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Capítulo 1: Paraíso perdido

En un frío pasillo de hospital, un jóven de cabellos lilas lloraba amargamente, cubriéndose la cara con ambas manos en un vano intento de callar su llanto.

- Mu.

Escuchó una voz llamándolo, y al alzar apenas un poco la vista, se topó con un par de miradas conocidas.

- ¿Qué fue lo que pasó?

Mu no pudo más, y se lanzó a los brazos de sus padres, llorando aún más fuerte que antes.

Los dos mayores se miraron entre ellos un momento, sin comprender qué sucedía. Mu les había llamado enmedio de sollozos inentendibles, para terminar pidiéndoles que fueran de inmediato al hospital, y eso fue lo que hicieron.

Nunca habían visto a Mu tan desesperado y nervioso, que comenzaban a temer lo peor, pero prefirieron no adelantarse a sacar conclusiones apresuradas, y esperar a que su hijo se calmara, lo cual consiguió unos minutos después.

- Mu, ¿qué fue lo que pasó?- Preguntó su madre, tan serio y directo como siempre.

- Shion, no seas tan duro.- Intervino su padre.

Mu tartamudeó varias veces, luchando por no romper en llanto, lo cual le fue casi imposible, pero lo consiguió.

- No recuerda nada... Ni a Kiki... Ni a mí... A nadie.

Shion y Dohko se quedaron sin palabras al saber finalmente lo que pasaba, y comprendieron perfectamente la reacción de su vástago.

Mu rompió en llanto nuevamente, buscando refugio en los brazos de sus padres, que lo recibieron rápidamente.

¿Cómo habían llegado a esa situación?. Bueno, para saber la respuesta, es necesario retroceder un poco...

←←2 meses atrás...

Mu se encontraba en casa, preparando una sorpresa para su Alpha.

Ese día era su aniversario de bodas, y quería que todo fuera especial. Hace ya cinco años que decidieron unir sus vidas en matrimonio, y su vida no podía ser más felíz.

Se conocieron siendo unos niños, para después terminar enamorándose, y luego de varios años juntos, decidieron casarse.

Y dos años después de contraer nupcias, decidieron tener su primer cachorro, que llenó de aún más felicidad sus vidas, y que ahora ya tenía tres años de edad. Un pequeño e inquieto niño de cabellos anaranjados, que aunque de vez en cuando parecía intentar volverlos locos con todas sus travesuras, amaban con todo su ser.

Mu había logrado su sueño de ser su propio jefe, convirtiéndose en dueño de unos cuantos restaurantes de la ciudad, lo que le permitía disponer de su tiempo a su conveniencia casi siempre, pudiendo cuidar de su hijo.

Alde había optado por seguir un camino más tradicional y menos arriesgado, trabajando para una empresa como diseñador de estrategias de ventas, que le dejaba mucho menos tiempo libre, pero que no dudaba en utilizar para pasar con su familia.

A pesar de todo, eran una familia felíz, la envidia de muchos.

Aldebarán era todo lo que cualquier persona podría desear en una pareja: dulce, amable, gracioso, inteligente, gentil, buen esposo y buen padre.

Así que, ante las típicas críticas de gente sin oficio ni beneficio más que molestar al prójimo, Mu siempre hacía oídos sordos. Ninguno de ellos conocía a su Alpha como él. Nadie le llegaría a los talones ni en mil años. Nadie lo amaría de la forma tan sincera y hermosa con la que lo amaba ese Alpha. Todo eso lo tenía más que claro.

Más de una vez escuchó palabras denigrantes contra su Alpha por su apariencia física. Que si era muy alto para él, que cómo iban a tener cachorros sin matarlo en el intento, que podía conseguir algo mejor, que era un Omega demasiado lindo para un Alpha así... Y mil estupideces más. Pero eran eso, estupideces. Él amaba a su Alpha, y su Alpha lo amaba a él, y era todo lo que le importaba.

Así que, alegremente, hablaba con su esposo por teléfono, sin saber qué sería la última vez en mucho tiempo...

- Te amo.- Fueron las últimas palabras que le escuchó decir.

- Te amo también.- Respondió, sin saber lo que iba a pasar.- Te tengo una sorpresa.

Lo que aparentaba ser un día normal, e incluso bastante felíz, terminó convirtiéndose en tragedia.

Tan solo un par de horas después de finalizar aquella llamada, Mu recibió una noticia que no estaba preparado para oír: Alde, su Alde, su esposo, su Alpha... Acababa de tener un accidente automovilístico mientras volvía a casa y se encontraba en estado crítico, luchando por su vida en el área de cuidados intensivos.

Pasó dos semanas en el área de cuidados intensivos, hasta que finalmente consiguieron estabilizarlo lo suficiente como para trasladarlo a una habitación normal. El problema era, que el impacto había sido demasiado fuerte, inflamando su cerebro.

Los médicos tuvieron que inducirlo al coma, con la esperanza de que el cerebro poco a poco volviera a su tamaño normal, aunque era difícil garantizar un resultado favorable.

A Mu no le importaba lo que sucediera, solo le importaba que la persona a la que más amaba se salvara, y no hubo día o noche en la que no llorara por el estado de salud de su esposo. Pero tampoco hubo día en que no fuera a verlo, ni noche en la que no fuera a cuidar de él.

Sus padres, sus amigos y familiares no dejaban de insistir en que debía descansar más, especialmente por su estado, pero Mu se negaba a dejar solo a su Alpha, y nada pudieron hacer para que cambiara de opinión.

→→Minutos antes...

Desde el fatídico día del accidente, habían pasado ya dos meses, y cuando Mu vió a Alde abrir los ojos, creyó que lo peor ya había pasado y que su vida volvería a ser la misma de antes, pero cuando abrazó a Alde, y el castaño no le correspondió el gesto, y al contrario, lo vió extrañado, y finalmente dijo aquellas palabras... Todo su mundo se hizo pedazos.

- ¿Quién eres?

Mu se quedó pasmado ante aquella pregunta. Por un segundo creyó haber escuchado mal, o al menos eso quiso creer.

- ¿Dónde estoy?

- Alde...

- ¿Quién?

Mu no pudo soportarlo, y rompió a llorar. Los médicos le habían dicho que existía una pequeña posibilidad de que al despertar del coma, Alde no recordara algunas cosas, pero ésto era ridículo.

Una enfermera lo escuchó llorar, y no tardó en llegar el médico a cargo del caso de su Alpha, que tuvo que calmarlo y después revisar a Aldebarán.

- Señor, será mejor que salga un momento a tranquilizarse por completo. No es bueno que altere demasiado al paciente.- Le aconsejó el doctor, después de calmarlo.- Le aconsejo que llame a algún familiar o persona de confianza que pueda venir a auxiliarlo. No es bueno que soporte esto usted solo, y menos en su estado.

Mu, aunque dolido, asintió, y salió de la habitación acompañado por una enfermera hasta el pasillo. Ahí llamó a sus padres.

Y así era cómo había terminado en aquella situación.

💮🌸🌼

Fin del primer capítulo

Bueno, realicé este fanfic para la campaña #TauroNeedLove, iniciativa de CourSiren

Nuevamente, mil gracias por haberme invitado a formar parte de esta campaña para hacerle algo de justicia a los santos de Tauro, realmente me hizo muy felíz ser parte de esto♥️

Y también quiero aprovechar para hacer algunas aclaraciones sobre reglas del AU y términos usados en este fanfic.

1- Todos los Omegas con hijos son llamados "Madres", sin importar su género o sexo. Es decir, tanto un Omega hombre, como mujer, es llamado/a "madre", "mamá", o cualquiera de sus variantes por su/s cría/s.

2- En el universo de este fanfic existen 5 castas: Alpha, Delta, Beta, Omega y Gamma.

3- En el universo de éste fanfic, solo los Omegas presentan ciclos de celo. El resto de castas no, y solo los Alphas reaccionan antes las feromonas de los Omegas.

4- En el universo de este fanfic, es posible saber la casta a la que pertenece un bebé desde el nacimiento. Desde con inspección física, y análisis de sangre para confirmar.

Creo que de momento es todo lo que tengo que decir. Cualquier duda, pueden preguntar 💮

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