Capítulo 8: Padres primerizos
Después de aquella breve conversación en la cocina, Shaka y Mu volvieron a la recámara, con Mu mucho más calmado.
Una vez que llegaron, Shaka miró de reojo el álbum de fotos, para después tomarlo en sus manos y hojearlo "con desinterés", hasta encontrar lo que buscaba.
- Oye, Mu.- Llamó el rubio a su amigo, como habían planeado.- ¿Ésta foto no es
de cuando estabas esperando a Kiki?
Aldebarán sintió curiosidad al escuchar ese nombre. Ya le habían dicho que tenían un hijo, y ese era su nombre, pero no había podido verlo. Más bien, ni siquiera recordaba cómo era.
- Si.- Respondió Mu la pregunta de Shaka, mirando la foto.
- Oh, lo siento, Aldebarán.- Se dirigió el rubio al Alpha.- ¿Quieres ver tú también?
Shaka le entregó el álbum al más alto, mostrándole las fotos.
Alde las miraba una a una, en todas aparecían él y Mu. En una de ellas, aparecían él y Mu en lo que parecía ser una fiesta, ya que en la mesa frente a ellos se podía ver un pastel con la leyenda: Keep calm. Baby on The Way!
- Esa foto es del día que Mu te dió la noticia.- Dijo Shaka, mirando esa foto con una sonrisa.- Nos tuvo corriendo como locos por una semana a todos para tener el pastel y la fiesta listos a tiempo, ¿no es así?
- Pasé horas cambiándole al menos tres veces la decoración a ese pastel.- Suspiró Camus, recordando aquellos días.- Hasta que Mu estuvo convencido del resultado.
Alde vió a Mu ruborizarse levemente por los comentarios de sus amigos, y no pudo evitar sonreírle levemente, enternecido por su reacción. Pero entonces varias preguntas lo invadieron.
¿Cómo había reaccionado a la noticia?, ¿había sido un buen Alpha cuidando a Mu?, ¿cómo había sido todo el embarazo?
- Apenas viste el pastel, y los resultados del sobre que te entregó Mu, te alegraste a más no poder.- Escuchó ahora la voz de Afrodita.- Los dos llevaban al menos un año planeando tener un bebé, ya tenían todo previsto, y cuando Mu te dió la noticia... Bueno, creo que esas fotos lo dicen todo.
En esas fotos, ambos se veían felices. En algunas incluso aparecían sus padres y sus suegros. Definitivamente, su hijo debió ser esperado y deseado por mucho tiempo.
Siguieron viendo las fotos, y había al menos una página de fotos dedicada a cada mes del embarazo. Al final de cada sección, había una foto de él dando un beso en el vientre de Mu, que aumentaba su tamaño con el correr de las fotos, hasta llegar a la página que le seguía a la del último mes de embarazo.
- Ésta la tomó Afrodita cuando nació Kiki.- Comentó Shaka, señalándole la foto.- Estuviste con Mu durante todo el tiempo que duró el parto, y no lo dejaste solo ni siquiera durante la cesárea.
- Esa foto la tomé cuando les entregaron al bebé.
Saber esos datos lo alegraba, como entristecía por igual. Al menos sabía que había sido un buen Alpha, cuidando a su Omega durante todo el embarazo, y acompañándolo durante el parto. En esa foto, ambos se veían con una enorme sonrisa, mientras Mu sostenía un pequeño bebé en brazos.
¿Había sido un buen padre?, ¿había ayudado a Mu?, ¿había sido un padre responsable?... Más preguntas llegaron a su mente.
- Fuiste el mejor papá del mundo.- Escuchó la voz de Mu, y sintió cómo le acariciaba la mejilla.- Prácticamente no me dejabas levantarme de la cama, cada vez que Kiki lloraba, corrías por él, y lo cuidabas hasta que se calmaba...- Añadió Mu, con una sonrisa melancólica.- Tú cargaste con casi todos los desvelos... Ustedes eran bastante cercanos.
...
..
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Atenas, Grecia, 03/06/xxxx
Hace ya tres meses que Kiki había llegado a sus vidas, y aunque, su llegada sin duda los había llenado de felicidad, también lo había hecho de inseguridades y miedos.
Ser padres primerizos no era nada fácil. Kiki era un bebé bastante inquieto y que tendía a llorar bastante, especialmente durante la madrugada.
Mu hacía lo que podía, pero le era imposible no ponerse nervioso, asustarse y terminar llorando junto con su cachorro.
Aldebarán había vuelto al trabajo, Mu disponía de su tiempo a su antojo, así que podía darse el "lujo" de quedarse en casa. Pero en momentos como ese, deseaba intercambiar de lugar con su marido.
Kiki llevaba horas llorando. Ya había intentado de todo para calmarlo: alimentarlo, sacarle los gases con palmaditas en la espalda, mecerlo, cantarle, cambiarle el pañal, bañarlo, cambiarle de ropa, pasearlo... Nada daba resultado.
Al final, no pudo más y terminó llorando en el sillón de la sala, con un bebé llorón en sus brazos. En momentos como ese se sentía una pésima madre, ¿cómo podía desesperarse?, ¿cómo era posible que no pudiera calmar a su propio hijo?
- Mu, ¿qué pasa?
Escuchó la voz de su Alpha, y hasta entonces alzó la vista. Tan sumido estaba en su miseria, que ni siquiera notó cuando Aldebarán había llegado a casa.
- ¿Qué pasa?
- Alde... Yo... Yo...- Mu intentó controlarse, pero terminó llorando aún más fuerte.
Alde no dijo nada, y simplemente lo abrazó, dejándolo llorar en sus brazos, hasta que Mu pudo explicarle la situación.
- Ya intenté de todo... Nada funciona.- Sollozó Mu.- No sirvo para ésto... Yo...
- Shh, tranquilo, Mu. Todo está bien.- Le alentó el castaño, acariciándole la espalda.- Déjamelo a mi.
Mu le entregó a Kiki, que no dejaba de llorar. Alde se vió en medio de dos Omegas llorando, la situación le parecía sacada de una comedia, pero se dedicó a calmar al pequeño pelirojo.
- A ver, pequeño diablillo, ¿qué es lo que hiciste hoy, eh?- Dijo Alde, meciendo al bebé en sus brazos.- Vaya que debiste hacer mucho para poner así a tu madre.- Pronto, el pequeño pelirojo dejó de llorar, comenzando a reír, mientras jugaba con el largo cabello castaño de su padre.- Vaya que eres un caso complicado, ¿no?
Aldebarán jugaba con el bebé, meciéndolo, alzándolo alto en brazos, e incluso jugando a lanzarlo unos cuántos centímetros en el aire y atraparlo. Los llantos de Kiki tardaron cuestión de segundos en volverse risas.
- Creo que simplemente no le agrado.- Suspiró Mu, con una sonrisa forzada.
- No digas eso.- Le dijo Alde, abrazándolo por los hombros.- Es un bebé, y le gusta jugar. No te atormentes.
- Haces ver tan fácil calmarlo.- Suspiró Mu, cubriéndose el rostro con las manos.- Creo que no estoy hecho para ésto... Soy una pésima madre.
- Mu, eso no es verdad.
- Tan solo mírame.- Sollozó el peli-lila, manteniendo su rostro oculto entre sus manos.- Yo... Se supone que estoy pasando todo el día en casa para encargarme de las tareas y cuidar de Kiki... Y... Y... Soy un desastre... Todo aquí es un desastre.- Añadió sollozando el Omega.- No he limpiado nada, la ropa sigue sucia, la cena no está lista, ni siquiera estoy presentable, y Kiki no deja de llorar... Soy un inútil... Y lo peor... Lo peor es que a veces siento que me equivoqué al ser madre... Quiero a Kiki, pero siento que mi vida antes era mucho más fácil... Soy una madre horrible.
Alde dejó a Kiki en su cochecito. Una vez que el bebé estaba más calmado, tocaba calmar ahora a su Omega.
- Mu, sentirte así no te hace una mala persona, mucho menos una mala madre.- Le dijo Alde, limpiándole las lágrimas con cuidado.- Antes que madre, eres un ser humano. No eres de piedra para no sentir absolutamente nada, eres madre por primera vez, es una experiencia completamente nueva. No hay un manual de cómo ser padres, y es normal que de vez en cuando te sientas frustrado, nervioso, triste o asustado.- Añadió, para después abrazar a Mu.
- Es que... Es que yo...- Sollozaba Mu, aferrándose a su Alpha.- Yo no debería sentirme así... Esperamos a Kiki por mucho tiempo, y... Es mi hijo... Se supone que debería estar feliz por tenerlo con nosotros, y yo... A veces solo desearía tener mi vida de antes...
- Todas las personas con hijos han pasado por eso al menos una vez, Mu. No eres el único caso.- Le susurró Alde.- Yo también me siento mal de vez en cuando, por sentir que no te apoyo lo suficiente con Kiki, o que te dejo solo demasiado tiempo.
- Alde, tú me apoyas demasiado.- Dijo Mu sollozando.- Tú siempre te levantas en la madrugada para alimentarlo o calmarlo, llegas a casa para ayudarme a bañarlo... Me ayudas con las tareas de la casa... Y... Y yo...- Enumeró Mu, intentando no llorar en el proceso, fallando en el intento.- Yo... Yo ni siquiera puedo alimentarlo... No puedo ni siquiera mantenerlo tranquilo.
- Mu, el médico ya te explicó que esas cosas pasan.- Le recordó Aldebarán, sin dejar de abrazarlo.- Cada Omega es diferente, algunos pueden lactar sin problema, pero otros casos no, y es normal.- Aldebarán sabía lo culpable que Mu se sentía por no poder dar de lactar a su bebé. A pesar de que los médicos ya le habían explicado que esas cosas pasaban de vez en cuando, especialmente en madres primerizas, Mu no dejaba de atormentarse a sí mismo.- Tu cuerpo simplemente no puede producir tanta leche como otros Omegas, no es tu culpa.
- Pero... Si yo... Quizás él no sería tan inquieto conmigo si pudiera darle de lactar...
Aldebarán no dijo nada y lo dejó llorar, dedicándose únicamente a abrazarlo y frotar su espalda para ayudar a Mu a calmarse.
Sabía que su Omega no la había estado pasando nada bien esos últimos meses. Después de la cesárea, el proceso de recuperación había sido bastante doloroso para Mu.
Pero quizás lo peor para el peli-lila, y lo que había sembrado en él la inseguridad sobre su maternidad, eran las dificultades que tuvo desde el inicio para amamantar a su recién nacido.
Mu lo intentó varias veces, pero siempre terminaba llorando por el dolor que le causaba. Alde decidió consultar a un especialista, quién les dijo que el problema de Mu era un tanto común en Omegas que eran madres por primera vez, pero no había nada de qué preocuparse. Le dijeron a Mu que no se forzara a amamantar, y en cuanto comenzara a sentir dolor, se detuviera. La fórmula láctea podía cubrir las necesidades nutricionales del bebé.
- ¿Ya estás mejor?- Le preguntó Alde, cuándo Mu dejó de llorar.
- Eso creo.
Aldebarán sostuvo a Mu en brazos y lo llevó a su habitación, dejándolo sobre la cama, para después volver a la sala por el bebé.
- Todo estará bien.- Le sonrió Alde, dejando junto a Mu al pequeño Kiki que ya se había quedado dormido.
Mu, algo temeroso de despertarlo, abrazó con sumo cuidado al bebé contra su pecho.
Alde le sonrió, para después besar la frente de ambos.
- Haz trabajado muy duro todo el día, descansa un poco.- Le dijo Alde, arropándolo con el bebé.- Iré a preparar algo de comer, ¿quieres algo en específico?
- Lo que sea está bien.- Susurró Mu avergonzado.
- De acuerdo.- Asintió el castaño, para después darle un pequeño beso en la mejilla.- Enseguida vuelvo.
Mu suspiró pesadamente, abrazando a su cachorro. A pesar de que su Alpha le dijera que no había ningún problema, él no dejaba de sentirse mal.
Sus amigos no tenían hijos aún, y no le daba confianza hablar de todos los miedos, inseguridades y sentimientos encontrados con sus padres o sus suegros. El único que sabía de todo eso era Alde, y siempre lo había apoyado en todo.
Pero a veces sentía que abusaba de la ayuda de su Alpha. Alde trabajaba casi todo el día, y aún así, llegaba a casa para ayudarlo con Kiki y con todas las demás tareas de la casa, que casi siempre estaban pendientes, preparaba la cena para él, e incluso se levantaba en la madrugada para calmar a Kiki.
Temía que algún día Alde se hartara de tener que aguantarlo, y lo dejara por alguien mejor. No podía hacer los quehaceres de la casa, ni cuidar solo a si hijo, ya no se arreglaba como antes de ser madre, e incluso tenía una cicatriz en el abdomen ahora... ¿Qué podía ver Alde en él?
Se perdió en todos esos pensamientos, hasta que la voz de Aldebarán lo sacó de ellos.
Su Alpha siempre tenía una sonrisa en su rostro, y sabía alegrarlo hasta en sus peores momentos. Había preparado su comida favorita y se la había llevado hasta la cama, solo para alegrarlo... En momentos como ese, Mu no se sentía merecedor de un Alpha tan bueno como él.
- En vez de ayudar soy una carga más para tí...- Murmuró Mu, después de que terminaron de cenar, captando la atención de su Alpha.- Tú debes llegar muy cansado del trabajo, y... Tienes que llegar a casa y ayudarme a limpiar, cocinar, cuidar de Kiki y tienes que cuidar de mí... Ni siquiera me veo bien, y-
- A ver, Mu. Vamos a aclarar algunas cosas, porque creo que no las tienes del todo claras.- Suspiró Alde, tomando la mano de Mu.- Para empezar, no es "ayudar", como tú le llamas, porque yo también vivo aquí. Soy yo quién se pone mi ropa, entonces soy yo quién debe lavarla, no tú.- Le dijo el castaño, acariciando la mejilla de Mu.- Yo también como y uso los platos, no me voy a morir por limpiar el desorden que yo hago. Kiki también es mi hijo, es mi responsabilidad también.
Mu no dijo nada, manteniendo baja la mirada.
- Y en segundo lugar, yo te amo por ser quién eres.- Le dijo Alde, mirándolo a los ojos.- Me da igual si te quedas en pijama todo el día, o si te arreglas como si fueras a ir a una fiesta, tú te ves bien con todo.
- Pero... Yo... Ahora tengo estrías, una cicatriz y...
- Como todo mundo, Mu.- Le interrumpió Aldebarán.- Todos tenemos cicatrices y marcas en la piel, es inevitable. Tu madre las tiene, mi madre las tiene, incluso mi padre, tu padre y yo tenemos. El embarazo no es la única causa de estrías, surgen de forma natural en todos, no te sientas mal por tenerlas.
- ¿Qué tengo yo de especial?- Preguntó Mu, con un pequeño sollozo.- ¿Qué podría gustarte de mí?
- Muchas cosas.- Le sonrió Alde, para después abrazarlo.- Eres la persona más paciente, más dulce y amable que conozco. Eres muy inteligente, fuerte y capaz de valerte por tí mismo. Tienes una hermosa sonrisa, y unos lindos ojos.- Señaló el más alto, haciendo sonrojar levemente a Mu.- Si te dijera todas, no terminaría en toda la noche.
Mu se dejó consentir por su Alpha por varios minutos más, hasta casi quedarse dormido. Estaba cansado, física y mentalmente, pero Aldebarán siempre sabía calmarlo y animarlo.
- Tengo una idea.- Le dijo Alde, cuándo casi se estaba quedando dormido.- ¿Por qué no sales con Shaka, Afrodita y Camus el fin de semana para distraerte un poco?
- Pero... ¿Y Kiki...?
- No te preocupes, yo puedo cuidarlo.- Le sonrió Alde.- Tú puedes tener tiempo para tí, y yo para cuidar a mi hijo.
Mu dudó un poco, pero Aldebarán terminó convenciéndolo.
Definitivamente, ser padres no era nada fácil. Había muchas cosas que desconocían, y situaciones ante las que no sabían cómo reaccionar, y más de una vez tuvieron que improvisar. Pero estando juntos, no había nada que no pudieran superar.
.......
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💐
Mu recordaba todos esos días, que aunque en su momento le parecían tormentosos por la depresión postparto que atravesó, hoy extrañaba. En ese tiempo la pasaba mal, pero al menos tenía a Aldebarán a su lado, apoyándolo en todo. Y ahora, que los papeles se invertían, él no podía hacer nada.
- Mu, ¿estás bien?
Escuchó la voz de Shaka, sacándolo de sus pensamientos. Hasta entonces notó las pequeñas lágrimas que habían escapado de sus ojos mientras contaba una de las historias detrás de esas fotos.
- S-Si, no es nada.- Respondió, limpiándose las lágrimas.
- Quizás sea mejor que nos vayamos.- Habló Camus.- Me alegra que estén bien. Espero que te recuperes pronto, Alde.
- Gracias, Camus.- Agradeció el castaño.
Después de una breve despedida, todos los invitados se retiraron, dejando a solas a la pareja.
- Suerte, Mu.- Le dijo Shaka a su amigo, que los había acompañado hasta la entrada de la casa.- Cualquier cosa que necesites, no dudes en llamarme.
- Muchas gracias, Shaka.- Agradeció Mu a su amigo, dándole un abrazo.
- No es nada.- Dijo el rubio, correspondiéndole el abrazo.- Si necesitas ayuda para darle la noticia, llámanos.
Después de eso, se despidieron y Mu volvió al interior de la casa. Se detuvo en la cocina, para beber algo de agua y pensar qué haría.
Definitivamente, el camino a la recuperación iba a ser largo y difícil, y debía ser fuerte para afrontar lo que viniera. Pero quizás debería hacer caso a las palabras de Shaka, y aceptar la ayuda de los demás.
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