Capítulo 9: Aprendiendo A Ser Padres
Después de aquel día en que recibieron la visita de sus amigos, Mu había decidido que Kiki debía saber lo que sucedía. Después de todo, él y Alde siempre fueron muy cercanos, y según lo que le habían contado sus padres, no pasaba día en que Kiki no preguntara por su padre.
Así que, después de pensarlo y hablarlo por un par de días con Aldebarán, habían decidido que era hora de que Kiki volviera a casa con ellos.
Kiki, a pesar de ser consciente de la situación, estaba emocionado por al fin poder ver a su papá. El pequeño e inquieto pelirojo no había dejado de hablar en todo el trayecto sobre todos sus planes cuando viera a su papá.
Shion, Dohko, Izo, Ox y Mu no podían evitar la mezcla de emociones que los invadían. El optimismo del pequeño les llenaba de ternura, e incluso los contagiaba de esperanza. Pero a la vez los destrozaba ser conscientes de que las cosas no serían tan fáciles.
- Bueno, Kiki, ¿estás listo para ver a papá?- Preguntó Dohko, que se ofreció a acompañar a Mu y a Kiki.
- ¡Claro que si, abuelito!- Asintió emocionado el pequeño en brazos de su abuelo.
Dohko y Mu fueron a la habitación de Alde, junto con Kiki, mientras que Shion, Izo y Ox se quedaron en la sala. Estaban ahí para brindar su apoyo en caso de ser necesario, no para poner incómodo al pobre Aldebarán.
Una vez que llegaron a la habitación, Mu fue el primero en entrar, saludando a Alde como de costumbre, y confirmandole que Kiki estaba ahí.
Alde estaba nervioso, no recordaba a su propio hijo, pero a la vez quería verlo... Solo le quedaba hacer su mejor esfuerzo por sonreír y no arruinar todo.
- ¡Papá!
Un pequeño niño de cabellos anaranjados apreció, siendo sostenido en brazos por Dohko, el padre de Mu.
- Mamá ya me contó lo que pasó, y que no te acuerdas de nada.- Añadió el pequeño, que no tardó en saltar de los brazos de su abuelo e ir con él.- Pero no importa, yo te voy a ayudar a recordar todo.
- Gracias, ¿Kiki?
- ¡Si!- Asintió el pequeño.
Kiki hablaba casi sin parar, contándole sobre su escuela, sus amigos, los juegos que jugaban juntos, cómo había pasado las vacaciones al lado de sus abuelos, y muchas cosas más que se le ocurrían al pequeño pelirojo.
El optimismo del niño era contagioso, y su alegría era capaz de iluminar por completo aquella habitación. Aldebarán no lo recordaba, pero algo en él le hacía sentir un enorme cariño hacia el pequeño, y pronto se encontró hablando con Kiki como si todo estuviera normal.
- Vaya, creo que Kiki tiene una facilidad increíble para alegrarle la vida a todos.- Susurró Dohko a Mu, mientras ambos veían con una sonrisa la escena de Alde jugando con Kiki como antes del accidente.- Y Alde definitivamente es un gran padre, aún si no lo recuerda.
Mu solo sonrió, asintiendo, mientras colocaba sus manos sobre su vientre.
- Y cuando llegue mi hermanito podremos jugar todos juntos.- Dijo Kiki con una enorme sonrisa, captando la atención de todos los adultos.
Mu en ese momento quería que la tierra se abriera y se lo tragara, aún no sabía cómo darle la noticia a Alde, y Kiki acababa de soltarla así sin más.
Aldebarán se quedó sin palabras. ¿A qué se refería exactamente Kiki con esa frase?, ¿acaso....?
Dohko se sentía en la obligación de intervenir, pero no sabía cómo, y por dentro solo se le ocurría correr a llamar a Shion o Izo, que probablemente sabrían pensar con la cabeza fría y reaccionar mejor.
Kiki, con su inocencia, no entendía la reacción de los adultos, y continuó hablando.
- Un día antes del accidente, mamá me contó que va a tener un bebé, mi hermanito.- Añadió Kiki.- Pero me pidió que no te dijera, porque era una sorpresa.
El silencio se adueñó de toda la habitación por completo. Nadie se atrevía a decir nada, más bien, no sabían qué decir, hasta que Dohko decidió intervenir.
- Kiki, creo que tus papás necesitan un momento para hablar.- Dijo el castaño.- ¿Por qué no me acompañas a la cocina a ver si tus abuelas ya terminaron su competencia de galletas?
- ¡Si!- Asintió Kiki emocionado.- ¡Les traeré algunas!- Añadió el pequeño pelirojo, para después salir corriendo de la habitación rumbo a la cocina.
- Suerte.- Le susurró Dohko a Mu antes de irse.
Aldebarán no sabía qué decir, no se esperaba aquella noticia, ni tampoco sabía cómo reaccionar. Mu estaba nervioso, sentía el sudor escurrieron por su sien y como sus manos temblaban levemente. Era como si hubiera regresado en el tiempo a la vez que descubrió que estaba esperando a Kiki.
- ¿E-Eso es verdad?- Preguntó Alde nervioso, desviando la mirada.
- Alde, yo...- Tartamudeó Mu, con unas pequeñas lágrimas escapando de sus ojos.- Yo... Lamento no haberte dicho, pero... Yo... No quería preocuparte ni estresarte más, y... Lo siento.
- No, Mu, tranquilo.- Dijo Aldebarán, preocupándose por ver a Mu llorar.- N-No estoy enfadado, solo... Solo me tomó por sorpresa, nada más.
Mu no podía contener las lágrimas que brotaban de sus ojos sin parar. Aldebarán intentaba calmarlo, pero no sabía qué decirle. Al final, llegaron Izo y Shion a intervenir, preguntando qué pasaba.
- Y-Yo... L-Lo siento, no es nada- Respondió Mu, intentando limpiarse las lágrimas.
- Mu, cálmate.- Le decía Izo, frotandole la espalda.- Tu padre ya nos contó lo que pasó, pero cálmense los dos, todo estará bien. ¿Necesitan algo?
Mu negó con la cabeza, mientras intentaba respirar para calmarse.
Aldebarán solo podía sentir impotencia. Quería decir algo para calmar a Mu, brindarle algo de apoyo, pero no sabía qué decir ni qué hacer. Hace unos días había despertado en un hospital, sin recordar absolutamente nada de su pasado, y sin saber siquiera su nombre. Después, Mu había intentado ayudarlo a recuperar su memoria durante días, pero no había resultado alguno. Y ahora, que al fin conocía a su hijo, aún si no lo recordaba, estaba felíz de verlo. Pero la noticia de que Mu estaba en cinta le había caído como un balde de agua fría.
- Sé que no debería meterme en estos asuntos, y me juré a mí mismo que no lo haría.- Habló Shion.- Pero creo que en esta ocasión necesitan un consejo, ¿no es así?
Ambos asintieron con la vista baja, ya no eran unos niños, y sin embargo, sus madres estaban ahí consolándolos.
- No tengan miedo de pedir ayuda si sienten que no pueden solos.- Añadió Izo, para después acercarse a su hijo, acariciandole la mejilla como cuando era tan solo un niño.- Soy tu madre y te amo. Aún si no me recuerdas, yo recuerdo incluso el día en que supe que venías en camino, y cómo desde ese momento ya te amaba aún sin conocerte.- Añadió, con unas pequeñas lágrimas en sus ojos.- Sé que desde el día en que te casaste, yo le cedí a Mu mi puesto como el Omega que cuidaría de tí y en el que más confiarías. Y que por lo tanto, aceptaba que tú ya eras un hombre capaz de valerse por sí mismo, pero a veces las cosas nos superan por más fuertes que nos creamos.
- Izo tiene razón.- Dijo Shion, colocando una de sus manos sobre el hombro de Mu.- Nos consta que educamos a personas fuertes, valientes y capaces de enfrentar lo que sea. Pero a veces hasta los guerreros más fuertes necesitan una mano.
- Unas palabras de aliento, un consejo, o simplemente un abrazo.- Añadió Izo, tomando de la mano a su hijo.- Aún recuerdo cómo cuando nació Kiki, a veces ustedes terminaban buscándonos para pedirnos ayuda o un consejo.
- Vaya que fue más de una vez.- Añadió Shion, con una leve sonrisa.- Aún recuerdo esas madrugadas en que Mu llamaba llorando porque Kiki no se calmaba, y a Alde intentando calmarlos a los dos.
Mu se sonrojó levemente, e Izo compartido la misma sonrisa que Shion.
- O cuando Mu pasó por la depresión posparto, y Alde nos pedía consejos de cómo apoyar a su Omega.- Mencionó Izo, orgulloso del Alpha que educó.- Siempre demostrándonos que hicimos un excelente trabajo con ustedes.
...
..
.
Atenas, Grecia, 10/05/xxxx
Había pasado ya más de un año desde que Alde y Mu se habían convertido en padres.
El primer año había sido bastante difícil, teniendo que aprender desde cero, terminando por recurrir a sus padres de vez en cuando. Eso ayudó un poco.
Sin embargo, el diagnóstico de depresión posparto que recibió Mu, complicó varias cosas. Había días en que el peli-lila simplemente no quería salir de la cama y solo quería llorar todo el día, sintiéndose una madre horrible. Pero Alde siempre estuvo ahí para él, incluso acompañándolo a las sesiones con la terapeuta, y pidiéndoles consejos a sus suegros y sus padres.
Shion también había pasado por la depresión posparto, podía entender cómo se sentía Mu. Y Dohko podía entender lo que sentía Aldebarán al ver así a Mu.
Izo, aunque no pasó por la depresión posparto, podía entender el miedo que experimentaba la jóven pareja al ser su primer cachorro. Ox, a pesar de que no vivió la situación de su hijo, podía entender su miedo de no darle a su Omega todo lo que se merecía. Y siempre estaban dispuestos a darles una mano.
Gracias a ellos fue que lograron superar todos los obstáculos que se les pusieron enfrente, y por eso, en esa fecha tan especial, Alde, Ox y Dohko habían decidido organizar una pequeña fiesta sorpresa para los Omegas que amaban tanto.
10 de mayo, día de las madres. Los tres marcaron la fecha en el calendario, y antes de que sus Omegas despertaran, se pusieron en marcha, no sin antes dejarles una nota para citarlos en el lugar de la fiesta.
- ¿Ya está todo listo?- Preguntaba Alde, revisando por enésima vez la lista, quería que todo fuera perfecto. Los tres Omegas para quienes era esa fiesta no merecían menos que perfección.
- Que sí, Alde.- Le respondió su padre, palmeandole el hombro.- Ya perdí la cuenta de cuantas veces haz dado vueltas por todo el salón, revisando que todo haya quedado bien.
- Y yo de cuántas veces revisaste la comida y le cambiaste los ingredientes.- Se sumó Dohko.- Pasaste horas en la cocina preparando los platillos favoritos de Shion, Izo y Mu.
- Y ni hablar del pastel...- Añadió Ox, recordando como Aldebarán había pasado todo el día encerrado en la cocina y cómo incluso él y Dohko llegaron a preocuparse por creer que se había desmayado o algo así.- Aún no puedo creer que hayas hecho todo eso tú solo. Incluso tu madre requería la ayuda de al menos una persona para lograr un resultado así.
- Aprendí de la mejor madre del mundo.- Respondió Alde con una sonrisa, recordando aquellos días que pasó horneando galletas, pasteles y todo tipo de postres con su madre.- ¡Por todos los cielos!, ya casi es hora.
Al mirar el reloj, se dieron cuenta de que Alde tenía razón, quedaban solo cinco minutos para que Izo, Mu y Shion llegaran, y ellos no se habían siquiera peinado.
Fueron a los baños que había en el pequeño salón, a tratar de arreglarse lo más rápido que pudieron, justo a tiempo cuando escucharon las voces de sus Omegas.
- ¡Felíz día de las madres!
Fue la frase con la que los tres Omegas fueron recibidos, junto a un hermoso pastel de tres niveles, cada uno dedicado a uno de ellos.
Ninguno de los tres podía creerse lo que veían, y les fue imposible contener las pequeñas lágrimas de alegría que brotaron de sus ojos.
- Vamos, no se pongan así.- Dijo Dohko, mientras abrazaba a su Omega.- La idea era alegrarlos, no que lloraran.
- ¿Ustedes planearon todo ésto?- Preguntó Izo, abrazando a su Alpha.
- En realidad, fue Alde quién tuvo la iniciativa y nos ayudó a planificar todo.- Le respondió Ox, rodeando con sus brazos al peli-negro.- Él fue quién hizo el pastel y la comida.
- N-No fue nada realmente.- Dijo Alde, con las mejillas levemente sonrojadas.- Es lo menos que podía hacer por los tres.
Mu no dijo nada, y simplemente abrazó a su Alpha, aún con Kiki en medio de ambos.- Es en serio, ¿qué fue esa acción tan buena que hice para merecerte?- Dijo Mu, con una sonrisa en sus labios y pequeñas lágrimas de felicidad en las mejillas.
- Bueno, ésto es una fiesta, no un velorio.- Dijo Dohko.- ¡¿Quién quiere comer pastel?!
El pequeño Kiki de apenas un año de edad fue el primero en alzar sus pequeños brazos en dirección de su abuelo y balbucear, causando la risa de los adultos por aquel gesto tan adorable.
Fue una fiesta pequeña, pero bastante linda y con un ambiente sumamente agradable y familiar. Era una celebración en honor de los Omegas, así que fueron sus Alphas quienes se encargaron de todo.
Incluso prepararon unas palabras para aquellos, que eran mucho más que solo sus compañeras de vida.
- "Shion, tenemos ya más de veinte años de casados, y, aunque no siempre ha sido fácil... Ya sabes, desde un broche de la discordia intentando impedir la boda, hasta cambios de humor repentinos de vez en cuando.- Comenzó Dohko aquellos discursos, provocando una suave risa en los presentes por la mención de aquel broche, que ya era una anécdota que nunca faltaba.- En fin. No me arrepiento de nada, porque todo ha valido la pena. Este día quiero agradecerte por recorrer conmigo éste gran viaje llamado vida, por apoyarme, darme un hijo maravilloso, y por ser lo mejor que pudo haberme pasado en la vida. Te amo."
Shion solo abrazó a Dohko, derramando unas cuántas lágrimas. Sabía que no era perfecto, y muchas veces ni él solo se aguantaba, pero su esposo siempre estaba ahí para apoyarlo.
- "Izo, te conocí de una forma bastante inesperada, cuándo me embarqué en un viaje intentando encontrarme a mí mismo, y terminé encontrando el mayor tesoro de mi vida.- Continuó Ox aquella dinámica.- Aún recuerdo el primer día que te ví, todos nuestros momentos juntos, e incluso la boda improvisada que tuvimos a escondidas de todos...- A ambos les fue imposible contener una pequeña risa al recordar la reacción de sus familias, cuándo se fueron por casi dos años y regresaron a casa casados.- Tengo tantas cosas por las qué agradecerte, que no terminaría. Por ser el mejor compañero de vida que me pudo tocar, por siempre estar a mi lado, por darme un hijo tan increíble, por siempre saber qué decir, y por mil cosas más... Solo puedo decir gracias por ser quién eres y por aparecer en mi vida."
Izo se levantó de su silla para saltar a los brazos de su Alpha y llenarlo de besos y palabras dulces, siendo sostenido con facilidad por Ox.
El último era Aldebarán, que lucía bastante nervioso, pero su Omega merecía todo, y por él consiguió controlar sus nervios.
- "Mu, hace años que te conocí por mera casualidad, sin saber qué te convertirías en una de las personas más importantes de mi vida.- Comenzó Alde su discurso.- Realmente, no tengo palabras para expresar todo lo que siento por tí, y para agradecerte por todo lo que me has dado. Eres la persona más increíble, fuerte y amable que he visto. Pase lo que pase, tú nunca te das por vencido, y siempre estás dispuesto a luchar por tus sueños y por las personas que amas. Tienes tantas virtudes, que si las nombrara todas, una vida no me bastaría.- Continuó.- Hoy quiero recordarte que te amo, y nunca dejaré de hacerlo. Y también quiero agradecerte por ser el mejor Omega del mundo, y por darme un hijo tan lindo.- Añadió, y vió a Mu sonreír, limpiándose las lágrimas.- También quisiera agradecerle a Shion por traer al mundo a alguien tan increíble y maravilloso como tú, porque gracias a él es que tú estás aquí y yo pude conocerte. También quiero agradecerle a mi madre, por siempre haberme orientado y guiado. Los tres son madres, esposos y Omegas increíbles, y que cualquiera desearía y sería afortunado de tener en sus vidas, y nosotros lo somos por tenerlos... Solo me queda decirles: Gracias por todo, los amamos."
Mu fue directo a Aldebarán, abrazándolo y llorando por la alegría. Era tan feliz de tener a ese Alpha a su lado, que simplemente las palabras no le salían para expresarse, y prefería solo abrazarlo y llenarlo de besos para transmitirle el mensaje.
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- Jamás olvidaré ese, ni ninguno de los días que ustedes hicieron tan especiales.- Dijo Izo, con una sonrisa, abrazando a su hijo.
- Yo tampoco.- Añadió Shion, imitando la acción de Izo.
- Sabemos que son adultos, y que pueden resolver sus problemas solos.- Añadió Izo, acariciando los largos cabellos castaños de Alde.- Pero pueden confiar en sus madres para recordarles cómo volar.
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