Festejo de cumpleaños de Connor y Liv.
Connor y yo estábamos más comprometidos que nunca en nuestra relación, estábamos muy enamorados, éramos inseparables, es más, Connor comenzó a ir por las noches a mi cuarto. Se trepaba por los arabescos de mi pared hasta llegar al balcón y luego golpeaba mi ventana y entraba en mi cuarto para mirar televisión, hablar, besarnos, y muchos otros días escapábamos por el balcón y nos íbamos a nuestra cabaña para fundirnos el uno con el otro en amor y pasión, lo cual era cada vez más intenso.
Llegó el tan preciado Día de San Valentín y nuestra cabaña era el lugar más hermoso para celebrarlo ya que allí comenzó todo. En los tres últimos años creamos una tradición de celebrarlo con una deliciosa cena romántica, hacer el amor en la cama, también el baño, en el sofá, y en otros lugares de la cabaña, recordando que todo comenzó ahí, luego nos dábamos un baño y nos íbamos a la playa a ver el amanecer, nos quedábamos hasta que abría nuestro bar preferido, Bar Olimpo, y así terminaba nuestro Día de San Valentín. Solo que esa vez cuando nos íbamos a casa le hice un regalo a Connor. Era una pulsera masculina de oro blanco de la cual colgaba mi inicial, y yo tenía una igual con su inicial.
Los dos teníamos una frase: "Cuando entre en tu vida y seas feliz, te darás cuenta de por qué los demás no se quedaron". Todo parecía un cuento de hadas por lo perfecto que era, pero era nuestra realidad, en la que vivíamos extasiados de amor, felicidad y buena dicha, era como un regalo de los dioses hacia nosotros.
Faltaba poco para el cumpleaños de Connor y nuestros amigos comenzaron a preguntarnos dónde lo haríamos, si lo haríamos en la misma fecha o en una distinta, etc.
—Chicos, la verdad es que no tenemos idea, falta un mes para el cumpleaños dieciocho de Connor y cinco meses para el mío, pero no hemos pensado en nada aún. ¿Qué se les ocurre a ustedes? —pronuncié.
Aly y Bastiaan propusieron que pudiésemos hacer una cena con nuestros familiares para el día del cumpleaños.
— ¿Qué día cae el cumpleaños de Liv? —todos se fijaron en los celulares a la misma vez.
—Cae sábado —dijo Connor—, y ese sábado en la noche lo celebraremos a lo grande con todos nuestros amigos, será para divertirnos, bailar y tomar tragos, sin padres ni familiares mayores, sólo la juventud pasándola a mil.
—La parejita sanguijuela realmente tuvo una muy buena idea. —dijeron Alex, Angelo y Basha.
— ¿Por qué les dicen a mis amigos "sanguijuelas"? —preguntó Liv mientras Connor reía.
—Porque se la pasan todo el tiempo succionando la boca del otro, es repugnante verlos, son como las sanguijuelas. —respondió Cande.
—Ya me cansé de ver cómo nos tratan porque estamos enamorados, empiecen a buscar a alguien de quien enamorarse y no se darán cuenta de lo que hacemos. —espeté—. Dejen de poner sobrenombres ya que el amor es lo más hermoso que existe en la vida. ¿Verdad, Connor?
—Sí, amor —afirmó Connor y agarró mis labios y los envolvió en un beso apasionado. Todos hacían caras de asco menos Aly y Bastiaan, quienes se reían como nosotros.
—Chicos, no nos distraigamos, a mí me encanta la idea de festejar con los familiares y amigos íntimos, ósea ustedes, y el día de mi cumpleaños reventar la noche. No estaría nada mal, ¿a vos qué te parece amor?, ya que también es tú cumpleaños bebé. ¿Te gusta la idea de festejar en grande nuestros dieciocho años? Aparte es el último año en el instituto. —manifestó Connor.
—Tendríamos que ver el lugar... —comencé y luego de recordar algo me paré como una loca. — ¡Ya tengo el lugar! Escuchen bien, excelente música, tragos deliciosos, un espacio bien grande bajo techo y con aire acondicionado, además con lugares VIP. ¡TROYA, chicos! Mi papá es socio del dueño, lo podríamos reservar para mi cumpleaños y estarían todos los de nuestro curso y nosotros, además de los colados que aparezcan. Podemos reservar los VIP tres o cuatro y no permitir el acceso a los que no estén invitados. ¿Qué les parece?
—Levanten las manos por un sí, así voy diciéndole con tiempo a mi papá —continué.
Angelo, Cande, Basha, Alex, Bastiaan, Aly, y Connor, todos levantaron las manos en señal de aprobación.
—Listo, que no se diga más. El mismo día de mi cumpleaños un almuerzo con familia y amigos, y a la noche TROYA. —anuncié felizmente.
—Eres un genio, amor, ven que te tengo que felicitar. —Connor me besó tiernamente y me agarró de la cintura, pegándome a su cuerpo.
—Ya sabemos que nuestra amiga es genial, pero por favor ya dejen de besarse. —todos comenzamos a reír, sonó el timbre y regresamos a clases.
***
—Ya había pasado un mes y festejamos el cumpleaños de Connor, estábamos invitados a una cena en su casa con sus padres, mis padres y nuestros amigos, sorprendiéndonos a ambos vino Akiles, un amigo de cuando éramos pequeños, éste se mudó hacía años con sus padres y esporádicamente sabíamos de él.
Acacia se lució con la decoración; la mesa, los manteles blancos con borde dorado, la vajilla de porcelana con diseños de dioses, copas de cristal y dos candelabros con velas que daban un toque cálido.
Fue una cena espléndida llena de risas y conversaciones, el menú elegido por la madre de Connor era una delicia, al igual que el postre. A las doce p.m. llegó la torta, cantamos el feliz cumpleaños y Connor sopló las velas, pidiendo sus tres deseos. Comimos un trozo de pastel de chocolate y los adultos se fueron a dormir mientras nosotros continuamos con la fiesta al lado de la piscina. Akiles nos tomó unas fotos de recuerdo ya que no sabía cuándo volvería a vernos.
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