Capítulo 15: Paraíso recuperado
Las semanas posteriores al parto habían transcurrido con suma tranquilidad y normalidad. Mu estuvo algo adolorido durante los primeros días, pero Aldebarán siempre estuvo ahí para ayudarlo en todo, desde encargarse de cuidar de Kiki y las labores domésticas, hasta cosas como tomar una ducha o arrullar a la bebé por las noches.
Izo, Shion, Dohko y Ox tomaban turnos para ir a visitarlos, nada invasivo a su privacidad, simplemente darles una mano en lo que pudieran, cómo llevar a su nieto a la escuela, o ayudar en algunas tareas como lavar los platos, doblar ropa, o ayudar en la preparación de la comida. Sabían que sus hijos iban a necesitar todo el apoyo posible, pero también que debían respetar los límites y no meterse en medio del matrimonio.
Algo similar ocurría con sus amigos, que no tardaron mucho en hacer acto de presencia para conocer a la nueva bebé, incluso Camus y Shura, cuyo primogénito rondaba ya los tres meses de nacido. Iban a visitar a la pareja con mucha menos frecuencia que los familiares, pero siempre que iban, procuraban llevar algún presente y ayudar en lo que pudieran.
El apoyo de sus padres, así como de sus amigos, fue de gran ayuda, haciendo que lo que en un inicio creían un reto difícil, resultara mucho más sencillo. Las cosas fluían con bastante naturalidad entre ellos, por ratos llegaban a olvidarse de la amnesia, compartiendo varios momentos juntos, cómo la lactancia y cuidados de la bebé, que resultó ser una Beta. Por algunos instantes, parecía que todo era igual que antes del accidente, o al menos la mayoría de las cosas.
Para Kiki también estaba siendo toda una aventura nueva ser hermano mayor, y era muy cercano a su pequeña hermana, aunque como todo niño de su edad, cometiendo algunos errores como poner mal un pañal. Sin embargo, sus padres siempre estaban ahí para supervisarlo y decirle un "bien hecho", o "lo harás mejor la próxima vez".
Cuando menos se dieron cuenta, la pequeña ya tenía cuatro meses. Cada día crecía y estaba más activa, aunque era mucho más tranquila que su hermano mayor a esa edad, y casi nunca daba problemas ni era difícil calmarla. La pequeña durmió con ellos los primeros dos meses de vida, pero después decidieron comenzar a dejarla dormir sola en su propia habitación, aunque con sus debidas precauciones, como un radio monitor e ir a vigilar cada tanto tiempo que todo estuviera bien.
Mu estaba algo inquieto, había un asunto que aún no habían hablado y que sin duda, sería un tema extremadamente incómodo.
Durante el embarazo y los primeros tres meses después del parto, el celo de un Omega se suspendía por completo, sin la necesidad de supresores. Pero una vez pasado ese tiempo, el celo volvía.
El peli-lila estaba consciente de que el plazo tiempo se había terminado, y en cualquier momento su celo aparecería, pero no tenía el valor de pedirle a Alde que lo pasara con él. No quería hacerlo sentir presionado, ni forzado a tocarlo, aunque debía admitir que extrañaba sentir el calor de su Alpha.
"Casualmente", Izo y Ox dijeron que se irían por un par de semanas de vacaciones para celebrar sus bodas de perlas. Harían un tour por todos los países que recorrieron juntos cuando se conocieron y dónde se enamoraron. Y les habían pedido permiso para llevar a Kiki con ellos, alegando que sería bueno para el pequeño Omega tomarse unas vacaciones relajantes y de paso, conocer otros lugares, tradiciones y culturas. Al inicio, ambos dudaron, pero después de una semana entera con Izo, Ox y Kiki insistiendo, finalmente cedieron y le dieron el permiso al niño, que había partido al lado de sus abuelos hace apenas un par de días.
Prácticamente tenían la casa para ellos dos sólos. Raki, cómo habían decidido llamar a su hija menor, dormía prácticamente toda la noche, y eran más bien ellos quienes terminaban despertándola para alimentarla en la madrugada. Así que por las noches, después de las 11:00, eran solo ellos y el silencio de la habitación.
- ¿Estás bien, Mu?
- Sí. No es nada, no te preocupes.- Respondió el Omega, mirando el techo.- Solo... Estoy algo mareado.
- Quizás estés algo cansado.- Comentó el castaño, no muy convencido por la respuesta de Mu. Sentía que algo le ocurría al peli-lila, pero no quería sonar demasiado invasivo.- ¿Quieres agua o algo?
- No. Muchas gracias.- Replicó Mu, respirando profundo, mientras cerraba sus ojos.- Creo que necesito tomar una ducha.- Añadió, sintiendo que su celo estaba por llegar y si no hacía algo, pronto sería incontrolable.
Aldebarán se dió cuenta de que algo andaba mal, y al percibir que el aroma natural de Mu se intensificaba, comprendió exactamente lo que ocurría.
Sabía que eso pasaría, el celo era inevitable en cualquier Omega fértil, pero no sabía qué hacer ahora. No quería incomodar a Mu, pero tampoco quería que el Omega se sintiera despreciado... Su mente era un desastre en ese momento. Algo dentro de él lo hacía querer abrazar y proteger al Omega, pero una parte más lógica le decía que no fuera tan descarado.
- Mu, tranquilo. Todo estará bien.- Murmuró, abrazándolo contra su pecho, antes de que el Omega pudiera levantarse.- No quiero incomodarte, pero las feromonas pueden ayudarte a lidiar con el celo, no es necesario hacer nada más.
- Alde...- Murmuró Mu, intentando no llorar. Sus emociones eran un completo desastre, quería a su Alpha, lo deseaba, pero no quería obligarlo a estar con él.- Yo...
Finalmente, no logró contener sus lágrimas y débiles sollozos, abrazándose a su Alpha. Su Omega interno lloraba, clamando por su Alpha, sintiéndose rechazado.
- Tranquilo, todo va a estar bien.- Repetía Alde, acariciándole el cabello y la espalda para tratar de tranquilizarlo.- Pronto pasará.
- ¿Puedo besarte?- Pidió Mu, con los ojos cristalizados. Un beso, al menos eso quería.
Alde asintió, correspondiendo aquel gesto algo tímido. No era la primera vez que se besaban después del accidente, pero aún se sentía algo cohibido, aunque en esa ocasión, un simple beso tímido se tornó más pasional.
Mu le acariciaba las mejillas, para después rodearle con cuello con sus brazos, y antes de que se dieran cuenta, el Omega ya estaba encima de él, jadeando contra sus labios.
- Lo siento.- Se disculpó Mu, al separarse y darse cuenta de sus acciones.- Yo... Perdón.
- N-No, yo me excedí.
Mu tomó una fuerte bocanada de aire, antes de finalmente atreverse a ser más directo.
- ¿Quieres hacerlo?- Preguntó, con las mejillas rojas, y desviando con timidez la mirada.- Yo... No quiero presionarte.
- Mu... No sé cómo decirte esto, porque ni siquiera yo lo entiendo.- Respondió el Alpha, igual de avergonzado.- Pero, eres demasiado hermoso, y... Quiero estar contigo, pero no quiero que te sientas obligado a nada.
Mu le dió un corto beso en los labios, mientras le acariciaba la mejilla, buscando darle seguridad.
- Yo te deseo como no tienes idea.- Confesó el Omega, sintiéndose mucho más relajado y tranquilo.- Te amo, y quiero estar contigo de todas las forma posibles. Pero no quería que te sintieras más presionado.
- ¿Y si te lastimo?- Cuestionó, admitiendo una de sus tantas dudas.
- Nunca me lastimaste.- Respondió Mu, recargandose en su pecho, acariciando cuánto podía con sus manos.- No tengas miedo. Yo te guío.
De alguna forma, Mu logró deslizar una de sus manos hasta la entrepierna de Alde, iniciando un suave y lento masaje aún por encima de la ropa, haciendo a su Alpha soltar un jadeo.
Mu llevó sus labios hasta el cuello de su Alpha, dejando pequeños besos y lamidas, sin detener las acciones de su mano, obteniendo de Aldebarán esos sonidos que tanto echaba de menos. Nunca habían tenido problema alguno en experimentar y probar un poco de todo, Mu sabía exactamente qué tipo de caricias le gustaban a Alde, dónde y cómo tocar y estimular cada zona para hacerlo sentir bien, y no tenía problema alguno en hacerlo.
Se detuvo unos segundos, cruzando su mirada con la de Aldebarán, antes de volver a besarse, mientras ambos se deshacían de sus ropas, intercambiando algunas caricias en el proceso.
Mu se mantenía encima de Alde, pero pronto se deslizó hacía abajo, hasta quedar a la altura del ya despierto miembro de su Alpha.
- Mu...
- Tranquilo. Me gusta hacerlo.- Susurró, recargando su mejilla en uno de los muslos de su esposo.- Si lo hago mal, dime y me detendré.- Añadió, antes de dar una lenta lamida, desde la base hasta la punta, y repetir el proceso una y otra vez, haciendo a su Alpha soltar un grave gemido.
Lo siguiente que hizo el Omega, fue rodear la punta con sus labios y comenzar con suaves succiones. Deslizando poco a poco cada vez más del manjar que tenía enfrente, para finalmente aumentar la velocidad con la que subía y bajaba su boca, usando incluso su lengua.
- Mu...
Escuchar a su Alpha gemir su nombre, y sentirlo removerse por el placer, le daba satisfacción al saber que estaba haciéndolo bien. Siempre le había gustado hacer sentir amado y deseado a Aldebarán.
Se detuvo cuando su Alpha se lo pidió, volviendo a su posición inicial para recibir un beso de Aldebarán, al que correspondió gustoso.
- ¿Te gustó?- Preguntó Mu, con la respiración agitada, igual que su Alpha.
- Sí...- Admitió Aldebarán, con las mejillas sonrojadas.- Ahora, déjame hacer algo por tí.
Mu asintió, volviendo a besar a su esposo, dejándose hacer por él.
Alde, tal y como pidió, intercambió las posiciones, dejando a Mu acostado sobre las sábanas, y sin pensarlo demasiado, guiándose por su instinto y su intuición, se encargó de brindarle placer con su boca a su Omega.
Mu gemía, separando sus piernas de forma involuntaria, sintiendo que se derretiría por las atenciones de su Alpha. Solían tener eso como juego previo, pero tantos meses de abstinencia lo estaban haciendo disfrutar como nunca incluso de eso.
- Alde... Tus dedos...- Pidió en medio de sus gemidos.- Usa tus dedos... Por favor.
El Alpha no dudó en acatar su petición, deslizando con facilidad uno de sus dedos en la ya lubricada entrada del Omega, que se retorció ante la intromisión.
- ¿Te lastimé?- Preguntó algo nervioso, pero Mu de inmediato negó.
- No.- Respondió, con su respiración aún más agitada.- Se sintió bien, y... Lo siento, no pude evitarlo.
Con esa duda aclarada, siguieron con lo que ya habían empezado. Y aunque la reacción de Mu se repitió, Alde ya no se alteró, continuando con la preparación, hasta que Mu le indicó que se detuviera.
Bastó con que sus miradas se encontraran, para volver a besarse, tomándose su tiempo para disfrutar y explorar la boca ajena. Lento, suave, sin prisas... Un beso cargado de sentimientos.
Sus cuerpos parecían reconocerse mutuamente, así como entenderse sin necesidad de palabras, y para cuando fueron conscientes, Mu de nuevo estaba arriba. Los dos volvieron a mirarse, sabían lo que seguía, y los dos lo deseaban.
Mu, contrario a lo que su apariencia podría hacer pensar, no era en absoluto frágil. Le fue sumamente fácil llevar el control, empalandose y bajando lentamente, sin perder el contacto visual, hasta que logró sentarse de nuevo en los muslos de su Alpha.
No tardó más que unos segundos en comenzar un movimiento circular con sus caderas, lento en un inicio, pero que fue aumentando su velocidad rápidamente, y después hacía adelante y hacia atrás.
- Mu...
- Alde...
Ambos gemían el nombre del otro, perdiéndose en las sensaciones que invadían cada fibra de su ser.
Aldebarán dejó su timidez y se atrevió a acariciar las piernas y muslos de Mu, ayudándolo a mantener el ritmo, besándose en el proceso, intentando ahogar los gemidos en medio de los besos.
[...]
Ambos habían perdido la noción del tiempo, dedicándose únicamente a disfrutar el encuentro, hasta alcanzar la máxima cúspide del placer, y sentirse satisfechos, aunque también bastante cansados.
- ¿Estás bien?- Preguntó Alde, abrazando a Mu, que descansaba sobre su pecho.- ¿Te lastimé?, ¿te duele algo?
- Tranquilo, estoy bien.- Respondió Mu con una sonrisa.- Estuviste increíble. ¿Yo lo hice bien?
- Sí.- Asintió, con un leve sonrojo en sus mejillas. Mu a veces era bastante directo, pero no le molestaba ese aspecto de su personalidad, al contrario.
Pero ahora tenía algunas preguntas, y aunque le tenía confianza a Mu, temía que no fuera el momento.
- ¿Está todo bien?
Cómo era de esperar, Mu se dió cuenta de su inquietud, y no tardó en tratar de averiguar de qué se trataba.
- Mu... Quizás no sea el momento más oportuno, pero...- No sabía exactamente cómo preguntar, así que decidió simplemente decirlo.- ¿Nosotros...?, ¿cómo...?, ¿cuándo...?
- ¿Cuándo lo hicimos por primera vez?- Preguntó Mu, y Alde solo asintió.- Bueno... No esperamos al matrimonio, eso debo admitirlo. Pero tampoco fuimos tan precoces.- Respondió el Omega.- Fue cuando teníamos 18 años, dos semanas antes de entrar a la universidad.
...
...
.
💐
10/08/xxxx. Atenas, Grecia.
Un viernes por la noche, ambos cómo jóvenes adultos, completamente a solas, y con un plan para su velada.
Tenían ya varios años siendo pareja, las cosas seguían estando tan bien entre ellos como el primer día. Cómo toda pareja, habían tenido diferencias y algunas dificultades, pero nunca algo demasiado grave que no pudieran solucionar hablando.
El conocerse y ser vecinos desde niños tenía algunas ventajas, cómo que sus padres les tenían la confianza suficiente para dejarlos dormir juntos en la casa del otro, o incluso dejarlos a solas en casa, como esa noche.
- ¿Listo?- Preguntó Mu, abrazando a su novio por la espalda.
- Sí, ya está la comida.- Respondió con una sonrisa su Alpha, para después girarse y darle un pequeño beso.- ¿Ya elegiste la película?
- Sí. Vamos.
Ninguno de los dos era demasiado fanático de las fiestas y ambientes ajetreados, preferían mil veces quedarse en casa para relajarse y descansar en compañía del otro.
El plan de la noche era el mismo de siempre desde hace algún tiempo. Quedarse despiertos hasta tarde viendo películas y comiendo cuánta comida pudieran, conversando y dándose algunos mimos de paso.
Los padres de Alde habían salido y volverían hasta el día siguiente por la noche, pero los padres de Mu no tenían ningún problema en dejarlos estar a solas. Confiaban en que les habían enseñado todo lo necesario y sabrían manejar sólos cualquier situación.
- ¿No te parece curioso?- Preguntó Mu, recostado en el pecho de su Alpha, ambos sobre la cama de Alde, cómo era costumbre ya.
- ¿Qué cosa?- Cuestionó curioso el castaño, sin lograr entender a qué se refería Mu.
- Que nuestros padres hayan pasado meses hablándonos de métodos anticonceptivos y enseñándonos cómo usarlos, y nosotros no pasamos de besos y algún que otro masaje. Y varios de nuestra edad ya han tenido varias parejas, pero ni una sola plática más allá de las escolares.- Respondió Mu.- ¿No es irónico?
- Pues, es mejor prevenir que lamentar, supongo.- Se encogió de hombros Aldebarán.- En su momento fueron charlas incómodas, pero en algún momento servirán.
Mu asintió, debía admitir que Alde tenía razón. Vaya que las charlas de sus padres sobre planificación familiar, métodos anticonceptivos y todo lo referente a educación sexual, fueron en extremo incómodas al inicio. Pero con el tiempo fueron acostumbrándose y aprendiendo a tomarlas como algo normal. A decir verdad, incluso había aumentado la confianza entre ellos y con sus padres, así que no podían quejarse.
Ninguno le dió más importancia, y simplemente siguieron su plan, ver la película mientras comían. El silencio era bastante normal, y ciertamente, cómodo entre ellos, lejos de sentirse abrumados, ambos disfrutaban simplemente tomarse de la mano y permanecer en silencio.
Pero casi a mitad de la película, cuando Mu buscó un beso, las cosas tomaron un giro diferente. Lo que fue solo un roce rápido y suave, dió paso a un beso más largo y profundo, hasta que sin darse cuenta, Mu ya estaba encima de Alde, devorando los labios de su Alpha.
- Mu...
- ¿Pasa algo?- Preguntó el Omega con un leve sonrojo.
- No... Solo...
- ¿No quieres hacerlo?
Aldebarán desvió la mirada, sintiendo sus mejillas enrojecidas. No era eso, pero a la vez no sabía cómo decirlo.
- No es eso... Pero-
- Yo sí quiero hacerlo.- Interrumpió Mu, notando el nerviosismo de su novio.- Tranquilo.
- Pero, ¿y si te lastimo?... O peor, ¿qué pasa si...?
- Alde, no soy de cristal para romperme al menor roce.- Le tranquilizó Mu con una suave sonrisa.- No pasa nada si tenemos cuidado. Tus padres y los míos nos hablaron mucho al respecto de ese tema, y sabes que siempre que nos quedamos a solas, nos dejan algunas cosas en el baño.- Añadió, acariciando las mejillas del castaño, mientras le besaba tranquilamente todo el rostro.- Y sobre lo segundo... Sabes que no me molestaría tener tu marca, pero entiendo que aún no es momento, y no te preocupes, podemos esperar. Pero sabes que siempre llevo un collar de seguridad, así que todo estará bien.
Las palabras de Mu lograron calmarlo lo suficiente, y finalmente ceder. También quería estar con su Omega, pero su temor de lastimarlo, echar todo a perder, o incluso que algo saliera mal y Mu quedara en cinta, le hacían contenerse.
Un embarazo no le preocupaba tanto por él, al fin y al cabo, siempre había deseado ser padre y si llegara a pasar, no dudaría ni un segundo en apoyar a su Omega en todo. Pero sabía que Mu no deseaba ser madre, al menos no en ese momento de su vida, y él no quería poner a su Omega en una situación complicada.
- Tranquilo, sé que todo estará bien.- Le sonrió Mu, haciéndole un espacio entre sus piernas.- Confío en tí.
- Si te duele, o te arrepientes, solo dime y paro.- Pidió, abrazando de forma protectora al peli-lila, que solo asintió.
Fue una experiencia nueva, y bastante extraña para ambos. No habían llegado más allá de besos, roces y tocarse mutuamente, pero conocían un poco del cuerpo ajeno y eso fue de gran ayuda para amenizar cualquier tensión, y que finalmente pudieran relajarse y disfrutar el momento.
Para haber sido su primer encuentro, no estuvo tan mal. Al menos no habían terminado con un susto de embarazo por un condón roto, ni tampoco dudando de qué eran el uno para el otro, ni quedando insatisfechos, ni adoloridos, cómo varias de sus amistades les habían contado.
Al terminar, los dos se quedaron dormidos casi al instante, en medio de algunos besos y caricias, para despertar abrazados a la mañana siguiente.
- ¿Estás bien?, ¿te duele algo?
- Tranquilo, estoy bien.- Afirmó Mu, dándole un pequeño beso para calmarlo.- Solo un tenue adormecimiento en las piernas, pero nada del otro mundo, una ducha con agua tibia y estaré como nuevo. ¿Y tú?, ¿todo en orden?
- Claro. No te preocupes.- Sonrió el Alpha, un poco más tranquilo, y tratando de no reír por su propia reacción.
- ¿Te gustó?
A veces Mu era demasiado directo con sus preguntas, y si bien, a Alde no le molestaba, no podía evitar ponerse de mil colores por la leve vergüenza que preguntas como esa le generaba. No quería sonar como un cínico, descarado y maleducado.
- Yo... Bueno, sí... N-No pienses mal, es que...
- Bien, bien, entiendo.- Rió suave Mu.- Aunque... Admito que a mí me encantó. Fue muy agradable conocer una nueva faceta de tí, y compartir un momento así contigo.
Ni él entendía porqué, pero Mu lograba que lo que en cualquier otro sería una respuesta vulgar, en él sonara una bastante cortés, y hasta algo dulce... En fin, después pensaría en eso. Por el momento, los labios de su Omega le habían robado completamente la atención, haciéndolo perderse en sus encantos una vez más.
...
..
.
💐
- Y, así fue...- Finalizó Mu, algo tímido.
Alde se quedó callado por unos segundos. Mu no entendía la razón, y por un momento incluso creyó que había hablado demás o que había hecho algo mal...
- Alde...
- Mu... Creo... Creo que lo recuerdo.- Confesó su Alpha, con un leve sonrojo.- Yo... Creí que eran solo sueños que de vez en cuando tenía, pero... Juntando todos... Creo que ahora puedo recordarlo.
Mu sintió su corazón dar un pequeño salto, y le fue imposible contener las pequeñas lágrimas que brotaron de sus ojos, mezcla de felicidad y a la vez, nostalgia y algo de esperanza.
- Mu, lo siento. No quería hacerte sentir mal, yo...
- Al contrario.- Sonrió el Omega, limpiandose las lágrimas.- Me alegra que cada vez recuerdes más cosas.
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