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#32 | MARZO |

''—¡¿Hemos perdido la cabeza?!

—Olvidemos la cordura, quita el estrés y dejémonos llevar

—Esto terminará mal

—¿Terminar?  Odio esa palabra''

DOS MESES DESPUÉS.  

Han sido dos meses, o eso decía el calendario tras la repisa que se encontraba frente a mí.

Marzo, mes de la primavera.

Si bien no nos hemos visto en mucho tiempo, quiero contarte todo desde el inicio ya que creo que soy un tremendo idiota y hemos perdido gran parte del camino.

¿Me recuerdas? Soy aquel idiota que quiebra espejos y llora de impotencia. ¡A que si me recuerdas!

Vamos bien, vamos bien.

¿Ya hiciste memoria? ¡No seas perezoso! Recuerdame.

Bien, recapitulemos mientras termino de abotonar mi camisa y subir la bragueta de mi pantalón. Empecemos con enero, ¡mi mes favorito! Realmente no, mucho frío y con ello viene los resfriados y fluidos nasales y..., bueno, vayamos al meollo del asunto, el protagonista de mis últimos meses y la razón por la cual mi vida ha dado muchos choques emocionales. 

TaeHyung.

Él...

—¡J Hope, es tu turno! —interrumpió una rubia de ojos enormes, con una sonrisa radiante y el nerviosismo a flor de piel.

¡Ups! Será en otro momento, tengo que irme.

 —Claro, voy —le sonreí, acomodé mi cinturón y terminé de abotonar el pantalón que se encoraba flojo. De reojo la miré observarme—. No me mires tanto Nat, podría hacerte cosas malas —ella rió, negó con la cabeza mientras se daba media vuelta, antes de cerrar la puerta se detuvo.

—Quisiera ver eso —sonreí de manera socarrona, hoy sería una buena noche.

Mientras me paraba detrás de escenarios, podía escuchar los aplausos que se propagaban por todo el lugar, me acerqué más a uno de los operadores de efectos especiales para ver más detalladamente a quien le aplaudían, sonreía mientras movía sus manos en señal de despedida.

—Haz lo tuyo, J Hope —HanGengme palmeó el hombro izquierdo con una sonrisa ladina, un gran amigo con el cual ha surgido mucha química.

—Las haré gritar —robé un largo trago a su bebida alcohólica— y de aquí te haré gritar a ti —palmeé su trasero con sensualidad mientras arrebataba un beso de sus labios.

Me alejé de aquel chico un poco más bajo y de hermosos ojos, como siempre, sin sentir absolutamente nada. Vamos, tampoco siente nada él más que atracción sexual ¿qué más da?

Le sonreí para luego darme media vuelta, girar mi gorra hacia atrás y empezar mi camino al escenario, escuché a Nat empezar con sus buenos rollos pornográficos haciendo que el público masculino perdiera la cabeza y sí, también yo.

—¡Y terminando la noche con movimientos sensuales y uno que otro arrimón, J HOPE! —Me mencionó al tiempo que señalaba a mi dirección.

Salí detrás de la enorme fachada, simulando que no los escuchaba gritar, ponía mi mano detrás de mi oreja para que gritaran más fuerte mi nombre. En cuanto la música empieza, mi cuerpo se mueve a su ritmo, contagiando a dos chicos más para que bailaran detrás de mí, sostuve a unos centímetros de mi boca el micrófono, empezando a rapear y subir el volumen en masas, la gente que ahí se encontraba se había convertido en mi público ilegal, con bebidas alcohólicas a tope y uno que otro polvo de momento en algún baño o rincón de este lugar.

¿Qué cómo terminé aquí?

Ella lo hizo, me enseñó a vivir después del inmenso amor que alguna vez me hizo feliz.

Está ahí, frente al público, mirándome y sonriendo, continúa coqueteando conmigo aún con las consecuencias que atrae y sabiendo a ciegas algunas de las razones por las cuales no puede estar conmigo en ningún tipo de relación.

Deja de verme así, EuJin.

—¡Wouh! —solté un gemido de euforia, la música había terminado, estaba agitado y excitado al punto de jadear. Escuchaba los aplausos y los muchos gritos de amor de algunas chicas pero realmente no me importaban, no me hacían sentir nada.

Bajé del escenario de un salto y ella estaba frente a  las escaleras, en cuanto llegué a su dirección, tomé su mano y la atraje a mí para besarla hasta quedarme sin aire.

—Basta de juegos —su voz tierna me regresó a mis acciones, la solté de la nuca al tiempo que retrocedía un paso, ella sonrió y acarició mi mejilla.

Nada.

—Lo has hecho bien —hice su cabello hacia atrás para ver su rostro libre.

—Soy la mejor bailarina —alejó mi mano de su rostro.

—Disculpa la modestia —hablé con sarcasmo, nos reímos un poco alto, al fondo podía escuchar a Nat siendo el entretenimiento de la mayoría de los hombres.

Nos quedamos en silencio un momento antes de que ella rompiera ese incómodo momento.

—¿Ya estás listo?

Daegu, 1 de marzo, 2:18 p.m.

—¿Entonces esa es tu historia? —Habló por primera vez tras un largo viaje en el que ninguno decía nada—. Eres un cantante que acaba de debutar en un grupo de siete chicos y del cual hay un... ¿cómo lo apodaste? Terco e idiota ¿no? Del cual te enamoraste y han pasado todo un drama total en el cual te ves envuelto en un problema con tu familia homofóbica y con un gran gusto por escoger chicas de dinero, guapas y malvadas, ahora te tendrás que casar con ella para complacer los deseos de tus padres y para eso le has dicho al amor de tu vida que solo como amigos, nada romántico —arremeda lo ya narrado por Taehyung—, le rompiste el corazón, ahora le has llorando día y noche por tus acciones aun teniendo una prometida obsesiva metida en cada paso que das.

—Sí, esa es mi historia resumida en —miró su muñeca, figurando que veía el reloj— dos minutos —giró la mirada a la ventana, sintiendo el ajetreo del autobús en movimiento.

—De chiquito te caíste, ¿cierto? Porque si no es así, es porque eres bien idiota —HeoJun miraba con humor los ojos saltones de Tae mientras este formaba una cara de fastidio.

—¿Acabas de llamarme idiota?

—Sí que sí —golpeó con su dedo índice la punta de la nariz de Tae haciendo que este se quedara pasmado.

—Tú... —lo señalaba con su dedo, mirándolo con desaprobación.

—Bien, no puedes negarme que metiste la pata y hasta el fondo. Digo, ok, te paso que estés dolido con él por... bueno —movía su cabeza en un vaivén lento—, su incompetencia y severo retraso mental que se carga, pero ¿mandarlo así, derechito y sin vaselina a la zona de amigos? Eso está muy feo, feo, feo —negaba con su dedo índice frente a la cara de Taehyung.

La mujer que estaba sentada frente a los dos jóvenes, abría su boca como un pez fuera del agua al escuchar las cosas que decían, en especial aquel pelirrojo de camisa a cuadros y pantalón deportivo, HeoJun giró su rostro a la mujer, le sonrió de manera coqueta y con un guiño coqueto hizo que la mujer terminara sonrojada y con mucho calor, Taehyung solo giraba su rostro al otro lado, ignorando los movimientos faciales que hacia el pelirrojo.

HeoJun era, es y será un chico guapo, todos lo sabían de sobra, pero su único defecto era que es demasiado hablador y para Taehyung, lo único que le apetecía en ese momento era pegarle todo un rollo de cinta adhesiva en su bonita cara.

Entre el barullo de gente que se encontraba dentro del transporte, Taehyung solo atinaba a ponerle mute al mundo poniéndose los audífonos para perderse en sus pensamientos. Sentía que ya no pertenecía a este lugar cuando, hace meses atrás, si le hubieran dicho que le darían un tiempo para regresar a casa, él sería el primero en volver con toda la felicidad del mundo pero las cosas eran diferentes ahora.

Su vida había tomado un giro drástico, mientras él se encontraba aquí, lleno de personas que alguna vez fueron su centro de confort, ahora su mente viajaba a Seúl, exactamente a la habitación de baile donde por primera vez lo conoció.

Miraba al chico de camisa roja y pantalones cortos, moverse de manera sorprendente, él ni en mil años podría hacer algo como aquel chico, incluso envidiaba su flexibilidad. Sabía que él formaría parte del nuevo grupo de chicos más sin embargo era la primera vez que lo veía. Allí fue donde por primera vez deseó ser más genial para poder estar en el mismo grupo.

Cuando le dieron la noticia de ser aceptado para formar parte de BTS, aquel muchacho transpirado y despeinado de hace meses atrás y el cual había hechizado a su corazón, fue el primero en felicitarlo.

Ahí comenzó todo.

—¿Me estás escuchando? —HeoJun picoteaba la mejilla del menor hasta casi formar un agujero.

Taehyung volvió de sus recuerdos y giró su rostro al pelirrojo quien lo miraba con mucha atención.

«Tan molesto...» Pensaba Taehyung.

—Eh, sí —lo miró de reojo, volviendo su atención hacia fuera, de pronto notó que la mujer ya no se encontraba frente a ellos —¿terminaste enamorándola? —     Sonrió levemente.

—Todos se enamoran de mí —mofó de sí mismo—, y hablando de enamoramiento, aquel hombre que no deja de verte ya me está tocando las pelotas —los ojos del pelirrojo veían directamente a ese hombre.

—¿Qué? —Taehyung vio hacia el mismo lugar donde miraba el pelirrojo. Un hombre de unos veintitantos lo observaba disimuladamente.

—Soy, digamos, muy observador y se ha estado paseando entre la multitud para llegar a ti, cuida tu trasero, aquí siempre hay muchas manos locas —sonrió con humor.

Era raro, él no era una chica a la cual los hombres mirarán con morbo, incluso se miraba sospechoso, pero no quería darle vueltas a eso.

El autobús paró, frente al restaurante en el cual se habían citado Taehyung y Dara. El día y la hora indicada para empezar el plan había llegado.

—Bien, Naranjita, hora del plan: coquetéarle a la prometida de la Naranja... espera, está muy largo... ya luego pensaremos en mejores títulos —palmea su espalda, bajando él primero luego Taehyung. En cuanto Taehyung bajó del autobús, miró a su alrededor para luego empezar a caminar al semáforo que, momentos antes, HeoJun ya había cruzado.

—¿Cómo he terminado envuelto en esto? —Se encontraba frente a la carretera, observando los rápidos movimientos del pelirrojo al cruzar la calle.

25 de diciembre. 6:11 a.m. Daegu.

Lo que parecía una charla con un desconocido, se había tornado un poco más motivacional por parte del pelirrojo, aquel que su única meta por el momento era hacer desvanecer la tristeza del menor aún si este se resistía a todos sus chistes de mal gusto.

—Tengo que volver a casa —pasó su mano por su cabello, resolviéndolo un poco para despabilar sus pensamientos.

HeoJun tomó de los hombros al menor, mirándolo directamente a los ojos, Taehyung se sorprendió por el repentino movimiento del mayor.

—Antes de que te vayas, acércate —Taehyung dudó, incluso sintió ganas de huir de él— ¡Que vengas! —lo jaló hasta él, le dio una mirada seria, tan seria que el menor creyó que el pelirrojo terminaría revelándole la verdad acerca del universo.

— ¿Q-Qué? —Su voz había sonado tan tímida así se obligó a sí mismo a tragarse aquel nudo para posteriormente hablar con su voz ronca— ¿Qué?

—¿Tú...? —Taehyung tragó saliva esperando las siguientes palabras— Te invito a comer si me ayudas a limpiar el local —el pelirrojo entre cerró sus ojos, regalándole al menor una hermosa sonrisa con un toque de súplica mientras señalaba el pequeño local de bar y mariscos.

¿En qué momento el ojo izquierdo de Taehyung había cogido un tic?

—¡No te ayudaré a nada! —Renegó soltándose del agarre del pelirrojo para luego darse media vuelta y empezar a caminar, HeoJun lo seguía con la mirada, burlándose del berrinche que iba haciendo el castaño.

—¡Tú te lo pierdes, Naranjita! Luego no vuelvas de rodillas porque quieras que te invite a comer —Taehyung se giró a ver al alborotador pelirrojo que alcazaba una mano y la otra la ponía junto a su costado derecho de su boca para darle más potencia a sus gritos, se volteó, avergonzado por el escándalo.

Sin querer, una sonrisa salió de sus labios.

«Tonto»

Horas después, el dolor de cabeza le era insoportable a Taehyung, ya era pasada de las once de la mañana por lo cual, no tardaban nada en venir a tocar la puerta de su cuarto, entre abrió sus ojos, mirando el blanco techo, lleno de pequeños stickers fosforescentes con forma de estrellas, lunas y naves espaciales. Se sentó sobre su cama, recargando sus codos en sus piernas y su cabeza sobre sus manos.

—¡Ahh! ¿Por qué soy tan estúpido? —Jaló con un poco de fuerza su cabello.

Los recuerdos de la noche anterior habían dejado secuela en su cara, el choque mental de lo que dijo y quiso decir a Hoseok hacían que su cerebro no pudiera dejarlo descansar hasta después de las ocho de la mañana. Y sumándole a eso, la discusión con Dara no tardaba en llegar en los oídos de su madre, de eso estaba seguro.

Para su poca o escasa sorpresa, su celular empezaba a sonar en alguna parte de la habitación, ya sabía desde el primer timbrazo quién era el que estaba al otro lado de la linea.

—¿Qué quieres, Dara?

—Hola, buenos días, cariño. ¿Cómo amaneciste? Oww, gracias por preguntar, a decir verdad amanecí MAL ya que cierto noviecito ME DEJÓ SOLA para LARGARSE a quien sabe DÓNDE...

Los altibajos de Dara hacían empeorar el dolor de cabeza que de por si ya lo estaban matando, alejó la bocina de su oído y talló su siente con la esperanza de que pudiera ponerle silenciador a todo su alrededor, aunque ese alrededor solo significara DARA.

—Te colgaré si vuelves a gritar en cada dos palabras que digas.

—Bien, solo te hablo para decirte algo, me iré unos días de viaje a Estados Unidos... ¡No te emociones! ¡Basta Taehyung! Deja de reírte, ¡ash!

El joven adulto dio un par de saltos, arrepintiéndose después del dolor de cabeza pero eso no quitaba que le habían dado la mejor noticia aquella mañana, Dara le gritaba tras la bocina mientras Taehyung daba brinquitos en su cama.

—A decir verdad, me alegra bastante dejar de verte, ¿que esperas? ¿Que me entristezca? Sigue soñando, Dara.

El teléfono terminó en alguna parte de la habitacion después de escuchar algunas cuantas maldiciones de su novia. El entorno de su relación ahora era fría y llena de sinceridad, Taehyung había dejado atrás aquellos buenos momentos con la morena y la trataba fríamente.

Después de estar acostado un momento más en su cama, decidió por fin levantarse e ir por algo de comida.

—¡Mamá! —Gritó desde las escaleras— ¿Hay leche?

—¡Son las doce del día, no comerás cereal!

La madre de Taehyung era muy estricta en cuanto los horarios por lo cual Taehyung no podía vivir de manera despreocupada como lo hacia en Seúl, aunque Jin no era tan diferente, obligando a todos a desayunar, comer y cenar a sus horas.

Sonrió ante el recuerdo de sus compañeros de casa y ademas de grupo, miró el reloj de la pared observando que pasaban de las doce, pensó en lo que debían estar haciendo los demás.

Probablemente YoonGi seguiría dormido o escribiendo alguna de sus reservadas letras, o Jin, lavando un poco de ropa mientras ve algo de televisión, su mejor amigo JungKook debía estar pegado a aquel celular, jugando quién sabe qué y Jimin, ese pequeño mayor que su vida se basaba en bailar y moverse con sensualidad, ahora estaría acostado en alguna parte del sofá mientras come algún alimento poco sano en casa de sus padres, sin pensar mucho en la respuesta, Namjoon debía estar en el estudio, grabando o produciendo alguna que otra canción. Sonrió internamente al saberse casi de memoria cada una de las actividades que desarrollaban sus amigos, sabía que le faltaba uno, el más importante pero prefería evitarlo, pensar en él le hacia daño.

Mientras su mente continuaba en un altibajo de sonrisas y luego gestos de tristeza, su cuerpo se encontraba caminando directo a la cocina, sin levantar la mirada del suelo, su cuerpo aterrizó contra algo duro.

—¡Tonta pared! —Se sobó el trasero, subiendo la mirada hasta el objeto con el que había chocado... solo que, esté se movía.

—No creo que la pared sea la tonta —se rió al ver la expresión —. Rayos, te miras como si una vaca te hubiera laminado la cara —hizo el gesto de sacar la lengua y pasarla por el aire, figurando al animal. Taehyung solo lo miraba con cara de asco.

—¿Eh? —Arruga la nariz mientras rasca su cabeza— ¿Qué haces en mi casa? ¿Cómo entraste? —Interrogó mientras se ponía de pie.

—Tu madre me ha confundido con alguno de tus amigos y me ha dejado pasar, ahora me llamó Donghae —explicó el pelirrojo al tiempo que metía una fritura a su boca.

—Él está en Filipinas, como... oh... —comprendió el menor el aire parecido al de su amigo y este desconocido y también que su madre era una despistada, podía ver un elefante y un rinoceronte y no le vería ninguna diferencia —, de todos modos vete, no quiero ver a nadie y menos a ti que eres un completo desconocido —tomó de los hombros al más alto para luego darle media vuelta y empezar a empujarlo pero rápidamente el pelirrojo se quitó, haciendo tambalear al moreno casi cayendo al suelo.

—No, no, recuerda que hemos hecho un trato para —volteó a todos lados para ver si había moros en la costa— el plan.... —susurraba en voz baja, hacía gestos exagerados con sus manos y prácticamente lo estaba gritando.

—¿Qué? —HeoJun lo repite —. Habla más fuerte —puso una mano en su oído para dar énfasis a su sarcasmo.

—El plan ''NARANJITA SIN P... —se calló

—Eso es una idiotez, deja decir idioteces y vete que me duele la cabeza.

—No, aun no es tiempo de desaparecer de tu vida —sonrió mientras subía una ceja.

Tiempo actual.

Desde entonces HeoJun no paraba de aparecer en cada una de las oportunidades que se le presentaba y eso irritaba mucho al menor, con resignación decidió dejar que HeoJun continuara visitándolo, en parte le hacia bien aunque no lo admitiera.

Dara se había ido durante un mes y medio, justo hoy regresaría de su viaje y para HJ, como prefería que lo llamaran, había caído como anillo al dedo.

En cuanto a Hoseok... habían perdido comunicación.

Dos meses sin saber nada de él.

♣ - ♣

Ya vine :3 Sneik fuera, paz

PD: Ya no sé si es Naegu o Daegu así que si ven que cambio el nombre de la ciudad, ignorenlo xDD

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