Aun no podía creer que estaba de vuelta a la vida de Yugi, desde mi lugar podía visualizarlo y me puso muy feliz el saber que seguía igual de hermoso.

Mi pequeño, mira nada más como has crecido.

Desde mi posición note como se ha dado cuenta que lo estoy viendo, él me mira con ojos brillantes, sus mejillas se ponen de un color coral, mi corazón comienza a latir rápido sabiendo que debo contenerme as ganas de ir hasta su lugar para ir abrazarlo con todas mis fuerzas.

Pero vuelvo en mi al saber que no me puedo presentar como realmente soy en realidad, eso pondría en peligro a Yugi y es lo menos que quiero hacer, además, de que estaba dándole caza al desgraciado que se trevio a ponerle las manos encima.

Juro por Ra, que ese hijo de puta me las pagará.

El maestro me indica que tome asiento justo detrás del asiento de mi chico, cordialmente le agradezco al profesor y voy hasta mi lugar.

Cuando pase a lado de mi chico mi corazón se aceleró un poco más en cuanto nuestras miradas se conectan y en cámara lenta pudo visualizar a un más ese brillo en sus ojos, esa luz resplandeciente que muchas veces me sacó de la oscuridad.

En estos momento me cuestionó si de verdad me reconoce, si puede hacerlo.

Pero la respuesta me cae como valde de agua fría mientras desvía su mirada, ¿tal vez avergonzado?, no lo sé. No nos decimos nada y por fin me siento.

La clase inicia y soy incapaz de prestar atención, estoy más enfocado en ver la espalda de Yugi, aquella pequeña espalda que necesitaba mi protección se ha vuelto más ancha y parecía que tenía una postura más firme como la de un guerrero listo para la batalla.

Sin embargo, mi pequeño guerrero estaba desorientado, confundido, no sabía quién era y que le había pasado.

Jaiba, me dijo que lo cuidara a distancia, y lo haría, o eso intentaría, pero estaba dudando. Yo quería estar de nuevo con Yugi, volverme su amigo, conocerlo como persona, aun que ya lo hacía en el pasado, el actual Yugi era un misterio que quería desenvolver por mí mismo, además, estaba la idea de por fin salir juntos a cualquier parte de la ciudad, podría tomar su mano cuando yo quisiera, podría incluso hasta besarlo, pero eso requerirá cierto tiempo.

Primero debía presentarme ante él como era actualmente.

- Yuki Jaden. - Digo mientras llamó su atención del chico de cabello tricolor.

Yugi observa mi mano mientras se la extendió, él la ve y la acepta.

Su tacto es suave y cálido, justo como lo recordaba.

- Yugi. - Dijo quedito, tímido y nervioso.

Al parecer algunas cosas no cambian.

- Un gusto, Yugi. - Le sonrió, su sonrojo parece aumentar y mi corazón se vuelve acelerar. - Será un placer tenerte como mi compañero. -

-L-lo mismo digo. - Dijo.

No quitamos las manos, nuestras manos seguían unidas y parecía que ninguno de los dos quería soltarse, ¿y como hacerlo compañero?, ¿sabes cuanto tiempo estuve esperando por ti?.

-C-creo que es mejor poner atención a la clase. - Para este punto, Yugi soltó mi mano.

Sin embargo, yo quería que eso no sucediera, pero debía hacerlo. Debía reprimir mis ganas por poder volver a tomar su mano.

La clase siguió normal hasta que finalizó, por mera suerte, el siguiente peofor no llegó, esto me daba una oportunidad de acercarme a Yugi, pero al inesperado paso.

Un chico de cabello azabache apareció por la puerta y se lo llevó sin más.

¿Quién carajo era él y por qué se llevó a Yugi como si fuera algo de su propiedad?.

*Continuará....