Capítulo único: Amigos de infancia
¡Habemus nuevo fanfic! Pero es un oneshot xd Disfruten de mis clásicas historias shoujo uwu Como ya leyeron, se trata de un Fem!DekuXKacchan :v Sorry, estos son mis deseos :3
Disclaimer: Boku no Hero Academia pertenece a Kouhei Horikoshi. Este AU es idea mía :P
Arte de portada: Imperial-Palace / http://imperial-palace.tumblr.com/post/151207072509
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
—¿I-Izuku-chan?
El joven de cabello bicolor se quedó estupefacto al ver como los mechones de la cabellera de su kouhai caían lentamente al piso. Aquel muchacho del que llevaba meses platicándole, le había cortado de tajo sus dos adorables coletas.
Ella giró su cuerpo, para observar a un Bakugo tan enojado, que le parecía irreconocible. Este recogió una de sus coletas y la mostró como signo de victoria junto a una retorcida sonrisa a modo de burla. No le importaba que la peliverde estuviera llorando.
—¿Por qué, Kacchan?
AMIGOS DE INFANCIA
CAPÍTULO ÚNICO
—¡Buenos días Kacchan!
Como cada mañana, la bonita Izuku Midoriya gritaba a la ventana de su amigo de infancia, Bakugo Katsuki, antes de irse a la escuela. Ella llegaba una hora más temprano, ya que tenía actividades del club de Judo. Así que desde que habían comenzado la secundaria, ella se encargaba de despertarlo antes de partir montada en su bicicleta.
Su relación con su vecino no era precisamente la mejor, aunque al principio no había sido así...
Debido a que ambos padres de su compañero trabajaban, su madre se hacía cargo de ambos por las mañanas y durante sus primeros años escolares los llevaba a la escuela. En el kínder, él siempre había protegido y cuidado de Izuku, a tal grado que anunciaba a cualquier otro niño que no podían acercarse a su amiga, pues cuando fueran adultos se casarían.
Cuando llegaron a la primaria, ambos tomaron clases extracurriculares de judo, Bakugo lo quiso así para aprender a defender a su futura esposa, mientras que la pequeña sólo quería seguir a su amigo. Al final del primer semestre de clases, la niña ya estaba en competencias regionales, mientras que el varoncito no había logrado progresar adecuadamente a causa de su falta de seguimiento de los reglamentos. Midoriya siguió, Katsuki no.
El chico pasó por varios deportes, sólo quedándose con lo mejor de estos, pero de a poco cambiando su actitud para con la que primero juró proteger. Ahora era él quien le jugaba bromas pesadas o se metía con ella, al punto de pelear. A pesar de que para la infante habría sido sencillo derrotar a su vecino o defenderse cada vez, no lo hacía, ella no quería lastimarlo y por sobre todo confiaba en que él no le haría algo que le hiciera verdadero daño; pero en eso se equivocó mucho.
Kacchan no sólo se metía con ella, sino también con todos los posibles amigos que ella pudiera conseguir, siendo él casi el único que podía estar cerca de ella. Sólo dos chicos de su mismo vecindario, Ochako Uraraka y Tenya Iida, también podían ser llamados sus amigos, pero ellos igual debían de soportar en cierta medida al rubio que con ellos claro que no se contenía.
Todas estas acciones, hicieron que la chica creciera con muchas inseguridades, fuera sumamente penosa y le costara trabajo socializar. No era muy mala, pero tampoco se esforzaba por alejar las cosas negativas que le dejaba el ser amiga de Bakugo... A pesar de ello, él la atendía cuando salía lastimada de algún torneo y también la iba a apoyar, le prestaba sus videojuegos y mangas, cada cumpleaños le preparaba enormes regalos (siendo uno de los más grandes, que ese día no la molestase), la apoyaba con sus tareas, le acompañaba a hacer las compras de su casa cuando se lo solicitaban, podía quedarse a cenar e incluso dormir en su casa sin problemas...
Las cosas con su compañero eran tan buenas y tan malas, que su vista positiva de la vida ignoraba muchos de los malos ratos que alguna vez pasaba.
No podía olvidar uno de sus primeros periodos. Estaban en la escuela y ella tenía fuertes cólicos, así que el rubio aprovechó a molestarla picándole las costillas, cosa que provocó más molestia, para que al poco rato ella terminase manchando su falda. A él no le importó que estaban a media clase, amarró su chaqueta a la cintura de ella y la cargó con dirección a su casa.
Recordaba, como la dejó sentada en el pasillo mientras entraba a limpiar el asiento de ella y por las mochilas de ambos. Después la odisea que él vivió para poder llevarla sin verse demasiado extraño al cargarla y como, al no estar la madre de Izuku, él se aventuró a la tienda más cercaba a comprar toallas femeninas.
—Él no es para nada malo... —Se dijo a sí misma estacionando su bicicleta junto a la de su senpai, Todoroki Shouto.
Tomando sus cosas, fue en dirección al cuarto de vestidores que tenía asignado su club siendo recibida por el presidente del club.
—¡Buenos días Todoroki-senpai!
—Buenos días, Izuku-chan —le regresó el saludo con una mínima sonrisa—. Hoy llegas temprano, como siempre.
—¡Sí! Sabes lo mucho que me gusta ayudar con la preparación del entrenamiento.
Acomodó una cortina, que dividió el cuarto el dos.; de tal forma el vestidor dejaba de ser mixto (como fueron creados originalmente).
—¿Segura que no es por despertar a Katsuki-kun?
Las palabras de su superior repercutieron en el rostro de la peliverde que se convirtió en un tomate tembloror.
—N-no es así.
—¿Eso significa que ya no vas a contarme lo maravillo que es él? —cuestionó burlón.
—¡Senpai!
Cuando entró a la secundaria, ella rápidamente fue buscada por el presidente del club de judo, pues conocía a la perfección los antecedentes de Izuku. Esto causó que se volvieran bastante cercanos y, que gracias las actividades del club, su amistad no fuera revelada a Bakugou.
Toda esa confianza, hizo que Midoriya le contase sobre su mejor amigo, lo que pensaba y sentía a cada una de las acciones que él tomaba contra ella. Pasando sólo dos meses, Todoroki ya había descifrado que ella llevaba un rato enamorada de su vecino y aún no se había dado cuenta, siendo tan obvio él se lo expresó directamente y ella se fue haciendo más consciente de sus emociones para el rubio de cabello puntiagudo.
Sin darse cuenta, aunque comenzaran a hablar de un tema diferente todo iba cambiando hasta tratarse del mejor amigo de la peliverde que se emocionaba de todo lo que decía. Aquel que padecía de heterocromía simplemente la escuchaba todo el tiempo, le resultaba adorable e incluso sentía un poco de celos de aquel chico que recibía tanta atención de ella. No es que estuviera enamorado o interesado en su kouhai, simplemente quería ser amado como ese chico lo era.
Ahora, casi al final del primer año de secundaria (para la joven), estaba empeñado en ayudarla a confesar sus sentimientos, pero simplemente ella se mostraba reacia pues sentía que dichos sentimientos no serían correspondidos, algo que cualquiera temería si conociera a Katsuki.
—¿Has terminado? —preguntó terminando de ajustar la cinta de su cintura.
—Un momento... —Ajustó bien sus dos coletas (se peinado diario) y luego colocó una cinta que evitaba que su fleco le estorbara la vista— ¡Listo!
Partieron al dojo asignado para las prácticas de deportes como el suyo (solían compartirlo con los chicos de kendo y una parte con los de arquería), ahí limpiarían un poco en lo que el resto de compañeros llegaba.
—Sigo opinando que deberías decirle.
—N-no insistas, senpai —hasta sus orejas estaban rojas por la conversación—. Estoy segura que Kacchan no siente nada por mí. Simplemente soy como una hermana menor que puede molestar de vez en cuando.
—¿Cómo puedes asegurar eso? —el capitán acomodaba los cojines de cada miembro alrededor del área de práctica.
—Bu-bueno... Intenté saber sobre sus intereses, así como me lo propuso senpai hace unos meses, pero al momento de responder se volteó y gritó que preferiría estar muerto que caer rendido a los pies de las mujeres. Me aseguró que no estaba interesado en nadie, por lo que era lógico que no tenía predilección por nada que tuviera que ver con las chicas.
—Creo que sólo te miente...
—Si ese es el caso, significaría que no me lo puede decir por pena.
—¡Ahí está! Es porque tú eres su chica ideal.
—V-vamos, eso es imposible...
—¡Buenos días! —saludó un chico pelirrojo entrando a la sala.
La conversación terminó y sería hasta la comida que esto continuaría.
. . .
La pequeña Deku tuvo que pedirle a Todoroki que se encontraran en la enfermería, pues su mejor amigo estaba demasiado insistente en acompañarla a cualquier sitio. No solía comportarse así, por lo que desconocía sus nuevas acciones. Necesitaba hablar con su senpai, así que lo más sencillo fue mentirle con que iría a ver a la doctora de la escuela por un tema de chicas.
A cada paso giraba para verificar que no fuese seguida por su amigo de la infancia. Al parecer si estaba sola, lo que la llevó a ya no entrar a la enfermería y seguir derecho alcanzando al mayor que apenas llegaba.
En realidad, Bakugo si la había seguido y ahora mismo intentaba acercarse sin ser notado, buscando escuchar o ver que era lo que aquellos dos hablaban. Aunque según él "se ocultaba perfectamente", Shouto pudo verle con claridad. Decidiendo por su propio pie, buscaría incitar los celos en el rubio, para así arrinconarlo a confesarse a su discípulo. Si él no sentía nada por ella, sólo se pelearía por monopolizarla, pero si estaba en lo correcto tendría una alta probabilidad de que se confesara.
Le tomó del brazo y la guio hacia las escaleras con el pretexto de tener un lugar más privado para hablar.
—¡Demonios! —soltó molesto el vecino de Izuku-chan
En un sitio así no sería fácil escucharlos, por lo que corrió a las escaleras contrarias. Subiría por otro camino, para no dejarse ver por el camino que ellos tomaron. Debía ser rápido o ellos podrían irse de ahí...
. . .
Shouto se mantuvo haciendo una variedad de cosas más atrevidas (o que por lo menos así le parecían a Bakugo), que lo iban molestando más y más; pero aun con todo ello, no había hecho absolutamente nada, incluso se había alejado de la muchachita.
—Cada vez que me acerco a Kacchan, él dice que tiene cosas que hacer o incluso llega a ignorarme —sollozaba la bonita sentada en el piso de madera.
—Tal vez de verdad está ocupado —trataba de animarla, pero era difícil, hasta él había notado que ya no los seguía.
—¡Él no es así! —Las lágrimas no paraban— ¿Hice algo mal? Es mi culpa que actúe de esa forma conmigo, ¿verdad? ¿Pero qué tengo que hacer? ¡Ayúdame senpai!
Se supone que eso es lo que había intentado hacer desde hacía unas semanas, pero su idea tiró por la borda los pocos avances que ella había conseguido sola. El corazón se le encogía al verla tan triste, sólo buscaba hacerla feliz y él era gran parte del problema.
Miró a todos lados, asegurándose de que no hubiese nadie cerca. Seguro, abrazó a la chica que lloró con mayor intensidad por la lejanía de su amor, aquel que ni siquiera había confesado propiamente.
—Tal vez las cosas cambien pronto, para bien.
—Espe-pero que s-sí...
Midoriya se reincorporó para luego levantarse. Limpió con sus mangas su rostro para ser adornado con una sonrisa de agradecimiento. Tras hacer la típica reverencia, se retiró a cambiarse para partir a su casa.
Tomó la ruta de siempre, andando lentamente con su bicicleta. Sin esperarlo, pudo ver a su vecino en el parque donde se conocieron de pequeños. Pateaba una lata mientras gritaba a los cuatro vientos "muere", algo típico de él cuando algo le molestaba o algunas veces cuando estaba triste.
Pocas veces podía verlo actuando así, pero era aún más no ser vista, estar como una simple espectadora admirando que no se contenía sólo porque ella estaba cerca.
—Kacchan, ¿qué es lo que te sucede?
El mencionado tomó entre sus manos la lata y la estrujó con fuerza, gruñendo molesto. De alguna forma, se sentía como un animal enjaulado al que le habían quitado algo preciado, pero pensar que ese algo era ella era darse una importancia que no tenía.
Exhaló suavemente; dando un último vistazo continuó con su camino. No quería llorar ahí y ser vista.
. . .
No recordaba cuando fue la última vez que había llegado tarde a la escuela. No había escuchado su alarma, por ende no fue a su entrenamiento matutino y mucho menos tuvo tiempo de tomar su desayuno. Esta vez no despertó a Bakugo, aunque al pasar por su casa, notó que él si había salido a tiempo a clases. Aliviada, tomó las fuerzas suficientes para pedalear a toda velocidad. Aun con esas, fue incapaz de llegar a su primera hora, por lo que se quedó en los jardines a descansar hasta que pudo entrar a la siguiente clase.
Para la hora del receso buscó a su capitán, necesitaba disculparse por no llegar al entrenamiento y también quería agradecerle por el dulce gesto que había tenido con ella al buscar reconfortarla tras sus problemas amorosos.
—¡Todoroki-senpai! —le llamó por el pasillo.
—Vaya, es bueno saber que estás bien, pensaba que te habías enfermado o algo así.
—N-no fue así, es sólo que no escuché mi despertador.
—Ya veo —le acarició la cabeza—. No te preocupes, no pasa nada si faltas un día al entrenamiento, estoy seguro que más tarde lo compensarás.
—¡Claro! Por cierto —le mostró una cajita de chocolates que llevaba entre las manos—, esto es un agradecimiento por lo que hizo ayer.
—No tenías que molestarte, lo hice de corazón.
—No es ninguna molestia, tome —extendió las manos.
Estaba a punto de tomarlo, pero escuchó un jadeo de su parte y fijó bien su mirada al rostro de la chica.
—¿I-Izuku-chan?
El joven de cabello bicolor se quedó estupefacto al ver como los mechones de la cabellera de su kouhai caían lentamente al piso. Aquel muchacho del que llevaba meses platicándole, le había cortado de tajo sus dos adorables coletas.
Ella giró su cuerpo, para observar a un Bakugo tan enojado, que le parecía irreconocible. Este recogió una de sus coletas y la mostró como signo de victoria junto a una retorcida sonrisa a modo de burla. No le importaba que la peliverde estuviera llorando.
—¿Por qué, Kacchan?
Los presentes en el pasillo estaban cuchicheando por lo sucedido y más de uno tomaba evidencia de la escena que presenciaban.
—¡Eres una tonta! —gritó Bakugo que enseguida recibió una bofetada.
La adorable Midoriya no soportó más los malos tratos del muchacho. La había estado ignorando por varios días y ahora se aparecía de repente para hacerle algo tan horrible. Tras aquello, se largó de ahí a toda velocidad.
Todoroki estaba harto de verla así. Tomó al otro varón del cuello de la camisa y lo azotó contra una de las ventanas del pasillo sin temer que esta pudiera romperse hiriendo a ambos, por fortuna aquello no pasó.
—¿Y a ti que mierda te pasa? —era raro ver al capitán de judo gritando a otros.
—¡Eso debería de decir yo! Mierda, ¡aléjate de ella!
—No lo voy a hacer, somos amigos.
—¡No puedes ser su amigo! ¡Ella es mi...!
Ahora el de melena de dos colores le proporcionaba un golpe en la mejilla que hasta hace un momento estaba sana.
—Ella no es un objeto, deja de decir tremenda estupidez.
—No es una estupidez, ella me pertenece. ¡Ella será mi esposa!
Shouto se quedó quieto un segundo, para luego soltarse a reír, cosa que irritó más a Bakugo que casi no se contiene a regresarle el golpe que le dio. No fue capaz de dárselo, pues el senpai le arrastró a quién sabe dónde mientras le daba ligeros golpes en la cabeza o cuello buscando que se calmara.
—¡No creí que pudieras ser tan idiota!
—¡Muérete imbécil! ¡Demonios, déjame!
Pudieron alcanzar a la dulce chica que lloraba a la entrada del dojo. Cansado, el capitán arrojó al rubio sobre la chica, ambos cayeron al piso. Confundidos, le reprocharon a este, que sólo sonrió satisfecho.
—Creo que ustedes son dos idiotas, perfectos el uno para el otro. Espero que logren aclarar las cosas para las cuatro de la tarde, mientras tanto se quedarán aquí.
Cerró la puerta corrediza y colocó el candado que previamente había quitado la pequeña Izuku. El par quedó estupefacto de las extrañas palabras del superior; ahora no podían salir hasta que alguien les abriera. Maldita suerte.
La peliverde se sentó, llorando con la cabeza entre las piernas. El varón sólo buscó alejarse para no escuchar los quejidos de su compañera, sabía a la perfección que era su culpa y no merecía ni siquiera dirigirle una sola mirada. Estaba harto de sí mismo y de que todas sus emociones desbordaran tantas cosas, llevándolo a tomar malas decisiones, cada una peor que la anterior. Comportándose así, ¿cómo podía llegar a llamarse el futuro esposo de Izuku?
—Sabes Kacchan...
El otro no hizo ningún ruido o gesto, pero la muchachita decidió hablar.
—No me duele volver a tener este horrible corte de niño que tenía de pequeña, me duele que todos estos días te alejaras de mí.
El rubio sujetó su pecho. Le dolía tanto o más que a ella.
—Creo que estás enojado conmigo y no entiendo por qué —se detenía a cada momento pues el hipo no la dejaba continuar—. Tal vez hice algo que te molestara muchísimo, algo que hice sin darme cuenta. Lo siento mucho Kacchan, lamento lo que sea que haya hecho, pero por favor no te alejes de mí.
El chico no podía decir nada, sólo apretaba los dientes conteniéndose. No era un buen partido, le había hecho llorar por días y ahora lo iba entendiendo.
—Pe-perdóname Kacchan —limpiaba las docenas de lágrimas que no paraban de brotar de sus ojos—. Perdón por ser así. Lo siento, siento mucho todo. Y-yo... Yo te quiero demasiado. Te quiero tanto que... Siento que no soy yo misma si no estás cerca. Perdóname por ser débil, por ser una llorona p-por no ser bonita... Yo, yo me dejé el cabello largo porque en la primaria me dijiste que querías que creciera para que tuviera un peinado bonito en nuestra boda...
—¿Nuestra? —No pudo contenerse al verla, camino a ella y se postró al frente, retirándole las manos del rostro. Necesitaba verla—. Has dicho, ¿nuestra boda?
—S-si —tenía miedo de lo que decía—. L-lo siento, pero... ¡Tú me gustas mucho Kacchan! ¡Te amo!
Al término de su confesión, fue sujetada con fuerza entre los brazos de Bakugou que estaba tembloroso y sonrojado por la emoción. Ninguno daba crédito a lo que estaba sucediendo en ese instante.
—¿K-Kacchan?
—También te amo —susurró apenado.
—¿Q-qué dijiste?
—¡Demonios! No me hagas repetirlo de nuevo.
—Va-vale...
—¡Agh! —La alejó un poco, viéndose a los ojos gritó: — ¡He dicho que también te amo!
Era más vergonzoso de lo que imaginaba. Katsuki bajó el rostro, mientras que Midoriya se lo cubría. Ninguno podía ver al otro sin sentir que iba a morir de todo lo que estaban sintiendo.
—¿E-eso quiere decir que estamos saliendo? —preguntó la peliverde.
—¿Qué hay del tipo de los pelos raros?
—¿Te refieres a Todoroki-senpai? Él es el capitán del club de judo y bueno... Me estaba aconsejando de cómo confesarte mis sentimientos.
Si, Bakugo era un completo imbécil. Su amor se había vuelto enfermizo sin darse cuenta y lo menos que podía hacer (después de que gracias a ese tipo terminaron hablando) sería disculparse con ambos.
—Y-ya veo...
Aunque, siendo francos, aceptar sus errores era su debilidad. Pero al ver aquel rostro pecoso angelical, bien podría mejorar para bien.
—Lo siento —soltó con una especie de puchero, en tono bajo—Lamento haberme comportado como un idiota... Estos días.
—Ya, no importa —volvió a abrazarlo, reconfortándolo—. Todo está bien ahora.
—Claro, porque ahora estamos juntos.
. . .
—¡Buenos días, Todoroki-senpai! —saludó la adorable Midoriya entrando al dojo.
—Buenos días Izuku-chan, Bakugou-kun.
El segundo gruñó. Al final se habían vuelto buenos amigos y ahora también participaba en el mismo club que su novia, pues le servía como un buen método para sacar todas las emociones negativas que ya no irían dirigidas a su futura esposa.
Por su parte, la bonita estaba feliz de convivir mucho más con su novio y compartir uno de sus deportes favoritos. Además de que adoraba derrotarlo en los enfrentamientos de entrenamiento. Aunque él aseguraba que podía defenderse de cualquiera de los miembros del club, casi incitando a que todos le atacasen a la vez, sólo bastó con su novia para dejarlo en el piso. Sus progresos eran rápidos, pero no se podían comparar a los años de entrenamiento de la fémina.
Finalmente quedaba el de melena blanca y roja, que ya estaba comenzando a ahorrar para ser el mejor padrino de bodas que ese par podría tener. Estaba más que seguro que su promesa de amor llegaría muy lejos.
FIN
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
¡Waaaa! Estoy muy feliz de al fin haber concluido con este fanfic que ya llevaba varios meses en mi cabeza <3 Lo he escrito relativamente rápido (unos 5 días aproximadamente), con una cantidad considerable de palabras (poco más de 3000). Quería hacer algo un poco más "agresivo", con Bakugo siendo más irritante e Izuku despreciándolo más, pero no me gustaba mucho la idea pues sentía que me iba a salir un tanto de las personalidades canon y haría su romance un tanto... Enfermo.
Gracias de antemano a todos los que leyeron y le dieron una oportunidad a una pareja de la que prácticamente no había escrito xd Los amo mucho y espero nos leamos en un futuro <3 ¡Adiós!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro