18
Cuando el abrazo terminó Hoseok se sintió aturdido con sus pensamientos. No pudo ver a Taehyung a los ojos, apenas logró despedirse y escuchar la despedida de el otro en respuesta.
Fue su cuerpo quien llegó a su casa, porque su mente seguía en aquel estacionamiento. No había podido dejar de pensar en cómo se sentía estar envuelto por los brazos de Taehyung por más que quisiera. Era un sentimiento extraño y no lo entendía. Suspiró cansado ya frente a su heladera, con un refresco en mano.
¿Y si sólo le estaba dando demasiado importancia? Debía comenzar a mantener distancia de Taehyung hasta que lograra entender que era lo que sentía.
—Cada vez llegas más tarde.
Hoseok se sobresaltó en su lugar y casi tira la bebida. Yoongi giró los ojos, claramente no le sorprendía que se haya asustado.
—Casi me das un infarto —respondió tocándose el pecho, olvidando por unos segundos lo que Yoongi había dicho. Cuando sus palabras volvieron a repetirse en su mente, se tensó—. Lo siento, por llegar tarde...
—Supongo que está bien, siempre tienes mucho trabajo —suspiró apoyándose en la mesada y mirándolo con cuidado—... pero me gustaría que al menos llegaras temprano y pasemos tiempo juntos.
—Creí que habías dicho que también tenías mucho trabajo —respondió recordando qué hay unos meses era Yoongi el que llegaba tarde y Hoseok se quedaba solo varias horas, aburriéndose.
—Antes si —confirmó—, pero ahora llegó temprano y tú... hasta no llegaste hace unos días, ¿debo recordártelo?
No, no debía. Podía recordar perfectamente como había despertado aquella vez en el departamento de Taehyung, algo que Yoongi nunca debía enterarse. El recordar a Taehyung lo hizo volver a recordar el abrazo en el estacionamiento, haciéndolo sentir avergonzado y culpable por alguna razón.
—Lo siento mucho, no volverá a pasar —dijo cabizbajo, más culpable y extraño que nunca.
—Hoseok —nombró de pronto—, ¿qué es lo que te sucede?
—¿De... de qué hablas? —Yoongi chasqueó la lengua y se vio molesto de pronto, eso lo asustó.
—He sido un buen marido siempre, no entiendo porque actúas tan... extraño —llamó su atención—. ¿Te has dado cuenta que hace una semana no nos besamos? Y no mencionemos lo otro.
Hoseok ni siquiera podía recordar cuando había sido la última vez que se besaron y menos si tuvieron intimidad, pero la peor parte era que no le importaba. No le importaba porque no quería ni tenía el deseo de ninguna de las dos cosas.
—Lo siento —repitió otra vez.
—No te estoy culpando... pero al menos dime la razón.
¿Razón? ¿Había una razón? No lo sabía.
—Siempre has sido el de la iniciativa, ¿acaso te cansaste? —Tal vez era eso, pensó—. Dijiste que era estrés pero acabamos de ir de vacaciones, ¿no es suficiente para ti?
—Lo siento —murmuró como si fuera lo único que pudiera decir. Yoongi hizo una mueca de disgusto como si le molestara que no tuviera otra cosa que decir, aunque era entendible—... no se que me pasa.
Yoongi se cruzó de brazos mirándolo como si lo viera por primera vez. No dijo nada pero se acercó y le sacó la bebida de la mano dejándola en la encimera, para luego tomarlo del rostro con ambas manos.
—¿Me amas? —preguntó mirándolo a los ojos fijamente.
—Si.
La respuesta salió automáticamente, pero sonaba vacía por alguna razón... O tal vez era su imaginación
Al final terminó creyendo que sólo fue su imaginación cuando Yoongi sonrió de costado luciendo seguro de su respuesta y se acercó besándolo en los labios con suavidad. Aunque la suavidad duró seis segundos, luego sintió su lengua y aunque respondió, no se sintió emocionado como alguna vez.
¿Era que estaba pasando por esa época donde la gente casada se cansa o aburre de su pareja? ¿Era la rutina lo que lo tenía así? Sabía que esas cosas pasaban, bueno, eso había visto en sus padres. Ciertamente, Yoongi y él habían hablando de eso alguna vez... ahora que lo pensaba tal vez por eso insistía en que cambiasen de rol en la intimidad.
—Vamos a la cama, ¿uhm? —Apenas se separó un centímetro de sus labios para susurrar con voz ronca y llena de excitación. Hoseok se tensó ante eso y ante sus manos sobre su cinturón. Pensó en las veces que aquello le hubiese gustado, ahora no es que le desagradaba pero tampoco sentía tal deseo.
—Yoon... Tengo que ir a bañarme y luego dormiré. —Eventualmente
Yoongi de alejó por completo mirándolo como si no pudiera creerlo—. L-lo siento, estoy cansado.
En parte lo estaba pero en algún otro momento no le hubiese importado y hubieran terminado juntos en la cama. Hoseok lo sabía, pero intentó convencerse que si mismo con que sólo era cansancio, como siempre. Y en parte era porque no había otra explicación, se había casado con Yoongi porque lo amaba, en algún momento volvería a ser todo como antes, no podía no desear al hombre con el que había decidido compartir toda su vida.
—Otra vez lo estás haciendo. —La sequedad de su voz lo hizo sentir mal, otra vez.
—No te enojes conmigo. —Salió de sus labios con suavidad y vulnerabilidad. Yoongi asintió viéndose pensando.
—Está bien —dijo—, ve a hacer tus cosas.
No sonó molesto pero si resignado y eso era igual de malo en cierta forma. Hoseok esperó algo más pero Yoongi lo pasó por al lado y abrió la heladera casi como no estuviera ahí o no hubieran dicho nada. No se animó a decir algo tampoco por miedo a que se enojara y comenzara una discusión. Nunca había discutido con Yoongi y definitivamente no estaba en sus planes hacerlo, la sola idea lo asustaba porque había escuchado la forma en la que Yoongi discutía con otras personas. Hoseok era muy sensible, ni siquiera podría levantarle la voz a alguien por temer ser lastimado.
—¡¿Qué demonios, Taehyung?! —gritó luego de bajar la ventanilla de su auto. Ignorando la gran casualidad de que hayan encontrado en plena calle rumbo al trabajo.
El castaño rió avergonzado mientras tocaba su cabello encima de su motocicleta, parecía estar odiando que el semáforo se había puesto en rojo.
—Buenos días a ti también, Hoseok —saludó con una sonrisa tímida. El descarado se atrevía a sonreírle y mirarlo a pesar de saber que estaba infringiendo las normas de tránsito por seguir andando en moto sin protección.
—¡Ponte el maldito casco! —Volvió a gritar porque encima lo tenía en la mano.
—Acabo de peinarme-
—¡Que te pongas el maldito casco! ¡Maldición!
Taehyung rió bajo irritándolo más: —Me parece que alguien se levantó con el pie izquierdo.
—¡Juro que patearé tú maldito trasero si te sigo viendo andando sin protección!
—Quiero ver eso...
El semáforo cambió pero Hoseok logró maldecirle una vez más antes de que el otro se adelantara y por supuesto sin hacerle caso. Hoseok sintió que su corazón podía detenerse en cualquier momento que viera un auto acercándose de más por el camino que iba a Taehyung. Estaba conteniendo la respiración mientras conducía, el muy maldito se había atrevido hasta hacer extraños movimientos sobre el vehículo de dos ruedas. Quería matarlo.
Eventualmente Taehyung llegó primero al estacionamiento de la empresa y Hoseok apenas estacionó se dirigió al castaño que estaba ya frente al ascensor con el celular en mano, parecía estar esperándolo porque el ascensor marcaba que recién se había ido.
—¡¿Se puede saber que está mal contigo?! ¡¿Quieres morir o que?! —gritó sobresaltado tanto al castaño que se le cayó el celular de las manos—. ¡Por Dios! ¡Lo que faltaba! —Fue Hoseok quien se quejó cruzándose se brazos mientras el otro levantaba su teléfono y lo revisaba asustado.
—Creo que murió...
—¡El único que va a morir aquí eres tú si sigues andando por la calle sin protección!
Taehyung puso su mano en el pecho fingiendo calma: —Ya te dije que tengo todo bajo control.
—Tú-
—¿Por qué te preocupes tanto por mi? —preguntó Taehyung dándole una mirada que parecía brillar con algo que no supe descifrar—... ¿tanto miedo tienes de que me pase algo?
Tragó sin saber que responder hasta que una idea llego a mente: —Me preocupa que la empresa tenga que pagar tu entierro, ¿sabes lo caro que cuestan?
—No quiero que me entierren, quiero que me frenen cremen y esparzan mis cenizas en el mar o en una montaña. —Hoseok frunció el ceño ante esa confesión—. Por cierto, cuando pase eso me gustaría que me dieras el último adiós.
Hoseok jadeó: —¿Puede dejar de hablar de eso? Además eres mi menor, yo debería morir antes que tú, inútil.
—¿Apostamos? —No pudo evitar darle un golpe en el brazo aunque fuese débil.
—¡Deja de hablar de eso!
—¿Por qué estás tan histérico hoy? —Se quejó Taehyung frotándose porque al parecer el golpe no fue nada débil—. ¿Te vino? —Hoseok elevó su otra mano para golpearle el otro brazo cuando el otro se rió.
—Buenos días, señor Jung —saludó una conocida voz de pronto haciéndolo girar algo asustado porque no la sintió llega.
—Oh, buenos días, senorita Bomee, ¿cómo ha estado? —Se inclinaron en forma de saludo y Hoseok presentó a Taehyung a la licencia, pronto llegaron más trabajadores y el ascensor de abrió finalmente.
—¿Por qué presiento que soy al único que tratas mal? —susurró Taehyung detrás suyo y esa simple acción envió un escalofrío por todo su cuerpo. Por primera vez desde que lo vio se dio cuenta que ambos estaba ignorando el abrazo se habían dado apenas anoche.
—Yo no te trato mal —susurró Hoseok en respuesta, girándose sólo para que pudiera ver su perfil.
El ascensor paró en el siguiente piso -la planta baja- donde comenzaron a subir más personas, y eran tantas que Hoseok tuvo que hacerse hacia atrás. Chocando de inmediato con el cuerpo del castaño. A duras penas logró alejarse un poco y no estar exactamente sobre él. Hoseok creía que si cuerpo volvía a tocar el de Taehyung se avergonzaría a más no poder, maldecía infinitamente a los hombres y mujeres que habían entrado sin leer que había una capacidad máxima de ocupantes por ascensor que claramente ya habían sobrepasado.
—¿No? —El susurró de Taehyung y su aliento tibio lo estremeció por completo—. Siempre estás gritando por cualquier cosa que hago o diciéndome cosas feas...
—¿Cosas feas? No seas ridículo.
Cuando Taehyung rió bajo su risita retumbó en su oído dándole una agradable sensación, parecía estar pegado a su oreja, parecía hacerlo al propósito.
—Mmm —susurró pensativo, su voz grave era totalmente erótica y parecía comenzar aa fecharles, la sensación de calor lo paralizó—... pero estás de acuerdo con que sólo yo te hago gritar, ¿no?
La persona delante de Hoseok fue hacía atrás e inevitablemente se pegó a Taehyung, el castaño dejó salir un suspiro -que logró oír sólo por la cercanía- cuando toda su espalda se pegó a la de Taehyung y podía sentir la pelvis de Taehyung pegado atrás suyo. Sus palabras volvieron a su mente y contuvo la respiración al darse cuenta del doble significado que podrían tener. ¿Acaso las había dicho con esa intención? Imposible...
Hoseok sintió que de pronto hacía tanto calor que podría transpirar en cualquier momento pero, no lo alejó. Su mente estaba en blanco, sólo su cuerpo estaba reaccionando ante las sensaciones.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Hoseok salió sin mirar a Taehyung y nadie más. Se metió a su oficina y se apoyó en la puerta de la misma, su pecho subía y bajaba mientras que su corazón latía con una fuerza feroz en su pecho. Pero cuando notó el gran bulto que ni siquiera su pantalón podría ocultar fue cuando culpa llegó.
¿Qué estaba haciendo? ¿Que diablos le pasaba? Por más que quiso no pudo concentrarse en su trabajo, casi lloró de frustración y desesperación al darse cuenta que se excitó por otro hombre que no era su marido. ¿Cómo podía hacerle eso a Yoongi que tanto lo amaba?
No aguantó hasta terminar su horario de trabajo. Se despidió de la secretaria de piso y dijo que si Taehyung preguntaba por él que sólo le dijera que tenía otra cosa que hacer. Mencionar el nombre de Taehyung había sido totalmente incómodo, ahora se preguntaba cómo sería cuando tuviera que verlo en persona. Hoseok frotó su rostro sin poder creer lo que había pasado. Era repugnante.
Yoongi se veía sorprendido.
—¿Seok? —preguntó mientras entraba a su casa. Había llegado sin avisar—. ¿Pasó algo?
—No. —Mentiroso, mentiroso, das asco.
—Vaya, no creí que me harías caso tan rápido. —El mayor se refirió a la charla que habían tenido en la noche, sonriendo triunfante—. ¿Quieres algo para comer? —Ofreció caminando a la cocina cuando Hoseok se dejaba caer en el sillón, intentando no verse tan asustado como se sentía.
—No, ya comí. —Hasta en eso estaba mintiendo.
—Bien —asintió y escuchó sus pasos acercándose a él. Yoongi se veía tan feliz y Hoseok hacía su mejor esfuerzo en sonreírle a la vez que luchaba por no bajar la mirada—. He estado pensado en ti y... se me ocurrió una idea.
—Oh... ¿sobre qué? —Yoongi sonrió encogiéndose de hombros, luciendo tan confiado como siempre mientras acercaba una mano a su mejilla. Hoseok contuvo su respiración, no podía evitar sentirse mal.
—Sé que amas salir, ¿que te parece salir a pasear juntos mañana? —El pecho de Hoseok se oprimió, Yoongi estaba intentando hacerlo feliz cuando Hoseok hacia unas horas se había excitado por otro hombre. Yoongi no se merecía lo que le hacía, él era tan buen marido—. Te diría el fin de semana pero sé que tienes que viajar a Tailandia. Se me ocurrió caminar por el parque como cuando lo hacíamos antes de casarnos, luego podríamos ir al cine y cenar en uno de esos restaurantes que te gustan.
—Odias caminar en el parque... —Bajó su mirada recordando a cuando le confesó que sólo había hecho todos esos paseos para conquistarlo porque en realidad detestaba estar rodeado de gente, plantas o cualquier lugar ruidoso.
—Haría cualquier cosa por ti —Sintió con su sonrisa pequeña que lo hacía ver adorable. Hoseok se abrazó a él.
—Gracias —susurró, queriendo olvidar todo lo que había pasado esa mañana que tanta culpa le daba—. Eres el mejor marido que existe.
—Lo sé —respondió con tranquilidad pasando sus manos por su espalda.
Hoseok suspiró hundiendo su rostro en su cuello, queriendo quedarse dormido en esa posición. Queriendo pensar sólo en él y nadie más, y en nada más. Pero cuando se relajaba la mano de Yoongi entró por dentro de su camisa, acariciando su piel con sus tibias manos y luego lo alejó para pegarlo a sus labios. Era un beso tan apasionado al cual apenas logró seguir. Y odio con toda su alma que no se sintiera precisamente bien o excitante.
—Chúpamela —murmuró Yoongi sobre su boca. Hoseok parpadeó desconcertado y sintió estático cuando los besos del otro hicieron un camino por una de sus mejillas hasta cuello.
—Está bien —asintió porque era lo que menos podía hacer luego de que Yoongi quisiera hacer por él algo que no le gustaba como salir y estar rodeado de desconocidos.
Yoongi se alejó y de inmediato abrió el botón de su pantalón, bajó su cierre y se lo sacó junto a sus boxer. Vio como estaba totalmente erecto a pesar de no haberlo tocado, pero aún así no sintió la mismas ganas de antes.
Ni la misma excitación de la mañana por aquel único roce, dijo una cruel voz en su entrepierna.
—Ven —dijo Yoongi tocándose y agarrando a Hoseok de la nuca.
El pelinegro se arrodilló en el piso acomodándose frente a él para hacerlo y sin protestar, dejándose llevar por la mano del mayor y -cuando sus labios tocaron la punta de la erección- abrió la boca, tragándolo lo más que podía.
No tardó mucho en venirse, y cuando lo hizo Hoseok casi se ahogó por lo fuerte lo tenía agarrado para llenar su boca. Hoseok tragó todo aunque realmente odiaba hacerlo y Yoongi lo sabía bien. Pero estaba bien, se lo debía luego de tantos meses sin hacerlo o dejándolo caliente, no sabía cómo Yoongi aún lo quería luego de eso.
Hoseok se levantó del piso al mismo tiempo que el mayor se recuperaba del orgasmo y se dirigió a la cocina para servirse un vaso con agua. Realmente odiaba el sabor del semen por lo que bebió todo un vaso con agua. Yoongi sólo se acercó a lavarse las manos.
—Entonces, ¿a que hora salimos mañana? —preguntó Hoseok sonriéndole a su espalda mientras lo veía lavarse las manos.
—Olvidé que mañana tengo que trabajar hasta tarde —dijo Yoongi tranquilo—. Lo siento, Seok. Tendremos que dejarlo para otro día.
Una tristeza lo inundó, haciéndolo darse cuenta que había estado feliz ante la idea de salir con él.
—Y... ¿qué hay de pasado mañana? Puedo pedir todo el día ya que es viernes. —Si, sería bueno salir con Yoongi todo el día antes de viajar a Tailandia.
—Tampoco puedo, mejor dejémoslo para... No lo sé, algún otro día supongo, ya sabes que odio salir. —Se justificó secándose las manos y mirándolo normal como si no hubiera dicho nada. Ni siquiera se daba cuenta de como el animo de Hoseok había caído.
—Oh... si, no importa, no te preocupes. Está bien —murmuró cabizbajo.
Yoongi palmeó su mejilla unas tres veces con suavidad: —Me alegra escucharlo. Si me necesitas estaré en el estudio, tengo trabajo pendiente.
Asintió y lo vio irse sin más. No se dio cuenta en que momento las lágrimas llegaron a sus ojos y una se deslizó por su mejilla cuando su garganta se apretó en un nudo. Culpó a la horrible mañana que tuvo por su propia culpa, pero nunca a Yoongi. Porque Yoongi no tenía la culpa de nada.
–Dualitymask
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro