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34

—Deja de hacer eso —después de unos segundos Laura respondió.

—¿Hacer qué?

—Deja de usar tu faceta de conquistador, uno estamos en un hospital, dos no es momento y tres… me pone nerviosa —desvió la vista al decir lo último.

—¿Te pongo nerviosa? —ocultó lo mejor que pudo su sonrisa victoriosa.

—Deja de hacer preguntas —contestó evadiendo el tema.

—Y Laura…

Ben se paró y se apoyó en la camilla para luego acercar su rostro al de Laura dejando un mínimo espacio de distancia entre sus labios. Paseó su mirada de los orbes ámbar de Laura a sus labios levemente rosados varias veces poniendo aún más nerviosa a Laura si es que era posible.

—¿Quién dijo que tengo una faceta de conquistador? —continuó y sonrió victorioso al notar el visible sonrojo que le provocó a Laura—. No te tomes tan literal el apodo, rojita —se burló volviéndose a sentar.

Maldiciendo para sus adentros, Laura volteó a ver hacia la ventana mientras intentaba bajar el sonrojo que le había dado de repente, ¿porqué? Ni idea, talvez porque el chico que aparentemente le gustaba había estado a un centímetro de besarla.

Y ahora quería que la besara.

No había besado a nadie desde hacía más de cinco años aproximadamente, ya había olvidado cómo era.

—Ben —llamó la pelirroja indecisa mientras intentaba no arrepentirse.

—¿Si?

—Acércate.

El pelinegro obedeció algo confundido, se sentó en la orilla de la camilla pensando que estaba lo suficientemente cerca pero cuando Laura lo sujetó del cuello de la chaqueta de cuero y lo acercó a ella quedando como antes entendió que no se había acercado lo suficiente.

¿Enserio lo iba a besar? No, de seguro solo le quería cobrar lo anterior, Laura no gustaba de él, solo debía mantener la emoción controlada y las hormonas tranquilas.

Todo se fue a la mierda cuando Laura pegó inesperadamente sus labios con los contrarios manteniéndolos quietos un segundo pero empezando con un ritmo lento cuando vio que no había rechazo, solo sorpresa.

Solo Laura era la que movía los labios, era un movimiento lento, tranquilo, pausado y hasta quizás podría rozar lo dulce. Mientras que Ben mantenía los ojos abiertos procesando lo que ocurría.

¿Lo estaba besando?

Laura se separó lentamente de Ben para luego abrir los ojos y toparse con los de Ben, sus gemas chocaron entre sí con nervios, emoción y vergüenza.

La pelirroja abrió los labios para disculparse pero fue su turno de sorprenderse cuando Ben la volvió a besar con un ritmo más rápido, ambos cerrando los ojos y disfrutando completamente de los labios ajenos.

El pelinegro sujetó firmemente la cara de Laura mientras profundizaba el beso aún más, los labios de Laura eran esponjosos y suaves, no estaban cubiertos de esa asquerosa pasta, o sea, labial, y tampoco eran exageradamente gruesos. Eran perfectos para él, solo para él.

Estaba por introducir su lengua cuando un carraspeo los sobresaltó, se separaron rápidamente y Ben se paró bruscamente completamente nervioso, ambos tenían los labios rojos, las respiraciones agitadas y la cara sonrojada. Laura se cubrió la cara con las manos.

—Bueno… —la enfermera empezó—. Venía por un pequeño chequeo —sonrió levemente al notar los nervios de ambos y por lo tierna que le hacía aquella escena.

—Oh, am, sí. Yo… mejor voy al baño —salió de la habitación pero no fue al baño, subió por el elevador al techo del hospital y se asomó al borde sintiendo el viento mover sus cabellos levemente largos y despeinados.

No sabía que era lo que más le sorprendía, si el hecho de que Laura lo hubiera besado, el hecho de que él la hubiera besado luego, el hecho de que estuviera más nervioso que nunca… o el hecho de que por primera vez no había tenido una erección por un beso.

Y no había no tenido una erección porque Laura no le resultara atractiva, para nada. Claro que comparada a las chicas con las que antes se había acostado era menos… llamativa en el aspecto del cuerpo con pechos y traseros grandes.

Pero Laura le resultaba en extremo atractiva, ante sus ojos era hermosa y quizás fuera su no muy común apariencia lo que le llamó la atención de primera mano.

Sino que no había tenido una erección por el hecho de que esta vez, no sé besaba con una chica a la que solo le hablara por el físico y por querer un polvo. Esta vez enserio le gustaba la chica en cuestión.

Y se sentía… raro y nuevo.

Sonrió inconscientemente al recordar aquel beso. Habían congeniado tan bien, como si estuvieran destinados, como si se hubieran estado buscando desde hacía mucho tiempo y ya supieran exactamente como estar con el otro.

Solo esperaba que cuando volviera no estuviera aquella enfermera. Sentía que podría reemplazar el cigarrillo por algo nuevo.

***

Caminaba nuevamente por los pasillos del hospital hasta la habitación de Laura, al entrar la vio mirando por la ventana.

—¿Qué dijo la enfermera? —mantuvo un tono neutro.

—Ah… que estoy bien, solo tengo que quedarme aquí una semana y luego podré volver a casa —explicó mientas jugaba con sus dedos.

—Oye… —Ben la llamó pero Laura no respondió—. Para.

Tomó sus manos haciendo que dejara de jugar con sus manos.

—Mande.

—Deja de hacer eso, te vas a lastimar.

El pelinegro le quitó un mechón de la frente, no sabía si lo debía preguntar o si no era necesario, de hecho, ya no sabía que decir.

—Mmm oye —volvió a llamar.

—¿Qué?

—No creas que después de ese beso me voy a comportar como un cursi, ¿está bien?. Eso no es lo mío —advirtió.

Y cuando notó que Laura intentaba quitar sus manos de las suyas y no respondía supo que de alguna u otra forma la había cagado. Es que ese era su talento natural, cagarla de todas las formas posibles.

—Oye yo no… —intentó disculparse.

—No, descuida, no esperaba que lo hicieras de todas formas —soltó una pequeña risa fingida—. Creo que lo mejor es que te vayas, Ben. Puedo estar sola, no te necesito.

En definitiva la había cagado.

—Maldición, yo no quería…

—Descuida Ben, ya te dije. Te puedes ir.

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