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11

Ambos tomaron un vuelo de regreso unos días después.

Yoongi besó su sien al momento de que el avión despegó: —Fueron unas buenas mini vacaciones, Hobi.

Él se ve tan feliz ahora, pensó Hoseok mientras no evitaba sonreír por esa razón. Él mismo estaba feliz en realidad, después de todo se había reforzado su relación en esos días. Ambos se habían desestresado claramente luego de la rutina. Si lo pensaba bien, no recordaba exactamente hace cuanto no salían a recrearse juntos.

—Podríamos hacerlo más seguido —murmuró Hoseok mirándolo sonriente. Yoongi asintió.

—Me gustaría mucho —le dio un leve beso en los labios—. Te amo, Hobi.

—Y yo a ti —susurró devolviéndole el beso.

Al llegar a casa, Hoseok no descansó pero si dejó a Yoongi que lo haga mientras se dirigía a la empresa hecho una furia. Y es que la secretaria de piso le había comentado que se había acumulado trabajo, trabajo que claramente le correspondía a Taehyung porque había estado haciendo otros trabajos.

Ni siquiera lo pensó dos segundos para ir de inmediato. Sentía que el estrés estaba volviendo a él como si no hubiese tenido un descanso hace unos días, estaba molesto. Muy molesto.

—¿Dónde está Taehyung? —preguntó a la secretaria de piso sin siquiera saludar.

—En su oficina, señor Jung —contestó ella claramente shockeada porque no se suponía que hoy llegaría, mirándolo irse casi corriendo con ojos muy abiertos.

A penas el pelinegro llegó a la puerta de la oficina de su asistente personal no se molestó en tocar, y simplemente abrió, quedándose muy quieto a penas ver la imagen delante de él.

Su enojo aumentó.

¿Es en serio? Pensó, mientras entraba en la oficina con sumo silencio para luego cerrar la puerta detrás de él con toda la brusquedad y fuerza que tenía, tan así que las paredes vibraron.

Taehyung a penas se removió abriendo sus ojos con cuidado como si no hubiera escuchado nada.

—¡¿Qué haces durmiendo en horas de trabajo?! —le gritó y recién ahí Taehyung reaccionó casi cayéndose de la silla. O mejor dicho cayéndose—. Lo que faltaba —susurró para sí mismo escuchando los quejidos adoloridos del castaño mientras frotaba su sien presintiendo que pronto le dolería la cabeza.

—... s-señor Jung, ¿q-qué hace por aquí? —murmuró mientras se levantaba junto a su silla, con voz ronca de alguien que había estado durmiendo por horas. Hoseok caminó molesto hacia él.

—¿Qué hago aquí? ¡¿Qué hago aquí?! ¡Trabajo aquí! —le gritó una vez más, el castaño se estremeció ante su voz y terminó tapando sus oídos. Hoseok de inmediato lo agarró de las manos alejándolas para que no se tapara—. ¡¿Qué crees qué haces?! ¡¿Estás intentando ignorarme?! ¡¿Así trabajas?! —Taehyung no contestó y sólo se intentaba soltar de su agarre, Hoseok no podía estar más indignado porque al castaño aún le costaba abrir bien los ojos—. Eres un bueno para nada —gruñó mirando como Taehyung contenía un bostezo.

Lo soltó con fuerza y el castaño terminó sentado, frotándose la cara como si se obligara a despertar también. Miró al escritorio donde dormía y levantó las hojas con escritos que estaban ahí. Frunció el ceño sin entender que era todo eso pero sabiendo que claramente no era el trabajo que le dejó.

—¿Se puede saber que demonios es esto? —volvió a gruñir mientras miraba las treinta hojas una por una leyendo los títulos más no el contenido.

—Uhm —murmuró con voz gruesa, seguía como adormecido—. La petición de alianza de una empresa japonesa reconocida, CEOs que quiere comunicarse con usted o su padre y ofertas para comprar sus productos, señor Jung...

Hoseok pensaba decir algo pero su mirada cayó en las manos de dedos largos de Taehyung abotonando su camisa y luego en la corbata negra que colgaba desarreglada sobre su pecho. La imagen no se veía nada inocente desde su lugar. Tragó saliva.

—Te di un trabajo, y éste no es exactamente el que te di —dijo el pelinegro mirando a cualquier lado de la oficina menos a él.

—Pero éste es exactamente el trabajo que necesita más atención.

Hoseok lo miró mal por el descaro de responderle de esa forma pero una vez más su mirada quedó paralizado en sus manos grandes intentando acomodarse bien su corbata negra. Miró a las hojas de nuevo.

—¿Quién te crees para decidir eso?

Segundos pasaron.

—Ofertas como estas no se reciben todos los días. La empresa japonesa que quiere una alianza con usted no se alía con cualquiera. Los CEOs que quieren una charla no son cualquier persona y dos de ellos hacen inversiones limpias. Y las ofertas para comprar sus productos son-

—Un momento —lo interrumpió Jung, mirando justamente la hoja de la empresa japonesa y luego dándole una mirada de desconcierto—. ¿De donde sacas todo eso? ¿Por qué lo dices tan seguro?

Creyó ver a Taehyung tensarse junto con su seriedad desaparecer para ser reemplaza por una linda sonrisa avergonzada levantándose a su altura y tomando las hojas de su mano sin mirarlo.

—Bueno... es deducción.

—¿Deducción? ¿En que te basas para deducir todo eso? —preguntó Hoseok mirándolo fijo, Taehyung aún no lo miraba.

—Soy bueno deduciendo —dijo como si eso fuese suficiente—. Y, y he investigado arduamente sobre todo esto —agregó refiriéndose a las hojas—. Yo creo que debería aceptar la alianza y hablar con los CEOs que marqué en-

—¿Crees que te haré caso? ¿Sabes? Antes de irme confiaba en ti, pero algo me dice que ya no puedo hacer eso, ¿Por qué será?

Taehyung lo miró a los ojos y luego tuvo la desfachatez de sonreírle: —¿Por qué está molesto?

Hoseok lo fulminó con la mirada y Taehyung rió bajo.

—Lo siento —el castaño dijo antes de que hablara. Y suspiró un poco más serio, sin mirarlo. Estiró su mano y le alcanzó una carpeta de pocas hojas—. Sé que esto te pondrá de peor humor pero... era la única oportunidad que se iba a presentar hasta dentro de otros años.

El pelinegro tomó la carpeta temeroso y lo primero que vio fue el nombre de un CEO con el que tanto quiso comunicarse. Creyó que con las próximas hojas terminaría echando a Taehyung pero fue todo lo contrario.

—Lim vino un día después que te fuiste, fue de sorpresa y dijo que se volvería a China al día siguiente. Quería hablar contigo pero no quería molestarte —comenzó a decir mientras leía todo y sonreía pero sólo por dentro—. Acepté el contrato pero le puse muchas condiciones —agregó señalando—. Si no estás conforme puedes revocarlo.

—¿En cuanto tiempo lo hiciste? —preguntó refiriéndose a las detalladas e inteligentes condiciones que había puesto el castaño. Maravillándose porque parecía él mismo quien lo había hecho.

—Una hora... si te soy sincero, creo que el pretendía tomar ciertas ventajas con ciertas cosas escritas que sólo podías notar si leías con atención —Hablaba muy concentrado mirando las hojas que Hoseok sostenía, mientras que éste último miraba su rostro y perfecto cutis—. Realmente no me agradó pero sabía de tu deseo por tener contacto con él y su empresa así que creí que esas condiciones serían-

—Está perfecto —respondió Hoseok, Taehyung lo miró con grandes ojos esperanzados—. Es exactamente lo que yo hubiera hecho... ¿en que universidad dijiste que estudiaste?

Taehyung tardó en contestar y cuando lo hizo titubeó: —Oh, e-en... en la de Seúl.

El pelinegro frunció el ceño confundido.

—¿En la principal de Seúl? Esa universidad es carísima, ¿tenias una beca?

—Si, si, tenía una beca completa —contestó de inmediato con una sonrisa. Hoseok asintió entendiendo todo, él también había estudiado ahí y sabía lo cara que era por lo que le había parecido extraño que Taehyung pudiera costearse unos estudios ahí sin tener tanto dinero—. Terminaré con todo el trabajo acumulado cuanto antes —prometió.

—Bien... correcto, supongo que puedo confiar en ti —Taehyung sonrió ampliamente y Hoseok desvió su mirada sintiéndose extraño—. ¿Algo más que tengas que decirme?

—Las citas con los CEOs... ustedes debe decidir las fechas. Nada más —Hoseok asintió, mucho más relajado, dándose cuenta que el castaño no era un bueno para nada. Y menos que no era sólo una cara muy bonita. Hizo una mueca para sí mismo sin saber porque tuvo ese pensamiento sobre su cara.

—Bien, iré a mi oficina.

—Hoseok —aún sonaba extraño que lo llamase por su nombre, a su anterior asistente nunca le dejó hacerlo. El pelinegro lo miró ya en la puerta para salir—. Me alegra que hayas vuelto.

Jung quedó mirándole sin moverse. Era simples palabras cordiales, ¿por qué se sentía tan extraño?

—Me recibiste con mucho entusiasmo —respondió sarcástico recordándole que estaba dormido. Taehyung rió bajo.

—Dudo que hayas querido un beso de bienvenida.

Un calor se apoderó de sus mejillas al escuchar eso, y ver su mirada divertida. Pero sobre todo recordando la última vez que se vieron y del casi beso, en los labios.

No pensaba decir nada pero en cuanto vio que la expresión de Taehyung cambió pareciéndose verse tímido, como si recién recordara eso, lo hizo. Rió bajo.

—Eres extraño... mi ofrecimiento a que la empresa te pague un psicólogo está aún de pie —dijo intentando quitarle importancia a aquel momento y verlo sólo como una broma tonta—. Estaré en mi oficina, Kim. Toca antes de entrar —se despidió cuando el castaño pareció decirle algo.

Apenas llegar a su oficina dejó los papeles a su escritorio y se acostó en el sillón de su pequeño living. Descansaría unos minutos, lo que no pudo descansar bien en el vuelo y luego retomaría a leer atentamente las hojas. Las vacaciones ya habían acabado.

Los dedos de Yoongi nunca se habían sentido tan delicados sobre sus mejillas y su toque nunca se había sentido tan suave como ahora. Yoongi nunca lo había acariciado de esa forma. Como si fuese un muñeco de porcelana, como si un pequeño error o presión de mas fuese a ocasionarle una herida. Como si fuese lo más hermoso y valioso del mundo. Hoseok sonrió débilmente sin abrir los ojos, quería que lo siguiese acariciando de esa forma. Lo hacía sentir tan amado.

Pero apenas sonreír el toque desapareció. Hoseok frunció levemente el ceño pero decidió volver a dormir, aún tenía sueño. Y tal vez Yoongi planeaba pedirle tener relaciones, cosa que no tenía ganas. Debía fingir que seguía durmiendo.

Pero entonces las suaves puntas de esos dedos cálidos y suaves volvieron a caer con delicadeza en su mejilla, junto a un suspiro de anhelo. Las puntas de sus dedos fueron de por el contorno de toda su mandíbula, acariciando su oído y enviándole corrientes eléctricas a todo su cuerpo por ser una de sus zonas erógenas. Las codiciosas caricias siguieron sin darse cuenta del estremecimiento de Hoseok, digiriéndose a su frente y pronto la frescura de el aire del ambiente tocó su expuesta frente. Aquello quiso hacer sonreír a Hoseok, pero no lo hizo por miedo a que se detenga.

Y es que Yoongi siempre decía que se veía más hermoso cuando tenía flequillo por lo que aquel gesto hizo sentir cálido su corazón sobre todo al escuchar otro suspiro de los labios de su esposo, un suspiro como si estuviese admirando a la creación más hermosa del mundo. Y lo comprobó cuando su pulgar acarició sus cejas con cariño.

Yoongi estaba admirándolo, estaba dándole amor, estaba haciéndolo sentir hermoso. Como nunca antes.

No pudo evitar sonreír y una vez más los dedos dejaron de tocarlo, el cabello de su frente volvió a caer cubriéndolo de nuevo.

Hoseok a penas suspiró frustrado, no quería que se detenga, ¿por qué lo hacía?

—Sigue... —susurró con ojos cerrados, alzando su mano a ciegas para tomar la mano de su esposo y volverla a poner en su rostro. Para volver a sentir esa muestra de afecto tan dulce que estaba dándole. Pero entonces algo pasó cuando logró agarrar la mano de Yoongi.

Y fue eso exactamente, no era la mano de Yoongi.

Era una mano más grande, más ancha y más... tibia.

Hoseok abrió sus ojos de a poco por la luz, su mano sin soltar aquella mano. Sabiendo que era su imaginación, sabiendo que era la mano de Yoongi si no que hacía mucho no se agarraban de la mano, ciertamente.

Pero en cuanto sus ojos se acostumbraron a la poca luz, porque por alguna razón sólo estaba prendida una luz tenue amarilla -luz que no tenía en el cuarto que compartía con su pareja- sus labios se separaron en sorpresa y susto. Dándose cuenta que estaba en su oficina y que la mano que sostenía era la de Taehyung, el cual estaba a menos de un metro de distancia.

—Lo s-siento, s-sólo creí que dormías. Y tenía algo en el cabello así que...

Hoseok no lo escuchaba y tampoco soltaba su mano. El rostro de Taehyung era simplemente hermoso, todos sus rasgos, desde sus cejas hasta el lunar en la punta de su nariz recta. O el lunar en su labio inferior, ese maldito lunar que lo tentaba siempre. Joder, estaba tan dormido pero es que la luz tenue amarilla iluminaba cada ángulo de él, sus anchos hombros... todo en él parecía haber sido hecho como esmero y dedicación. No podía existir nadie que se asemeje a su belleza. Quería tanto tocarlo... sentirlo... saborearlo... ese lunar en su labio...

¿Y si aún seguía en un sueño, soñando? ¿Y si podía hacerlo...?

¿Cómo se sentiría besar a su asistente personal?

¿Por qué lo deseaba tanto?

–Dualitymask


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