#14 | Quédate | M.C
Después de una exhaustiva pelea de besos y berrinches, logré que Tae durmiera un poco más para que descansara con la condición de que iríamos a comer hamburguesas cuando él saliera de aquí.
Realmente espero que sea rápida su estadía porque ya me muero por hacer miles de cosas con él.
Acariciaba con el pulgar su mano y mi otra mano divagaba en su cabello, me repetía a mí mismo que todo sería diferente, que las dudas eran una estupidez y que engañarme solo dañaba a TaeHyung y a mí mismo. Ahora que reflexiono, no entiendo como pude negarme a él durante tanto tiempo. TaeHyung giró su rostro aun dormido, tenía su boca entre abierta, este chico aun dormido era una tentación que quería solo para mí.
Miré la hora, cuatro y cincuenta y dos de la mañana, tenía que irme para que nadie notara que me había ido, no quería dejarlo solo aunque sé que YoonGi estaría aquí, decidí pararme, no quería verlo porque sabía que no podría resistirme.
Parezco un idiota enamorado y no lo niego, no puedo evitar admitirlo, ya estaba cansado de negarme a mí mismo la realidad, me gusta un chico ¿y qué?
Volteo mirando nuestras manos unidas, niego divertido a mis torpes intentos de no mirarlo de reojo.
—Quizás un beso más no haga daño —susurré mientras me acercaba a su rostro rosando mis labios con su nariz, no podía evitarlo, era muy sexy rosar con mi boca cada parte de su rostro, cuando estaba tan cerca de su boca, tomé su mentón y uní mis labios a los suyos en un pequeño beso, sonreí escondiendo mi rostro apenado en su cuello, quería reír, parecía un novio tímido.
Me imagino a mí estando todo rojo por esto, mi sonrisa no se borra y las cosquillas en mis mejillas no ayudan en nada, muevo mi cabeza tratando de quitar esa cara de idiota ¡pero no puedo! Ah, esto es tan raro y cómodo, poder besarlo sin sentirme un enfermo es bastante bueno.
—Me das ternura —escuché su voz y luego sentí su mano acariciar mi pelo, subí la vista y ahí estaba él, con su sonrisa preciosa—. Hola.
—Hola —respondí con la voz un poco más ronca y una sonrisa tonta.
—Me gusta despertar de esta manera, me gustaría que no fuera aquí pero me alegra que aun sigas conmigo —quitó su mano de mi cabello acariciando mi rostro con los nudillos.
—Siempre estaré aquí contigo —apreté su mano un poco, él solo cerró los ojos alejando su mano.
—No puedes prometer estar conmigo siempre si no lo cumplirás —mi sonrisa desapareció.
—Pero puedo asegurarte que siempre estaré donde tú estés —me acerqué de nuevo a su rostro girándolo para que me viera—. Esta vez no te dejaré ir ni te dañare, te lo juro.
Sus ojos se abrieron mirándome, sonreí de nuevo y robé un beso más, él sonrió también, entrelacé mi mano a la suya sin dejar de verlo.
—Entonces, por favor quédate conmigo.
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