001: The sweet princess is upset.
001.
Ella.
Ashton toma mi mano cuando bajamos del auto, para luego entrar en la casa que habíamos comprado hace unos meses.
Desde que terminamos la preparatoria hemos sido muchísimo más unidos que nunca y habíamos convencido a nuestros padres para mudarnos juntos.
Me quedo quieta en mi lugar, analizando toda la situación, él parece notarlo.
-¿Qué sucede? -Su ceño se frunce y se acerca a mí.
- No es nada. -me encojo de hombros, restándole importancia.- ¿Les dijiste dónde estaba la copia de la llave, cierto? —escucho las voces de Calum, Ashton y Luke dentro de la casa.
- Olvidé decírtelo. -acaricia mi mejilla y sonriéndome levemente besa mi frente. Se separa, con sus hoyuelos marcados en sus mejillas y comienza a caminar, llevándome con él.
- Ash. -me detengo, de nuevo, haciendo que mi novio se gire a mirarme, interrogante.- Te amo. -susurro, acercándome a él y juntando nuestras frentes.
- Yo también, Mary. Te amo. -su aliento calienta mi rostro, llenándome de escalofríos. Beso sus labios, acunando su rostro con mis manos, acariciando sus mejillas.
Sus labios acarician los míos con delicadeza mientras sus brazos rodean mi cintura. Mis dedos comienzan a jugar con su cabello, despeinándolo; y sé que es momento de separarnos cuando un nudo se forma en mi garganta. Le sonrío, ocultando todo rastro de tristeza y terminamos de recorrer el corredor cuando gritos en la cocina me alarman. Le dedico una rápida mirada a Ashton y él va a ver que sucede con nuestros amigos.
Me escabullo hasta el baño, encerrándome y tirándome al suelo, abrazando mis rodillas y llorando silenciosamente. 20 minutos aproximadamente pasan cuando escucho las ruidosas voces de Michael, Calum y Luke acercándose. Me levanto del suelo y limpio mi rostro con agua. Me calmo y abro la puerta.
-¡La princesa ha salido de sus aposentos! -gritan al unísono, aplastándome en un caluroso abrazo grupal.
- La dulce princesa está molesta. ¿Qué le sucede a la dulce princesa que no fue a saludar a sus fieles? -Mike me apreta contra su pecho.
- Michael, hoja de papel, estoy bien. -me separo, empujando su cuerpo con mis manos.
- La princesa no quiere aceptar el cariño de sus fieles. -Luke se coloca una mano en el pecho, ofendido.
-¿Cuántas veces les he dicho que la princesa es claustrofóbica? -Ash me pasa una mano por la cintura, acercándome a su cuerpo.
- Apuesto 100 dólares a que no es claustrofóbica cuando la tienes entre el colchón y tu cuerpo. -comenta Cal, mirándonos con los brazos cruzados.
- Hey. -me defiendo, sintiendo mi cara sonrojarse.- A "la princesa" no le gusta que la llamen princesa. -gruño por lo bajo, recordando cuando tuve que recrear a una princesa en una estúpida obra de la escuela a la cual Ashton me había obligado a entrar porque según él "íbamos a ser el príncipe y la princesa." Al final fui yo la única de los dos que obtuvo el papel. Fui y sigo siendo el "hazme reír" de los chicos porque en la escena más "romántica" de la obra había tenido que salir corriendo del escenario por culpa de los nervios por el hecho de que mi primer beso iba a ser robado en una obra de la escuela a la cual no quería entrar y por un chico al que apenas veía en los ensayos. Patético, lo sé.
- Bueno, como sea. Ya nos íbamos, sólo pasamos a saludarlos, pero como no estaban entramos con la copia de la llave que está sobre la puerta y los esperamos. -explica Mike.- Hasta luego Ash, hasta luego Mary.
Los acompañamos hasta la puerta, y me despido con un abrazo de cada uno de ellos; sintiendo como la nostalgia me invadía de pronto. Mi estómago se revuelve y me apoyo sobre la puerta cerrada, conteniendo las lágrimas. Ashton me sujeta por la cadera y su respiración pega contra mi hombro.
-¿Estás bien? -su tono es preocupado y sus labios rozan la piel desnuda de mi hombro cuando pronuncia cada palabra.
- Perfectamente. -mi voz sale fluida y hasta yo me sorprendo.- Sólo cansada. -me giro, reposando mi cabeza sobre su hombro.
- Vamos a la cama. -me responde suavemente y me toma en brazos al estilo nupcial.
Inhalo su aroma, colocando mi cabeza en la curva de su cuello, abrazándolo. Huele a perfume y a Ashton.
-Hueles tan bien. -obtengo una pequeña risa en respuesta. Su risa.- te extrañaré mucho. -susurro para mi misma, comenzando a sentir esa peculiar presión en el pecho.
-¿Qué has dicho? -su brazo me da un ligero apretón alrededor de la cintura, capturando mi atención.
-Que hueles bien. -beso la línea de su mandíbula, jugando con mis dedos en su nuca.
-No, -ríe, abriendo la puerta de nuestra habitación.- eso ya lo sé. Lo otro. -me deja sobre la cama.
- Que te quiero mucho. -observo los músculos de su espalda contraerse cuando saca su camisa.
- Yo también. -se quita los pantalones y se acuesta a mi lado, tendiéndome la camisa con agujeros que acaba de quitarse.
Me coloco su camisa, quitándome el pantalón. Recuesto mi cabeza sobre su pecho, él pasa su brazo hacia mi cintura, estrujándome contra su cuerpo. Sonrío y lo abrazo, dejando un pequeño beso sobre su pecho.
- Buenas noches, princesa. -una pequeña risa sale de sus labios, ganándose un ligero golpe de mi parte.
- Deja de llamarme así. -le reprocho.
- ¿Sigues enojada por eso? -suelta una carcajada.
Silencio.
- "Ashton, Ashton. Te odio. ¡Tu deberías estar allí arriba, conmigo! Preferiría mil veces que me besaras tú, o cualquiera de los chicos, a que ese idiota. ¡Ni siquiera lo conozco!" -imita una voz chillona mientras ríe. Le doy la espalda.- Oh, vamos Mary, tienes que admitir que fue muy divertido. -besa mi hombro, pidiéndome perdón.
- Déjalo así. -le digo aún molesta.- A parte, te recuerdo que todo eso fue tu culpa por no actuar lo suficientemente bien como para conseguir el papel. -le escucho bufar y dejo escapar una risita. Me vuelvo a girar, depositando un beso sobre sus labios, solamente ejerciendo presión.- Buenas noches, cariño.
- ¿Sabes por qué se me hace tan divertida toda la situación? -me toma del mentón, conectando nuestras miradas. Avellana fundiéndose en café oscuro.- Que me estabas rogando que te besara, y al final de todo, fui yo quien tuvo tu primer beso. -le sonrío justo antes de que sus labios chocaran contra los míos suavemente.- Buenas noches, preciosa. -se acomoda a mi lado, acurrucándose contra mi.- Te amo. -deja un beso en mi mejilla.
- Te amo.
Y, estas palabras duelen decirlas, puesto que, en unos días, ya no estaría junto a él.
«No te queda mucho tiempo, Mary. Lamento tener que decírtelo.»
-
editado.
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