Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

AMNESIA

Jimin era un chico tranquilo, servicial y muy atento, le gustaba las cosas sencillas y el mundo lleno de colores, pero además de eso, era muy popular entre las chicas y, los chicos. Su cabello negro y sus ojos azules como turquesas eran un contraste envidiable, pero sus compañeros en la universidad comentaban que algo lo cambió, y fue justo después de que conociera a Jungkook, el nuevo estudiante transferido.

Jungkook era un engreído y malicioso chico que se burlaba de todos, su cabello rubio y sus ojos negros lo hacían parecer una divinidad caída del cielo por cometer un gran pecado, era frío y su vestimenta siempre iba de colores grises oscuros y negros.

Lo inusual para todos sus compañeros de la universidad era que estos dos se llevaran tan bien, como blanco y negro compenetrándose, como el Ying y el Yang, como si uno fuera el complemento del otro y se sacaran lo mejor y lo peor de sí mismos. Eran buenos amigos. Pero la verdad es que, todos desconocían que Jimin y Jungkook se conocían milímetro a milímetro, que sabían cuántos lunares tenía cada cual, incluso en las zonas más íntimas. Desconocían además que a ambos chicos les gustaba cómo sus lenguas palpaban la suavidad y el calor de la boca del otro cuando se sumergían en un apasionante beso, y que sus manos como unas adictas aventureras acariciaran la piel del contrario. Que amaban esa sensación de peligro que causaban sus deseos más libidinosos y la melodía de gemidos que les endulzaba los oídos al llegar al eretismo.

Sus compañeros siempre comentaban su extraña compatibilidad y se preguntaban el porqué de su misteriosa unión, porque ambos eran como el aceite y el agua. Hablaban además de que algo los hizo acercarse: el destino, la casualidad o conveniencia o… algo. Pero Jimin y Jungkook no conversaban sobre su pasado, era lo único de lo que se tenían prohibido hablar, porque guardaban un secreto que los comprometía gravemente y que este se descubriera, sería el final para ambos. Nadie podía saber que los dos ya se conocían, incluso antes de que Jungkook se transfiriera a la misma universidad que Jimin. Y nadie podía saber lo que hicieron.

●●●

Al llegar el último día de aquel mes de octubre de 2022 y, para evitar tantos comentarios de sus compañeros, Jimin y Jungkook decidieron viajar. Ambos habían recibido un mensaje por vía WhatsApp de un número desconocido, pidiéndoles encontrarse en una de las calles de la Ciudad Metropolitana de Daegu, también conocida como “Gotham Daegu”, una de las ciudades más peligrosas de la nación que para la fecha, estaba en pleno Halloween. El mensaje, más bien, era una amenaza, de que si no se presentaban en el lugar indicado, se revelaría ante todo el mundo lo que ambos habían hecho, algo por lo que no merecían el perdón de nadie.

Tras llegar a la ciudad, se dirigieron inmediatamente al lugar que se les había indicado. Llegaron al final de una calle, cogidos de la mano, donde un leve y frío viento les azoró el cuerpo. Delante de ellos se extendía un tupido bosque que parecía sumergido en un mar de oscuridad, ambos temblaron, sobre todo Jimin, porque minutos antes una señora había cogido una de sus manos y le dijo que estaba al borde de la muerte. El chico no entendía por qué aquella mujer le dijo tal cosa, pues él no tenía ninguna enfermedad terminal, estaba muy bien de salud. Jungkook por el contrario, estaba aparentemente tranquilo.

—Esto no es divertido —comentó Jimin mirando para todos los lados y soltó la mano de Jungkook, para coger su teléfono—, le enviaré un mensaje a ese desconocido para decirle que ya estamos en el lugar.

Junkook no dijo nada, Jimin sacó su teléfono de uno de los bolsillos de su pantalón, desbloqueó su pantalla y abrió la aplicación de WhatsApp, fue al chat que tenía con el desconocido y, con dedos temblorosos, tecleó que ya estaban en el sitio acordado; pero lo que obtuvo como respuesta, provocó que soltara el móvil y pegara un grito, cayendo de nalgas al suelo: una imagen de Jungkook con un cuchillo clavado en el cuello y los ojos extirpados le había sido enviada. 

Jimin estaba completamente horrorizado y lo peor, era que Jungkook no estaba a su lado, había desaparecido. De pronto escuchó un crujido a sus espaldas y que unos pasos se acercaban hasta donde él se encontraba tirado en el suelo. Era exactamente la una de la madrugada y las calles de aquella ciudad estaban desiertas, como si todo el mundo también hubiese desaparecido. Jimin, sintió mojar sus pantalones y a su mente le vino lo que le había dicho aquella señora: “Muy pronto, vas a morir, no tienes mucho tiempo”.

●●●

Por aquellas palabras de la señora que le vinieron a la mente, Jimin pudo levantarse del suelo, agarrar su teléfono y salir corriendo de allí, sin mirar atrás. Jungkook ya no estaba y no podía hacer nada para cambiar las cosas. Ni siquiera se había dado cuenta en qué momento pasó todo.

Caminaba desorientado por las calles desiertas de esa peligrosa ciudad, el frío colmaba sus huesos, no sabía para dónde ir, su teléfono después de que leyera un mensaje a su privado en WhatsApp, se quedó sin batería. Pero algo lo tenía alarmantemente preocupado; el mensaje fue enviado a través del chat de Jungkook, pero el texto no era suyo.

“Cuando te conocí, irremediablemente me enamoré de ti, tus ojos azules me cautivaron por completo, quise acercarme lo suficiente, pero me lo impidieron. Jungkook me lo impidió. Fue por eso que quise hacerte mío a toda costa y para eso debía eliminar el obstáculo que se interponía entre nosotros, pero tú, decidiste ser partícipe del plan que tenía Jungkook para alejarme de tu lado. Las cosas terminaron mal, muy mal. Ay Jimin, debieron haberse asegurado de que el trabajo lo habían hecho bien, debieron haberse asegurado de que yo ya no respiraba, de que mi corazón ya no latía. Es una pena, pagarán por lo que me hicieron. Ya Jungkook obtuvo lo suyo, solo me quedas tú. Atentamente: RM”.

Ese mensaje le había helado hasta el cerebro. Jimin y Jungkook habían cometido un crimen; pero para su desgracia su víctima había quedado con vida y ahora estaba cobrando venganza. Jimin no podía contener las lágrimas y tampoco podía creer que aquella horrenda imagen de su Jungkook era verdadera y no un montaje para asustarlo, después de todo en la información del perfil del pelirrubio aparecía: “última vez conectado 31/10/2022, 1:10 a.m.”.

Jimin sentía una enorme presión en el pecho, miraba a sus alrededores aterrado, hasta que advirtió una tienda de dulces y la ansiedad se apoderó de él. Se acercó con rapidez a la tienda pero estaba cerrada, y en el momento en que iba a mirar en su interior por el cristal, vio a su espaldas un chico alto, delgado, casi desnutrido, que lloraba sin parar y aunque se secaba las lágrimas con furia, estas volvían a correr sin cesar por su rostro. Jimin se giró en un flash, creyendo que tal vez fuese Jungkook; pero no vio a nadie. Raro. Regresó su vista al cristal de aquella pequeña tienda y, su cuerpo se quedó inmóvil; el chico que lucía como un despojo humano estaba más cerca de él. Cómo era eso posible. 

—¿Qué demonios…? —susurró apenas, un nudo se le formó en la garganta cuando observó a aquella figura, a través de cristal, que caminaba hacia él, con un largo cuchillo en una de sus manos, igual a aquel que vio incrustado en el cuello de Jungkook.

Jimin tragó en seco y aunque quiso gritar y correr despavorido, no pudo; ya lo tenía detrás, permitiéndole ver de quién se trataba: era Namjoon.

—¡Corre! —De repente, escuchó la voz de Jungkook—. ¡Corre Jimin! —Sintió como si algo le sacudía el cuerpo—. ¡Corre Jimin despierta!

—Déjalo dormir Jungkook, debe de estar cansado —escuchó la voz de Namjoon.

—No puedo dejarlo dormir, lleva ya más de tres horas rendido, además… no parecía tener un bonito sueño, míralo, está llorando. —Sacudió nuevamente el cuerpo de Jimin—. ¿Jimin, ya estás despierto?

—Jungkook —Jimin abrió los ojos, se lanzó sobre Jungkook y su llanto se intensificó—, me alegro tanto de que estés bien.

—Oye, pero si a mí no me ha pasado nada.

Jimin, Jungkook y Namjoon se encontraban en la casa de este primero, estudiando, porque al día siguiente tendrían un examen y la materia no era muy sencilla; pero en medio de su arduo estudio Jimin se había quedado dormido. En plena tarde, había tenido un sueño sumamente raro y aterrador.

—Me sentí tan solo —apretó a Jungkook con más fuerza, como si no quisiera soltarlo nunca—. Gracias por llegar, esperaba que lo hicieras, que me despertaras. —Suspiró—. Eres mi penicilina, Kook, mi remedio.

—Y yo soy como tu gato Jimin, que está sintiendo celos ahora mismo de ustedes dos. —Namjoon observaba como el gato de pelaje negro de Jimin llegó a la sala, donde se encontraban sentados en el suelo estudiando y, se detuvo a mirarlos—. Mira al animalito, cree que su dueño lo cambió por otro.

Jimin se alejó rápidamente, con las mejillas sonrosadas y se apresuró en coger a su gato y ponerlo entre sus piernas, para acariciarlo. Mientras, Jungkook escrudiñó con la mirada a Namjoon.

—¿Nam me acabaste de llamar animal?

—Es que pareces un conejo. ¿Acaso no te has visto en el espejo? Halloween se aproxima, te voy a comprar unas orejas y una cola de conejo, seguro te verás tierno —al decir esto último Namjoon sintió que un tinte de rubor se asomó en sus mejillas, por un momento se imaginó a Jungkook disfrazado de conejo, y en su mente se veía demasiado cute.

—Y tú pareces… pareces... —Lo miró de pies a cabeza, pero no encontró nada con qué comparar a Namjoon—. Ah, olvídalo.

Jimin obvió la conversación que estaban teniendo Nam y Kook, pues se entretenía acariciando a su gato, aunque sus pensamientos se encontraban sumergidos en la pesadilla que había tenido, al menos en la parte positiva, en donde secretamente era novio de Jungkook y nada más le importaba. Estaba feliz, porque Jungkook era su ángel tanto en los sueños como en la vida real. Le gustaba, incluso nombró a su gato J.K., aunque eso Jungkook no lo sabía.

—Siento que mi corazón palpita con mucha fuerza, temo porque puedan escucharlo —susurró, le preocupaba que supieran sobre lo que sentía. Jungkook era su amigo y, Namjoon, se le había confesado, pero lo rechazó, diciendo que ya tenía a otra persona en su corazón, y aún así, siguieron llevándose bien—. J.K. —le susurró al gato, aproximando su rostro al del animal—, no le vayas a decir a nadie mi secreto.

Jimin sonrió y siguió acariciando a su mascota, pero en medio de las caricias, sintió el pelaje del animal mojado y apartó la mano creyendo que se trataba de saliva del propio animal al bañarse; no obstante, vio que su mano estaba manchada con un líquido rojo. Se la llevó a la nariz, olía a sangre.

—¿J.K. cómo te lastimaste? —Jimin se alarmó—. Oigan chicos mi gato… —las palabras se le quedaron atoradas en la garganta.

Jungkook y Namjoon estaban inertes en el suelo, un charco enorme de sangre los rodeaba y un afilado cuchillo se encontraba en medio de ambos. Jimin miró la escena con horror, incluso su gato, estaba tieso entre sus piernas.

—Aaaaahhhhh… Aaaaahhhhh… —comenzó a gritar desesperado, asustado, horrorizado.

—Oye, Jimin, tranquilo. —Jungkook corrió a abrir la puerta de la sala—. ¡Doctor Nam apresúrese, está teniendo un ataque!

—¡Maldita sea! —Namjoon y un par de enfermeros entraron a la sala. Los enfermeros sujetaron las piernas y los brazos de Jimin, mientras Namjoon le inyectaba un sedante—. Detective Jeon, se lo advertí, le dije que así no podía entrevistarlo.

—Lo siento mucho doctor, pero tenía que hacer el intento.

Jimin dejó de patalear y de gritar, gracias al sedante se quedó dormido.

—¿Y, descubrió algo?

—No mucho, la verdad. Jimin no recuerda cómo fueron asesinados sus compañeros de la universidad. Y es nuestro principal sospechoso, fue el último que los vio con vida —suspiró cansado y se pasó una mano por detrás de la nuca—. Primero me habló de que él y yo te habíamos asesinado, pero que habías quedado con vida y fuiste a por nosotros para vengarte, que primero me mataste y luego fuiste a matarlo a él, pero justo en ese momento yo lo salvé… Aahh, es todo un enredo.

—Detective Jeon, le recuerdo que Jimin tiene amnesia disociativa, no creo que sea capaz de recuperar sus recuerdos. —Miró a Jimin tendido en la cama—. Ni siquiera recuerda a sus verdaderos amigos. Pobre chico. Y sé que cree que él los mató; pero sepa que acerca de eso usted no puede tener certeza. Tal vez él no fue quien lo hizo.

—Sí, tal vez.

El doctor Namjoon y el detective Junkook se quedaron mirando al chico por unos segundos, pensativos, sin darse cuenta que, tras la pequeña ventanilla de cristal de la puerta de la sala donde se encontraba hospitalizado Jimin, alguien los observaba, mientras que una media sonrisa se dibujaba en los labios del extraño.

—Nuestro encuentro nunca fue una coincidencia Jimin —susurró para sí—; pero el destino tenía celos de este amor y por eso, tuve que intervenir —soltó una pequeña risilla—. Como tú, también me asusté, tuve miedo de perderte. —Se colocó las manos en los bolsillos del pantalón que vestía y se giró para marcharse—. Pero ya estoy bien, porque sé que podrás recuperarte, de que volverás a nacer como una bella flor, y de que florecerás únicamente para mí —se alejó a paso lento—. Mi ángel, mi mitad, te estaré esperando, así que cuando llegue el momento, déjame amarte.

Fin.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro