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Capítulo 12: Orenda

Mu había decidido seguir el consejo de Izo, y hablar con su Alpha y su hijo para que comenzaran a acudir a terapia, y afortunadamente, ambos aceptaron.

La fecha del parto estaba cada vez más cerca, y definitivamente, todos necesitaban estar juntos y más unidos que nunca para afrontar lo que ocurría y lo que vendría después de la llegada del bebé.

Mu ya tenía un puñado de semanas acudiendo a consulta tres veces por semana. Habían decidido que Alde tomara el siguiente turno, y ahora estaba sentado frente a la doctora, mientras Mu le esperaba fuera.

- Y cuéntame, Alde, ¿cómo te sientes el día de hoy?- Preguntó con una gentil sonrisa la doctora.

- Yo... Supongo que bien.- Respondió algo inseguro.

- ¿Y eso qué significa?- Preguntó la peli-lila.- ¿Estás cansado, enojado, triste, feliz, nervioso...?

- Bueno... Quizás, algo nervioso por estar aquí.- Admitió.- La verdad... Hay muchas cosas que no entiendo.

- ¿Quieres hablar de ello?

- No lo sé.

La Alpha peli-lila asintió con una cálida y serena sonrisa, mientras sacaba una hoja en blanco y una pluma.

- ¿Podrías escribir en esta hoja todo lo que recuerdes de tí?

El Alpha asintió y tomó la hoja y la pluma con algo de nerviosismo, y comenzó a escribir lo que la doctora le había pedido.

No era mucho lo que escribiría realmente. No había mucho con lo que llenar la hoja, a duras penas sabía su nombre, su edad, los nombres de los que se suponía eran sus padres, sus suegros, su esposo y su hijo, la dirección de su casa, y nada más.

- Bien, entonces, esto es todo lo que recuerdas, ¿correcto?

Alde solo asintió con vergüenza. Era difícil ser consciente de que había tenido una hermosa historia de amor con su Omega, y no recordaba prácticamente nada.

- Y dime, ¿has tenido algún recuerdo últimamente?, ¿una sensación, un sentimiento...?

- Bueno... La semana pasada, cuando mi madre fue a casa, él mencionó una palabra en japonés. Shooganai, creo que era.- Respondió, contando aquel suceso.- Yo... Por alguna razón, sentía que ya la había escuchado antes. Y... Mi madre dijo que estuve cerca de decir el significado.

- Interesante.- Mencionó la peli-lila, anotando todo.- ¿Y solo ha sido esa vez?

- No.- Admitió.- A veces... Cuando estoy haciendo algo, de pronto tengo la sensación de que ya he hecho eso antes. O a veces, sueños que se sienten como recuerdos, pero al despertar, es difícil juntar los fragmentos.

- ¿Podrías contarme más sobre esas sensaciones?

- La semana pasada... Cuando estaba cortando algo de fruta para Mu y Kiki... No sé cómo explicarlo. Fue como un flash repentino, y fue como si fuera una escena que se repetía...- Contó aquella experiencia.- Y... Cuando Kiki quería jugar fútbol, y estaba con él en el patio... Lo mismo, por un momento sentí que ya había pasado por eso antes. Y, también... Quizás suene raro, pero a diario, cuando despierto y miro a Mu,. dormido, y con su vientre... Es... Es una sensación bastante cálida, y que siento que ya he vivido, y no puedo evitar querer acariciar su vientre... Pero no quiero incomodarlo, y por eso no lo hago.

- ¿Le has contado a alguien sobre eso?

- No.- Suspiró.- Ya suficientes problemas tienen, no quiero causarles más.

- Entiendo.

Sasha anotó todo eso en una hoja, y también se encargó de leer en silencio todo lo que su paciente había escrito. Era realmente poco, pero hubo algunos detalles que llamaron su atención.

- ¿Cómo describirías a tu esposo?- Preguntó la peli-lila.

- Bueno, él es bastante amable, calmado, dulce, cariñoso. Pero también estricto cuando es necesario.

- Hace un momento dijiste que al verlo dormido, sientes que ya has vivido esa escena antes. ¿Te transmite alguna sensación similar al tenerlo cerca estando despierto?

- Sí. No recuerdo nada, pero... Es como si algo en él me llamara. De alguna forma siento que existe un especie de conexión entre nosotros, y la verdad... Siento que lo quiero, y no quiero lastimarlo por no poder recordar nada.

- Tranquilo. Dale tiempo al tiempo, quizás todo ésto sea temporal.- Le alentó la Alpha.- También mencionaste que de vez en cuando tienes sueños que parecen recuerdos sueltos. ¿Podrías contarme alguno?, quizás eso nos ayude a armar el rompecabezas.

Aldebarán lo pensó por unos segundos, tratando de recordar lo mejor posible aquellas escenas. Hasta que finalmente pudo recordar algunas.

- En una, es extraño, pero estoy en una casa que no reconozco, pero tengo la sensación de que he estado ahí antes.- Inició su relato.- Después, la escena se corta, y... Creo que eso es de cuando era niño, porque me escondo detrás de alguien un poco más alto que yo.- Siguió, mientras la doctora iba anotando todo.- Después, la escena vuelve a cortarse, y estoy de nuevo en la habitación del inicio, pero hay otro niño conmigo. No sé exactamente qué dijimos, porque la escena se vuelve a cortar, y solo aparece otra dónde estoy jugando fútbol con creo que ese mismo niño y otros dos adultos.

- ¿Reconoces a alguna de esas personas?

- Ese es el problema. Al despertar, y tratar de recordar esos sueños, es como si sus rostros estuvieran cubiertos por un especie de niebla oscura que me impide verlos.

- Ya veo.- Asintió Sasha.- ¿Algún otro sueño del que quieras hablar?

- Estos últimos días... Ha habido uno bastante recurrente.- Admitió el castaño.- Inicia con una escena en una casa que se me hace extrañamente familiar. Y... Es como si despertara abrazando a alguien, y al despertar, ambos... Nos damos un pequeño beso, y después veo su vientre de varios meses de embarazo... La escena se corta, y aparece otra dónde le ayudo a vestirse y ponerse los zapatos. Se vuelve a cortar la escena, y aparece otra dónde solo beso su vientre, y después... Nada. Eso es todo.

- ¿Tampoco puedes ver el rostro de esa persona?

- No.- Suspiró algo decaído.

- Tranquilo, en estos casos, es mucho más común de lo que piensas.- Le alentó la Sasha.- Las zonas del cerebro encargadas de la memoria y las emociones están juntas y tienden a trabajar en equipo. Así que por eso es mucho más fácil recordar algo si hubo algún sentimiento muy fuerte de por medio. Es probable que tu subconsciente aún recuerde las sensaciones y sentimientos de esos momentos, pero tu memoria está algo afectada y por eso no puede recordar completamente las escenas, y por eso necesitamos ayudarle a armar todo de nuevo.

Las palabras de la doctora le dieron ánimos, quizás aún había esperanza de recuperar toda su vida.

- Los rostros no los puedes recordar, pero ¿hay algún rasgo que sí puedas identificar?, ¿color de cabello, alguna fragancia, alguna prenda de ropa con un detalle en específico, algún accesorio, un piercing, un tatuaje, una cicatriz...?

- Yo... En el sueño dónde me escondo detrás de alguien, recuerdo que esa persona tenía un aroma floral bastante suave y dulce... Cómo...- Y al recordar aquel detalle, y juntarlo con otro que reconocía, algo hizo un click. Fue como si una pieza faltante en un rompecabezas fuera colocada, y entonces pudo recordar aquella escena.- Flor de cerezo... Era mi madre, Izo, cuando era más jóven.

- ¿Acabas de recordar algo?

- Sí... No sé porqué, pero... Ahora recuerdo con más claridad eso.- Dijo, entre emocionado y nervioso.- Ese día, nos acabábamos de mudar a Grecia. Yo estaba ayudando a mi mamá a acomodar las cosas arriba, y... Cuando escuché que tocaron la puerta, corrí a esconderme a la que iba a ser mi habitación.- Ahora todo era claro. Ahora recordaba aquel día y no eran solo escenas sueltas.- Pero mi mamá me llamó, y aunque yo estaba demasiado nervioso por tener visitas, y me escondí detrás de las piernas de mi madre, él me dijo que no estuviera asustado, y... Que saludara a... Mu.- Añadió, y como si otra pieza faltante del rompecabezas se uniera, pudo recordar otro pedazo de la escena.- Ese niño era Mu... Su padre, Dohko, lo estaba sosteniendo en brazos... Ese fue el día que nos conocimos. Los dos, estábamos nerviosos, y... No sabíamos qué decir, pero después... Comenzamos a hablar de todo lo que habíamos pasado en la escuela. Mu me contó que lo molestaban por sus cejas, y que por eso le daba tanto miedo acercarse a otros niños.

Alde siguió contándole a la doctora todo lo que había podido recordar, y como al prestar más atención a pequeños detalles que al momento le pasaron desapercibidos, la escena se iba reconstruyendo poco a poco. Hasta finalmente tener un recuerdo completo de todo lo ocurrido aquel día. Cómo fue llegar a la nueva casa, cómo conoció a Mu, cómo se entretuvieron toda esa tarde juntos, cómo se hicieron amigos, y cómo ese mismo día, incluso sus padres se hicieron amigos, y hasta cenaron todos juntos. Ahora podía recordar al menos un día de su infancia con claridad. Aunque no se libró de una jaqueca.

- Tranquilo. Lo hiciste bastante bien, Alde.- Le alentó con una sonrisa su terapeuta.- Trabajaremos en esto poco a poco, te veré en una semana para seguir trabajando.- Añadió, sacando un pequeño cuaderno.- Pero mientras tanto, quiero que cada vez que tengas un sueño así, anotes en este cuaderno cualquier pequeño detalle que recuerdes, cómo ahora. Una fragancia, una prenda de ropa, un tatuaje, cualquier cosa que puedas recordar del sueño. Lo mismo si tienes alguna sensación al hacer algo, y los analizaremos juntos en la próxima sesión. ¿De acuerdo?

- Claro.- Asintió, felíz pero agotado.- Gracias.

- No hay nada que agradecer, estoy para ayudarte.- Sonrió Sasha.- Nos vemos en una semana. Buena suerte.

Una vez terminada la sesión, finalmente pudo reencontrarse con Mu y Kiki en la sala de espera. Ambos Omegas no tardaron en recibirlo con una cálida sonrisa y preguntarle cómo había estado la sesión.

- Bien.- Sonrió, mirando a Mu. Ahora, el recuerdo de Mu de niño, era prácticamente idéntico al actual. Los mismos ojos verdes, la misma piel de porcelana, el mismo cabello lila, la misma nariz pequeña, la misma sonrisa, las mismas ticas que tanta inseguridad le causaban a su dueño, pero que a él le gustaron desde siempre... Definitivamente, recuperaría su historia al lado de él, así fuera lo último que hiciera.

- ¿Nos vamos ya?- Preguntó Mu, con una leve sonrisa.

- Claro.

Después de eso, los tres se retiraron de vuelta a casa. Ese día ninguno tenía ganas de cocinar, y creyeron buena idea solo por esa vez, pedir algo de pizza y cenar todos juntos. Kiki no tenía escuela al otro día, así que no le vieron el problema.

Al estar mirando una película con Kiki enmedio de ambos, mientras comían algo de pizza, otra vez, aquella sensación de ya haber vivido una escena así antes, lo invadió. Definitivamente, iba a ser una larga semana con muchas cosas que anotar, pero lo haría cuando terminara la película.

Kiki se quedó dormido casi al final, así que mientras Mu se encargaba de apagar la televisión, él se encargó de llevar al pequeño a su habitación, y después volvió a la sala para ayudar a Mu a recoger y limpiar todo. A decir verdad, eran un buen equipo, y en poco tiempo, dejaron todo en su lugar.

Una vez que todo estuvo en orden, Mu dijo que iría a ponerse la pijama, pero él se quedó en la sala para anotar todo en aquel cuaderno que le dió su doctora.

Aunque al abrirlo, en la primera página descubrió que había un pequeño mensaje escrito:

"Orenda:
Es la fuerza mística presente en todas las personas que les permite afrontar el mundo de los cambios que suceden a su alrededor."

Esa simple palabra, con su significado, logró darle aliento y consuelo para hacer el intento. Así que, teniendo un objetivo claro en mente, procedió a escribir todas las sensaciones y leves recuerdos sueltos que habían aparecido en esas últimas horas.

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