🍁 𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑽𝑰𝑰𝑰/ ¿𝒆𝒍 𝒇𝒊𝒏?🍁
Vivir nunca es una opción, pero, aun así, le tememos a la muerte, ¿Por qué temerle a nuestra liberación?
Estaba escuchando cada cosa que estos decían, se obligó a taparse la boca mientras se mordía el labio para no dejar escapar ningún sollozo, ningún posible sonido que la delatara ante ellos, que les diera la posibilidad de saber que ella los estaba escuchando, sus lágrimas caían de sus negros y profundos ojos y se resbalaban por sus mejillas sonrosadas.
— ¿Por qué no me dejas estar con ella?, siempre llegas e interrumpes – dijo una voz afuera de la habitación que era totalmente reconocible como Larry.
— Por favor solo hago mi trabajo como doctor, estar en todo momento con ella, además si se enamora de mí, ¿qué podría pasar? – dijo la otra voz masculina, la inconfundible de Dominic
— Ahh por favor, es nuestro deber mantenerla fuera del mapa hasta que nos indiquen, eso de enamorarla no tiene nada que ver allí, aparte, sabes que es para controlarla y confíe en mí, si Rebeca se entera de que estás de ojo alegre será un problema más.
— Cállate, al igual no importa, no menciones a Rebeca – soltó un resoplo para continuar – el medicamento para borrar los recuerdos está actuando bien, desde que no se interese por recordar rápido es suficiente.
Karina no sabía cómo reaccionar ante lo que escuchaba, ¿le dolía?, tal vez no, solo era la decepción que inundaba su cuerpo y hacía que sus manos temblaran, tal vez Dominic lo haría, pero, ¿Larry?, al parecer se confió más de lo que debía de él, no era lo pensaba.
En ese momento entro alguien en la casa y de inmediato se quedaron en silencio, como si aquella persona que acaba de llegar no pudiera enterarse de tal plan en su contra.
Sabía que era el momento de levantarse y dar la cara, pero no podía, su cuerpo pesaba y sus manos no dejaban de temblar, tuvo que tomarse un pequeño momento para inhalar y exhalar, empuñar sus manos y darse leves golpes en su pecho obligándose a reaccionar, y así sacar fuerza de un lugar que no conocía y ponerse de pie, posicionando su mano en el mango de la puerta.
Abrió la puerta y salió de aquella habitación dando una sonrisa forzada y un leve saludo con su mano, los observo a ambos, Dominic miraba por la ventana mientras tomaba café y Larry caminaba hacia ella.
Sus ojos negros se centraron en los ojos verdes de Larry y comenzó a preguntarse como esos hermosos ojos podían mentirle, él solo sonreía radiante como un sol mientras se acercaba, cada paso que él daba era un motivo más para que Karina deseara darle una cachetada, pero se contuvo esperando los próximos movimientos de judas.
Larry notó aquella manera extraña en como lo miraba su supuesta amada, aun así cuando se terminó de acercar no dudo en tomarla de la cintura y darle un beso en la mejilla que tocaba de manera sutil la comisura de sus labios.
Aquel beso no destilaba más que veneno, estaba segura de que él no sabía que mientras su beso la envenenaba ella solo deseaba apuñalarlo.
— Buenos días, te ves hermosa hoy – comento Larry mientras tomaba uno de los mechones de su cabello y lo ponía detrás de su oreja – me gusta ese nuevo cambio.
La mujer solo dio una pequeña sonrisa, no iba a hacer nada más, en eso escucho un ruido en la cocina y al darse la vuelta se encontró con la mirada de Lira, la sonrisa amable y cálida, le hacía preguntarse si tal vez ella también fingía su amabilidad.
— Bueno, mi hermana, hoy quería salir un rato contigo para que despejes un poco tu mente – sonríe levemente para luego suspirar – si no te sientes bien no tienes que...
— Lo haré – interrumpió sin titubear ni dudar.
Karina tomó la mano de Lira y la saco de la cabaña, dejando a Larry y Dominic confundidos por su actitud
Lira apenas si podía seguirle el paso, y la mujer no se detuvo hasta que la melliza cayó al suelo jalando a Karina con ella.
— Yo... – pronuncio Karina con la voz entrecortada – quiero hablar con la que se supone que es mi hermana, necesito saber por qué estoy aquí.
Creyó que Lira se negaría, tal vez hacía parte del complot de Dominic y Larry en su contra, pero, por el contrario, la mujer abrió sus ojos en un gesto de sorpresa para luego asentir con una pequeña sonrisa, no sabía si debía confiar en ella, tal vez solo fingía como lo había hecho su hermano, pero tampoco tenía otra opción.
Lira tomó su teléfono, por un momento Karina creyó que llamaría a Larry, pero no lo hizo solo le mostró el horario de cada autobús que pasaba rumbo a la ciudad, el próximo pasaba en unos diez minutos, tiempo suficiente para que Lira recuperara por completo el aliento.
Una vez que Lira estuvo bien, se pararon junto a la autopista, no tardo mucho en pasar un autobús y en cuestión de minutos ya estaban en el rumbo a la ciudad.
Aquel autobús estaba repleto de gente, casi no podía moverse y Lira parecía preocupada por que alguien viera el rostro de Karina y pudiera identificarla como la Meyer desaparecida.
¿Ella sabe quién es mi familia?, parece que no fue buena idea venir con Lira.
Karina pudo protestar, pero no lo hizo, aunque no fuera completamente confiable, tampoco quería ser descubierta, no hasta que pudiera estar frente a frente de su hermana y tener una explicación, así que debía fingir que no sospechaba de Lira.
Cuando por fin llegaron, dio un gran respiro al poder bajarse, aun así era incómoda la manera en como Lira vigilaba de manera tan paranoica, pero aun así servía como guía, ya que Karina no reconocía ningún lugar y estaba muy ocupada imaginando como sería estar frente a su hermana.
Mientras caminaba hacia su destino, los recuerdos de la conversación con su padre volvieron, tal vez estaba cometiendo un error al enfrentar a su hermana, pero necesitaba saber a toda costa quién era y porque tenían un plan para mantenerla censurada.
Cada vez que repetía en su cabeza aquella advertencia de su padre solo enfurecía más, tal vez solo era por la traición de Larry, pero estaba decidida, no daría marcha atrás.
Cuando llegaron, ni siquiera pudo identificar el lugar, y realmente no se hacía fácil saber en donde estaba, solo podía confiar en que ese edificio pertenecía a su familia por el gran título que había en su entrada.
MeyerBygg
El sitio estaba lleno de personas, no podía escuchar ni sus propios pensamientos, pero entonces el ruido aumento, entre preguntas y el sonido de las cámaras al fotografiar.
Se obligó a abrirse espacio entre la multitud y entonces la vio a ella... Una mujer de buen porte de ojos azules y cabello negro en un corte sobre los hombros, cuerpo lleno de curvas pronunciadas que su vestido rojo que llegaba hasta sus rodillas hacía más evidentes con un escote profundo en uve en la parte de su espalda dejando ver su tatuaje de las fases de la luna por toda su columna vertebrar, que hacía un perfecto juego con sus tacones de altos que favorecían a sus largas piernas, un lindo corte sobre los hombros en su cabello ondulado color negro, y sus ojos azules se mostraban elegantes gracias al suave delineado, sus labios pintados con un rojo fuerte y brillante que destacaba perfectamente con su perfecta sonrisa.
Aquella mujer no venía sola, de hecho estaba acompañada por un hombre moreno de ojos dorados, con un pantalón formal color beige, una camisa de botones blanca con manga larga, sus botones estaban abiertos dejando todo su pecho a la vista, el cual era decorado por un crucifijo y algunas cadenas doradas, su cabello recogido con trenzas pequeñas, sus cejas se mantenían elevadas con una pequeña cicatriz en la ceja derecha que atravesaba el parpado.
Ambos caminaban hacia la prensa, la cual comenzó a tomar fotos y hacer preguntas con más entusiasmos que antes, aquellas personas posaban como si sus vidas pertenecieran a los reflectores, entonces Karina reconoció a la mujer, era su hermana, aquella persona con la que necesitaba hablar a toda costa.
Karina se hizo espacio entre la multitud de camarógrafos y entrevistadores para poder caminar y pararse de pie frente a Emma Meyer con una sonrisa irónica, mientras los ojos azules de la contraria perdían su brillo.
Fue entonces cuando todos, los camarógrafos, reporteros, entrevistadores, todos se dieron cuenta de que Karina Meyer había vuelto, y a pesar de como estaba vestida mostraba el gran cargo de superioridad que le pertenecía, vio como la mujer de los ojos azules se acercó con el ceño ligeramente fruncido mostrando una preocupación totalmente fingida, y sin pensarlo le escupió en la cara, así es, frente a toda esas personas le había escupido a Emma Meyer.
Supongo que todo vuelve a su sitio.
Todos observaron perplejos ante tal situación, el silencio inundo aquel lugar, había entendido cuál era su sitio.
Su sonrisa era suave, pero llena de firmeza, que junto con su imponente mirada se hacía notar su superioridad, se dio la vuelta y comenzó a caminar, no tenía que abrirse paso ante la multitud, después de todo era la multitud la que se abría hacia los lados dejándole un camino amplio por el cual retirarse, fue entonces cuando los vio a ellos.
Dominic y Larry permanecía al lado de Lira, la cual tenía la cabeza agachada, con la vista firme en el suelo, podía ver en la mirada de ambos hombres, que no se esperaban lo que acababa de suceder y que estaban totalmente consternados por el cambio repentino en la actitud de Karina.
Camino lentamente hacía de aquellos dos hombres, con firmeza y la cabeza en alto, algo que a su parecer hizo que ambos retrocedieran un paso hacia atrás.
Una vez que estuvo a pocos centímetros ante ellos, les dio un bonito regalo, una cachetada a cada uno con toda su fuerza y rabia, para luego empujarlos y pasar por el medio de ambos.
Aunque Lira pareciera no entender, sí que entendía y sabía que lo mejor era ir detrás de Karina, así que eso hizo, camino detrás de Karina, sin siquiera ver a su hermano en silencio.
Su sonrisa no podría quitársela nada ni nadie de eso estaba segura, pero como nada es completamente seguro, cuando creyó que saldría de esto victoriosa y había logrado completamente todo, sintió el sonido de un disparo que rotundo en sus oídos, su cabeza comenzó a sangrar y sintió como su cuerpo caía lentamente hasta quedar contra el suelo, sus oídos retumbaban no podía escuchar nada más que el sonido del disparo resonando en sus oídos.
En ese momento levanto su mano y toco su cabeza justo en la herida de bala, sintiendo la viscosa sangre, sus ojos se fueron cerrando lentamente, su respiración se entrecortaba y su cuerpo temblaba mientras sentía como alguien la tomaba en sus brazos.
¿Es el fin?, justo ahora todo termino...
Fue en lo último que pudo pensar antes de quedar completamente inconsciente, esperando que su suerte fuese mejor de lo que había sido...
Aun así algo era cierto, esto está más lejos del final de lo que cualquiera de ellos podría deducir, el final siempre es el inicio de algo nuevo.
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