lados, tu mamá y la tía Julia no se van a enojar tanto y quizás salimos bien libradas de esto —Respiramos y ella voltea a besarme.
En la tarde nos vamos ambas en un auto y nos dirigimos a casa de mis madres, me doy cuenta en cuanto cruzamos la puerta que nos emboscaron, mami nos recibe y mamá cierra la pueta con llave con una sonrisa de victoria.
—Me da hasta ternura que hayan pensado que saldrían bien libradas de esto —dice mamá—. Van y se sientan calladas, mientras las adultas hablamos con ustedes.
Al llegar al living no solo están nuestras tías, sino también las madres de Matilde, y la única persona que podría sacarnos de esto, está muerta, solo Tricia podría habernos salvado. Nos sentamos de la mano frente a estás mujeres que nada se les pasa por alto, sintiéndonos cómo cuando éramos niñas e íbamos a ser reprendidas por romper el jarrón favorito horrible que mamá compró en una subasta, de hecho no me arrepiento de haber roto ese jarrón mami también lo odiaba era espantoso.
—Mamás —dice Mati a mi lado apretando un poco mi mano.
—Siéntense —dice la tía Julia, sosteniendo un vaso de Whisky mirando por el ventanal del patio sin vernos.
En cuanto nuestros traseros están lo suficientemente cómodo mamá y la tía Julia comienzan su sermón de lo increíblemente irresponsables que hemos sido al irnos así de la empresa de un día para el otro dejando todo librado a la suerte, solo porque sí. Lo único que hacemos es asentir y aceptar que claro que tienen razón, y aunque quiero responderles Mati a mi lado aprieta mi mano y niega, sabe de mis intenciones, como yo sé que mamá hizo lo mismo muchas veces para llevarnos de vacaciones improvisadas sin importarle nada, así como las tías se desaparecían de vez en cuando sin dar explicaciones, pero quizás su enojo se deba a que recién estamos comenzando a hacernos cargo del bufete y la empresa, claro recién llevamos más de cuatro años con casi todo a cargo sin tomarnos vacaciones.
—¿Qué tienen que decir? —termina mi mamá y la observo directamente a los ojos.
—Que tienen razón... —sonríe— en parte. Sí tendríamos que haber avisado con antelación, disculpen no sabía que tendría una crisis emocional, la verdad que también me tomó por sorpresa —les digo con sarcasmo y ellas se sorprenden por mi tono, mi madre intenta hablar y me paro ya algo enojada—. ¡NO! yo ya te escuché ahora me toca hablar a mí —mi mami la frena tomando su mano—. ¿Hicimos mal en no avisar? sí. Pero yo recuerdo más de una vez que también ustedes lo hicieron, pero el abuelo jamás te dijo nada —miro a mi mamá—, ni a ti —miro a mi tía—. Pensé que quizás después de años de no tomarme ni siquiera un día libre me merecía un descanso de...
—No son así las cosas, eso no tiene nada que ver con... —mi mamá habla y levanto un ceja, ento yo también la interrumpo.
—Te pedí que me dejarás hablar a mí, es mi turno —miro a mi mami y ella vuelve a tomar su mano—. No lo hice buscando provocarte, ni hacerte enojar, ni desafiarte, me fui porque lo necesitaba, porque estaba colapsada por situaciones que en este momento ¡No quiero contarte! —subo el tono de voz, pero respiro y me vuelvo a calmar— ¿Sabes qué siento? que para ti no soy suficiente, no trabajo lo suficiente, no soy lo suficientemente buena abogada como son ustedes, como quieren que sea. Así cierre un trato de quinientos mil trillones de dólares, no es suficiente —dejo caer mis hombros vencida—. Estoy harta de tener que demostrarte que puedo, estoy harta de que me presiones —miro a mi madre—, de que al parecer nunca lleno tus expectativas —siento mis ojos humedecerse y ella se levanta, pero me alejo—. Sino soy lo que esperas, mañana presento una petición formal en la junta directiva, no quiero sus acciones, no quiero nada, ni siquiera quiero ser parte del bufete —sus expresiones tiemblan, ambas tienen los ojos llorosos, pero es mi mamá la tiene expresión de autentico terror.
—Yo sé —Matilde se para a mi lado— que me fui y dejé la empresa, pero hacemos lo que podemos, aunque al parecer para ustedes nunca es suficiente —las cuatro nos miran calladas y sus madres están paradas preocupadas—, no dejan de presionarnos, hace años que no tenemos descanso, no recuerdo haberme tomado un día libre sin ver cosas del trabajo, los únicos días que tuve así han sido estos. Les ha preocupado más que nos fuimos de repente y no el porqué de eso.
—Hija no es así —le dice su mamá a Matilde—, las seis estábamos preocupadas por ustedes y porque se habían marchado —me río incrédula.
Matilde entrelaza su mano a la mía, y sé que si este barco se hunde ella no me dejará sola, o salimos a flote o nos hundimos juntas. Se acerca sin importarle quienes nos rodean, me seca las lágrimas y me deja un corto beso, que logra que las demás se queden calladas y solo se escuche una voz.
—Se los dije —dice mi tía Victoria y se miran con mi madre sonriendo.
—¿Qué haces con mi bebé? —habla mi mamá frunciendo el ceño.
—En teoría nuestra hija es cuatro años mayor —dice mi mami sonriéndome.
—Estamos en pareja —dice Mati a mi lado— no es algo de ahora, pero definitivamente es algo formal —entrelaza nuestras manos—. En definitiva, lamentamos no haber avisado con antelación, trataremos de que no vuelva a ocurrir —dice calmada—. Con respecto a lo demás sino creen que estamos a la altura o somos competentes, el lunes a primera hora tendrán ambas renuncias.
—Chicas no es así —dice nuestra tía aflojando su postura—. Creo nos enojamos de más, quizás exageramos un poco.
—Quiero irme —digo mirando a mi novia frente a mí—. Mami ¿nos abres la puerta por favor? o la reviento con el hacha del cobertizo.
—Les abro, mejor.
Mami se levanta y mi mamá me mira e intenta acercarse pero niego, no tengo ganas en este momento de seguir teniendo esta conversación con alguna de ellas y menos de ver la mirada de culpa en sus ojos, pero sé que ella no dejará las cosas así, ninguna de las dos lo dejará, les acabo de largar una tremenda bomba de como me siento y ellas querrán hablar de esto luego, lo sé perfectamente bien, como así lo hará Julia con Mati.
Salimos de casa y me despido de ellas con un simple adiós, ambas nos subimos al auto y vamos a la casa de Mati, pasamos el día juntas solo acostadas y abrazadas entre caricias. Ambas nos sacamos un gran peso de encima y aunque sabemos que quizás no sean realmente las cosas como las percibimos, es como nos sentimos o nos hacen sentir, a veces pienso que elegir abogacía con dos mamás que son una grandes abogadas fue una de las peores decisiones que tomé porque pone en mí el peso de su propia fama, de sus expectativas y de lo que la gente pretende de mí, tanto en clientes como en colegas en la firma, y eso es demasiada presión, aunque amo lo que hago y mi profesión.
—Hija por favor dame una oportunidad y hablemos —miro el mensaje y dejo el teléfono a un lado.
—Eventualmente tendremos que hablar con ellas —me dice mi novia a la que estoy abrazada sobre su pecho.
—Lo sé, pero no hoy, hoy quiero estar solo contigo.
—No sabía que te sentías así.
—A veces es difícil ser hija de ellas, mi abuelo y ellas son buenas abogadas, muchas veces siento que no estoy a la altura.
—Sino lo estuvieras la tía jamás te hubiera confiado los negocios de la empresa, por más que seamos familia, Julia es demasiado honesta, mi abuela contaba que cuando mi mamá nació le dijo que era horrenda, pero que así y todo la amaría, pero que no iba a alzar a esa cosa hasta que creciera un poco —ambas nos reímos— y eso que sabes que adora con devoción a mi mamá —me acaricia hasta que terminamos de reír—. Estás a la altura, amor, solo que tienes que tenerte un poco más de fe, quienes te rodeamos vemos ese potencial en ti y no lo digo solo porque te amo, lo digo porque —sube mi rostro para la vea— es cierto, Hope. Te contaré algo —se acomoda para verme—, el día que fui a verte al bufete paré a tomar un vaso de agua y escuche a unos colegas tuyos hablar sobre la Dra. Antonopoulos, pensé que era tu madre, hasta que uno halago también entre tus cualidades de gran abogada tus ojos —blanque los ojos.
—Celosa, si estoy contigo.
—Y eres mía —me río y asiento besándola—. Bueno en lo que estaba y luego arriba dos hombres venían entrando al ascensor y hablaban de tu capacidad casi innata de cerrar buenos tratos y hacer buenos contratos para tus clientes. Eres buena, y no solo yo o tus madres y nuestras tías lo saben y lo ven, también lo dicen tus colegas. Sé que ser familia, sobrina o hijas de ellas tiene sus ventajas, pero también es una presión extra, nadie mejor que yo te entiende —besa la punta de mi nariz—. Pero también sabes que ellas responderían por nosotras a ojos cerrados y jamás nos dejarán solas, que nos aman de manera incondicional. Toma —me da el celular—, habla con tu mamá y dile que mañana hablaras con ella —la miro—, por favor, sabes que también es mi tía del corazón y no va a estar en paz hasta que hablen, en este momento ambas deben estar preocupadas por remediar el cómo te sientes.
Con su apoyo y directiva le mando un mensaje a mi mamá que responde de inmediato, contestándome que sobre todas las cosas ambas me aman con el alma entera y que siempre van a apoyarme y harán lo posible para revertir la manera que me siento y siempre he sido suficiente tanto yo como mis hermanos, les respondo que también las amo. Vuelvo a abrazar a mi novia, que bien que me siento en la calidez de su brazos, si hubiera un formula secreta, ella la tiene, porque acaba de curarme con sus palabras. Mati siempre ha tenido este poder sanador sobre mí, ni siquiera mi rodilla mala dolía tanto cuando la tenía cerca a ella, ahora mi alma y mi corazón tampoco duelen, porque la tengo de vuelta.
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