«29»
Al día siguiente.
Sunset Shimmer POV.
Genial, otro día más de vida.
Como extraño las vacaciones, pero las usé uniendo a las chicas, y no pude disfrutar de al menos un día libre. Ojalá que valga la pena.
Ya me encontraba en la escuela, no había llegado ninguna de la chicas pero realmente no me importaba, tampoco perdería mi tiempo esperándolas.
Caminaba por los pasillos justo cuando una chica que nunca había visto en mi vida se atravesó en mi camino.
—Sunset Shimmer, ¿tienes un momento?—preguntó con una mirada neutral, traía un libro en sus manos.
—... ¿Quién eres?
Frunció el ceño. —Soy Wallflower Blush.
—No recuerdo haberte visto antes.
—Estamos juntas en el comité del anuario desde hace cinco años.
—Ah, esa tontería... Pero repito lo que dije; No recuerdo haberte visto antes, pero por lo que dices, me imagino que haz de tener muchos amigos, ¿no?—cuestioné con una sonrisa burlona.
Ella me observó con extrañeza, cosa que me hizo rodear los ojos.
—Cómo sea... La subdirectora Luna nos aviso que hay que comenzar con los preparativos para el anuario de este año.
—¿Y eso a mí que me importa?
—No lo sé, pensé que como editora del anuario te interesaría esa información. —respondió con un sarcasmo notorio.
—Te diré algo... cómo sea que te llames, te acabo de ascender de puesto, ahora tú serás la editora de esa cosa del anuario escolar, como veo que no tienes amigos supongo que no será problema para ti, ¿de acuerdo? De acuerdo.
—... Soy Wallflower Blush.
—Dímelo cuando me interese saberlo. —conteste antes de rodearla para así seguir mi camino.
Uh, no puedo creer que perdía mi tiempo en esa estupidez.
■
Narradora POV.
—¡Apple Boom, será mejor que bajes de una vez a desayunar!—gritó la mayor de la familia desde la cocina.
—¡Ahora voy abuela!—contestó terminando de cambiarse. Tomó sus cosas y se apresuró a salir de su habitación, mientras bajaba por las escaleras se aseguraba de que todo lo que necesitaba estuviese en su mochila.
—¿El abuelo Pear vendrá a cenar está noche?—preguntó Applejack después de beber de su jugo de naranja—. Hace mucho que no lo veo...
—Eso si el viejo no se vuelve a quedar dormido. —respondió sirviéndole el desayuno en un plato a la pelirroja.
—Gracias, abuela. —agradeció con pequeña sonrisa y comenzó a comer.
Su hermana mayor la miró de reojo, su rostro reflejaba tristeza.
Algo que su hermano notó.
—Iré a ver si los cerdos ya comieron, ustedes también terminen de comer. —les dijo antes de salir por la puerta de la cocina.
—¿Deberíamos sentirnos ofendidos o...?
—¡Oye Big Mac! ¿crees que puedas llevarnos a mí y a las crusaders al cine después de la escuela?—preguntó dejando de comer por un comento para ver las cosas dentro de su mochila
—Ah...
—¡Espera! Olvidé un libro en mi habitación, mejor voy por el antes de que se olvide. —dejó su mochila en la silla y subió por las escaleras con rapidez.
Applejack soltó un largo suspiró.
—... No voy a poder compensar lo que hice, ¿cierto?—bajó la mirada y cerró los ojos.
Big Mac la miró con preocupación y un poco de asombro.
—¿De qué hablas, Applejack?—preguntó a pesar de ya saber perfectamente a lo que se refería.
Ella abrió los ojos.
—Los lastimé a todos... y lo peor es que no fue mi culpa. Fue ese... maldito hechizo que hizo que me comportará de esa manera, que mintiera. Ahora Apple Boom me odia debido a eso. —se abrazo a si misma.
—Ella no te odia. —dijo provocando que su hermana la mirara—. Cuando te fuiste ella esperaba todos los días que volvieras, la abuela y yo teníamos que consolarla casi todas las noches. Y cuando supo que volvías... estaba a punto de llorar de felicidad. Estoy seguro de que lloró cuando no la veíamos.
Eso hizo que la rubia soltará una risa. Esas palabras la hicieron sonreír y querer llorar también.
Ella también había extrañado como no tenían idea a su familia.
—¿Entonces porqué ahora me evita y actúa como si no existiera?
—No lo sé... quizás porque no te haz disculpado. Y aunque no entendemos del todo a lo que te refieres con lo del hechizo y esas cosas creemos en ti, pero aún así Apple Boom se sigue sintiendo mal por lo que pasó...
—Sí, es cierto... Se lo voy a compensar, eso haré con todos. Gracias Big-.
—¡No creerán donde encontré mi libro! Estaba en el baño, ¡en el baño!—exclamó para luego reír mientras se acercaba a ellos. Guardó su libro en su mochila y se sentó para terminar de desayunar—. ¿Qué sucede?
—Lo lamento Apple Boom, pero no voy a poder llevarte al cine con tus amigas, Sugar Belle y yo tendremos una cita.
—Oh... Tranquilo, lo entiendo. Supongo que podemos ir caminando, jeje.
—Claro que no, puede ser peligroso... Oye, Applejack, ¿tú estás libre hoy?—preguntó mirando a su hermana, Apple Boom también volteó a verla.
Ella miró a ambos con nerviosismo, de pronto entendió lo que trataba de hacer su hermano.
—¿A-Ah?... ¡Claro! Puedo llevarlas al cine después de la escuela... si quieres.
—¡¿Enserio?! ¡Muchas gracias Applejack!—sonrió mostrando los dientes, cosa que hizo a la nombrada morir de ternura. Dicho eso siguió comiendo.
Alzó la vista encontrándose con la imagen de su hermano guiñándole el ojo, ella le agradeció con una sonrisa.
[...]
Más tarde.
Pinkie había salido de su segunda clase más temprano de lo normal. Fue a uno de los bebederos para refrescarse un poco. Al incorporarse miró por la ventana a Rainbow Dash afuera.
Se fijó en su reloj, podía ir y charlar un poco con ella, todavía le quedaba tiempo.
Salió y se acercó a ella, se encontraba sentada en una banca.
—¡Hola, Dashie!—la saludo con una gran sonrisa.
—¿Ah? Oh, hola Pinkie Pie. —respondió el saludo volteando a verla—. ¿No tienes clase?
—Acabo de salir, —se sentó junto a ella—. ¿y tú?
—No, no tuve a clase.
—Mmm, oye, ¿de casualidad viste en la mañana a Sunset? Llegué tarde y no la pude ver, jeje. —rió con un poco de vergüenza.
—Ahora que lo mencionas, no no la he visto, y llegué justo al mismo tiempo que las chicas... quizás ella también llegó tarde y por eso no la hemos visto. —supuso encogiendo sus hombros.
—Sí, eso debe ser... ¿Y tú? ¿cómo has estado? Quiero saber más de ti.
—¿Qué? ¿de qué hablas?—preguntó soltando una risa—. Tú sabes todo de mí.
—Hace mucho que no nos vemos y algunos de tus gustos pudieron haber cambiado. Nunca se sabe.
—Jaja, sí...—miró al suelo con un semblante triste—. Lo lamento...
—¿Eh? ¿porqué te disculpas?
—Por todo, lo que dijiste ayer en la cafetería me hizo pensar las cosas claramente. Ésta situación no ha sido fácil para todas, no solo para mí, y mientras algunas quieren olvidar lo que pasó yo solo lo sigo recordando todo el tiempo... sobretodo con Twilight, me he portado muy mal con ella.
—No te sientas mal, Dash. Estoy segura que todas no enojamos aunque sea un poco con ella por lo que nos hizo, pero al igual que nosotras, ella no tenía control de lo que hacía. Y repito lo que dije; hay que superar esta fea experiencia y seguir adelante. —dijo con una sonrisa.
—Claro... —intentó sonreír pero no pudo—. Aún así, hay alguien con quién debo disculparme...
—¿Ah, con quién?
—Con Soarin, él era el que estaba en mi equipo cuando... ya sabes.
—Oh, sí, lo recuerdo... ¿Sabes dónde está ahora?
—En la cancha jugando con su equipo, los vi hace rato.
—¿Y qué estamos esperando?—se levantó de su asiento—. Vayamos para que te disculpes con él.
—¡¿Qué?! ¡Claro que no! Lo he intentando pero al estar a punto de hacerlo me arrepiento y me alejo de ahí... No puedo hacerlo.
—¿Rainbow Dash siendo cobarde? Es algo que nunca pensé ver.
—No estoy siendo cobarde... solo lo estoy posponiendo. —se excusa jugando sus manos.
—¿Hasta cuándo? ¡Vamos, es el mientras perfecto para hacerlo! Antes de que se termine la hora. Yo sé que tú puedes hacerlo, Dashie.
El entusiasmo de Pinkie siempre fue contagioso.
—Me voy arrepentir de esto...—murmuró levantándose de la banca—. Está bien, hagámoslo.
■
—¿Y, ya decidieron que película veremos?—preguntó la pelirroja a sus amigas al mismo tiempo en el que salían del salón de clases.
—No lo sé, ustedes saben que no me gustan las películas de terror, siempre tengo pesadillas con ellas...
—A mí tampoco me gustan las románticas, todas son siempre iguales...—se quejó Scootaloo diciendo eso último en voz baja.
—Tendrán que decidir antes de que salgamos, por poco no consigo que alguien nos lleve al cine.
—¿Qué tu hermano no lo va hacer?—cuestionó Sweetie Belle con la ceja levantada. Las tres seguían caminando dirigiéndose a su próxima clase.
—No, tiene planes con Sugar Belle. Fue Applejack quién se ofreció a llevarnos...—contestó con pesadez.
—Uh, ¿aún siguen las cosas tensas entre ustedes?
—Hemos hablado muy poco desde que volvió, la última vez tuvimos una conversación fue cuando nos contó todo eso del hechizo.
—Sí, todo eso fue muy confuso, incluso a Rarity le costó entenderlo. —comentó la albina—. Pero después de lo que ha pasado estos años no me sorprende. Además, sabía que había una razón para que mi hermana se comportará de esa manera...—añadió recordando esos momentos que vivió con Rarity hechizada.
—Los mismo digo respecto a Rainbow Dash. Ahora me alegra saber que no era ella realmente cuando hizo todas esas cosas malas... ¿Y qué hay de ti, Apple Boom?
—No lo sé... Por un lado me alegra que no haya sido ella cuando me me mintió solo para estar con un chico, pero aún me siento mal... ¿está mal querer que se disculpe por algo que no hizo? Debió ser difícil para ella y las chicas...—se detuvo a la mitad del pasillo, sus amigas también lo hicieron.
—Yo no esperábamos una disculpa, pero aún así Rarity me invitó a comer para disculparse. Le dije que no era necesario, porque lo único que quería era que ella regresará... Deberías hablar acerca de eso con Applejack, eso a mí me ayudó, quizás a ti también te ayude.
—Sweetie tiene razón, toda ésta situación es muy complicada... no la empeoremos. —opinó la de cabello corto.
Apple Bloom asintió ante los consejos de sus amigas. Había hecho mal en tratar de ignorar a su hermana esperando a que se disculpe, ahora lo entendía.
Estaba a punto de articular una palabra pero al mirar a una figura conocida entrar al pasillo sonrió levemente.
—¡Hola Sunset Shimmer!—la saludo. Sweetie y Scootaloo se giraron para ver de frente a la nombrada.
—¡Hola!—la saludaron en unísono ambas chicas también.
Ella las miró con desagrado.
—¿No tienen que ir a clase o qué perdedoras? Haber si así dejan de estorbar. —las rodeó sin quitar esa mirada.
Las tres niñas la observaron irse con confusión. Ninguna entendía que acababa de suceder. Sin duda no esperan esas palabras viniendo de Sunset.
—¿Acaso ella... nos llamó perdedoras?
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