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🍁𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿𝑿𝑿𝑰/𝒓𝒆𝒈𝒍𝒂𝒔 + 𝑺𝒎𝒂́𝒓𝒅𝒂𝒈𝒐𝒔🍁

Nunca conoces a alguien complemente, cada persona es tan transparente y a la vez totalmente inaccesible.

Axel y Axelle Smárdagos

Únicos hijos Mayida de Smárdagos, y herederos a un gran imperio.
Pero no siempre, ser el heredero es la mejor opción.

En una familia tan poderosa, siempre hay leyes de nacimiento, y una de ellas es tan simple como que el hombre debe permanecer en silencio toda su vida hasta que la mujer se vuelva la líder del hogar, es una.

En este caso Lira o mas bien Axelle, es la heredera y próxima líder, nació con aquella condición y aceptarla los primeros años de su vida fue sencillo.

Pero a medida que pasa el tiempo, cada persona obtiene su propia personalidad, sus propios deseos y el de ella era solo una vida tranquila.

Enfrentarse a su madre no era una opción, hacerlo podría perjudicar no solo si vida si no, también  la de Axel, su hermano gemelo.

Pero acoplarse a las órdenes de su madre cada vez era más difícil, y con el apoyo de su hermano entro al despacho decidida a hablar con ella.

—Madre.

—Ahora estoy ocupada Axelle, ¿Acaso no vez? Y para colmos vienes con el estorbo de tu hermano – dijo de manera agresiva mientras anotaba en su agenda con un lápiz.

—No soy un estorbo – irrumpió Axel haciendo que su madre rompiera la punta de su lápiz y lo viera como si quisiera matarlo pero se mantuvo firme – Intercambiare papeles con Axelle ella merece ser feliz.

—Axel que haces – dijo preocupada Axelle volteando a mirarlo mientras tomaba su mano dispuesta a sacarlo de allí.

—Lo necesario – respondió Axel separándose de Axelle y mirando a su madre – ¿entonces…?

Axelle podía sentir como su corazón palpitaba fuertemente, cada segundo que pasaba era una tortura y su madre mantenía el silencio.

—No hago esto porque quiero, son las leyes que tienen nuestra familia, ahora largo – respondió Mayida mientras tiraba el lápiz a la basura y sacaba uno nuevo, no pensaba sacarle punta.

—Axel basta, vámonos – jalo a Axel fuera de la había pero el estaba mucho más decidió que ella.

—Nada cambiará, ella tiene los mismo conocimientos que yo, además nuestro padre murió, el legítimo Smárdagos, y el era un líder, porque yo no puedo, déjala tranquila.

—Era hijo único, tu no ahora – la mujer se levantó y tomo un látigo para golpearlo por el pecho pero Axelle se interpuso – ¡Lo que faltaba! Los pájaros le tiran a las escopetas.

—Madre, lo que dice Axel en verdad, cambiaremos de roles, ya no seré la heredera.

—Los quiero de espalda ahora mismo – dijo la mujer pero al ver que sus hijos no se inmutaron soltó una carcajada – DE ESPALDAS DIJE.

Lo siguiente que sucedió fue tanto ella como su hermano de espaldas recibiendo su castigo ante su supuesta insolencia.

Pero el castigo no fue lo único que hubo ese día, hubo una gran luz, una luz de rebeldía en los mellizos.

Aún así, por más que intentarán hacer muestras de revolución, su madre encontraba la manera de acoplarlos, de que las demás personas no se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo y mantener su nombre.

Cómo aquella vez, en la que en una gran reunión entre las familias más poderosas del país, eran llevados por su madre para ser mostrados… o al menos hacerse presentes ya que tenían que llevar un cubre bocas.

Se les ocurrió la brillante idea de llegar si nada que cubría su rostro a aquel lugar.

Axel se presentaba como el heredero y Axelle se conservaba de manera sumisa ante los demás sin comentar una sola palabra o tan siquiera realizar algún sonido.

Claramente más de uno comenzó a murmurar sobre aquel evento y rápidamente llegó a los oídos de Mayida, la cual no se demoró en poner manos en el asunto.

Ya que nadie conocía los rostros de sus hijos, por aquellas extrañas leyes que imponían los Smárdagos, llamo a los de seguridad e hizo que los echarán.

Unas simples palabras explicando cómo suplantaron la identidad de sus hijos, y algo tan básico como ser respetada lo hizo perfectamente creíble.

Los sacaron sin problema y los llevaron a un sótano que había en aquel edificio en el que se realizaba la reunión.

Y el látigo se hizo presente nuevamente, golpe tras golpe, pero a ellos no les afectaba, se habían puesto cuatro abrigos para hacer que los latigazos golpearan más suave.

Estaban a punto de ganar la batalla, pero lamentablemente ganar una batalla no te hará ganar la guerra.

Se dio cuenta fácilmente y ordenó a sus hombres que los desnudaran, algo que nunca habían sentido, el látigo de manera directa contra su cuerpo.

Un sentimiento de odio creció en ambos, pero por ahora convenía ser sumisos, pronto volvieron a vestirse y volver a la reunión con el cubre bocas, pero no sé rendirían.

Pronto, un gran conflicto que tuvo su familia fue la gran oportunidad para mostrarse rebelde.

—El hijo de los Von Dier vendrá espero no sigan con los estúpidos ideales de cambiar papeles, ustedes son lo que son – las palabras de su madre durante el almuerzo resonaron por todo el comedor.

Miradas cómplices se cruzaron entre ambos gemelos, la oportunidad que habían estado esperando llegó, obligarían a su madre a aceptar sus condiciones.

Axelle tenia muy claro lo que quería en su vida, y su hermano, aunque no tenía las cosas muy claras estaba dispuesto a sacrificarse por ella.

Tal vez la gemela era egoísta, pero no hubiera aceptado si supiera que si hermano estaba totalmente de acuerdo.

Inclusive Axel fue la persona que más la motivo a esto…

Después de tantos intentos fallidos, estaban cerca, cada vez más cerca, conocían a su madre y sabían perfectamente que estaba a punto de ceder.

Entonces, se las arreglaron para  de sus diferencias clases para seguir a su madre.

Axel se encargo de hablar sin parar y Axelle se mantenía en silencio, cada vez que Mayida los miraba, Axelle hacia señas y Axel jugaba a intentar adivinar diciendo cosas sin sentido.

Su madre se esforzó por detenerlos, pero no podía castigarlos Gabriel Von Dier llegaría, y no pudo hacer más que aceptar, de lo contrario todo su plan se vería perjudicado, pero aumentaría el castigo una vez saliera de esto.

Se encargaría de darle un latigazo por cada palabra a Axel, y Axelle, la tiraría en la calle, amenazaría a la gemela, si ella habla o se niega a ayudar a su plan, mataría a Axel, no tenían mas opción que ceder.

Entonces así fue como los presento frente a los Von Dier, o al menos los que eran víctima del plan de su madre.

«Ellos dos son mis hijos, lamentablemente ambos no son hombres, pero da lo mismo, su hermano le va a costear su libertad.»

Esas palabras fueron suficiente para afirmarles que habían ganado, pero realmente solo se habían hundido más.

Ahora más que nunca estaban bajo las órdenes de su madre.

Mayida no aceptaría arriesgar su reina sin antes saber, que su peón estaba a punto de reclamar una pieza, para fortalecer su tablero .

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