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Capítulo 43

Elliot estira a la chica junto a él para que se siente en su regazo, y ella obedientemente lo hace. La chica que sigue detrás de Christian comienza a masajear sus hombros.

— Mi amigo aquí presente está por casarse — Anuncia el pelirrojo.

— ¿De verdad? — pregunta ella — Entonces necesitas un trato especial, cariño.

Ella se inclina para besar su mejilla y cruza los brazos sobre el pecho de él. Respira, Ana, respira.

No mates a nadie.

— Querida — Golpeo ligeramente su hombro para que me mire — No lo toques, no es necesario.

— ¿Por qué? ¿Tú quién eres? ¿Te mandaron a cuidarlos?

— Nadie me mandó — le gruño — Pueden hacer lo que quieran con el pelirrojo, mientras él pueda pagarlo. Pero este chico de aquí es mío y no me gusta que lo toquen.

— ¿Tú eres la novia? — Pregunta sorprendida — No lo entiendo, ¿Qué haces aquí?

— Acompañando a mi prometido.

— Ay cariño, esto es muy incómodo, a menos que... ¿Te gusta mirar?

La rubia me da una mirada traviesa y por un momento me quedo en blanco. ¿Se va a lanzar sobre Christian frente a mi?

— No, y no quiero que toques a mi novio.

Elliot pone los ojos en blanco con fastidio, mientras la morena en su regazo le besa el cuello. Pero ellos no son el problema ahora, sino la rubia que suelta a Christian para venir hacia mi.

— Eres muy linda — Pasa su brazo por mis hombros — Venga, párate, quiero verte bien.

Tira de mi brazo para levantarme de la silla. Sus manos apartan el cabello de mi rostro y luego bajan por mis brazos causándome un escalofrío de terror.

— Y que bonitos pechos, ¿No te gustaría trabajar aquí?

— ¡No! — Gruñe mi chico.

— No me interesa — Le digo — ¿Qué haces?

Sus manos se detienen en la curva de mi cadera. Toma mi mano para apartarme un poco de la mesa y sonríe.

— Vamos a bailar.

— ¿Por qué?

— No me dejas tocar a tu novio y puesto que esta es su despedida de soltero, deberías hacer su noche divertida.

— ¿Yo?

— Si, tú. ¿Alguna vez has bailado en un tubo?

— ¡No! jamás — Chillo avergonzada.

— Entonces empecemos con lo básico, que es bailar.

Se detiene frente a mi y vuelve a apoyar sus manos en mi cadera, obligándome a moverme al ritmo de la música. Aún estoy tensa, así que aprovecho que una chica pasa por un lado con una charola para tomar una bebida y acabarla de un solo trago.

— ¡Eso es, amiga! ¡Vamos! ¡Relájate!

La chica golpea mi trasero con un gesto juguetón, pero cuando miro hacia mi chico, él y Elliot nos miran con los ojos muy abiertos.

— Mierda, eso es sexy — Balbucea Elliot.

Mi nueva amiga vuelve a darme un trago y lo termino con rapidez. Las bebidas que tomamos en Búnker Club están uniéndose a éstas y causando estragos en mi buen juicio.

— ¡Otro! — agito las manos en el aire.

— ¡Traigan otra bebida para mi amiga! — Grita ella.

— ¡Si! ¡Otro cosmo!

— No, chica, estamos bebiendo tequila.

— ¡Tequila! — grito de nuevo con entusiasmo.

Vanessa, mi nueva amiga de parranda, apoya las manos en mis hombros y me hace girar hasta quedar de espaldas a ella.

— Ven, pégate a mi y muévete mirando a tu novio, le encantará — Susurra en mi oído.

Miro hacia la mesa donde Christian y Elliot siguen sentados, pero sus vistas siguen fijas en nosotras y en el baile tan sensual que Vanessa me obliga a hacer.

Sus manos se mueven arriba y abajo de mi cuerpo, pero mi mirada sigue fija en el chico de ojos grises que se muerde los labios. Me alegro tanto de estar aquí y tener su atención solo para mí.

Después de algunas canciones y muchos tragos después, Vanessa llama mi atención.

— Tienes toda su atención, querida, ¿Que piensas hacer ahora?

— No lo sé, supongo que debería llevarlo a casa.

— ¿Me dejas hacerte una sugerencia? — Su aliento caliente me hace cosquillas en la oreja — Un baile privado.

— ¿Estás loca? No voy a dejar que alguien le baile a mi novio.

— No, cariño, digo que tú lo lleves al privado y bueno... Le des su final feliz.

— ¡Oh! — chillo con las mejillas sonrojadas — ¡Eso seguro que le encantaría!

— Entonces está dicho, solo paga mi cuota para dejarte usar el mío.

— Lo sabía — La miro con los ojos entrecerrados — Pero eso es lo de menos.

Me acerco de nuevo a mi bolso y tomar un par de billetes que deslizo discretamente en su mano. Ella me guiña un ojo y jala el brazo de Christian para que se levanta.

— ¿Qué pasa? — Dice Elliot — ¿A dónde van?

Vanessa toma una mano de Christian y yo la otra para llevarlo entre las mesas a la zona de privados.

— ¿Puedo ir? ¡No me dejen solo! — Sigue gritando el pelirrojo odioso.

Cuando llegamos a la zona privada, Vanessa abre la puerta y empuja a mi chico hacia el sofá en forma de media luna.

— Nunca había estado en un lugar así — Christian apoya los brazos en el respaldo del sofá.

— Me alegra mucho escucharlo, amorcito.

— ¿Y ahora qué?

Vanessa sonríe y cierra la puerta para darnos privacidad. Es entonces que ojos grises se inclina hacia mi con los ojos oscuros de deseo.

— Bueno, creí que querías un baile privado.

— Mierda, nena, ¿Vamos a hacerlo aquí?

— ¿Es que no quieres? — Me aseguro de que la puerta esté trabada antes de ir hacia él.

— Bueno, jamás pensé que tendría sexo en un privado, pero es lo más sexy que he escuchado hoy.

— Entonces es tu noche de suerte, si llegas al precio correcto.

Sonrío mientras me siento en su regazo. Una gran sonrisa se estira en sus labios mientras comienzo a balancearme sobre él, para provocarlo un poco.

— Será mejor que tengas un condón — Digo mientras beso su cuello.

— Pagaré la tarifa por hacerlo sin él — Ríe.

— Entonces hagámoslo.

Mis manos bajan a su cinturón para desabrocharlo junto con su pantalón de vestir. Por la forma en que me miraba mientras bailaba con Vanessa, sé que esta listo para lo que sigue.

Y lo compruebo cuando el vestido sube hasta mi cadera y siento la dureza contra mis muslos. Ahora yo también estoy ansiosa por sentirlo.

Sin que pueda apartarme de él, hace su camino hasta mi interior y ambos gemimos de placer.

— Nena, esta es sin duda la mejor despedida de soltero que pude tener.

Christian jadea mientras continúo los deliciosos movimientos...

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