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El mejor regalo, mis amigos.

—Wow, ¿es el regalo de tus papis? ¿Un Lamborghini? Qué regalito, ¿me lo vas a prestar? —dijo Alex.

—Por supuesto que no, me lo acaban de regalar. Es mi bebé y lo pienso cuidar, así que lo siento, chicos, pero con mi Lamborghini no se mete nadie. —manifesté con seguridad—. Pero ese no fue el único regalo de mis padres.

— Ah, ¿no? ¿Qué más te dieron? Cuenta. —dijo Aly.

—Se los voy a contar ahora que estamos todos juntos, mi madre me regaló un juego de aros, colgante, una esclava y un anillo los cuales tienen una historia muy bella en la que un Conde tuvo que elegir entre su puesto o el amor de mi tatarabuela, eventualmente se casaron y estas joyas fueron pasando de generación en generación, dándoselo a la primogénita cada vez para que encuentre su amor eterno. Le tocó a mi madre por ser la primogénita y ella me lo regaló a mí porque soy su única hija. Y es verdad, ya encontré el amor eterno en Connor. —conté.

—Tú, nena, también eres mi amor eterno. —me correspondió Connor con una sonrisa.

—Liv, es hermosa la historia que tienen esas joyas, me encantaría tener una historia de amor similar entre un Conde que eligió a una plebeya por amor, pero a mí me gusta más el auto. —dijo Alex y todos los chicos lo apoyaron, excepto Connor y Bastiaan.

Entramos al instituto y mientras caminábamos para llegar a nuestra clase recibí saludos y felicitaciones de compañeros y compañeras de mi curso. La mañana pasó rápido, al sonar el timbre fuimos a la cafetería como era costumbre, todos mis amigos y compañeros de curso me cantaron el Feliz Cumpleaños y de repente en la pantalla apareció un video que mostraba todos mis cumpleaños en el que cada uno de mis amigos me daba una dedicatoria, también hicieron participar a mis padres, los padres de Connor, la directora, y a casi todos mis compañeros.

—Muchas gracias, chicos, este es mi mejor cumpleaños, son los mejores. Estuvo hermoso el video, muchas gracias a todos. —les agradecí con una gran sonrisa y me volví a sentar, cuando de repente sentí como me tocaron el hombro y al voltearme vi a Leah.

—Hola, Liv, perdón por no ver el video, no me acordaba de que era tu cumpleaños. —dijo—. Feliz Cumpleaños. —dicho esto me dio un beso y se retiró mientras hablaba con sus amigas.

—Wow, a eso llamo yo amor de prima, ¿en serio la vas a invitar cuando no recordaba tu cumpleaños? —preguntó Aly indignada.

—No me queda de otra, ya se lo prometí a mis padres y no puedo echarme atrás, así que cambiemos de tema, ¿sí? —respondí.

—Mira que todos tenemos regalos para ti, Liv, pero no los trajimos al instituto ya que te los queremos dar esta noche en tu casa. —soltó Basha.

— ¿Más? Chicos, con su amistad y el video hermoso que me hicieron es más que suficiente. —pronuncié.

—Claro que no, te compramos unas...

—Lo verás en la cena. —Cande no dejó que Basha siguiera contando.

—Eso es muy injusto, Cande, pero como las amo esperaré.

Sonó el timbre y todos nos fuimos a nuestros autos, Connor se despidió con un beso y me dijo que nos veríamos en la noche, además también me dijo que manejara con cuidado y que fuera prudente. Sonreí y me subí al Lamborghini, toqué la bocina y me marché acelerando sin pasarme del límite.

Eran las veintiuna horas, mi madre realmente se lució con la decoración de la mesa, poseía un mantel perla con ribetes plateados, un centro de mesa con flores blancas y rosa, dos candelabros de cristal con velas color perla, el plato principal de porcelana blanca y diseños en plata opaca -igual que el resto de la vajilla-, cuatro copas de cristal con la base en arabescos plateados y en una mesa rectangular de vidrio había una torta imponente de tres pisos con mi nombre y las velas del número dieciocho.

Busqué a mi madre y la encontré con Ava en la cocina, fui corriendo y me abracé a ella como una niña pequeña.

—Mamá, gracias por dejar tan hermosa la mesa, muchas gracias.

—No es nada, cariño, aunque también deberías agradecer a Ava, ella me ayudó mucho y para nada compramos una torta, Ava ya tenía preparado los bizcochuelos y sus propias manos la decoraron.

—Wow, de verdad que ambas se esmeraron muchísimo, muchas gracias por todo, soy la cumpleañera más feliz del mundo. —chillé.

—Bueno, hija, es hora de que comiences a prepararte para que cuando lleguen los invitados estés maquillada y vestida. Ve, mi amor.

—Sí, mamá, y gracias a las dos, las quiero.

Me duché y me cambié, poniéndome un bonito vestido corto con trasparecías y pedrerías, y unas sandalias plateadas. Me maquillé y fui al comedor a esperar los invitados, en un abrir y cerrar de ojos llegaron todos mis amigos junto con Connor y sus padres, todos me saludaron y me dieron sus obsequios, los padres de Connor me felicitaron por mi cumpleaños y ambos me besaron y me abrazaron, luego Connor me besó en la boca, un dulce y tierno beso que si fuera por mí duraría toda la noche, pero alguien carraspeó haciendo que nos separáramos, al mirar vi que era Leah con cara de pocos amigos.

—Hola, Leah, bienvenida. —saludé.

—Feliz Cumpleaños, querida prima, espero que te agrade el regalo, es de parte mía y de mis padres.

—Gracias. Hola, tíos. —saludé luego a mis tíos, que se encontraban al lado de Leah.

—Hola, Liv, ya dieciocho años. Por Dios, como pasa el tiempo. —dijo mi tío.

—Sí, en verdad pasa, pero ustedes están iguales a cuando yo tenía seis años. —sonreí.

—Eres un amor, gracias. —dijo mi tía.

—Por favor tomen asiento. —indiqué amablemente.

La cena pasó entre risas, anécdotas, cuentos y chistes. Realmente todos la pasamos muy bien, -bueno, casi todos-, ya que Leah tenía cara de estar en un funeral en vez de un cumpleaños. Luego me cantaron el Feliz Cumpleaños y soplé las velas, más tarde los adultos se retiraron, mis tíos y los padres de Connor se fueron a sus casas mientras que mis padres se fueron a su cuarto.

Como era tradición impuesta por los chicos siempre nos quedábamos escuchando música con una fogata encendida -ya que comenzaba a hacer frío- y charlábamos de todo. Pero estaba Leah, a quien simplemente no podíamos soportar por su cara de uva agria, por lo que optamos por hablar del spa y de a qué hora estaríamos en TROYA. Los chicos nos dijeron que ellos pensaban que lo mejor sería alquilar una limusina para ir y venir ya que si íbamos a tomar no era conveniente ir en nuestros autos. Todos accedieron a la idea de Alex.

—Chicos, Alex tuvo una maravillosa idea, así no tienen ningún accidente. Pero como todos saben, yo no tomo bebidas alcohólicas y quiero estrenar el regalo de mí padre, así que yo voy a llegar unos minutos más tarde en mi auto, ¿ok? —expresé.

—Está bien, Liv, pero solo por esta vez ya que eres la cumpleañera —dijo Connor.

Nos quedamos despiertos hasta las tres de la madrugada y acordamos no ir a clases ese día, pero lo único malo era que mi prima Leah se iba a quedar a dormir en mi casa hasta que la vinieran a buscar mis tíos, así que me tuve que despedir de Connor sin poder ir a nuestra cabaña.

Cuando se fueron todos le indiqué el cuarto de huéspedes a Leah y yo me fui a dormir a mi cuarto. Lo primero que hice fue mandar un mensaje a Connor.

LIV

Hola, amor, perdón que no pudimos ir a nuestra cabaña, pero Leah no se me despega ni un segundo. Mañana nos vemos sí o sí. Te amo,

Liv.


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