Capítulo seis
Al llegar a la sala arcoíris, noté a Once un poco apartada de los demás, me daba un poco de lástima verla tan sola en un lugar como este, donde lo único que hacen es explotar sus poderes al máximo.
Me acerqué con cuidado, sintiendo la mirada de ambos cuidadores masculinos en mi, la otra cuidadora estaba en su mundo.
—hola pequeña —me incliné para poder verla.
—hola —respondió con timidez.
—¿Te gusta dibujar? —la niña asintió. —¿Te parece si dibujamos juntas?
Once se puso en pie un poco mas feliz que hace un rato, eso alegró mi corazón ,tomé su manito y juntas fuimos hacia los escritorios.
Ambas nos dispusimos a hacer nuestro dibujo, en mi caso fue pura inercia, como si estuviera en un trance, pues cuando terminé me llevé una gran sorpresa al ver una araña del tipo viuda negra ilustrada en mi hoja.
—¿Qué dibujaste Ary? —preguntó la pequeña.
—es una viuda negra —se la enseñé.
—¡Wow!
—¿Y tú?
—es un perrito —dio vuelta la hoja para que lo viera.
—es hermoso —sonreí enternecida.
—niños, es hora de ir a cenar —Peter llamó nuestra atención.
Todos los niños se pocisionaron en fila frente a las puertas, tal como si fueran soldados.
—Arell, te toca acomodar aquí —dijo Tyler antes de que yo saliera.
—sí, está bien.
Sin perder tiempo, comencé a acomodar todo los juegos y luego fui a los escritorios donde tomé todos los dibujos,incluído el mío y los guardé, fue en ese momento que un vago recuerdo inundó mi mente.
Venía tomada de la mano del doctor Brenner, llevaba puesto un vestido color rosa palo,medias largas blancas y zapatos de negros, mi pelo estaba peinado con una trenza.
Los pasillos por donde pasábamos eran de este mismo laboratorio, poco tiempo después llegamos a la sala arcoíris, Brenner simplemente me dejó ahí sin decir nada y se fue.
Observé que en esa misma habitación un niño de mi edad, sentando de espaldas a mi en el escritorio, tenía su pelo pulcramente peinado y la ropa que traía no era mas que uno de esos feos vestidos de hospital.
—hola —hablé intentando llamar su atención, no lo conseguí así que opte por acercarme, me incliné por sobre su hombro —¿Qué dibujas?
—es una araña —musitó, sin voltear a verme.
—es muy linda —me encogí de hombros.
—¿Te gus...? —se dignó a verme, pero al hacerlo se quedó mudo.
—¿Soy muy fea?
—al contrario —se sonrojó.
—am...gracias —bajé la mirada apenada.
—Soy viuda negra ¿Y Henry?
—¿Qué? —solté una pequeña risa.
—Soy Henry ¿Y tú?
—Arellys.
—Arellys...no es un nombre muy común —sonrió.
—no...es Latín, significa "La que posee la gracia de Dios" —expliqué.
—¿Tus padres son religiosos?
—un poco —asentí.—creo que leí en algún lado que el tuyo significa "El que estará por encima"
—¿te gusta leer?
—si, y veo que ti te gusta hacer preguntas —reí.
—soy muy curioso —se encogió de hombros, centrando su atención en el dibujo.
—bueno Spiderman ¿Tú sabes por qué estamos aquí?
—¿Spiderman? —Lucía confundido.
—es el superhéroe de un cómic —expliqué —¿Entonces?
—supongo que experimentaran con nosotros.
—¡Dios mío! —exclamé al ver su muñeca —¿Tienes un tatuaje? —tomé su mano para verlo mejor.
—así es como nos identifican.
—¿Van a tatuarme? —él asintió —le tengo terror a las agujas —dije asustada.
—Tranquila —tomó mi mano —no duele mucho.
—confío en ti.
Cuando regresé a la realidad, terminé mi labor y me dirigí a la cocina con el recuerdo de cuando conocí a Peter en mi mente.
Al llegar los niños ya no estaban, solo quedaba Peter.
—llegas justo para la cena —sonrió metiéndose en la cocina.
—no deberíamos estar juntos —le recordé mirando de reojo la cámara.
—está apagada, descuida.
—¿Y cómo estuvo tu día? —pregunté sentándome en las mesas para los cuidadores.
—tranquilo —salió con dos platos, puso un frente a mi —unos exquisitos macarrones con queso, para la dama.
—mm...una comida gourmet —bromee —gracias noble caballero.
—es lo que hay, pero son muy buenos.
Probé un poco, esta muy rico —está exquisito —admití.
—te lo dije
—hace rato recordé cuando nos conocimos —comenté.
—me dejaste embobado con tu belleza —sonrió.
—no pudiste hacer una pregunta coherente —reí —por cierto, si dolió el tatuaje.
—lo sé, por poco lloro pero no te lo dije porque no quería asustarte.
—¿gracias?
—de nada —guiñó un ojo.
—Peter, tienes...—señalé su cara —un poco de queso, si quieres puedo...
—no descuida —intentó limpiarse con su mano —¿Ya?
—no, es aquí —señalé la comisura de mi labio
—¿Y ahora? —preguntó luego de limpiarse.
—no...deja yo te limpió —tomé una servilleta
—creo que yo puedo...
Tomé su barbilla con mi mano y con la otra limpié la pequeña mancha en sus labios, al terminar sentí su mirada en mi por lo que lo observé también, estábamos a escasos centímetros.
—gracias —murmuró.
—no es nada.
—mm...bueno —nos alejamos —¿En qué estábamos?
Luego de cenar fuimos a nuestras habitaciones, entré a bañarme y luego me puse el piyama para finalmente acostarme.
Estuve dando vueltas en la cama unos cuantos minutos sin poder conciliar el sueño, al final opté por ponerme de pie y salir hacia la habitación de Peter con mucho cuidado. Entré y me acerqué a su cama, él dormía plácidamente como no quería despertarlo,me deslice despacio a su lado.
—mm...¿Ary? —volteó a verme medio dormido.
—no podía dormir, espero que no te moleste.
—nunca —pasó su brazo por mi cintura y me pegó a él, enseguida quede dormida.
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