¿Esta Es... Mi Vida?.
Confundido miraba la casa, de arriba a abajo podía ver una pequeña tienda de juegos.
— ¿Dónde estamos?.— Pregunta el amatista confundido.
Su abuelo le ve aún con dolor en sus ojos, ver a su nieto de esa forma le entristece demasiado, nunca pensó que Yugi perdería totalmente su memoria, incluso se preguntó si llegaría a recuperarla pues el amatista parecía ser otro Yugi y no su nieto.
“Paciencia” se dijo así mismo Salomón: “El doctor dijo que 0robablemente recuperaría la memoria si le muestro algo que le resulte familiar.”
— Entremos, ¿de acuerdo?. — Le dijo Salomón mientras metía la llave a la cerradura para abrir la puerta.
Yugi por su parte veía los alrededores, parecía ser un día soleado y tranquilo. Monótono, a decir verdad. Pero nada de lo que veía le resultaba familiar.
“¿De verdad yo crecí aquí?.” Pensaba el amatista incrédulo.
— Anda, entra. — Salomón sacó a Yugi de sus pensamientos el menor asintió y se metió a la pequeña tienda que también era casa.
Una vez entrando a la tienda vio estantes repletos de juegos de mesa carteles que mostraban publicidad acerca de un tal «Duel monsters”.
No mentiría que el cartel era muy llamativo pues tenía letras grandes y brillosas con animales extraños y personas haciendo "cosplay".
— ¿Acaso sera algún concurso de disfraz?. — Pregunto Yugi sin saber que su abuelo lo veía atentamente y con decepción.
“De verdad ha perdido sus recuerdos. Ni siquiera reconoce el juego.”
Ese pensamiento ponía más triste al abuelo. Pero lo que realmente lo aterroriza a era el saber que su nieto moriría en cuestión de días si es que no llegaba a recuperar sus memorias.
Aquel ser se lo dijo y advirtió cuándo aquella noche trajo a su nieto con miles de heridas en su cuerpo. Haciéndole la promesa al veterano que si su nieto no recuperaba la memoria para el siguiente encuentro, se lo llevaría consigo hacia el reino de las sombras, allá le quitaría el alma.
Salomón movió su cabeza de un lado a otro para quitar esos pensamientos negativos. Necesitaba estar positivo a la situación, se aferraria a la esperanza de que Atem vendría, pues siendo sincero él sabía de antemano que el Faraón haría lo que sea por Yugi, incluso mataría por él si es que se lo arrebataran injustamente.
Pero...
¿Qué probabilidades existían de que el faraón regresaría a ayudar a Yugi?, la última vez, Yugi le contó que el faraón se le había aparecido en el último duelo que tuvo con Diva y Kaiba. Desde entonces, ha pasado un tiempo. ¿Qué le aseguraba que vendría?.
— Disculpe. — Yugi le llamó con un tono cortes y tímido. — ¿Dónde puedo descansar?. —
— Ven, sígueme. — Le indico el abuelito.
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— Es increíble que el combate allá quedado en un empate. — Kaiba esta sentado mirando fijamente a su rival quién, desde que llegó había tenido la mirada sería, pensando en lo que le había pasado.
Atem volvía a pensar en las palabras tan amargas del encapuchado, lo que le dijo lo dejó marcado, preocupado y enojado.
“ Debiste considerar quedarte con Aibou. Sí hubieras elegido esa opción, nada de esto estaría pasando; Yugi estaría bien, yo, no existiría, sus vidas estarían enredadas en días cotidianos que una pareja de novios, incluso, esposos, estaría disfrutando; paz, tranquilidad y buena compañía tendrían justo ahora... Pero, oh, sorpresa, el faraón vuelve a equivocarse una vez más... Preferiste irte y dejarlo solo, ¡a Yugi!, ¡a nuestra luz!, ¡nuestro aibou!... ¿Cómo te atreviste hacer eso?, después de lo que hizo por ti. Sí yo estuviera en tus zapatos, me hubiera quedado junto con él. Y no lo sé, era probable que justo ahora él y yo tuviéramos una familia.... Pero no. No es así. ¡Y todo por tu culpa!.”
— ¡Atem!. —
Atem reacciona al grito del castaño. El Moreno le ve desconcertado y un poco molesto.
— ¿Qué pasa?. — Pregunta Atem de vuelta.
— Ven a ver esto. — Le indica Kaiba mientras Atem se levanta y va a su lado para ver que en la computadora del CEO se ve lo que fueron las grabaciones de hace un par de días cuando Yugi recién ingresaba al hospital todo herido e inconsciente.
Atem gruñó con molestia y enojo.
Aquel encapuchado realmente hablaba enserio cuando lo enfrentó.
“Disfrute tanto de él cuando jugamos.”
— Ese hijo de puta. — Gruñó de nuevo Atem entre dientes, volvió sus manos puños aguantando la ira que sentía.
— Mis contactos en el hospital me informan que Yugi, unos días después de su ingreso, despertó con amnesia.—
—¿A-amnesia?. — Pregunto preocupado Atem. — ¿Por cuanto tiempo?. —
— No lo saben. La mente es muy misteriosa. Es difícil decirlo. Pero puede que jamás recupere la memoria, por lo que el informe que me pasaron de sus estudios médicos, es que, ni siquiera pudo reconocer a su propio abuelo. —
— Yugi. — Murmuró Atem lamentándose. Pensando de nuevo en aquellas palabras del encapuchado. Sí me hubiera quedado...
—Necesito verlo, ahora. —
— Ni lo pienses. — Lo detuvo Kaiba antes de que Atem diera un paso al frente. Este último le miró desafiante. — Si vas ahora, nos expondrás a los dos, recuerda para el encapuchado, nosotros estamos hecho polvo. No sabe que apenas salimos vivos. —
—¿Y qué propones?, ¿ocultarnos como ratas de alcantarilla?, ¿no dar la cara a ese mal nacido?, eso podrás hacerlo tú pero yo no. —
Aún que aquellos comentarios lo suelta Atem sin pensarlo, le resulta para el CEO insignificantes, realmente no le importa que Atem se esté expresando así, lo entiende.
—Cálmate . — Le interrumpió Kaiba. —Si no quieres que Yugi muera, no te aparezcas enfrente de él así. Se que tienes miedo a perderlo y no verlo nunca más, pero comprende que debemos de planear un contra ataque con aquel ser que enfrentaste, no puedes enfrentarte así de nuevo. A la próxima te matará y no estaré ahí para salvarte la vida. — Explica Kaiba. Atem solo se suelte del agarre del castaño y se vuelve a frustrar. No puede acercarse a Yugi de golpe y hablarle como si nada, Yugi le miraría raro y se alejaría de él.
— ¿Y que hago?, —Soltó frustrado Atem. —¿me quedo aquí esperando a que mi aibou muera?. —
— No. — Le respondió Kaiba hurgando entre alguna de los cajones de su escritorio sacando un pequeño artefacto. — Tal vez Atem Halackti no se le pueda acercar a Yugi Mutó, pero... — Kaiba le coloca aquel aparato en forma de reloj en la muñeca izquierda de Atem, presiona un botón y la apariencia de Atem cabía totalmente.
De ser un un joven hombre de piel morena, ojos rojos y cabello tricolor con aires de ser el rey del mundo, cambia a un chico con la piel ligeramente tostada, ojos como la madera y cabello castaño.
Atem mira muy impresionado al CEO, y este le sonríe orgulloso.
— Pero Jaden Yuki si se le puede acercar. — Le dice Kaiba.
*Continuará....
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