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«25»

—No podemos detener los sentimientos... pero podemos controlarlos para que no sean una carga el resto de nuestras vidas...

Una carga. Eso eran los sentimientos para Sunset Shimmer en ese momento.

Había llegado el día tan ansiado por los padres y tan odiado por los niños; el regresó a clases.

Ella amaba la escuela; sí. Pero volver junto con todas sus amigas era una nudo de sentimientos y nostalgia creciendo en su garganta... o bueno, el nudo no sería tan grande debido a que Twilight no iría con ellas a la escuela Canterlot.

Aún no estaba lista para volver a la escuela y mucho menos la que causo su locura.

Puede ser entendible pero algo injusto para la peli-morada cuando ella quería volver asistir a una escuela normal; ahora con sus nuevas amigas.

Igualmente se sentía bien que todas estuvieran de vuelta, todo volvería hacer como antes... o al menos eso esperaba. Pero aquella sensación no la debaja en paz.

Las seis chicas entraron por esas puertas, asombrado a los demás estudiantes quienes no las veían hace tanto tiempo que pensaron que así seguiría siendo.

—Todo sigue igual... es un poco decepcionante pero... maravilloso. —murmuró Rarity.

—No entendí, ¿es decepcionante o maravilloso? —preguntó Rainbow Dash.

Sunset rió un poco ante eso.

—Es maravilloso. —respondió por su amiga. Sus amigas sonrieron ante eso.

Todo parecía estar bien.

"Parecía" porque Sunset no era la única que se sentía extraña de volver aquella escuela, las demás también.

Pasaron tanto tiempo lejos de esta que olvidaron como era estudiar ahí, son sus amigas. Además de que esa escuela estaba inmundada de recuerdos de las cosas que hicieron gracias al efecto del hechizo.

Recuerdos... no muy agradables. Hicieron cosas malas y lastimaron a personas también a su paso. Recordar eso no era muy agradable, pero preferirían no demostrarlo para no lastimar a cierta peli-morads, aunque por si sola se sentía fatal.

—Bueno, debo ir a clases...—mencionó Fluttershy un poco incómoda por las miradas que todos les daban al grupo de siete chicas.

—Sí, yo también... Supongo que nos veremos a la hora del almuerzo, ¿no?—preguntó Sunset.

—Claro. —respondió Rarity.

Las siete se dispersaron dirigiéndose a sus respectivos salones.

Este sería un largo día.

[…]

Applejack se encontraba sentada en su asiento esperando a la maestra de esa materia, al parecer se le había hecho tarde.

Estaba tranquila hasta que miro a alguien entrar... a él.

Caramel.

Vaya, hace tanto que no lo veía, desde...

Oh... oh no.

Él la miro a ella, estaba sorprendido de su regreso, después volteó su mirada a otro lado incómodo.

Applejack se sintió un poco triste por eso, no lo culpaba, después de todo se había equivocado y le había hecho daño, más a su hermana en realidad.

Y saber eso no la hacía sentir cómoda... ni un poco.

Rarity estaba escribiendo en la libreta que usaba para dibujar antes de marcharse. Intentaba dibujar un nuevo diseño pero no tenía inspiración para nada.

Se detuvo cuando una mano azotó la mesa en la que estaba recargada. Volteó a ver a la dueña de ella.

Spring Flower.

—Entonces es cierto, ¡no puedo creerlo!—se quejó golpeando levemente su frente.

—¿Se te ofrece algo?

—¡¿Como pudiste abandonar la gira de Sapphire Shores?! ¡¿tienes idea de la oportunidad que desaprovechaste?!

—¿Estás molesta porqué desaproveche una oportunidad así de importante? Eso significa que... ¿te preocupas por mí qué?—preguntó confundida. La contraría rió.

—¡Por favor! ¡¿yo, preocuparme por ti?! ¡por supuesto que no!—siguió riendo.

—Aja, ¿entonces porqué me dices todo eso?

—¡¿Enserio preguntas porqué?! Te recuerdo que para diseñar el vestuario de Sapphire Shorts hubo una competencia, en la que participe y perdí, ¡por ti! ¡y saber que renunciaste a la gira cuando yo pude estar en tu lugar me pone... FURIOSA!

—La verdad es que igualmente no debías estar en la gira, te recuerdo que destruiste mis diseños antes de mostrárselos a Sapphire Shores, aunque por suerte pude reemplazarlos.

—Eso fue hace más de un año, Rarity.

—La gira de Sapphire Shorts termino hace mucho también, Spring Flower.

—¡No me importa! ¡¿porqué hiciste algo así de tonto?!

—No es de tu incumbencia. Y si ya terminaste te agradecería que me dejaras sola. —dijo mirando de nuevo su libreta para comenzar a escribir nuevamente.

—Genial, ahora también tengo que soportarte de nuevo en la escuela, ¡esto es lo peor!—grito antes de irse.

Rariry rodeó los ojos.

Eso la había hecho pensar... o más bien, recordar.

Recordar como había a sus amigas por algo que no habían hecho... si se había disculpado con ellas... ¿verdad? ¡¿verdad?!

No, no lo había hecho.

Fluttershy cerró su casillero después de tomar el libro que necesitaba y guardarlo en su mochila.

Escucho unos gritos desde el otro lado del pasillo... unos gritos conocidos.

—¡Te está empujando, ¿qué es lo qué harás debilucho?!

Sabía a la perfección quien era.

Iron Will.

Se acercó y miro al mencionado junto con sus dos ayudantes hablar con un chico... o más bien gritarle al chico.

—¿Es realmente necesario que lo empuje? No me gusta usar la violencia...

—No es violencia, si no como una forma de marcar tu territorio contra cualquier persona que piense que eres sólo un tapete, dime chico, ¿eres un tapete?

—No, pero-.

—¡ENTONCES HAZLO!—grito empujando al chico con sus ayudantes.

—Iron Will. —lo llamó la peli-rosada—. Veo que aún sigues con ese... negocio.

—¡Fluttershy!—el más alto se le acercó a la chica—. Mi mejor clienta, la cual nunca me pago. Pero quién sigue recordando el pasado. Ella es la prueba de que mis lecciones sí funcionan. —le dijo aquél chico.

—¿Es cierto?—cuestionó el menor mirando a la peli-rosada.

—¡No! Escucha, puedes enseñar a las personas a no ser "tapetes" pero no usando la violencia, hay más formas de mostrar seguridad en ti mismo sin necesidad de eso. —miró molesta al más alto.

—¡Miente! Las personas te seguirán tratando de la misma forma a menos que les demuestres quién es el jefe. —chocó su puño con su mano.

—No es verdad.

—Entonces, ¿tú me enseñarias a dejar de ser un tapete?—preguntó el menor a la chica. Ella lo miro un poco sorprendida.

—¡UN MOMENTO! Te vas y luego regresas para quitarme a mis clientes después de que te di lecciones y jamás me pagaste, que decepcionante.

—Tú dijiste que si no quedaba conforme no tendría que pagar. Igualmente, tú no hiciste nada para que yo tuviera esa actitud.

—¡Por supuesto que sí! Eras la más ruda, todos te temían. Si alguien te hacía enojar terminaban mal, como esa chica que golpeaste.

—¿Ah? ¿Strawberry Jam?—comenzó a recordarlo—. Nada tiene que ver contigo Iron Will, ahora lo sé. Y no sigas sus consejos, si de verdad quieres dejar de ser inseguro debes tener más confianza en ti mismo y no hacer que los demás te teman.

—Pss, claro. Suerte con eso.

—Lo tomaré en cuenta, gracias Fluttershy. —le agradeció el chico antes de irse.

—¡Genial, hiciste perder a Iron Will un cliente! Dejas de ser mi mejor clienta a mi peor clienta, Fluttershy. —dijo antes de retirarse con sus ayudantes.

—Huy, eso no me dejará dormir. Mmm... ¿cómo estará Strawberry Jam?

La última vez que la vio fue cuando... cierto. Le debía una disculpa.

Rainbow Dash caminaba cerca de las gradas mirando a sus compañeros jugar fútbol.

Recordó como entrenaba aquellos niños en fútbol, pobres niños, tenían clases en vacaciones, ja.

A pesar de que había jugado ese deporte varias veces, había pasado tiempo desde que lo práctico en esa cancha. Tal vez podría hacerlo cuando ellos terminarán su juego.

Entre las personas que estaban jugando miro a alguien en especial...

Soarin.

La última vez que se vieron Soarin supo todo lo que hizo para hacer trampa contra sus amigas, esa fue una muy mala última impresión.

Claro, que ella no lo hizo concientemente.

—Debo arreglar las cosas con él. —murmuró para si misma.

Pero si le dice que ella realmente no quiso hacer todo eso y que todo fue por un hechizo que le lanzó la chica demonio de la escuela Crystal... ¿le creería?

Bueno, con todo lo que han vivido... es posible.

Sunset se sentó en la banca del patio trasero de la escuela, no tenía ninguna clase por ahora pero tampoco tenía con quien estar.

Ahora Spike estaba con Twilight, suponía que sería así a partir de ahora ya que Spike es, prácticamente, su mascota.

Mientras que todo el tiempo que pasó con Sunset no fue nada y ella sólo fue su cuidadora hasta que Twilight estuviera bien... o al menos cuerda.

¿Porqué se molestaba? Sabía que eso pasaría... quizás porque no le gusta estar sola... quizás.

Suspiró y sacó el libro que no había terminado de leer la noche anterior. El de miles de dimensiones.

¿Cómo hizo Starswirl para escribirlo sin volverse loco?... ¿cómo descubrió todas esas dimensiones?

Preguntas sin respuestas.

—¡Sunset Shimmer, te encontré!—gritó Pinkie Pie apareciendo detrás de ella.

La mencionada guardó rápidamente el libro sin que la peli-rosa lo notará.

—Hola Pinkie Pie. —la saludó con una sonrisa nerviosa.

—¡Ambas tenemos horas libres! ¿vamos a la cafetería? Aún tengo hambre desde el desayuno.

—Ah, claro. —tomó su mochila—. Vamos...

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