Apenas llego al departamento voy directo a la ducha y ponerme la pijama, un rato de televisión antes de dormir me vendría bien.

Parece que Kate tampoco vendrá a dormir, y eso solo significa que arregló las cosas con Barry. Busco una película, pero bajo el volúmen cuando alguien llama a mi puerta.

— ¡Christian! – chillo bajito mientras me levanto del sofá.

No puedo contener la emoción y la sonrisa boba cuando abro la puerta. Mierda...

— ¿Elliot?

— ¡Hola Ana! – dice alegre.

— ¿Qué haces aquí? – digo con algo de decepción y mucha sorpresa.

— Fui al bar, no te vi y pensé en pasar a verte. Traje vino.

— Oh, si, ya veo, es que estaba por dormir porque estoy exhausta.

— Genial, una copa te ayudará a relajarte.

No me escucha, pasa por mi lado para entrar al departamento y va directo a la cocina a buscar copas.

— ¿Por qué no fuiste al club?

— Fui a un evento, con Chr...

— Oh, si – no me deja continuar – Ya escuché sobre sus grandes convenciones de libros y esas cosas.

— ¿Vania dijo eso?

— Algo así – balbucea antes de beber un trago de su copa.

Se acerca a mi con otra y se sienta en el sofá a mi lado. Piensa, Ana, piensa.

— ¿Quieres algo de comer? Iba a prepararme un sándwich...

— No, gracias, solo...

Me observa mientras camino de vuelta a la cocina. ¡No tengo hambre! Solo necesito una distracción para hacer una pequeña llamada... O mensaje.

* ¿En dónde estás? ¡Te necesito! *

* Voy para mi casa, ¿Qué necesitas? *

* Ven a mi departamento... ¡Ya! ¡Corre! *

No recibo respuesta, así que supongo que viene en camino. Me esmero en preparar un sándwich que no me voy a comer, pero lo corto y lo pongo en el plato para llevarle a Elliot.

— ¿Otra vez estás sola?

— Si, mi compañera no está.

— Oh, eso es bueno.

Toma otro sorbo de su copa, pero yo apresuro todo el contenido de la mía. Mierda, ¿Por qué tarda tanto?

— De hecho estoy aquí porque quería invitarte a...

Apenas escucho el primer golpe contra la puerta, me levanto de un brinco y corro, ignorando las palabras del pelirrojo.

— ¿Esperas a alguien? – pregunta pero ya estoy abriendo la puerta.

— ¡Hola! ¡Qué sorpresa! ¡Pasa!

Me hago a un lado para que ella entre, su expresión confundida cambia cuando ve a Elliot.

— Regi, él es Elliot. Elliot, mi amiga Regina.

Ella le sonríe y se acerca. Su cabello largo y rizado se balancea con el movimiento, llamando la atención del pelirrojo.

— Siéntate, te traeré una copa.

Regina arquea una ceja antes de caminar hacia el sofá, yo voy entonces a la cocina a intentar pasar desapercibida mientras ellos platican.

¿Debería decirle a Christian de Elliot? No parece algo importante ahora que Regina está aquí, pero no quiero ni pensar que Elliot podría llegar al departamento y decirle que estuvo conmigo.

* Elliot está aquí *

Es lo único que le envío, pero como no recibo respuesta guardo el móvil de nuevo. Veo a Regi golpear juguetonamente el hombro de Elliot, así que sin hacer ruido voy a mi habitación para encerrarme.

Ni siquiera se cuantos minutos han pasado cuando ya escucho movimiento en la sala, gruñidos y jadeos sobre todo.

— Por Dios, ¿Elliot es un perro en celo? ¡No deja ir ninguna oportunidad!

Río bajito yo sola, de pronto escucho la puerta cerrarse de golpe y los ruidos se detienen. Voy hasta la ventana y puedo ver a Regina subiendo al auto de Elliot.

— Gracias a Dios, creí que iban a tener sexo en mi sofá.

Salgo a la sala, lista para terminar mi copa y ver tranquilamente ese programa de televisión. Le echo una mirada al sofá del amor antes de sentarme en él, por si las dudas.

Estoy quedándome dormida cuando mi móvil vibra con una llamada, en la pantalla se lee: Christian.

— Hey.

— Ana, ¿Elliot sigue ahí?

— No, ya se fue.

Lo escucho resoplar, así que me apresuro a aclarar el asunto.

— Se fue con mi amiga.

— ¿Amiga? ¿Tu compañera de departamento?

— No, tuve que llamarle a otra de mis amigas para que me acompañara, yo no quería estar sola con él.

— Mierda – lo escucho susurrar – Creí que él...

— ¿Qué? ¿Que vino a acostarse conmigo? ¿Crees que quiero estar con él?

— No, yo... No, solo, vi tu mensaje y me imaginé lo peor.

— Bueno, gracias por el voto de confianza, Christian. Creí que había sido clara sobre que solo tú me gustas.

Cuelgo la llamada sin esperar su respuesta. Genial. Quise evitar el malentendido e igualmente terminamos peleando. ¡Qué se jodan los dos!

Apago la tele y me voy furiosa a mi habitación, tal vez algunas horas de sueño me ayuden a calmarme. Pero no lo hace, solo giro de un lado a otro, por eso escucho el sonido del auto.

Me paro para ir a la ventana, Regina volvió por su auto. Abro la ventana para llamar su atención y le hago una seña para que espere. Me pongo encima un suéter para ir a dónde ella se encuentra.

— ¿Cómo te fue? – pregunto con la ceja arqueada.

— ¿Hace falta que lo diga? – arquea una ceja – El chico es sexy.

— Si, si, claro – ruedo los ojos.

— Tengo que irme, es tarde, pero... ¿Qué pasó?

— ¿De qué?

— Con el bombón, pensé que estaría aquí contigo.

— Estuve con él. Es decir, salí con él pero regresé a casa temprano y Elliot apareció. Es un idiota, Regi, solo me llamó para preguntarme si había pasado algo con su amigo.

— ¿Qué? ¿De verdad?

— ¡Si! – gruño furiosa – No soy una zorra, ¿sabes? Yo vivo conciente de las desiciones que tomo, solo duele que te juzguen.

— No lo entiendo, cariño – ella se recarga en su auto para mirarme – Nunca te ha importado una mierda lo que las personas piensen de ti, te esfuerzas por demostrar que tus aptitudes vienen de tu mente y no de tu apariencia. ¿Por qué ahora te importa tanto la opinión de un hombre que apenas te conoce?

— Porque lo quiero, de verdad él me gusta mucho. Es algo más allá de lo físico... Mierda, ni siquiera sé cómo explicarlo.

— No lo hagas, no pretendo que te justifiques, solo que comprendas lo que te ocurre. Solo toma tu tiempo para pensarlo.

¿Pensarlo? Agito mi mano a modo de despedida mientras ella se aleja. ¿Pensar en Christian? ¿Más? Lo único que necesito ahora es distancia para poner en claro mis pensamientos y sentimientos.