MATILDE

Luego de discutir y pelear con Daliah y Alma en el bar, me marché a ver a Hope y dejar de perder el tiempo con estás dos imbéciles, toqué la puerta, el timbre y ella no quiso abrirme, hasta que bajé al estacionamiento para dormir en mi auto y esperarla, dándome cuenta de que su auto no estaba aquí.

¿A dónde te fuiste, mi amor? Pero sobre todo ¿qué crees que viste?

Suena el teléfono en mi escritorio y respondo la llamada de inmediato, un timbre más y se me partirá la cabeza. No dormir bien hacer tres días desde que ella se desapareció de la faz de la tierra, solo diciendo estoy bien, me fui de vacaciones sin querer dar el lugar en dónde está, me tiene preocupada y sin dormir.

—Señorita hay una mujer que insiste en verla.

—¿Cómo se llama?

—No quiere decirme, solo me ha dicho que hasta que Matilde Albrecht no la atienda no se irá.

—Llama a la gente de seguridad que estén afuera de mi oficina, cuando lleguen hazla pasar.

Tomo el teléfono y veo las llamadas perdidas de Daliah y Alma, los mensaje que he decidido no responder y vuelvo a chequear de nuevo le chat de Hope, con todos los mensajes que le mande y no recibí respuesta de ninguno. Golpean la puerta sacándome de mi pensamientos en bucle que tengo desde hace días, doy autorización y entra una mujer mayor que conozco bastante bien. 

—Hola, Mati.

—Hola, señora Serrano —me levanto y le extiendo la mano algo nerviosa y sintiendo la garganta seca. Ella es la madre de mi mejor amigo, sí, ese mismo que engañó con Hope—. Tome asiento ¿en qué puedo ayudarla?

—Yo solo venía a cumplir la última voluntad de mi hijo —el vaso de vidrio que tenía en mis manos resbala, estrellándose contra el piso y volteo a verla horrorizada—. Alexis murió, Mati el mes pasado —siento que mis piernas flaquean y me agarro de mi escritorio para dejarme caer en la silla.

—No sabía nada, te juro que no lo sabía.

—Lo sé —toma mi mano por encima de mi escritorio y no puedo hacer más que llorar. Pese a lo que pasó él fue mi mejor amigo por mucho tiempo, compartimos muchísimas cosas—. Sé también que no terminó muchas cosas, pero quería irse en paz y le prometí que yo haría lo posible para terminar sus pendientes. Soy consciente de que mi hijo no hizo las cosas bien el último tiempo de su vida, y una de las primeras con las que obró mal fue contigo —deja una caja sobre la mesa—. Sé que es egoísta pedirte esto, pero ojalá algún día puedas perdonarlo, porque quiero que él descanse en paz. No sé que hay en la caja, espero que no sea tan grave —toca el cartón que se nota mal trecho y tiene mi nombre escrito—. Si algún día quieres saber donde lo enterramos, búscame, sigo viviendo en la misma casa.

Se va y me deja con más incertidumbres que antes, con una caja frente a mí y un secreto que se podría haber llevado a la tumba, pero no lo hizo, no sé si esta caja es solo para expiar sus pecados o si en verdad él pensaba decirme la verdad a pesar de todo. Sé que hace unos meses vino a verme, pero no quise verlo y ahora que lo recuerdo, noté lo delgado y demacrado que estaba, pero aún así no me importó, él me había hecho daño, ellos me habían lastimado, luego de eso apareció Hope, pero a ella no podía cerrarle la puerta en la cara tan fácil.

Abro la caja y encuentro una memoria USB y dos cartas con números: 1 Leer antes de abrir el archivo en la memoria, 2 Leer después de leer el archivo.

CARTA 1

Querida Mati, si estás leyendo esto es porque evidentemente no estoy y fallé en dejártelo en persona, no me quedaba mucho tiempo, pero quería hacerte saber de alguna manera lo arrepentido que estoy de haberte lastimado. Por aquella época era el cliché básico de novela romántica, me había enamorado de mi mejor amiga, y obré mal, pensé que en esta historia podría lograr quedarme con la chica, pero jamás tuve ni la más mínima oportunidad porque siempre has estado enamorada de Hope, y yo debí haberme resignado y aceptarlo, pero no pude y por eso te dañé.

Creo que desde ese momento en el que actué tan mal comenzó mi karma y las consecuencias fueron pagadas con la etapa terminal de cirrosis en la que estoy, espero que mi castigo sea suficiente y algún día puedas perdonarme.

Te amo, siempre lo hice, siempre fuiste mi única y mejor amiga. 

Alexis.

Con miedo coloco la memoria USB en la computadora la abro y solo hay un archivo de audio, le doy play y la reproducción comienza, escucho dos voces conversando una muy clara, la voz de él y otra es la voz de Hope que balbucea, pero se le entiende. Cuando la nota de voz termina, estoy llorando, lloro descontroladamente como si me hubieran avisado que mis madres han muerto, no tengo consuelo, años y todo lo que fui es una verdadera idiota, cegada por el dolor que ni siquiera se puso a pensar que ella jamás me haría algo así.

CARTA 2

Si escuchaste el audio de voz ahora entiendes porqué te dije que quizás era egoísta en esperar algún día tu perdón y créeme que entenderé si a pesar de todo no me perdonas. Hope, siempre ha sido una buena chica, siempre te ha amado y no sabes cuanto la odiaba por eso, porque no tenía nada que me pudiera hacer competir por tu amor contra ella, no había nada que hacer, ustedes se amaban y yo no tenía ni la más mínima oportunidad, pero fui un cobarde egoísta. Sé que las rompí, Mati, que te hice daño y que por mi egoísmo las lastimé a ambas incluso a mi mismo, porque después de todo te terminé perdiendo por querer vengarme de ti, y de tu rechazo.

Verás, estar cerca de la muerte te hace reflexionar en muchas cosas, mi idea en un principio era que escucharas cómo ella era capaz de traicionarte y hablar pestes de ti, pero la asombrosa Hope, no podía hacerlo, ni siquiera enojada o molesta contigo podía hablar mal del amor de su vida, entonces monté todo con la ayuda de un amigo despechado que había perdido a su novia en manos de una chica y quería una absurda venganza en contra de las lesbianas. Ya sé soy un asco de persona, lo sé, yo mismo me desprecié por esto.

Espero no haber llegado demasiado tarde, Mati, espero que puedas arreglar las cosas con ella y ser feliz, si de algo estoy seguro es de que, Hope, jamás te engañaría, de hecho no lo hizo. Ella te ama, mucho más y mucho mejor de lo que yo podría amarte alguna vez.

Te amo, aunque fui un cretino imbécil que definitivamente no te merecía como amiga. Espero que resuelvas lo que yo rompí, ya no me queda tiempo y ninguna ha querido verme. Éxitos en su relación a ambas, no la vuelvas a perder.

Alexis.

Me seco las lágrimas de los ojos y sonrío, por imbécil, por alivio y por amor. Miro por instinto la foto familiar de todos juntos luego de la muerte de mi abuela y le pido que me guíe que me ayude a encontrarla, entonces claro que sé dónde puede estar ella en el lugar dónde comenzó todo, porque así es Hope, una romántica sin remedio.

—Me voy —le digo a mi secretaria— cancela mis reuniones de esta semana, no vendré hasta la semana que viene —le digo con una enorme sonrisa—, luego hablo con mis tías ¡Adiós! —le digo mientras me alejo corriendo al ascensor— Hola —le llamo a Alma—, creo que sé dónde está.

—Dime o nos vamos juntas.

—No, hay algo que tengo que hacer yo sola primero, luego te llamo, le diré toda la verdad y te aconsejo de que esta vez me escuches y hagas lo mismo, te hablo en un par de días.

—Bien, suerte.

—Éxitos, cuñada, la suerte es para los mediocres. 

Le corto y me dirijo a mi casa para empacar mi ropa, espero que esté dónde pienso que la puedo encontrar, veo en una esquina el peluche que le mande a hacer hace unos días que también tomo, y el libro que una vez me presto y jamás le devolví, también lo tomo, y también tomo finalmente el libro que encontré y que ella tanto había buscado por eso tenía muchas copias del mismo. Si voy a recuperarla necesito llevar todo mi arsenal.