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🍁 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿𝑿/ ¿𝒈𝒐𝒍𝒑𝒆 𝒐 𝒕𝒓𝒖𝒄𝒐?🍁

Cada persona tiene una razón de existir, un motivo por el que sigue presente, pero a veces el motivo es mucho más complicado de lo que parece, más si tiene una historia de por medio.

Emma

Alguien inofensivo como esa niña no le haría daño a nadie, decían, pero era ella quien veía a su madre llorar y a pesar de todo actuar como si nada sucediera.

Su madre repetía constantemente que no tenía la culpa cada vez que lloraba, con lágrimas de dolor y traición cayendo por sus mejillas.

Pero a pesar de esto, del sufrimiento que causaba, su madre quiso más a esa niña que a ella, su propia hija, eso pensó Emma por años, pero aquel día en el que el juicio final daban constantes golpes a la puerta de Levana, se reveló la realidad, la razón de ser, la razón de actuar y la razón de vivir, y con esta razón, las verdaderas de luna serían llevadas a su perdición o su triunfo.

Por esa misma razón, al escuchar la voz inadvertida de Karina, sus ojos azules se iluminaron, no era tristeza, no eran lágrimas, no eran desilusiones, era el comienzo de su plan, el inicio que había estado esperando, vio que iba por buen camino cuando sobre su propio eje comenzó a darse la vuelta y Aron la abrazo fuerte intentando distorsionar su objetivo, pero por más que lo amara ella sabía muy bien por qué había venido.

Madre, acabo de entrar al juego... tenías razón, fingir locura es una puerta a la victoria.

— Te extrañé linda – comento el moreno buscando retrasar lo inevitable.

Ahí estaba esa voz temblorosa y mentirosa de Aron, ahí estaban sus manos que fingían amor en sus caricias e intensidad en el deseo de que se quedara, ahí estaba él, creyendo que Emma no sentía como aquel hombre, negaba con su cabeza a Karina la cual no parecía captar las indirectas, los oídos de Emma habían escuchado muy bien...

— ¿Hay alguien más aquí? – pregunto inocente dándole la última oportunidad a su amado de decir la verdad.

— No – respondió rápido y seco, casi como si de eso dependiera su vida.

Emma le dio una suave sonrisa mientras, asentía detenidamente, entendía que había elegido el camino difícil. Cualquiera de las personas en su supuesto estado se negaría a sí mismos que aquel ser amado mintiera a tal punto que ignoraría a toda costa tal acto, y eso estaba haciendo, pero más haya de ignorar, ella esperaba que a Karina le ganara el impulso y hablara, ella diera el primer paso y por sí sola desatara todo lo demás, de esa manera no se vería involucrada como la causante directa.

Según todo lo que había estudiado y determinado gracias a los datos de un doctor conocido por todos, Karina no recordaría nada a menos que algo o alguien le hiciera recordar un pequeño suceso que desbloqueara esa parte de su subconsciente, por lo que su curiosidad por ser uno de los primeros tormentos de su hermana se hizo grande así que espero pacientemente su oportunidad.

Más pronto de lo que pensó escucho algo, algo que salía de ella... Algo que esperaba que preguntara, algo que la hizo entender todos los puntos a favor que tenía, además del hecho, algo que le hizo saber que debería dar una gran primera impresión.

— Aron, ¿aquella mujer quién es? – pregunto Karina.

Karina la cual acariciaba sus ojos ligeramente encapotados mostró inocencia y poco conocimiento, ella no sabía lo que había hecho y mucho menos a la bestia que acababa de soltar, pero Aron sí que conocía lo que había acabado de despertar, que más que una loca era la persona capaz de realizar una operación suicida, le persona capaz de decir: o es para mí o no es pera nadie.

Emma dio una suave sonrisa que poco a poco se extendió por sus mejillas mientras miraba a la nueva invitada que había preguntado por quién era ella, al momento de encontrarse con esos ojos negros solo soltó una risita sin ganas haciéndole saber a Karina que era alguien de todo menos agradable, y que tenía ganas de todo menos de ser buena.

— Que no había nadie aquí decía, que no sabe quién soy dice – se alejó lentamente de Aron para mirarlo – que me extraña... miente...

Todo salía tal y como lo había planeado, era como si el mismo dios supiera cuál era su meta y le diera el camino más corto y sencillo para llegar a ella, después de todo, el mito de qué dios tiene a sus favoritos era cierto, y ella era la prueba viviente de ello, y si no era la favorita de dios, pues no tendría problema en hincarse al diablo con tal de conseguir estas excelentes cuartadas.

— Karina, que tal si vuelves a la habitación – fue lo único que Aron encontró para decir buscando evitar lo que se avecinaba.

— No, déjala que se quede, esto es una hermosa reunion – el tono afectado de Emma era notorio y lo hacía aún más notorio el hecho que de que lo dijese entre risas – que tal, si le cuentas quién soy, o... ¿Se lo cuento yo?... ¿Qué es mejor?

Emma esperó que Aron dijera algo, que tuviera los pantalones para asumir lo que podría suceder, que mintiera o que dijera la verdad, pero que tan siquiera presentara algo ante Karina, algo preferiblemente a favor de ella y no de su hermana, pero el reloj hacía tic tac y Aron no pronunciaba nada, lo único que podía escuchar que pudiera provenir de él, eran sus fuertes latidos y su respiración pesada, parecía un conejillo asustado al verse rodeado por un león, típico de un hombre al cual le solucionan la vida.

Para lástima o ventaja de Aron, él era aquel conejillo que un león hambriento deseaba probar, y el león no eran nadie más que Emma, la cual se mecía de un lado a otro mientras miraba al moreno y luego a Karina haciéndoles saber las infinidades de cosas que podrían estar pasando por su cabeza.

Llego ese momento, el cual podríamos titularse como, se le zafó un tornillo, se le corrió el shampoo o se le corrió una teja, y esto no significaba más que una tragedia, era el momento de desempeñar su papel, el papel de aquella enfermedad que con ayuda de su madre se había inventado, era el momento de desatar la supuesta obsesión que tenía por Aron.

Por consecuencia del mismo momento clave, se desplazó lentamente hasta la cocina tarareando una canción o más bien una melodía, la cual al ella tomar un cuchillo de manera suave y señalarlo con este, Aron supo que tal vez sería la última melodía que escucharía en su vida.

— Nena baja el cuchillo, quieres – comento Aron buscando calmar las cosas.

— ¿Cómo que nena?, acaso, ¿no eres mi prometido? – interrumpió Karina con una mirada desconcertante hacia el moreno

Karina no sabía que tal vez esta era la peor decisión que pudo haber tomado en su vida, pero desde ahora aprendería lo importante de no meter la cucharada, se dio cuenta de eso cuando Emma dejo de mirar a Aron y desplazo lentamente su mirada hacia ella mientras acariciaba el filo del cuchillo con la lengua.

— Con que tu prometido – dio una sonrisa – mal uso de palabras querida.

— Linda, tranquila, podemos hablarlo, tú eres... – pudo haber seguido con su discurso, pero sentir como el filo del cuchillo lanzado en ese momento por Emma rozo su garganta, no le facilito las cosas – p-podemos hablarlo, no hagas algo de lo que te arrepientas n-nena.

Diría mentiras si dijera que ella no disfrutaba aquella manera en la que dominaba a Aron, en la que el hombre casi se ponía de rodillas ante ella mientras no dejaba de temblar, pero ahora no era el su objetivo, sino ella, y no le costaba hacer que su mirada recorriera todo el apartamento con tal de conectar sus ojos azules con los ojos negros de su peor rival.

— Aron dijo diecisiete palabras, serán diecisiete puñaladas para ti – le dio una sonrisa con una mirada fija – ya vez lo que me haces hacer – comento volviendo su mirada a Aron.

En ese momento, Karina entendió la gravedad del problema y supo que Emma podría tomar su vida en cualquier momento sin problema.

Karina retrocedió un paso y busco tontamente con sus manos algo para apoyarse mientras miraba como Emma caminaba hacia su dirección, por fortuna sin un nuevo cuchillo, pero por maldición con una mirada desquiciada.

Apenas si pudo entender qué sucedería cuando Emma se abalanzó sobre Karina, desatando una pelea entre dos gatas salvajes, una de ella solo teniendo el objetivo de matar a la otra y la contraria buscando salvarse de esta inesperada función. 

Aron actuó de inmediato, algo que rara vez podría lograr, era un hombre, pero aun así alguien fácil de asustar más cuando se trataba de Emma, mujer que ahora sostenía de manera firme por la cintura intentando alejarla de Karina.

Logro arrojar a la loca al otro extremo de la sala para ponerse en medio de ambas, pero para Emma este no sería el final, no cuando aprovecho haber caído al lado del cuchillo.

Se puso de pie y lo miro, son una sonrisa tierna mientras avanzaba hacia él, apuntaba a Aron y a Karina de manera amenazadora.

— El próximo que se mueva, sentirá el filo de mi cuchillo, atravesar su piel – determino con un tono suave y amenazador.

Karina observó a Aron, quien con un gesto le indicó que se quedara quieta. Ella solo obedeció, temiendo que algo pudiera pasarles. Estaba claro que cuchillo y Emma no podían ir juntos en la misma oración...

Emma dio una pequeña sonrisa y paso el cuchillo de un lado a otro mientras se acercaba a Aron, lo miro con una sonrisa y paso suavemente el filo del cuchillo por su garganta, entonces Karina vio esto como una oportunidad y pateo fuertemente en la pantorrilla de la mujer.

Al sentir el golpe, llevó rápidamente su mano a su pantorrilla. Aron aprovechó esto para tomar las manos de Emma y detenerla. Sin embargo, ella no se dejó tan fácil, por lo que con un movimiento de cabeza golpeó el rostro de Aron al echarla hacia atrás. Luego empuñó el cuchillo y lo dirigió hacia el rostro del moreno. A duras penas pudo esquivarlo, saliendo solo con una pequeña cortada en la mejilla.

Emma aprovechó que había eliminado al hombre, y se abalanzó de nuevo sobre Karina con el cuchillo ensangrentado de Aron en la mano, con la clara intención de apuñalarla.Emma sintió una mezcla de excitación y miedo al pensar en lo que estaba a punto de hacer. Sus manos temblaban ligeramente mientras se acercaba sigilosamente a Karina, quien la miraba con horror en los ojos. La adrenalina corría por sus venas mientras levantaba el cuchillo con determinación, lista para dar el golpe final.

Karina agarró la mano de Emma antes de que pudiera apuñalarla y tiró de su cabello mientras intentaba luchar contra ella, mientras Emma respondía violentamente arañando y rasgando la ropa de su hermana. Karina gritó de dolor mientras continuaba la lucha, ambas hermanas se veían decididas a no darse por vencidas. El sonido de la pelea resonaba en la habitación, mostrando la intensidad de su enfrentamiento.

Comenzaron a gritar y forcejear. Aron aprovechó la situación para pedir ayuda a sus vecinos. En cuestión de minutos, ambas mujeres estaban separadas y Emma fue llevada a la policía. A pesar de todo, gracias a su supuesta condición y su poderosa familia, saldría fácilmente. Aunque no había causado muchos daños, una cosa era segura: esa sonrisa maniaca no desaparecería de su rostro.

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