Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19 Perdóname, mi amor

MATILDE


Llego a la enorme cabaña de mi tía donde nos besamos por primera vez, dónde esta historia comenzó y me alivia ver su auto, la encontré y mi corazón late a mil, esto puede salir muy bien o muy mal, espero que sea la primera opción.

Bajo mis cosas y me pruebo con abrir la puerta que no tiene llave ¿Alguna vez aprenderá a no ser tan confiada? Entro despacio, pero no escucho ruidos, si ella está en la cascada es ideal, porque no va a ver mi auto en la entrada, ya que el camino da a la parte trasera del patio. Esto nerviosa, solo pensé en llegar pero no tengo ni idea de que decir o que hacer ¿Querrá verme? ¿Me dejará hablar? ¿Podrá perdonarme por el pasado? Antes de seguirme cuestionando ella entra y me observa con sus ojos uno azul y uno verde, tiene los ojos colorados y se ve realmente exhausta ¿Hace cuanto que no duerme?

—Hola.

—Hola —dice agachando la cabeza y toma un florero para colocar las flores que trae en las manos, son mis favoritas de este lugar, ella lo sabe y yo lo sé— ¿Qué haces aquí? Si quieres ocupar la cabaña, yo ya me iba —clara mentira se tomó una semana de licencia laboral. Intenta tomar sus cosas y la detengo.

—Por favor no te vayas, tenemos que hablar.

—Yo no quiero hablar.

—Entonces escúchame.

—Que no, te dije que no —por primera vez la veo firme en negarme algo.

—¿De verdad hice este viaje a verte para nada?

—Me voy, quédate con la cabaña.

—Hope, por favor —tomo su mano y ella para— ¿Quieres que te suplique? —ella se queda callada— ¿En serio? ¿Quieres que te rugue también? —digo incrédula.

Ella se suelta y me da la espalda para subir a tomar sus cosas, esto se siente un puto déjà vu de lo que la tía Julia, vivió con Vicky. Subo las escaleras detrás de ella corriendo intento detenerla, pero no le importa ella sigue enfrascada en querer irse, toma sus cosas y con rabia las coloca en la maleta.

—Hope, espera un poco.

—¿Por qué? Estoy harta de ser tan sumisa contigo, harta, todo por no perderte, para que no te enojes y me dejes, eres la única con el maldito poder de someterme y lo odio, no sabes cuanto odio darte ese poder que utilizas cada que te viene en gana —me quedo callada— ¿para no perderte? y te perdí igual.

—Hope —intento tomarla pero me vuelve a apartar.

—Deja que termine de empacar mis cosas y salgo de tu vida.

—Es que no quiero que salgas de mi vida —tomo una decisión drástica y me siento sobre la maleta que está armando.

Cierra los ojos enojada y veo su pecho subir y bajar, su cuerpo tiembla de verdad está muy enojada, demasiado diría yo, se voltea a darme la espalda. Sé que ella siempre ha sido impulsiva, en el campo de juego se controlaba, pero afuera si tenía que explotar y pegarla a alguien lo hacía, sé que se está intentando controlar.

—Por favor, amor.

—No me digas así —veo sus hombros relajarse.

—Deja que te explique, lo que crees que viste.

—¡¿Lo que creo?! ¡lo que creo, es que te estás tirando a mi hermana! —me grita furiosa— ¡Lo creo que es que lo haces para vengarte o hacerme daño! —comienza a llorar y veo como le tirita la mano e intento acercarme— ¡NO ME TOQUES! —me grita como jamás lo ha hecho y doy un paso atrás—. No me lastimes, esto me duele, me duele ¿estás contenta? ya termina de hacerme daño, si es por lo del pasado...

—Te lo diré todo —despacio me acerco y seco sus lágrimas—, te lo contaré todo, no me estoy vengando, no es como crees.

—Estoy harta de los secretos, del misticismo, de ser la que no se entera de nada, no voy a pelear con mi hermana, quédate con ella.

—Hope, de qué carajos hablas.

—Te vi, vi tu reloj y te vi junto a... no importa ¿está bien? no me importa. Quédate con ella... 

—Iugh —la interrumpo— no, que asco, iugh, agh me vas a provocar ganas de vomitar ¿con tu hermana? ¿con Alma? ay no que asco, no, es como mi hermana mayor, el incesto no entra en mi vocabulario.

—¡Pero yo te vi! ¡Yo las vi, juntas! —levanto una ceja.

—¿Me viste besar a tu hermana directamente? —ella duda— ¿viste el reloj verdad? Solo yo y mi mejor amiga tenemos relojes iguales, lo sé porque yo se lo regale una navidad con mis ahorros y algo de ayuda de la tía Julia, bueno mucha ayuda —ella piensa un momento, abre los ojos grandes y luego me observa.

—¿Al, anda con tu mejor amiga? 

—Es más complicado que eso.

—¡Estoy harta que todas digan que es muy complicado! ¡¿Qué demonios es tan complicado?! —me grita.

—Te lo explicaré, solo déjame hablar —le extiendo mi mano, ella la ve, duda y no la toma—. Por favor, me muero por tenerte cerca, no me rechaces —toma mi mano y suspiro sonriendo aliviada—, gracias.

Nos dirigimos al sofá y al llegar nos sentamos, pero ella suelta mi mano y se sienta un poco alejada de mí, mirándome con el ceño fruncido, sé que le debo explicaciones, sé que tengo que decirle todo, pero hay temas sobre los que no puedo hablar y no porque no quiera que sepa.

—¿Vas a decirme quién es Daliah y cómo se conocen? ¿Sabes con quién está saliendo mi hermana?

—Escúchame por favor antes de enojarte y sé que lo que te diga, te hará enojar y mucho, pero no es tan simple —blanquea los ojos al escuchar otra vez esa afirmación y sí, yo también estoy comenzando a odiarla, pero no es menos cierta por eso. Mi teléfono suena en el peor momento y tengo que atender—. Hola —miro a Hope y me levanto apartándome de ella.

—¿Estás con ella?

—Sí.

—Piensa muy bien en lo que vas a hacer, Matilde, firmaste un acuerdo de confidencialidad y...

—¿Qué harías en mi lugar? —la interrumpo.

—Esto no va de eso, va de que pueden joderte si...

—Dime, si estuvieras en mi lugar ¿qué harías? —ella suspira sabe cual es la respuesta—. Le diré solo lo que pueda decirle, no más. No soy estúpida. Otra cosa más, estúpida, imbécil —Daliah se ríe del otro lado—, ya les di demasiado tiempo para que le contaran, si ella me pregunta...

—No te corresponde decirle —dice tajante—. Alma quiere hablar con ella sobre esto.

—Dos meses —es lo único que le digo y se queda callada. Llevan casi dos meses saliendo en secreto—. Yo que tú le hablo a un buen cirujano plástico porque de seguro quiera ir a conversar contigo llevando a su osito y yo llevaré a dialogo si ella me lo pide, soy débil con mi mujer.

—¿Tu mujer? No me hagas reír.

Le corto y me dirijo de nuevo al sofá dónde está ella con una botella de whisky y el vaso casi lleno, me mira aún más enojada y yo no sé cómo comenzar, hay tanto que de que hablar, hay tanto porque disculparme, tanto que debe saber. Pero antes de hacerlo tomo su teléfono y el mío y cualquier aparato electrónico que tenga micrófono, los militares son bastante enfermos con la seguridad y aunque sé que Hope no dirá nada, será una amenaza si ella sabe. Gracias a Dios no hace preguntas o se opone, se ve de verdad exhausta y sé que lo último que quiere como yo, es pelear.

—Quién tiene ese reloj es Daliah —le digo sentándome a su lado tomando su mano, ella observa nuestras manos juntas, pero no dice nada.

—¿Ella es tu mejor amiga? —frunce el ceño— ¡ella está saliendo con mi hermana! ¡LA VOY A MATAR!

—Cálmate —tomo su mano—, deja que te cuente todo y luego si quieres tú y yo vamos a romperle la cara. Mi mejor amiga no es la estúpida, imbécil de Daliah, mi mejor amiga murió —bajo la mirada a nuestras manos—, ella era soldado y falleció en una misión, les tendieron una emboscada, Daliah volvió mal herida, pero Gwen no.

—¿Gwen? Tu amiga de la secundaria y la universidad ¿la tierna Gwen? —yo asiento— Lo lamento, principessa, no lo sabía.

—No tenías porqué saberlo ya no estábamos juntas, aparte luego de la universidad ella y yo nos distanciamos, ahí conoció a esta imbécil de Daliah —digo furiosa—. Daliah su superior militar y Gwen una oficial del ejercito, ni siquiera tendría que haber estado en servicio —niego con la cabeza recordando sus palabras.

—Mati, tengo que ir, ella estará sola, la misión es difícil y tengo un mal presentimiento.

—Pídele que no vaya, que la rechace, recién vuelves del servicio, es una locura, Gwen. No vayas, por favor —tomé su mano.

—Volveré, principessa —sonrió porque es la otra aparte de Hope que permitía que me llamara así—, aparte llevo mi amuleto de la suerte —me mostró el reloj—, nada va a pasarme.

—Besé su frente y la abrace fuerte, esa fue la última vez que la vi con vida. Daliah volvió tiempo después con sus medallas, usando el reloj que le regalé a Gwen ella se lo había dado para darle suerte y si que la tuvo, porque mi amiga murió.

—Por eso la odias —asiento— ¿Por qué no podías decirme?

—Firme un contrato de confidencialidad con el ejército, un bozal legal en resumidas cuentas que ahora no me importa violar, con tal de no perderte. Te contaré lo que puedas saber —respiro hondo y despacio— Las habían mandado a una misión secreta, a desbaratar... —me callo— es información confidencial, pero tienes que saber que no es una misión que figurara y que las bajas que hubo se mantuvieron en secreto —respiro.

—Te vi discutiendo con ella en el estacionamiento, vi cuando le pegaste  y cuando le escupiste —sabía que había visto mucho más.

—Gwen dejó sus bienes a mi nombre, no tenía familia y en el comienzo iniciaron los bares con esta mal nacida de Daliah, al morir ella me lo dejó todo a mí, no pensó que sobreviviría a la misión puesto que dejó un testamento días antes de partir, supongo que tampoco pensó que Daliah viviría y no quería que los bares quedaran en malas manos. Daliah me ofrecía comprarme la mitad del bar que era de Gwen, pero no quiero venderle, no quiero que lo último que me queda de mi mejor amiga, dárselo a ella.

Hope toma mejor mi mano y entrelaza nuestros dedos, hacía demasiado tiempo que no hablaba de Gwen, mis madres supieron de mi mejor amiga, de su perdida también, Matthew también lo supo, él me acompañó al funeral. Vivo en una lucha constante con su ex, fue su culpa que ella muriera, Gwen se fue por seguirla a ella, y como oficial superior la arriesgó y por eso la mataron, haré su vida imposible hasta el último aliento de vida que tenga.  Ahora viene la otra parte difícil y tal vez ella me odie y ahora si quiera alejarse de mí, pero no puedo ocultarle esto.

—Vino la madre de Alexis a hablar conmigo —sus ojos pierden todo el brillo e intenta quitar su mano, pero no la dejo—. Él murió, mi amor, ya no está más —su reacción es indescriptible, solo se queda callada mirándome— me dejó una caja con unas cartas, la caja tenía un pendrive con un archivo de audio, en el salían tú y él hablando —baja la mirada—, la cabeza en alto, mi amor —me mira—, aún lo tengo por si quieres escucharlo.

—No quiero, no quiero saber nada de esa noche, no me digas. Yo lo lamento tanto, lamento lo que te hice, lamento lo mal que obré, lamento haberte lastimado.

—Hope —le corto la perorata—, no hiciste nada —me mira extrañada—, en la grabación él te quería poner en mi contra, pero tú hablabas como lo has hecho siempre —me observa con lágrimas en los ojos—, una cursi enamorada —sonríe entre las lágrimas que se derraman—. Me confesaba en las cartas que hasta las fotos fueron un montaje por mi rechazo y él quiso vengarse.

Hope comienza a llorar de manera desconsolada, me mira e intenta hablar, pero no lo logra, se ríe y vuelve a llorar, luego me abraza fuerte, y el sollozo se abre paso entre sus lágrimas mientras va llegando la paz.

—Te amo —me dice y mi corazón late fuerte—, te amo tanto, principessa, yo sabía que jamás te podría haber hecho daño. Llevo años cargando con esta culpa de haberte lastimado, años pensado que soy una mierda, que soy lo peor que te pasó porque cuando juré protegerte lo que menos hice fue cuidarte —se separa de mí y seco sus lágrimas que siguen saliendo, tiene los ojos, la nariz y la boca roja. Comienza a hablar y con culpa baja las manos a sus manos—. Ese día cuando creí ver que Alexis te beso, por la posición en la que se puso, sentí que mi corazón se partió y por primera vez en mi vida me congelé, no supe que hacer, solo sé que me metí en una fiesta de alguna fraternidad y comencé a beber hasta ya no poder más. Todo lo que pensaba era que no importa lo que pasara, yo no podía perderte, ideaba planes para conquistarte, para que me eligieras a mí —yo jamás siquiera vi la posibilidad de perdonarla y ella solo pensó en que no quería perderme. Me siento una mierda.

»Cuando desperté a su lado desnuda, cubierta con las sábanas a ti viéndome decepcionada y furiosa parada en el marco de la puerta con una foto instantánea en tus manos, supe en ese momento que te había perdido, lo vi en tu rostro, jamás me lo perdonarías, jamás. Desde ese día vago con la mitad de mi alma, principessa —me observa como esos ojitos grandes de cada color— ¿ahora me perdonas? ¿Tengo una posibilidad contigo? —toma mi mano, pero me aparto.

—¿Por qué quieres estar conmigo? deberías odiarme, jamás te di ninguna posibilidad. Te culpé, te detesté, e hice tu vida un infierno desde que nos volvimos a acercar —comienzo a llorar—. No deberías querer estar conmigo.

—¿Por qué no? cualquiera en tu lugar que viera a su novia desnuda en la cama con otro, reaccionaría así.

—Cualquiera, menos tú.

—¿Y está mal? Que te ame demasiado, que siga enamorada de ti, que no me importe ¿está mal? No quiero volver a perderte, no voy a volver a perderte.

 ¿Por qué tiene que ser lo que su nombre significa? Me da la esperanza de que ella es todo lo que debería tener en mi vida. Jamás dejó de amarme, ni un por un segundo me atrevería decir, ella no dudó de su amor, de nuestro amor y yo si, yo ni siquiera pude volver a hablarle, ni siquiera contemplaba la posibilidad de perdonarla hasta hace unos meses, pero sabía que esa infidelidad sería una espina que a veces me haría dudar de mi misma y de la posibilidad de que si la mujer que amo se cansara de mí, se iría detrás de otra, ahora sé que jamás lo haría, Hope Antonopoulos, me ama y quizás no la odio tanto como le profeso, ni tampoco la merezca realmente.

—Te odio —le digo sobre sus labios antes de besarla y sonríe.

—Que rara manera de decir te amo, principessa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro