En la escuela...

   Nuestros héroes y sus compañeros estaban hablando con una gran tranquilidad, mientras esperaban a que su nueva profesora llegara.

— Buenos días, alumnos — Saludó entrando al salón la profesora, de cabello castaño amarrado en una coleta baja, ojos cafés y un lunar en su mejilla, quien utilizaba un conjunto de una camiseta roja de mangas cortas y un pantalón largo de color negro.

— Buenos días, profesora — Saludaron los alumnos respetuosamente.

— Primero que todo me presentaré, soy la profesora Martínez y estarán conmigo en el área de literatura durante el resto del año — Se presentó la profesora, manteniéndose de pie —, y segundo, tendrán una compañera nueva, espero que sean amables con ella y la traten bien.

— ¿Ya puedo pasar, profesora? — Preguntó Estrella detrás de la puerta.

— Sí, pasa — Dijo la profesora con amabilidad.

   Con algo de timidez, Estrella colocó su mano en el picaporte, ingresó al aula y cerró la puerta, para posteriormente caminar cerca del escritorio y la pizarra, al lado de la profesora.

— Bien, preséntate — Le dijo la profesora de manera amable, cruzándose de brazos.

— Hola, mi nombre es Estrella y espero poder crear un buen vínculo con ustedes — Dijo Estrella con algo de seriedad y timidez.

— Estrella Silver de Bush, ¿no es así? — Preguntó la profesora Martínez sosteniendo la lista con los nombres de los alumnos, a lo que Estrella asintió —, de acuerdo, hay varios lugares que puedes elegir, escoje el que quieras.

   Estrella inspeccionó el salón con la mirada algo dudosa.
   Finalmente y con una leve sonrisa, fue al lado de Greg, quien levantaba la mano para que lo viera.

— Hola de nuevo — Saludó Greg sonriente.

— Hola — Saludó Estrella manteniendo su pequeña sonrisa, mientras que también saludaba agitando la mano a Connor y Amaya, quienes estaban en la mesa de atrás y también correspondieron al saludo.

— Regresando con la clase, repasaremos lo último aprendido — Dijo la profesora agarrando un marcador, para luego comenzar a escribir en la pizarra.

   Dos horas y cuarenta minutos después, la clase estaba a punto de acabar, y la profesora Martínez tenía algo que anunciar.

— Bueno alumnos, la clase está a punto de terminar, pero antes quiero darles un anuncio — Dijo la profesora con una pequeña sonrisa en su rostro —, les enviaré una tarea para que traigan la próxima clase, en este caso el viernes.

   Todos comenzaron a murmurar, sin entender del todo bien.

— No se asusten chicos, la tarea no es tan difícil como creen — Los tranquilizó la profesora Martínez. — Para el viernes, deberán hacer la tarea de los cinco poemas.

   Los estudiantes se comenzaron a mirar entre sí bastante extrañados.

— Díganos profesora, ¿qué es la tarea de los cinco poemas? — Preguntó Amaya algo confundida, mientras que a la vez levantaba la mano.

— La tarea de los cinco poemas básicamente es eso, tendrán que realizar cinco poemas de cinco temas distintos, los cuales podrán decorar y personalizar a su gusto — Explicó la profesora un poco seria. — Este proyecto lo harán en parejas, en sus casas y, como soy muy buena con ustedes, podrán elegir con quién realizar esta actividad.

   Los presentes en el salón volvieron a susurrar, pero esta vez con algo más de entusiasmo.

— ¡Profesora! — Llamó Greg, captando la atención de la docente.

— Dime — Dijo la profesora con algo de curiosidad, acercándose a la mesa del rubio.

— Me gustaría hacer el trabajo con Estrella — Dijo Greg con una sonrisa, a lo que Estrella asintió con la cabeza.

— Me parece bien — Aprobó la profesora.

— Por cierto, Connor y Amaya tambien van a trabajar juntos en lo de los poemas — Dijo Estrella con picardía en su rostro, apuntando a los jóvenes.

— Excelente decisión — Dijo la profesora Martínez con una pequeña sonrisa, aprobando la dupla.

   La docente se alejó de los estudiantes y se fue a su escritorio para ordenar y guardar sus cosas.
   Connor y Amaya, por otro lado, miraron enojados a Estrella.

— ¿Por qué me miran así? — Preguntó Estrella algo confundida.

— Y aún te atreves a preguntarlo — Dijo Amaya algo molesta.

— Estrella, sinceramente siento que tú y yo nos llevaremos muy bien — Dijo Greg algo risueño, mientras que chocaba los cinco con la ojiazul.

— Lo mismo digo, Greg — Dijo Estrella mientras que reía junto a él.

— No es divertido — Dijo Connor algo indignado, cruzándose de brazos igual que Amaya.

— Oh vamos, sí que lo es — Dijo Greg sonriendo.

— ¿Por qué se enojan?, pareciera que en verdad se gustan — Dijo Estrella mirándolos con picardía.

— ¡Claro que no! — Exclamaron Connor y Amaya al unísono, bastante molestos.

— Negativo más negativo, da positivo — Dijo Greg analizando la situación mientras su sonrisa permanecía intacta.

— ¡Qué no! — Exclamó Amaya indignada y harta —, ya dejen de molestarnos.

— Ustedes son muy aburridos — Dijo Greg con algo de seriedad.

   Repentinamente sonó la campana, dando inicio a la hora del receso.
   Con mucha alegría, los estudiantes salieron del aula rumbo al patio, cosa que los héroes también hicieron.

   En el receso los jóvenes amigos, en compañía de Estrella, fueron a la cafetería.
   Estando en la fila, decidieron acordar cómo se iban a organizar para el proyecto.

— Bien Ams, ¿qué te parece que vayamos mañana por la tarde a la repostería a comprar algo para merendar y luego vamos a mi casa a estudiar? — Preguntó Connor mientras que la fila se  movía lentamente. — Lo digo porque los profesores nos han enviado mucha tarea, sin que les importe que este es el tercer día de clases.

— De acuerdo Connor, suena como un buen plan — Dijo Amaya con una sonrisa, quien también estaba en la fila al lado del moreno.

— ¿Se te ocurre un lugar para poder realizar el proyecto, Estrella? — Preguntó Greg con curiosidad, quien se encontraba en la fila detrás de Connor y Amaya.

— Pues, he oído que estar rodeado de color verde es una gran inspiración para escribir — Dijo Estrella, quien estaba detrás de él —, tal vez podríamos organizar un picnic y encontrarnos mañana para estudiar en el parque.

— Gran idea Estrella, mañana por la tarde estaremos en el parque — Dijo Greg con una sonrisa.

(...)

   Al día siguiente y aproximadamente a las cinco de la tarde, luego del horario escolar, Connor y Amaya se dirigieron a una repostería para comprar lo que sería su merienda.

— ¿Qué te gustaría de aquí, Amaya? — Preguntó Connor con curiosidad, mientras que ambos observaban la vitrina de la repostería, cuyo vidrio brillaba de tan limpio que estaba, las paredes eran de color café claro y la mayoría de decoraciones estaban en tonos tierra, sin contar la variedad de pasteles, galletas, magdalenas, entre otras preparaciones que se hallaban dentro.

— Me conformo con scones de naranja y un café, aunque el café lo podemos preparar nosotros — Dijo Amaya esbozando una sonrisa.

— Muy bien — Dijo Connor también sonriendo, mientras que entraban a la repostería.

   Un rato más tarde, Connor y Amaya salieron de la repostería, para posteriormente dirigirse a la casa del moreno.

— No sabes cuánto me gusta esa repostería, es la mejor — Dijo Connor alegremente, para luego percatarse de lo que dijo y avergonzarse de aquello. — Pero es mucho mejor la repostería de tu madre, lástima que aún no ha abierto.

— Es cierto, hemos estado remodelando la casa y entre esas remodelaciones también está incluida la repostería — Explicó Amaya con amabilidad.

— Ya veo... — Dijo Connor algo pensativo, para luego sonreír. — Dile a tu madre que seré el primer cliente en ir cuando abran.

— Gracias por el cumplido, se lo diré — Dijo Amaya con la dulzura en su tono de voz que la caracterizaba.

(...)

   En un parque de la ciudad, Greg se encontraba esperando a Estrella bajo unos árboles, sentado en una manta roja y blanca a cuadros y una canasta, la cual traía galletas surtidas y una jarra de té helado.

— Aquí estás, lamento la tardanza — Se disculpó algo apenada Estrella, quien llegaba con su mochila en la espalda.

— No hay problema — Dijo Greg de manera comprensiva. — Ven, siéntate.

— Bien — Dijo Estrella mientras se sentaba al lado de Greg. — Y bueno, ¿pensaste en algo para los poemas?

— Se me ocurrieron unos cuantos temas hace rato — Dijo Greg, mientras agarraba su cuaderno, en el cual se hallaban los títulos de los temas.

— Cuéntamelo todo — Dijo Estrella, quien vio la jarra y se sirvió té helado en un vaso de vidrio.

(...)

— Por fin llegamos — Dijo Amaya, cansada de subir tantas escaleras para llegar al departamento donde vivía Connor junto con su familia. — No quiero volver a ver una escalera más en mi vida.

— Yo tampoco, había olvidado que el ascensor se había roto — Dijo Connor también cansado, dejando la bolsa de scones en la mesa del comedor.

   Amaya observó el departamento de Connor; las paredes estaban pintadas de beige, los muebles eran modernos y todo se veía limpio y ordenado.
   El comedor, el balcón que se encontraba frente a este y la cocina eran de los espacios que más destacaban.

   La ojirubí ya conocía el lugar, pero no lo recordaba del todo bien debido a que fue muy pocas veces.
   Además, le llamó la atención las cajas de cartón que se hallaban en varios rincones.

— ¿Acaso se volverán a mudar? — Preguntó Amaya confundida.

— Así es — Asintió Connor no muy feliz.

— Espero que no te vayas tan lejos — Dijo Amaya un poco triste, para luego volver a sonreír con ilusión. — Sería genial si volvieras al vecindario.

— Lo mismo pienso Ams, pero por ahora el lugar donde nos mudaremos es sorpresa y no quiero ilusionarme demasiado pronto — Dijo Connor apenado mientras que contemplaba la tristeza que seguía presente en el rostro de Amaya, por lo que decidió animarla. — De todas formas no quiero que te desanimes, al parecer mis padres aman esta ciudad y no nos iremos tan lejos de aquí.

— Ojalá que lo que digas sea cierto — Dijo Amaya aún desanimada, para luego esbozar una sonrisa. — En fin, ignoremos eso y comencemos con los poemas.

— Es verdad — Dijo Connor también sonriendo. — Si gustas, podemos ir al balcón.

— Bueno — Dijo Amaya agarrando ambas mochilas —, yo llevaré las cosas.

— Mientras que tú llevas las mochilas a la mesa del balcón, yo prepararé el café — Dijo Connor acercándose a la cocina.

— Trato hecho — Dijo Amaya caminando hacia el balcón mientras llevaba las mochilas.

(...)

— Poemas tristes, ¿eh? — Dijo Estrella pensativa, sosteniendo su vaso vacío. — Suena interesante, espero que pueda escribir algo decente.

— Estoy seguro de que lo lograrás — La alentó Greg.

— Veremos cómo queda esto — Dijo Estrella algo insegura.

   Ambos apoyaron una carpeta sobre sus piernas y sobre la misma una hoja de papel, para luego comenzar a escribir sus poemas.

— ¿Qué piensas de algo como «Tan solo recordar todo lo que vivimos juntos, me convierto en un mar de lágrimas»? — Preguntó Greg algo dudoso.

— Es genial, ¿y tú qué opinas de «Ni aunque el sol se apague, ni cuando las estrellas dejen de brillar, dejarás de estar en mi mente»? — Dijo Estrella no muy convencida.

— Estupendo — Dijo Greg permaneciendo alegre —, si la profesora Martínez no nos aprueba con esto, no sé con qué lo hará.

— Es cierto — Dijo Estrella mientras acariciaba su propio cabello a modo egocéntrico, Greg hizo lo mismo y ambos rieron. — Bien, sigamos escribiendo.

(...)

— ¡Llegó el café! — Exclamó con alegría Connor, mientras que cargaba una bandeja de madera con dos tazas llenas de café oscuro, un plato con los scones de naranja y la azucarera, dichos objetos de cerámica blanca, a excepción de dos cucharas de té que también estaban ahí.

— Guau, qué eficiencia — Dijo Amaya con sorpresa, quien ya estaba en el balcón, sentada en una silla de roble al igual que la mesa donde apoyaba sus manos.

— Por supuesto, estás hablando de mí — Dijo Connor fingiendo ser presumido, a lo que Amaya río. — Ten cuidado con el café, no quiero que tus delicadas manos se quemen.

— Eres muy amable Connor, pero tranquilo, no me pasará nada — Dijo Amaya mientras que agarraba la taza y soplaba el café delicadamente.

   El moreno dejó su taza, la azucarera y los scones en la mesa, para posteriormente llevar la bandeja a la cocina y volver al balcón.

— ¿Sabes?, se me ocurrió un tema para los poemas — Dijo Amaya mientras revolvía el café, al cual anteriormente le añadió dos cucharadas pequeñas de azúcar.

— ¿Qué tienes en mente? — Preguntó Connor con intriga, para luego sentarse al lado de la ojirubí.

— Estaba pensando en poemas que tengan como protagonista al amor — Dijo Amaya un poco avergonzada —, suena muy patético y algo cliché, pero tengo pensadas muchas frases para los poemas.

— Por mí está bien — Dijo Connor con sinceridad, para luego detenerse a pensar un poco. — Pero, ¿a qué te refieres con "amor"?

— Pues al amor a la familia, a alguna actividad, a tus mascotas, ¿y por qué no?, también a alguna persona que te guste — Dijo Amaya mientras se sonrojaba levemente y sus ojos se encontraban perdidos en la mirada azul de Connor, quien también estaba sonrojado y solo observaba ese par de iris rojizos que lo tenían profundamente enamorado.

— Por mí, está bien — Dijo Connor como si Amaya lo hubiera hipnotizado.

— De acuerdo — Dijo Amaya volviendo a la realidad, acomodándose las gafas y buscando dos hojas, una se la dio a Connor y ella se quedó con la otra. — comencemos a escribir.

— Sí — Dijo Connor con seriedad mientras que reaccionaba y agarraba un bolígrafo de tinta negra, Amaya hizo lo mismo y ambos comenzaron a escribir.

   No mucho tiempo después, los poemas de estos dos ya estaban listos.

— ¡Terminé! — Exclamaron los dos al unísono con alegría.

— Léelo tú primero — Dijo Amaya con una sonrisa cerrada, Connor asintió.

— “En el cielo hay estrellas que no he podido encontrar.
     En tus ojos hay miradas,
que no logro descifrar.
     Solo sé que tienes algo
que me llama la atención.
     Se ha metido en mi alma
y se robó mi corazón.” — Leyó Connor algo sonrojado, sin parar de mirar a Amaya.

   Lenta y levemente, las mejillas de Amaya se tornaron de rosa, solo que el ojiazul no lo notó.

— Ahora, puedes leer el tuyo — Dijo Connor algo avergonzado, mientras que Amaya aclaró su voz para luego leer.

— “Llenas de color mi vida, alumbras mi despertar,
te quiero más cada día
y no te pienso olvidar.” — Leyó Amaya mientras que miraba a su mejor amigo sonrojada.

   Connor también la miró fijamente en un absoluto silencio, por lo menos durante un minuto.

— Lo sé, es un asco — Dijo Amaya con seriedad.

— Para nada, es muy lindo —Dijo Connor mientras que sonreía levemente, gesto que la pelicastaña también hizo. — No sé cómo logras inspirarte para escribir ese tipo de cosas.

— Bueno, le hace falta algo de detalle, pero en realidad me inspiré en una personita muy especial para mí — Dijo Amaya mientras que sus ojos soñadores brillaban como estrellas y el rubor regresaba a sus mejillas.

— ¿Es tan especial para ti? — Preguntó Connor un poco triste.

— Sí, demasiado especial — Dijo Amaya dulcemente, para luego soltar un suspiro.

— Si tú lo dices, Ams — Dijo Connor aún desanimado.

— Tu poema también es muy bonito — Admitió Amaya con una sonrisa mostrando los dientes.

— Gracias — Agradeció Connor con una leve sonrisa. — Al igual que tú, también me inspiré en alguien en quien pienso todo el día.

— Nunca supe que estabas enamorado — Dijo Amaya disimulando su tristeza con una sonrisa —, suena como si fuera muy importante en tu vida.

— Y lo es, ella es hermosa, maravillosa, increíble, no tienes idea de cuánto la amo — Dijo Connor mientras hablaba de manera enamorada —, cada vez que la veo...

— Se te sacude el mundo, ¿verdad? — Preguntó Amaya también hablando enamoradamente.

— Así es, ella pone mi mundo de cabeza — Dijo Connor algo sonrojado.

   Sin darse cuenta, los dos se estaban acercando lentamente, sus labios estaban excesivamente cerca, pero lo que no sabían es que algo (o alguien) interrumpiría ese momento que podría finalmente acabar con su amistad y daría paso a un beso que sería el comienzo de un apasionado romance.

— Hermanito, ¿de casualidad sobró... — Dijo Ciro, quien salió de su habitación en busca de su hermano y se encontró con dicha escena —, sushi de anoche?

   Los dos se separaron y miraron sorprendidos al recién llegado.

— ¿Saben qué?, acabo de recordar que quedó un poco en el refrigerador, ustedes sigan con lo suyo — Dijo Ciro un poco avergonzado, para luego irse corriendo a la cocina, cerrar la puerta y espiar por la cerradura.

   Luego de la repentina aparición de Ciro, los jóvenes se encontraron inundados en un profundo e incómodo silencio.

— Mejor sigamos con los demás poemas — Dijo Amaya un poco seria, Connor asintió con la misma seriedad y continuaron escribiendo los demás poemas.

(...)

— Hace un año hacía manicuras para las vecinas de mi antiguo vecindario, así que tengo varios brillitos y cosas para decorar nuestros poemas — Confesó Estrella un poco alegre.

   La peliblanca sacó de su mochila una caja transparente llena de purpurina y lentejuelas de colores variados, las cuales estaban separadas por las divisiones de la caja.

— Cielos, nunca había visto tantas lentejuelas en mi vida — Admitió Greg algo sorprendido.

— Lo que pasó fue que me obsesioné con este tipo de cosas y compré bolsas y bolsas de todo tipo de lentejuelas, purpurina, piedritas, perlas, pero hasta el día de hoy no las he usado — Confesó Estrella mientras recordaba con una sonrisa soñadora —, espero que te agrade alguna.

— Creo que utilizaré las lentejuelas verdes — Dijo Greg luego de inspeccionar el contenido de la caja.

— A la órden — Dijo Estrella mientras que abría la caja.

   Con pegamento blanco y mucha inspiración, los jóvenes comenzaron a decorar sus poemas.
   Mientras que Greg pegaba lentejuelas redondas color verde manzana, Estrella optó por lentejuelas de estrellas plateadas.
   Todo iba bien, hasta que a la ojiazul se le ocurrió una idea.

— Mira Greg, esta es de mis purpurinas favoritas — Dijo Estrella sacando un frasco transparente de la caja, el cual estaba lleno de purpurina plateada. — Lo llamo "polvo de estrellas", todo parece mágico cuando lo utilizas.

— ¿Ah sí?, entonces ábrelo —Dijo Greg, mirando con atención el envase.

— Veamos qué tal — Dijo Estrella, para luego abrir el pequeño frasco.

   Inmediatamente, la purpurina comenzó a volar en el aire apenas estuvo libre, generando tos en ambos adolescentes.

— ¿Estás bien, Greg? — Preguntó Estrella un poco preocupada, para luego toser.

— Estoy bien, ¿y tú? — Dijo Greg con la voz un poco afónica de tanto toser.

— Yo también estoy bien — Dijo Estrella después de aclarar su voz, para luego desanimarse un poco. — Lamento mucho esto, no sabía que la purpurina iba a salir de esa manera tan inesperada.

— No te preocupes, de todas formas yo también quería que abras el frasco — Dijo Greg un poco apenado por Estrella, para luego sonreír al ver la cara de esta llena de purpurina. — Mira el lado positivo, ahora eres una estrella brillante.

   Estrella tocó su propia cara algo confundida, para luego percatarse del brillo.

— Ya entiendo a lo que te refieres — Dijo Estrella con una sonrisa, la cual se convirtió en una carcajada debido a que Greg tenía brillo en su rostro y parte de su cabello. — Tú tampoco puedes reírte demasiado, rubio platinado.

   El ojiverde acarició su propio cabello y notó la purpurina que tenía sobre sí mismo, cosa que generó que ambos comenzaran a reírse como un par de niños.

(...)

— Listo — Dijo Amaya un poco cansada, luego de dibujar el último corazón rojo en su poema.

— Nunca creí que esto de escribir poemas sería tan agotador — Dijo Connor también agotado.

— Yo menos — Dijo Amaya para luego soltar un suspiro pesado. — En fin, ¿los llevas tú o los llevo yo?

— No te preocupes, yo los llevaré — Dijo Connor mientras guardaba los poemas en un folio transparente y lo dejaba en su mochila azul junto con los marcadores que habían utilizado anteriormente y algunos cuadernos.

— Gracias, Connor — Agradeció Amaya mientras que a la vez cerraba su mochila roja.

— No hay de qué — Dijo Connor mientras que observaba a la ojirubí colocándose su correspondiente mochila.

— Bien, ya me tengo que ir — Dijo Amaya luego de soltar un bostezo.

— ¿Te irás sola?, tu casa queda lejos de aquí — Preguntó Connor preocupado.

— Mi madre vendrá a buscarme, no pasará nada de lo que tengas que preocuparte — Dijo Amaya con una sonrisa leve, tratando de calmar al castaño.

— Si te pasa algo me llamas o me envías un mensaje, ¿sí? — Dijo Connor manteniendo la misma preocupación, mientras que acariciaba la mejilla izquierda de Amaya.

— Sí Connor, quédate tranquilo — Dijo Amaya con serenidad, quien acarició la mano del moreno que aún se hallaba en su cara.

— Adiós, Ams — Se despidió Connor algo triste cuando separó su mano del rostro de su mejor amiga.

— Adiós, Connor — Se despidió de igual forma Amaya, para luego agarrar el cuello de la camiseta de Connor, ponerse de puntillas y besar su frente con cariño.

   Luego de oír la bocina del auto de su madre, los ojos rubíes de la joven volvieron a posarse en su opuesto para finalmente bajar, mientras que el dueño de casa la contemplaba apoyado en la barandilla del balcón, a la vez que el vehículo se perdía en el atardecer anaranjado.

— Si tan solo el chico que pusiera tu mundo de cabeza fuera yo, si tan solo el dueño de tu corazón fuera yo y si tan solo tú pensaras en mí como yo pienso en ti, me sentiría la persona más afortunada de este planeta — Pensó Connor un poco triste, para luego agarrar su mochila, cerrar la puerta del balcón e irse a su habitación.

(...)

— ¿Ya las siete?, el tiempo en verdad pasa rápido — Dijo Greg, mientras que observaba su reloj de mano color café claro.

— Es verdad — Dijo Estrella, mientras que guardaba los poemas en un folio transparente.

— Sí, pero para ser una tarde haciendo tarea, no ha estado nada mal — Dijo Greg mientras que guardaba la jarra y el plato que había llevado, los cuales eran de plástico blanco y estaban totalmente vacíos al igual que los vasos de vidrio.

— Concuerdo — Dijo Estrella mientras que guardaba su caja de lentejuelas en su mochila —, deberíamos juntarnos más seguido.

— Tienes razón — Dijo Greg con una sonrisa —, yo siempre estoy libre luego de la escuela.

— Yo igual — Dijo Estrella guardando su estuche de lápices. — ¿Vives muy lejos de la escuela?

— De hecho no, vivo a unas cinco cuadras de la escuela — Dijo Greg algo pensativo —, ¿y tú?

— Calculo que unas siete cuadras — Dijo Estrella recordando con algo de seriedad.

— En ese caso, podemos acordar con Amaya y Connor para salir a algún lado — Recomendó Greg amigablemente mientras que cerraba su mochila.

— Por mí, encantada — Dijo Estrella con una sonrisa.

   De manera repentina, el celular de Estrella comenzó a vibrar.
   Al ver que se trataba de una llamada, la joven contestó.

— ¿Hola?, eh sí, no voy a demorar en llegar... — Dijo Estrella con seriedad, para luego abrir los ojos con asombro. — ¿Otra vez?, bien, ya voy para allá... yo igual, adiós.

   La poseedora de aquel tan encantador cabello blanco platinado colgó la llamada, guardó su celular, se colocó su mochila y se puso de pie.

— Han ocurrido un par de inconvenientes, así que debo irme — Dijo Estrella mientras sonreía algo preocupada
—, ¿quieres que te ayude a ordenar?

— No hace falta, solo ve, seguramente tienes cosas más importantes de las que ocuparte — Dijo Greg comprendiendo la situación.

— De acuerdo Greg, te veo mañana en la escuela — Se despidió Estrella.

— Nos vemos — Se despidió Greg de manera amigable.

   Cuando su compañera de trabajo finalmente se fue, el rubio enrolló la manta de picnic, para luego guardarla en la canasta, colocarse su mochila e irse del parque, rumbo a su hogar.

(...)

   Al día siguiente, en la escuela...

   Los estudiantes se encontraban platicando en los pasillos.
   Entre ellos estaban incluidos Connor y Amaya, quienes hablaban de temas escolares, hasta que se percataron de la llegada de Estrella acompañada de Greg, quien se había quedado dormido.

— ¡Hola, chicos! — Saludaron Connor y Amaya alegremente.

— ¡Hola! — Saludaron de igual forma Greg y Estrella también alegres.

— ¿Qué tal les fue con la tarea? — Les preguntó Amaya a los recién llegados.

— No nos costó casi nada, fue muy divertido — Confesó Greg algo emocionado.

— Nos fue bastante bien, ¿y a ustedes? — Dijo Estrella mirando a ambos.

— También nos fue bien — Dijo Amaya mientras que ella y Connor se miraban sonrientes.

— ¿Ya se han besado? — Preguntó Greg ilusionado.

— Que no Greg, deja de hacer ese tipo de bromas, no nos agradan — Dijo Amaya mirando a Greg con seriedad.

— Ay sí, ¿y qué hay de las miradas que se dan en plena clase? — Dijo Greg algo indignado.

— Solo nos reímos de algunas cosas que dicen los profesores, por eso nos miramos — Explicó Connor un poco molesto.

— Connor, eso ni tú te lo crees — Dijo Greg incrédulo.

   Repentinamente sonó la campana, por lo que los jóvenes protagonistas y su nueva amiga Estrella ingresaron al salón.

— Buenos días, alumnos — Saludó la profesora Martínez mientras que ingresaba al salón cargando su bolso, está vez se había puesto una camiseta verde lima de mangas cortas al igual que sus tacones y unos pantalones largos color negro.

— Buenos días — Saludaron al unísono todos los alumnos, mientras que la docente se ubicaba en la silla de su escritorio.

— Espero que todos hayan hecho los poemas — Dijo la profesora mientras observaba a todo el curso con los ojos entrecerrados, como si los estuviera amenazando con la mirada mientras que sonreía, los demás solo optaron por asentir con la cabeza. — Bien, llamaré a cada pareja por cómo están anotados en mi lista... empecemos con Cameron y Jenny.

   Cameron y Jenny, Estrella y Greg, eran bastantes parejas, pero la profesora Martínez las fue llamando por la manera en la que estaban anotadas, hasta que llegar a la de Connor y Amaya.

— Bien, solo nos queda... Connor Torres Miles y Amaya López Moreau, ya pueden venir a leer sus poemas — Dijo la profesora con algo de seriedad.

   Un poco avergonzados, la joven pareja de estudio fue al frente del salón y leyeron sus poemas, mientras que la profesora tomaba nota de las palabras utilizadas y de la redacción en las hojas.

— Muy bien, pueden volver a sus asientos — Dijo la profesora despegando su mirada de su libreta para mirar a los jóvenes, cosa que ambos realizaron algo confundidos.

— Sus poemas son geniales — Susurró Estrella cuando los castaños regresaron a sus lugares.

— Lo mismo digo de los de ustedes — También susurró Amaya ya en su silla, ambas sonrieron.

— Sinceramente sus poemas fueron fascinantes, aprecio mucho la buena ortografía y la buena redacción, obviamente hubo ciertas excepciones... — Dijo la profesora mirando con una sonrisa a Cameron, quien solo tragó saliva avergonzado —, pero nada del todo malo que deba resaltar, todos tienen este trabajo aprobado.

— ¡Gracias! — Agradecieron los estudiantes con felicidad.

— Por nada, se lo merecen — Dijo la profesora sonriendo de manera amable.

   Inesperadamente, la campana volvió a sonar.

— Pueden salir a receso, nos veremos la clase que viene — Se despidió la profesora.

— Hasta la clase que viene — Se despidieron de manera respetuosa los jóvenes.

   De esta manera todos salieron a receso, contentos por sus resultados en el proyecto.

— ¿Qué les parece ir a la cafetería a tomar un batido?, yo invito — Preguntó Connor mientras que caminaba junto con los demás.

— ¡Vamos! — Exclamaron Estrella y Greg muy felices.

— Claro, ¿por qué no? — Dijo Amaya también feliz, pero no tanto como el rubio y la peliblanca.

— Entonces, vamos — Dijo Connor mientras que Estrella y Greg lo seguían saltando como dos locos, Amaya estaba atrás de ellos sin decir ni una sola palabra.

   Ya en la cafetería, mientras bebían sus batidos sentados frente al mostrador, la ojirubí miraba a Connor algo pensativa, mientras que revolvía su batido de frambuesa.

— Me pregunto quién será la chica que tanto te ha enamorado, que es dueña de tus miradas, tu rubor, tus risas y la que será el motivo de tus latidos y besará tus labios, esos labios que desde hace tiempo quiero tener pegados a los míos — Pensó Amaya un poco desanimada, para luego seguir tomando su batido y mirando como sus amigos conversaban.

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Fecha original de estreno: 14/03/23.

Fecha de edición: 15/03/23.

Fecha de edición (2): 23/03/23.

Fecha de edición (3): 11/04/23.

Fecha de edición (4): 23/04/23.

Fecha de edición (5): 01/06/23.

Fecha de edición (6): 04/06/23.

Fecha de edición (7): 16/08/23.

Fecha de edición (8): 08/01/24.

   Bueno valentásticos, hasta acá el capítulo de hoy.
Ya deben estar re cansados de leer y les pido perdón, fueron más de 4,500 palabras (no sé en qué momento empecé a escribir tanto).
   Si alguien se acuerda del capítulo original, van a darse cuenta que no hubo casi Lunekko, cosa que modifiqué.
   Mi principal inspiración para escribir esto fue la canción titulada "Tease Me" de 3T, si buscan la letra o por la menos la escuchan, se van a dar cuenta que no tiene nada que ver con el capítulo, pero de todas formas me resulta muy tranquila, inspiradora y romántica.
   Espero que de corazón les haya gustado, gracias por apoyarme a pesar de que empecé de cero acá. ♡
   En fin, eso sería todo por hoy.

   Muchas bendiciones para ustedes. 🙏🏻❤️

   ¡Saludos y abrazos virtuales! (⁠｡⁠･⁠ω⁠･⁠｡⁠)⁠ﾉ⁠♡(⁠◕⁠ᴗ⁠◕⁠✿⁠)

   Los quiero mucho. ❤️

- Atentamente, con cariño, Valen. ☆ﾟ⁠.⁠*⁠･⁠｡ﾟ

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