🍁 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿/ 𝒍𝒂 𝒆𝒙𝒑𝒍𝒊𝒄𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒖𝒔𝒂🍁
Han escuchado la frase “cada día sabemos más y entendemos menos” de Einstein, bueno, para muchos esa frase en este momento tiene un gran significado.
Estaba asimilando lo sucedido cuando Larry entró con su radiante sonrisa, sus ojos de un intenso verde esmeralda a los que evitaba mirar por temor a quedar cautivada nuevamente y por la bondad que demostraban cubriendo tanta maldad. No quería rendirse ante él y caer nuevamente en su juego; debía imponerse un odio hacia él de alguna manera.
No pudo resistirse mucho, pero al menos esta vez la curiosidad no logró vencerlo ni la forma en que su corazón latía más rápido, confundiendo su mente y haciendo que su corazón empezara a controlar su cuerpo de forma inconsciente. Fue la mano de Larry en su barbilla la que esta vez obligó a que su mirada se encontrara con la suya, pero no fue lo único que descubrió.
Sintió los labios húmedos de Larry en los suyos, pudo ver cómo cerraba sus ojos y centraba toda su devoción en el beso, odiarlo se le hacía difícil, pero en aquellos momentos su cuerpo correspondía de manera natural a sus acciones, y la forma en que no solo sus labios, sino todo su cuerpo deseaba más, le hacía doler el pecho.
Lo miro buscando una explicación de porque lo había hecho, pero solo pudo ver una sonrisa de un estúpido colegial enamorado, cuando claramente era mucho mayor, aun así, el noto la confusión de la mujer y se sentó en la esquina de la camilla tomando cierta distancia para darle una mirada mientras abría y cerraba los labios de a poco buscando las palabras apropiadas.
— No sé si recuerdas, bueno el doctor, aquí es Dominic, no se nada de que es o que te sucede, me dijeron que tal vez no recordarías algunas cosas por la Amnesia – suspiro algo incómodo mientras jugaba con sus dedos para luego proseguir – y bueno, si recuerdas, quiero disculparme.
Parece un cachorro recién regañado, apuesto que si tuviera orejas se vería tierno.
Tuvo que darse una cachetada mental para centrarse en lo importante, fue entonces cuando vio a un Larry desmoronarse.
El hombre no pudo hablar más, su voz se entrecortó, las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas y su brillo se desvaneció. Se cubrió el rostro con ambas manos y soltó un suspiro pesado para intentar calmarse. La mano de Karina amagó varias veces con posarse en el hombro de Larry para consolarlo, pero terminó en su boca mientras mordía sus uñas, esperando que continuara. En ese momento, lo escuchó de nuevo y deseó no haber deseado que explicara.
— Bonita, fallé en protegerte. No sé quién te empujó, pero lo hizo con la intención de acabar contigo – hizo una pausa para tomar sus manos entre las suyas y besarlas. Me lancé a salvarte en cuanto te vi caer, pero no logré evitar los daños. Fueron los seis meses más duros de mi vida. Extrañé tanto tus besos y tus caricias. Verte postrada en una cama, me rompía el alma, y me rompía aún más saber que Dominic estaría contigo. Sé que dijiste que nuestra relación es abierta, sé que estás comprometida con Aron y que aun así tienes encuentros tanto con el doctor como conmigo, pero no lo soporto.
Sus lágrimas caían como cuando se desbordaba una represa, se aferraba a las manos de la mujer como si temiera que las apartara, estaba resignado a lo que esta dijese, pero Karina en este momento no estaba en sus cinco sentidos para decir algo, de hecho tenía un nudo en su garganta, una presión en su pecho mientras intentaba ordenar todo en su cabeza y asimilar cada cosa que Larry había acabado de decir.
¿También soy pareja con él?
Sus manos no dejaban de temblar, creyó que entendería si supiera más, pero se equivocó, cada vez se confundía aún más, se estaba dando cuenta que no recordar casi nada, iba a ser su mayor problema.
Aparto sus manos cuando escucho la puerta abrirse, lo vio como su salvación, lo que se diría normalmente como salvada por la campana.
Larry entendió esto como un rechazo y se levantó rápidamente dando la espalda mientras se limpiaba el rostro para intentar no parecer afectado, para poder fingir que tenía dignidad. La persona que entraba era nada más y nada menos que el doctor Dominic con la orden de salida en su mano, al entrar su mirada pesada y fría se fue inmediatamente hacia el supuesto guardaespaldas, fingió no estar molesto mientras fruncía levemente el ceño y se preguntaba como era que Larry podía fingir también.
— Aquí está tu orden de salida - comento el doctor mientras se acercaba a Karina - tendrás que venir a algunos chequeos, pero puedo hacerlos a domicilio.
— Claro a domicilio que hombre tan atento – murmuro Larry esperando no ser escuchado.
— ¿Dijiste algo guardaespaldas de quinta? – espeto el doctor dirigiendo su mirada a Larry.
— No, Dominic, no dije nada...
— Señor Dominic para ti.
— Estás muy lejos de tener el título respetable de señor.
Dominic estampo contra la camilla la orden de salida, algo que sobresalto a Karina, haciendo que pegara un pequeño salto a Karina, ya que estaba distraída escuchando la conversación entre ambos hombres
Entonces todo el rostro de Dominic cambio, ya no le sonreía ni le demostraba ese amor, tal vez estaba molesto por encontrarse con Larry o la bipolaridad y la forma de jugar con ella que recordaba seguía presente en él. Karina se obligó a morderse la lengua y quitar aquellos pensamientos y preocupaciones, no se merecía su preocupación, pero con la mano en el pecho sentía que en realidad sí lo merecía, que en realidad era así porque no le daban la atención que requería.
Solo es un hombre soberbio y engreído, no debe ser mi preocupación ahora.
Decidió no hablar, ahora tenía más de un nudo en la garganta, ahora los vuelcos en el corazón eran más fuertes, ahora sentía la habitación más estrecha de lo que era, se sentía como un ave en una jaula mientras era acechado por dos hienas a que a su vista se reían de ella a sus espaldas.
Ambos le causaban una fuerte sensación, una que no podía describir, por lo que soltó una risa sin ganas y paso sus manos por su rostro, esa era otra incógnita de las muchas que tenía en su cabeza, su mente era una verdadera licuadora de pensamientos, en eso recordó algo que Larry le había mencionado.
¿Estoy comprometida? Joder otra mierda que descubrir añadida a la lista.
No puedo pensar mucho antes de que su atención se dirigiera a una puerta que era obligada a cerrarse de manera brusca por un Dominic furioso que acabó de salir.
Larry no perdió el tiempo y a grandes pasos se acercó a la camilla y tomo la orden de salida con un gran jalón como si alguien la estuviera teniendo fuertemente para que él no la tomara.
— Te ayudaré a vestir, no voy a permitir que te quedes aquí esperando que don engreído se disculpe por su pataleta cada vez que quiere solo porque tú se lo permites – su tono salió áspero, casi ni lo reconocía, le recordó a aquello que había escuchado antes cuando aún estaba en la supuesta cabaña de Larry y Lira.
— Puedo vestirme sola, es mejor que te vayas – dijo finalmente Karina.
A pesar del odio que tengas, la vida, a veces no juega limpio, y cuando Karina se levantaba de aquella camilla dispuesta a vestirse sola, cayó debido a que su cuerpo estaba débil y resentido por el tiempo que estuvo inmóvil, y como si Larry fuera su salvación, acudió a ella y la sostuvo para salvarla de un encuentro a mano limpia con el suelo.
— Deja tu dignidad para después.
Algo a lo que Karina no se pudo negar, no si desde ese ángulo tenía una hermosa y perfecta vista de sus facciones perfectamente definidas y sus ojos verdes brillantes, fácilmente podría ser un actor de Hollywood, así que termino dejándose ayudar por él.
En cuestión de unos quince minutos ya estaba vestida y con ayuda de su presunto guardaespaldas salían del hospital y se subían a un auto que como ya era costumbre no reconocía, aun así se memorizó la placa del auto.
ML 29 209
No sabía si era confiable subir a un auto conducido por el mentiroso y gran actor de Larry, pero no tenía muchas opciones, además en caso de que sucediera algo, siempre podía morir y ahorrase todo este rompecabezas, así que se subió.
Una vez en el interior del auto se apoyó contra la puerta mientras miraba por la ventana, estaba allí por si necesitara saltar en cualquier momento, curiosamente cada vez que desviaba su mirada al retrovisor se encontraba con la mirada de Larry, y así fue todo el camino, una lucha de miradas por saber quién caería primero, parecía un juego de niños, pero sin lugar a dudas era más que eso, solo esperaba morir o salir totalmente ilesa de la situación porque un más o menos, en este momento no lo soportaría, no con todos los problemas que tiene.
El tiempo pasó en cámara lenta, pero finalmente puedo respirar de manera honda y tranquila cando pudo sentir como el auto se detenía y Larry bajaba, al igual abría su puerta y le ofrecía su mano para bajar como todo un caballero, no hubiese tomado su mano, de no haber visto toda una mansión de fondo con asombro, así que tomo su mano y se bajó titubeando e intentando no caer.
Larry comenzó a guiarla hasta la puerta a un paso lento mientras mantenía una mano en la cintura de esta como si temiera que se cayera al suelo.
Al estar frente a la puerta pudo ver que en realidad era una pareja de puertas color negro, Larry levanto su mano libre y toco la puerta, solo tres golpes para que una mujer abriera con una sonrisa.
— Bienvenida señorita, qué bueno es tenerla de vuelta – pronuncio la mujer para hacerse a un lado.
Con ayuda de Larry entro a la gran casa mientras buscaba algo que la hiciera recordar, aunque fuera un pequeño fragmento.
Las paredes tenían una tonalidad color beige y el suelo tenía unas baldosas blancas que parecían espejos, al fondo podía ver dos escaleras en espiral en cada esquina y más al fondo lo que parecía una sala de estar, los muebles eran de un ambiente clásico, pero sus ojos se posaron en un cuadro y después de observarlo lo reconoció, era aquella foto que Larry le había mostrado de toda la familia Meyer donde claramente ella podía reconocer su rostro, el de su hermana, el de su madre y su padre.
— Necesitas descansar, te llevaré a tu habitación.
Karina, apenas y lo escucho, seguía concentrada observando cada detalle de aquella mansión, tanto así que se dejó guiar por Larry sin poner mucha atención a la dirección a la que se dirigían, hasta que llegaron a lo que se suponía que era su habitación.
Estaba llena de hermosos tulipanes que impregnaban un delicioso aroma floral, camino sola por toda la habitación mirando cada uno de los tulipanes mientras Larry se recostaba al marco de la puerta y la observaba con mal genio.
Mientras contemplaba la belleza de una simple flor, se encontró una tarjeta rosada con unas líneas doradas y la abrió encontrándose con una pequeña nota de la persona que había decorado tan hermosamente su supuesta habitación.
«Espero que te guste mi dulce tulipán, solo quiero que sepas que el número de tulipanes fue las veces que pensé en ti durante estos seis meses.Espero que cada pétalo te recuerde lo mucho que significas para mí y lo presente que estuviste en cada momento. Quiero que sepas que cada tulipán representa un hermoso recuerdo que compartimos juntos, y que mi amor por ti crece con cada flor que te entrego»
Aron Borges
Eso solo dio paso a más preguntas, cada una con menos respuestas disponibles y más incógnitas.Y cuanto más intentaban desentrañar el misterio, más enredado parecía volverse. Cada pista llevaba a un callejón sin salida, cada teoría se desvanecía en el aire. La incertidumbre se cernía sobre ellos como una sombra oscura, amenazando con engullirlos por completo. Y así, se encontraron atrapados en un laberinto de enigmas sin salida aparente.
¿Aron Borges podría ser mi prometido?, ¿será un enamorado más?, o, ¿es ese hombre que estaba ese día con Emma?
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