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🍁 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿𝐈/𝒍𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒔𝒊𝒏𝒐𝒏𝒊𝒎𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓🍁

Cada uno es protagonista de su propia vida, pero incluso la vida de alguien que no es protagonista de tu vida influye más de lo esperado.

Aron

Aron, un hombre alto y moreno, de buena familia y el deseo de cualquier mujer, pero desde pequeño ya tenía algo impuesto por su madre, la viuda de los Borges.

Desde pequeño su mente siempre fue preparada para sorprender a alguna de las hijas de Andrew Meyer, a pesar de ser de una buena y valiosa familia, la ambición corría por sus venas, después de todo algo era cierto, el apellido Borges no era uno de los grandes por sus compañías o influencia en la sociedad, si no, por aquellos matrimonios con beneficios de por medio.

Su primer logro fue sin duda, meterse por los ojos de Emma Meyer, la hija mayor y posible heredera de la riqueza de los Meyer, logro tenerla en su poder, ella siempre fue fácil de manipular, moverla como un títere era la mejor parte, pero cuando la misma fue diagnosticada con la enfermedad del TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), el señor Meyer decidió que no estaba en condiciones de manejar su empresa y asigno a su segunda hija, Karina Meyer como su heredera.

Esto del TOC fue un paso seguro para Andrew Meyer, para poder nombrar a su hija menor, única heredera, sin que los medios especularan, después de todo era algo que ya tenía definido, y que solo él sabía hasta que fue el momento de ser rebelado.

Como pueden imaginar todo su plan se vino abajo, pero no se rendiría, en ese preciso momento se puso manos a la obra y se volvió el amigo incondicional de Karina, haciendo aún más grande esa riña que desde mucho antes se traían las hermanas por diversas razones.

Aun así Emma seguía obsesionada con Aron y Karina no le ponía ni la más mínima atención en el aspecto romántico, algo a lo que se le sumó la aparición de su doctor de confianza y su guardaespaldas, dos hombres que al parecer también querían enamorar a la que llamaba su mujer, pero eso no lo iba a detener, él era un Borges y el lema de su familia se resumía en cinco palabras

La victoria o la muerte

Y para él esa frase solo significaba, que tenía que ganar o ganar y que por supuesto morir no era una obsesión, así que no se rindió, pero el tiro le salió por la culata, resulta que confundió a la Emma impulsiva y necesitada con la Karina controlada y que todo lo que tenía le bastaba, en vez de ser el titiritero termino siendo el títere de una mujer cuya forma de ser lo volvía loco, pero ella siempre era indiferente.

Al final de cuentas logro su cometido, pero no como creyó, ella no se enamoró, ella no estaba de rodillas, ella no se dejó dominar, ella no se entregó a él, en realidad ella solo estaba con él por petición de su padre, y como hombre se le hacía imposible contener su instinto sexual, y a pesar de estar comprometido y demostrarle su devoción a ella, también tiene su exótico pecado, su manera especial de satisfacer sus deseos carnales.

Estaba sentado en su escritorio, tenía una oficina y cargo importante en la empresa de su prometida, estaba al teléfono encargando varios ramos de flores, quería que cuando Karina llegara, encontrara tulipanes por toda su habitación, después de todo era su flor favorita, no iba personalmente porque quería dejarla descansar, quería que no se sintiera saturada, más de lo que el estúpido doctor y el idiota de su guardaespaldas la han de tener.

En ese momento entro Emma, cerro la puerta con seguro detrás de ella y se desplazó lentamente hacia él, su cadera se movía de lado a lado mientras pasaba sus manos por su cuerpo de manera delicada pero sensual.

Podían apreciarse cada una de sus curvas con ese vestido negro que se pegaba perfectamente a su cuerpo, y el corte que este tenía en una de sus piernas dejaba mucho que desear, además de una gran curiosidad.

Aron en bien la miro levantó una ceja y le dedico una sonrisa de ladeada que demostraba que tenía toda su atención, cosa que fue confirmada cuando colgó la llamada, dejo el teléfono de lado y se aflojó la corbata.

— Tu sí que sabes hacer una entrada.

Emma dio una sonrisa complacida por sus palabras y se sentó sobre el escritorio poniendo la pierna con la abertura sobre la otra en un carrizo, dejando ver un poco de su ropa interior, luego se inclinó suavemente para dejar a la vista la piel pálida y suave de sus senos que se dejaban ver por el escote.

— ¿Solo sé hacer una entrada Mon cheri? – respondió con un tono suave mientras acariciaba uno de sus hombros haciendo un suave masaje.

— Para nada preciosa, sabes hacer mucho más – se levantó de su asiento y puso una de sus manos en su cintura.

— Uhm, ¿Qué es lo que supuestamente sé hacer? – puso sus labios en un roce constante con los labios del contrario mientras sus alientos se juntaban.

— Muchas cosas maravillosas – respondió él contra sus labios.

Aron llevó una de sus manos a la rodilla de la mujer y la desplazo por todo su muslo hasta su cintura donde acaricio un poco por sobre el vestido mientras besaba entre su cuello y hombro, luego subió sus besos a los labios pintados de un rojo brillante de Emma y los capturo de manera agresiva mientras introducía su lengua y esta se movía de manera inquieta contra la lengua de la mujer.

Sus manos se desplazaron hasta los glúteos de la chica, donde dieron un apretón suave y se movían alrededor de estos moldeando su tamaño y forma, para luego levantarla.

Ella respondió a las acciones del moreno, pasando sus brazos por el cuello del hombre en una abrazo mientras seguía el beso, enrollo sus piernas en la cintura de este, haciendo que su vestido se levantara.

Aron se sentó en su asiento con ella sobre sus piernas y paso sus manos de sus redondos glúteos hasta sus piernas, aprovechado el paso libre que le daba el vestido, las subió por los muslos de Emma mientras daba apretones suaves hasta llegar al borde de su ropa interior y acariciar la tela.

— Es de encaje.

— ¿Lo recuerdas Mon cheri? De encaje negro – afirmo Emma antes de comenzar a lamer su cuello.

— Te la di hace unos meses, Karina no la quiso, pero tu sí – completo el moreno mientras apartaba sus manos de la ropa interior y las desplazaba a la espalda para comenzar a bajar la cremallera del vestido.

Emma volteó los ojos poniéndolos en blanco y se alejó, se bajó de Aron y camino hasta quedar al otro lado del escritorio, toda la pasión que había sentido se le había ido al carajo con solo escuchar la palabra "Karina", suficiente, tenía con ser comparada constantemente con ella como para que ahora Aron también lo hiciera.

— ¿Era necesario mencionar a Karina? – reprocho molesta.

— No me digas que te molestaras por eso, además ella es mi prometida, tú solo eres la que me complace sexualmente – espeto mientras se cruzaba de brazos sin darle mucha importancia.

— Bien, entonces me iré – dijo con un tono mimado en forma de pataleta.

— La puerta, bueno, tú sabes donde está, puedes irte.

La tonta no se irá, no puede.

Pensó el hombre mientras soltó una risita y abrió su computadora para fingir trabajar. Y aunque en otros casos una persona conocería la dignidad y se iría, pues en este caso ella solo conocía algo y era lo único por lo que velaban sus ojos, era Aron, quería tenerlo para ella sola y sabía que, si se iba ahora, no tendría ni una pequeña parte de aquel moreno que la volvía loca.

Logro resistirse unos dos minutos, pero cuando iba por el tercero su mano se movió sola y se estampó contra el computador haciendo que se cerrara, Aron levanto la mira encontrándose con los ojos azules de Emma mientras sus labios luchaban por no mostrar una sonrisa.

Emma derribó todo lo que había sobre el escritorio y lo tomo por la camisa dándolo un fuerte beso, parecía como si deseara comerle la boca, Aron correspondió y se levantó, empujo el escritorio a un lado y la tomo de la cintura.

Sabía que no se resistiría.

Se dio la razon mientras la ponía contra la pared y tomaba una de sus piernas, exactamente la de la abertura en su poder y la levantaba, ella no se quedó atrás y comenzó a desabotonar la camisa del contrario hasta dejar su pecho desnudo en el que solo se veía aquella cruz de su collar que colgaba de su cuello hasta la mitad de su pecho.

— Me gusta cuando te pones así preciosa.

— Cállate y hazme tuya.

Aron hizo que ella dejara enganchada su pierna en su cintura para llevar sus manos a la espalda y de un solo tirón abrir el vestido y lo bajo hasta que callo al suelo, se alejó un poco para mirarla de arriba abajo con su conjunto de encaje negro, de repente comenzó a sentir mucho calor se quitó la camisa la cual ya estaba desabotonada, se quitó el cinturón y desabrocho su pantalón.

Se acercó a ella nuevamente mientras relamía sus labios, tomo sus manos y las ato con su cinturón para luego tirarla de manera agresiva sobre un sofá que había en la oficina, se situó sobre ella y comenzó a lamer cuello mientras sus manos recorrían la cintura y cadera de la mujer de arriba a abajo, pero cada vez que llegaban a la cadera bajaban más la ropa interior.

Hasta que finalmente no la bajo más y tomo una de sus largas piernas y deslizo su lengua por estas hasta haber llegado a ropa interior inferior y quitársela con la boca.

Emma abrió las piernas dándole una linda vista de su parte íntima y aquella húmeda que ya podía verse, eso hizo a Aron arrugar la frente y sonreír sin ganas, tomo las piernas de Emma y el cerro fuertemente, haciendo que estas se golpearan entre sí.

La mujer lo miro consternada y su mirada claramente decía que se estaba preguntando qué sucedía, pero él no le daría explicaciones, no tenía que dárselas, simplemente la desato sin expresión alguna, se levantó y se abrochó el pantalón, se puso su cinturón y camisa y se la abrocho lentamente.

Emma se levantó y se acercó a este, tomo sus manos y las aparto de su camisa mientras su mirada lo juzgaba por su comportamiento, esto hizo apagar mucho más la lujuria de Aron.

— Deja de mirarme así, me recuerdas a mi madre – comento con un tono hostil mientras de un solo tirón aparto sus manos de las de la mujer y siguió abrochando su camisa.

— ¿Qué te sucede?, hace unos minutos decía que te encantaba y ahora... – no pudo continuar debido a que fue interrumpida.

— No te lo tomes a mal preciosa, pero eres demasiado fácil, te mojas con que solo te toque y ni siquiera puedes hacer que me ponga erecto – lo último lo dijo con cierto asco, tomo la ropa de Emma y se la tiro a la cara para continuar – ahora vístete y agradece que ni te echo de aquí desnuda.

Ganas no le faltaban, pero si la corría desnuda pensarían mal de él, y de igual manera, esa información llegaría a los oídos de Karina, debía aprovechar que su prometida no recordaba nada para poder ganarse su confianza.

Camino hasta su escritorio y soltó un fuerte suspiros mientras Emma tomaba su ropa y comenzaba a llorar a mares.

— ¿Por qué?, ¿Por qué me dices esas cosas?, ya lo hemos hecho tantas veces y me sale con esto, tú no entiendes, yo te amo – la voz de la mujer salía quebrada y con un leve hipo debido a lo mucho que lloraba.

Aron suspiró y se acarició la frente con desesperación, organizo su escritorio y puso todas y cada una de las cosas que habían tirado en su sitio, luego se giró hacia ella, la cual permanecía inmóvil, aun llorando, soltó un pesado suspiro y se acercó a esta, esa era la parte complicada de lidiar con ella, debido a su obsesión no podía echarla como a una prostituta porque ella no se iría.

— Preciosa, mírame, no me refería a eso, sabes que he estado estresado, necesito algo nuevo y como tú dices, lo hemos hecho tantas veces que me aburre – comento con algo de honestidad mientras tomaba el rostro de la mujer entre sus manos para fingir un suspiro resignando y seguir hablando – podemos hacerlo otro día y tal vez se nos ocurra algo nuevo, ¿si mi amor?

Ella tragó hondo y se limpió rápidamente las lágrimas, dio una sonrisa como si nada hubiese sucedido y asintió alegremente, Aron se vio obligado a besarla de forma tierna, algo que nunca hacía, los besos tenían muchos significados, algunos eran pasión o lujuria y otros eran amor y devoción, no sentía ni amor ni devoción, pero debía demostrárselo, después de todo le convenía tenerla de su lado.

Y ella como una niña pequeña se vistió y se fue creyéndose esa linda mentira de que la amaba mientras él se sentaba en su puesto y observaba la imagen de fondo de pantalla de su computadora, una foto de Karina.

Si tan solo Emma fuera tan difícil de conseguir como lo es Karina, me haría desearla aún más...

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