🍁06🍁
Se escuchan gritos provenientes del segundo piso, gritos de maldiciones, frustración y enojo por parte del padre de los hermanos Dalaras. Camus en la cocina se limita a degustar su desayuno, que se basa en un sándwich de queso y jamón. Su progenitor no es un experto cocinero, pero se le da muy bien preparar esa clase de comida, por la cual siempre recibe elogios por parte de su esposo e hijos.
Los gritos continuaron por un rato más, lo que le dio tiempo de terminar sus alimentos al de cabellos rojos, quien no presta atención a lo que pasa en el segundo piso. Esas maldiciones por la mañana es una rutina a la que está acostumbrado desde que tiene uso de razón y no le importa lo que haga su padre por tratar de despertar a su hermano mayor, sabe perfectamente que cuando se aburra recurrirá a su ayuda.
Kardia duerme como un muerto, de una forma retorcida es como tener a una persona en coma en casa, lo único que indica que sigue con vida es su respiración, el de cabellos azul ni siquiera ronca. De ser un día cualquiera lo dejarían dormir hasta tarde, pero justamente esa mañana debe hacerle un favor a su padre, por lo tanto, lo necesitan despierto y en unas horas en un lugar específico.
- Camus, mi manzanita ayuda. – el azabache recostado en el marco de la puerta de la cocina le da a su hijo menor una mirada de perro abandonado, lo que provocó que el menor sonriera. Ese hombre es de todo menos inofensivo, sabe hacerse perfectamente el tonto, es claro que él es ejemplo a seguir de Kardia, de alguien saco lo sádico y manipulador, por lo que el teatro que se montó su padre le hace gracia.
- Papá ¿retiraste las cosas de la sala?
- Si, y recuerda...
- No decirle nada a papi Krest. – le interrumpió, si el castaño claro se entera le armaba la guerra por incitar a Camus a ser cruel, puede serlo, pero no con su hermano. Sumado a que le causará neumonía al mayor
- Te adoro mi pequeño ¿Qué deseas para cenar?
- Lasaña.
Camus camino con toda la paciencia del mundo al cuarto de su hermano, llevando en sus manos una olla con agua helada y trozos grandes de hielo, que despertaran al mayor o lo noqueara en el peor de los caos, un riesgo que se permite correr.
Anteriormente dejo su mochila en la puerta para poder tomarla rápido una vez saliera, de igual manera quito todo lo que pudiera estorbarle en su camino. Entro al cuarto del mayor, camino hasta ponerse a un lado de la cama, lo observo por unos minutos con una expresión en el rostro neutral que no deja distinguir ninguna emoción, sentimiento o pensamiento.
Kardia se ve tranquilo, incluso sonríe, posiblemente este soñando con Degel. A un lado hay un reloj destrozado, insiste en comprar relojes para programar alarmas y despertar temprano, pero eso nunca funciona y todos terminan en el basurero después de, a lo mucho un par de días. Ver lo tranquilo y feliz le agrada al menor. Ya es tarde y tiene muchos pendientes ese día, Camus le dio un último vistazo y dejo caer la olla con agua sobre el cuerpo inerte de su hermano.
Salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permiten, arrojando cosas al suelo para detener al toro furioso que parece en ese momento su hermano mayor. Corrió alrededor de tres cuadras hasta que se aseguró de quedar lejos del alcance de Kardia. Escucho un grito lejano que lo maldecía, posiblemente el mayor se dio cuenta que corrió casi dos cuadras en bóxer y una camiseta.
Kardia se detuvo una vez que se dio cuenta de su estado, no es que le moleste, el problema es su novio, si se entera, la pelea que le armara su cubito, en opinión de Degel nadie puede ver en poca ropa a su novio, eso quiere decir que el de cabellos azules está en aprietos si alguna vecina o vecino metiche le va con el cuento a su pareja, la que se le viene.
Corrió como alma en pena de regreso a casa, donde encontró a un Zaphiri ahogándose de risa, por tal espectáculo. El menor solo se limitó a darle una mirada de indignado a su progenitor y con la poca dignidad que le queda se dirigió a su habitación, tropezándose con algunas cosas tiradas en el pasillo. Una gran maldición que soltó al caer provoco que su padre siguiera riendo.
Camus llego al instituto algo cansado y con mucho tiempo libre antes del toque de la campana. Sus amigos aun no llegan por lo que se limitó a esperar sentado en su escritorio con un libro en manos. Unos minutos después de haber empezado con su lectura se vio interrumpida por una serie de recuerdos.
Recuerdos evocando la tarde en la que conoció a cierto rubio, que nunca se imaginó que sería el causante de una serie de eventos vergonzosos que lograron llegar hasta al periódico. Acontecimientos por los cuales en la actualidad le tiene pánico al encontrarse junto a él en público.
Al de cabellos rojos nunca le ha gusto llamar la atención a su alrededor o que se rieran de él. Cosas que eran inevitable cuando a su lado se encuentra Milo, siempre orillándolo a situaciones irreverentes.
La tarde en la que se conocieron se sonrojo al ver un niño tan bonito. Por la época contando con diez años de edad. Se sintió agobiado por la cercanía del rubio, quien no dejaba de hablar, y en medio de su nerviosismo no lograba contestar bien a las preguntas del rubio, cosa que llevo a Milo, a intentar algo para llamar su atención. El resultado de esa decisión fue una parvada de patos persiguiéndolos por todo el parque.
Las cosas no terminaron ahí, la próxima vez se llevaron un regaño horrible al terminar metidos en una fuente publica, resultando al siguiente día un resfriado. Posteriormente fueron expulsados de un super por tirar al suelo una torre de botellas de desinfectantes. En una salida con sus hermanos al zoológico, se llevó un susto de muerte por casi terminar en el territorio de los leones. Y así de manera inesperada y sin aviso alguno se dieron otros acontecimientos.
Pero lo más reciente que paso hace tres meses, cuando tomó la decisión de evitar al rubio. Fue una salida al cine, sus hermanos mayores entraron a una función con clasificación solo para adultos, ellos optaron por una de animación. Una serie de eventos que llevo a un audio en el celular a reproducir gemidos (enviado como broma de amigos del rubio) llevo a pensar a los presentes que ellos estaban en otra cosa y no viendo la película.
Fueron sacados del local sin poder decir nada o defenderse mientras los padres de los niños hacían comentarios hirientes, dejándolo avergonzado.
Se sintió un asco por mucho de los comentarios y agresiones de los presentes. La realidad de las cosas fue que estuvo a nada de armarse un gran pleito en la sala, de hecho, Milo, echaba fuego por la boca, por el sin número de frases horrendas que le dijeron sin dejar que explicara lo que realmente ocurrió (el día que regreso a clases casi ahoga en la fuente del instituto a Ángelo)
- ¡Te odio Milo! – hablo para sí mismo, mientras estruja las hojas del libro que sostiene.
Eso no es del todo verdad. Desde la primera vez que Camus vio a Milo, le pareció una persona alegre con muchas energías, alguien como su hermano, pero la serie de acontecimientos que se fueron desarrollando, donde el de cabellos rojos terminaba siendo el blanco de burlas y comentarios desagradables lo llevo a tener sentimientos encontrados hacia el mayor, de quien una vez considero estar enamorado y que en la actualidad es una de sus fobias.
La joven mente del de cabellos rojos busca la aprobación de las personas a su alrededor, depositando gran parte de su autoestima en la aceptación de los demás, cosa errónea.
Camus desea tener una imagen intachable al igual que la de su padre, cosa que no lograra estando cerca de Milo, por más que lo quiera y tenga sentimientos hacia él, no evita que atraiga la mala suerte y su cordura se estaba hiendo al caño. Está completamente seguro que su amor se ira con la adolescencia, decidió que lo mejor es deshacerse de sus sentimientos.
Escucho la campana que indica el inicio de las clases, recupero la compostura, mostrando un semblante frio. Si iba a hacer drama lo hará con sus amigos y no en público, los únicos con los que se permite mostrar un abanico amplio de emociones y sentimientos.
**
En otra institución un rubio de cabellos lacios fue acorralado por sus amigos en cuanto entro al salón, ellos le exigían planear una salida grupal con los amigos de Mia. En la mente de Shaka solo se preguntaba ¿Qué fue lo que hiso en su vida pasada para vivir ese tormento? ¿estaba pagando lo que le había hecho a Mu y todas sus mentiras? El karma se lo está cobrando de lo lindo.
''perdona me Mu'' era lo único en lo que podía pensar, mientras sus compañeros le decían cosas sin sentido, o por lo menos que no podía entender por qué todos hablaban al mismo tiempo. Ruega al universo que en esos momentos la tierra tiemble o algún simulacro, que algún maestro lo salve, pero claro no todas las plegarias son escuchadas.
Con miedo vio como Kanon lo toma por el cuello de su camisa y lo agita, en su mente se decía que no quería morir virgen. Cosa rara en la que piensa ¿no?
Se las ingenio para soltarse de Kanon, pateándole el tobillo y posteriormente salto sobre los escritorios, corriendo fuera del salón y buscando un lugar seguro para ocultarse hasta que las clases iniciaran.
- ¡se escapa!
- ¡atrápenlo!
- ¡por Esparta!
- ¡AHU!... ¡AHU!... ¡AHU!...
- Espera ¿Qué?
- Lo siento, me emocioné, anoche vi la película. – hablo Milo
- Y ustedes idiotas que lo siguen. – Dijo Shura, con cara de más idiotas no pueden ser ¿o sí? La verdad si lo sabía, pero se niega a creer que su novio esté involucrado.
- Intentos de Homo Sapiens, Shaka se escapó hace mucho. – les recordó Shaina, quien observa el espectáculo sin poder aguantar la risa.
- ¡Atrápenlo!... – gritaron todos al unisonó.
- ¡por tu amor Camus! – otra vez Milo gritando disparates.
A si fue como Kanon, Milo y Ángelo, le dieron persecución al rubio por todo el instituto, tirando al suelo a todo aquel que se atravesara en el camino del trio, ni cuenta se dieron cuando el director a cabo en un basurero, quien mando a llamar a seguridad para detener a las personificaciones del caos.
Al final los guardias de seguridad los detuvieron a todos y sacaron a Kanon, quien salió arrastrado gritando maldiciones y levantando el dedo medio, siendo arrojado como saco de papas a fuera del instituto. Los otros terminaron en la dirección esperando a que el director se aseara un poco.
En la dirección entro un hombre de 1.87 de altura, piel morena, de cabellos blancos largos y frondosos. Shaka solo deseaba que la tierra se lo tragara, eso y matar a Milo, Ángelo y Kanon. Pues quien se veía notablemente molesto y con una mezcla de decepción en su rostro viendo al rubio involucrado en ese alboroto, es nadie más que el padre de Mu y director del instituto.
- Shaka, me decepciona que estés involucrado en esto. – el rubio está a nada de convertirse en avestruz.
- Perdón director Avenir. – atino a decir muerto de vergüenza.
- Y ustedes dos, un reporte más y se acaba su vida en este instituto. – dirigió su mirada a los otros dos, quienes, para salvar su cuello, agacharon la cabeza y demostrando falsa sumisión. Vamos, que el desmadre, ante todo. – tengan sus reportes, tráiganlo firmado mañana por ambos padres. Retírense a sus casas.
Con eso ultimo salieron de la dirección en completo silencio, seguidos por un rubio rodeado de un aura maligna, que no pasó desapercibida por Milo.
- Shaka, por favor, no nos mates. – se abrazó con dramatismo a Ángelo, llamando la atención del de cabellos azules, quien empezó a temer por su vida.
- Perdónanos. – gritaron al unisonó empezando a correr por su vida.
Shaka solo desea poner en prácticas sus clases de Karate con sus amigos. Milo y Ángelo al salir del instituto vieron a Kanon con Shura, quien se las arregló para salir. Tomaron a ambos jóvenes y salieron corriendo, alejándose del rango de ataque del rubio.
- ¿Por qué corremos?
- Lo siento Shura, pero Shaka nos quiere matar. – logro decir el de cabellos azules, apenas recuperando el aliento de las cuadras que corrieron, la carrera de la mañana por todo el instituto y el miedo hacia el director. Una mañana de locos.
- Mas idiotas no se puede ser.
- Explícate amargado.
- Simple Kanon, ustedes tienen el número de ellos para llamarlos y hablar les, como lo hacen las personas normales, planeando otra salida en grupo con Shaka y Mia, y no obligando a Shaka y menos hacerlo persiguiéndolo y acosándolo por todo el instituto, grupo de idiotas. ¿En qué carajos pensaban al hacer ese alboroto? Suponiendo que piensen – los mencionados se quedaron viendo entre ellos, justificación de sus actos '' EL DESMADRE ANTE TODO''
- Pensábamos en una salida en grupo. – hablo Kanon tratando de defender su inteligencia.
- Tienen sus números ¿Por qué no crearon un grupo en Whatsapp y así planean una salida juntos, todos? Es claro que van a aceptar, ellos nos agradaron y nosotros a ellos. – todos se vieron otra vez entre sí. Fueron derrotados.
- Espera, tú nos apoyaste, por lo tanto, estas bien idiota, como nosotros. – triunfo el caos, pensó Kanon sonriendo.
- Primero: yo no perseguí y acorralé a Shaka. Segundo: ustedes no me dejaron hablar. Tercero: quería ver hasta dónde llega su inteligencia. Felicidades señores un burro les gana por mucho.
- ¡Tuche! – dijeron al unisonó.
- Vamos Ángelo, tengo que ir a leer libros de neuro anatomía, para investigar, como hacer que tus neuronas hagan sinapsis, y no nos dejes en ridículo frente a todos. Eso cuenta para ti Milo, debo lograr lo mismo para que Camus, al menos quiera compartir más de cinco palabras contigo, más allá de mandarte al demonio con ellas.
- ¡oye! ¡no me hables así! ¡espera! No me dejes hablando solo. – Kanon y Milo se quedaron viendo entre sí, mientras Ángelo corría detrás de Shura.
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