Entraron a la cabaña, estaba llena de pétalos de rosas en el piso, velas que alumbraban tenuemente el interior y encima de la cama, sobre unas sábanas de seda blancas, un corazón hecho con pétalos rojos.

— ¿Liv, amor, estás segura de esto? —preguntó Connor.

—Nunca he estado más segura de algo en mi vida, Connor, quiero entregarte lo más puro y lo más importante que tengo, mi virginidad, porque te amo. —respondió Liv.

—Yo también te amo, Liv, y sin duda serías la única con la que perdería mi virginidad. Nunca lo he hecho con nadie y me encantaría que fueras mi primera vez Liv, y la única en mi vida para siempre. —expresó Connor.

POV Connor

Nunca en mi vida he estado tan nervioso, es que con Liv todo cambia, hasta yo cambio, el mundo por completo cambia, ella logra que me sienta vulnerable y tímido. Mi sangre late con fuerza, mi respiración es mucho más rápida, ella es diferente a todas las chicas, es la única que sabe cómo soy en realidad, al igual que yo sé cómo es ella.

Dentro de la cabaña acarició ligeramente su mejilla mientras calmo mis nervios, inclinando mi cabeza hacia sus labios con solo la fracción de una pulgada a tocar. Su cálido aliento a fresas se siente celestial contra mis labios. Cierro mis ojos mientras mis labios rozan los de ella, sus labios son suaves y húmedos cuando me devuelve el beso, mantengo mi beso suave mientras mis labios se mueven contra los de ella, sintiendo y saboreando su dulce boca con sabor a frambuesa, por falta de aire nos separamos, al mirarnos a los ojos sus pómulos se tornan rosados, haciendo que mi corazón comience a latir fuertemente en mi pecho.

Mi cuerpo se presiona con fuerza con el de ella mientras consumo sus labios con mi boca. Su suave gemido me sorprende y escucho mi propio gemido escapar de mis labios mientras sus dedos se enredan en mi cabello negro, ella jadea fuertemente al sentir mi lengua deslizarse por su labio inferior, donde nuestras lenguas juegan por el dominio, y nuestras manos resbalan sobre el cuerpo del otro, mi corazón late con fuerzas, mientras con mis oídos puedo escuchar suaves gemidos.

Liv hace un nudo con sus dedos en mi cabello, mientras usa la otra mano para empujar mi cuerpo hacia la cama, cuando mis rodillas chocan con el colchón un gruñido leve sale de mi boca. Pongo a Liv encima de mí y me tumbo de lleno en la cama. Sus pequeñas manos se mueven por mi cuerpo y siento sus dedos levantar el dobladillo de mi camiseta, antes de sentir sus manos en mi abdomen.

Estoy completamente perdido en su beso y cada nervio de mi cuerpo es consciente de sus manos en mi piel desnuda.

Su boca se mueve rápido y hambrienta contra la mía, comienza a gemir y a moverse sobre mí, siento crecer mi erección y, el gruñido de Liv al sentirla entre su muslo me pone a mil.

Sigo besándola suavemente mientras siento mi cuerpo, mente y corazón diciéndole mil palabras. Paso mis labios por los de ella un par de veces y profundizo el beso, usando mis labios y lengua para decirle cuánto la amo. Si tan solo supiera cuánto me afectaba tener su cuerpo presionado contra el mío y mi boca sobre la de ella, como el simple roce de sus labios contra los míos hace que mi cabeza dé vueltas.

—Liv, nena, desde hace tiempo sueño con hacerte el amor. No puedo sacarte de mi cabeza, cada vez que cierro los ojos lo único que veo son tus ojos celestes, tu pelo rubio, tu dulce sonrisa. Juro que puedo escuchar tu suave risa en los momentos más aleatorios, aunque no estés cerca de mí. Liv, me consumes totalmente, cada segundo, cada minuto de mi sueño eres tú, Liv, solo tú. —pronuncio desde lo más profundo de mi corazón.

Le doy un ligero beso en los labios antes de trazar un camino de besos desde la comisura de su boca hasta llegar al lóbulo de su oreja, uso mis dientes para mordisquear y lamer su lóbulo, mientras la escucho gemir. Un suspiro sale de mi boca al sentir sus manos suaves y cálidas en mi estómago, acompañándolo con besos profundos y sus manos se deslizándose hacia mi espalda, jugando, haciendo círculos en mi cintura y clavando sus uñas en mi espalda, lo cual me hace jadear.

La miro a sus ojos celestes y deslizó una de mis manos debajo de su suéter, su piel es suave y cálida bajo mis dedos, utilizo mi otra mano para recorrer su muslo, ella se suelta de mi caricia y envuelve sus piernas alrededor de mi cintura y tira de nuestros cuerpos con fuerza, cierra sus tobillos en mi espalda, toco su rostro, ella se acerca a mi boca y me besa con fuerza mientras aprieta sus muslos a mi cuerpo.

—Hueles riquísimo, Liv... —susurro.

Corro mi lengua por su cuello, deteniéndose en su clavícula donde empiezo a chupar, sus suaves gemidos no se hacen esperar, son como música para mis oídos, mis manos recorren su tersa piel la cual es un sinfín de curvas, llevó mis manos a su sujetador y lo desabrochó, dejando sus hermosos pechos al aire, la miro al rostro cuando me doy cuenta del color rojo de sus mejillas, su pezón se pone erecto con el toque de mis manos en su piel. Aprovecho como están sus pechos y paso mi lengua sobre la parte superior, siento sus dedos en mi cabello y finalmente sus caderas se levantan juntándose con mi miembro.

Me tomo mi tiempo saboreando sus pechos y tocándolos, su respiración se vuelve rápida y los sonidos de placer que emite se tornan más elevados.

Beso su boca y cada segundo la necesito más, es hermosa y quiero más de ella, quito su falda y la ropa interior deslizándose por sus esbeltas piernas, ella pasa su mano por mi pecho desnudo, bajando hasta llegar a la hebilla de mi cinturón, donde también desabrocha mis jeans y la ayudo a quitármelos, quedando en bóxer. Pero quiero ir lento, esto es mucho más que sexo entre dos personas, este es un momento puro y de total intimidad que quiero hacer sin límite de tiempo.

Comienzo a besar su piel abriéndome camino hasta su muslo, deteniéndome en la curva de su cadera donde rozo mis dientes con su piel, haciéndola estremecer. Deslizo mi mano por su cintura llegando hasta su centro de placer, su respiración es agitada, mis dedos tocan su feminidad y un gemido fuerte sale de Liv, eso es todo el permiso que necesitaba.

Sus brazos envuelven mis hombros mientras levanta las caderas del colchón, ese movimiento hace que mis dedos se deslicen dentro de ella, empiezo a entrar y salir de su centro cálido. Liv no deja de gemir, ya mis bóxer me molestaban así que los saco tirándolos por la habitación, al ver su rostro veo mil emociones a la misma vez, se siente magnífico ser yo quien esté con Liv. Sus jadeos alcanzan el punto máximo llegando al clímax, me tomó de la cara y muerde mi labio inferior, lo que hace que gruña y, cuando suelta mi rostro, voy a su cuello a llenarlo de besos, lamidas y chupadas.

Ambos nos besamos con voracidad, ella envuelve sus piernas en mi cintura atrayéndome hacia ella, quedando completamente pegados, al sentir mi longitud en su centro, suelta un jadeo, ella comienza a moverse y siento su centro húmedo contra mi dureza, ella mueve sus caderas y yo la igualo a la par, al mismo ritmo que lleva ella, disfrutando la sensación de nuestra piel una contra la otra. Me pongo el condón rápidamente, ya que no quiero separarme ni un segundo de Liv.

Presiono mi dureza contra su centro, empujo con cuidado de no hacerle daño, aunque siento lo apretado en mi erección. Comienzo a besarla mientras me deslizo en su interior, me muevo lentamente hasta que siento como se amolda a mi erección, comienzo a moverme con penetraciones lentas, al verla sonreír y guiñarme un ojo es suficiente para mí.

Aumento el ritmo mientras sus manos recorren mi espalda y tocan mi trasero, aumento un poco más la velocidad hasta que estamos casi llegando al punto máximo, después de unas penetraciones más llegamos al clímax a la misma vez. Salgo de encima de ella para caer rendido en el colchón.

—Liv, mi amor, es la experiencia más hermosa que he vivido en mi vida. Una porque es con amor y dos porque sos la mujer indicada para mí. —me pongo de costado y tomo su rostro—. Liv, ¿quieres ser mi novia formal?

—Me encantaría Connor, y te amo más de lo que te puedas imaginar. —responde Liv.

—Igual yo, nena, también te amo. —nos besamos lento y dulcemente y luego ambos dormimos plácidamente.