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Chapter 2

Por los escombros del campo de batalla, el hijo del un gran y poderoso guerrero, que a su vez paso por ese mismo campo donde pereció y guerras similares, volvía con sus compañeros, junto a la mujer que amada y su amor prohibido en brazos, cansada pero feliz y sonriente del lugar donde se encontrada. Todo termino, la guerra santa acabo, Ares fue vencido.

Los ojos de Nicolás brillaban con alegría al ver como Laila se recuperada entre sus brazos, había usado parte de su poder para devolverles la fuerza a él y sus compañeros, aunque pidió pelear sola contra el dios de la guerra sola él la desobedeció, siguiéndola a su batalla, no pudo intervenir mucho pero sirvió de apoyo a la diosa de la guerra, en este momento Laila estada con la estatua de su armadura y el báculo Nike, la diosa de la victoria en manos, los ojos cerrados medio dormida, aun con eso sonreía ignorando el ambiente donde estaban.

- Nicolás - El nombrado clavo sus ojos en sus compañeros que se acercaban a él a paso firme.

- Chicos.

- ¿Como esta Athena? - Dice Tenedra, hermana del Saint Géminis Lumen, portando su Choth maldita, idéntica a la géminis.

- Esta bien, solo está cansada. - Responde a la Peli-Plata.

- Ya todo termino, no hay nada de qué preocuparse. - Expresó Tauro. A su lado Jehun de Acuario Sonreía (cosa un poco rara de ver de no ser que seas Yasmin de Escorpión) con tranquilidad.

- Vamos con los demás, tenemos que volver al Santuario para sanar nuestras heridas de guerra. - Dice Acuario.

Todos asienten. Al encontrarse con sus compañeros, los hermanos géminis trasportaron a los 14 de vuelta al Santuario. Los ojos de Nodue de capricornio miraban a Nicolás celoso, como si lo apuñalara con la mirada, queriendo ser él la persona que tenga a Laila en brazos, estada enamorado de esa mujer aun si su rostro no lo demostrara, no le gustada lo cerca que estada ese hijo de Papi de su diosa.

Por petición de Helena de Aries todos entregaron sus armaduras para ser reparadas, estaban muy dañadas. Nicolás dejo a la rubia junto a sus doncellas para recuperarse, mientras los dorados fuero a hacer lo mismo, descansar y sanar sus heridas, bañar y purificar sus cuerpos llenos de sangre y sudor.

A los 3 días, el joven leo no pudo evitar querer ver a la huésped de Athena, yendo con ella en la noche, cuando varios de sus compañeros dormían, lo malo era que algunos si estaban despiertos lo cual le fue un poco difícil pasar, pero las ingenio para eso, para tener su último obstáculo presente: Patriarca Shiryu.

- Lo siento Nicolás pero no puedo dejarte pasar, Athena está muy mal herida y necesita descansar lo más que pueda. -

Esas fueron sus palabras y así se quedo, bajo ninguna circunstancia lo dejo pasar, cuando estada por volver a su templo una voz lo alerto, dirigiéndose hacia las doncellas de Laila que lo llamaban.

- ¿Quiere ver a la señorita verdad?

- Estoy bastante preocupado por ella, claro que quiero verla.

- No diga más. Lo ayudaremos, ella también lo quiere ver.

El leo no dijo nada en su asombro, las señoras lo guían con cuidado sin que Shiryu se llegue a dar cuenta hasta la habitación de Laila, Nicolás no sabía que decir por lo tanto solo agradeció. Una parte de él se preguntada porque lo ayudaban, creyendo en la posibilidad de que supieran algo de su "Relación" con la rubia, aunque en realidad no fueran nada, solo estaban conscientes de que se amaban. Las doncellas se despiden, aunque ya estaban en su edad, eran como los demás Saint, firmes y devotos a su diosa.

Respira hondo al estar frente a la puerta bastante entusiasmado y a la vez nervioso, su corazón latía imaginando lo que le esperada detrás de la puerta. La mujer que amada, básicamente su amor prohibido. Con la mano en la puerta empieza a dudar inseguro, sabía que Laila tiene problema con el patriarca Shiryu, en especial desconfianza. Aunque nunca supo si él los tenía también con ella, estada seguro que si esto se descubría, serian problemas para los 2. Cosa que quería editar.

Suspira hondo, tragándose todas sus inseguridades y miedos, para proceder a tocar la puerta, al residir señal de la chica entra, encontrándose con un gran salón lindamente decorado, una habitación con buen espacio y el fondo se veía una coma donde la reencarnación/huésped de la diosa Athena estada, mirando al hijo de Ikki de Leo.

- No te esperada - Pronuncia en voz un poco baja desviando su mirada al suelo ligeramente.

- No pude evitarlo, estadas muy herida después de tu batalla y... No pude evitar preocuparme - Pasa su mano por su nuca, tratando de mostrar mucho sus sentimientos y debilidad en ese momento, queriendo parecer tranquilo para no incomodar un poco a la chica, lo cual no sirvió, más que incomodarla la hizo sonreír, enterneciéndose por su acción.

- Yo hubiera hecho lo mismo, ven - Y lo hizo. En pocas zancadas Nicolás quedo frente a la chica, esta se incorpora en la cama para verlo de frente, la mano de Nicolás busco la de Laila en lo que sus ojos la miraban con cariño acumulado este tiempo, sin poder evitarlo, choca sus labios con los de ella suavemente, fue una sutil caricias que la hizo sonreír, respondiendo acariciando con cuidado su mejilla, el leo solo cerró los ojos disfrutando ese gesto que nunca pudo sentir.

- Como me hubiera gustado este tipo de trato entre nosotros a diario. Mi amor - La vuelve a besar.

- Veo difícil que acepten nuestra relación.

- Lo sé, estoy consciente de todo, me es un poco difícil saber qué me quieres y no poder estar a tu lado. A propósito, ¿Cómo están tus heridas?

- Estoy mejor, mis doncellas me han estado cuidando bien - Los ojos azules de Nicolás pasearon por su cuerpo notando como varias sesiones de su cuerpo estaban vendadas, ya con las pequeñas manchas de sangre seca ligeramente notables adornando. - ¿Y tu como estas? Muéstrame tus heridas.

Nico asiente, procediendo a quitarse la camisa que tenia puesta para mostrar su marcado abdomen, casi al nivel de Shiryu en su juventud. En este se veían varias heridas no muy profundas a medio sanar, el León se arrodilla frente a la diosa y sostiene la mano su mano para llevarla cerca de su corazón.

- Cuando usaste parte de tu Cosmos para sanarnos a mí y a los demás, nuestras heridas empezaron a sanar. Me preocupe en ese momento, no me importó que quisieras pelear sola, solo quería saber que estadas bien.

- En esa pelea me ayudaste, por lo que te agradezco. Fue una decisión difícil que me pudo costar mucho pero tenía mi Fe que si fallada ustedes le ganaran.

Nicolás se levanta ofreciéndole su mano a la rubia para que se parara y quejara frente a él, al tenerla frente y cerca la abraza con fuerza, acurrucándose ella en el pecho desnudo del chico que amada.

- Eso me dice que no te tenías mucha confianza, nuestras batallas fueron difíciles donde casi perecimos, ¿Sabes? Según mi padre, Saori, la Athena anterior a ti, era igual, no le importada sacrificarse siempre con toda la fe en sus Santos, pensando más en ellos que en su propio bienestar.

(N/A: No digan que no, la mitad de las Sagas Saori se pone en misión suicida y aun así le envía de su cosmos a sus Saint)

- Debo ser te franca, tenía miedo, hubo momentos donde no sabía si era buena Athena, al Nike desaparecer por Athena no estar en su totalidad en mi cuerpo, tuve muchas dudas, aun después de que Athena despertó en mi - Pasa sus manos con cuidado sobre las puntas moradas de su pelo, al despertar varios mechones tomaron esa tonalidad, como señal de Athena estar despierta y unida a ella. Nicolás le besa con cuidado en la frente, acariciando su mejilla en un dulce gesto. - Hubo momento donde pensé en ti, al verte siemp...

- ¡Yo soy quien debería decir eso! Laila, tuviste que crecer sola, hacerte independiente, viste morir a varias personas que quieres y aún sigues de pie, tomaste partido para liderar una guerra, peleaste sola y venciste en muchas ocasiones, aun con inseguridad, fuiste valiente en aceptar ser la huésped Athena y toda su responsabilidad donde hiciste mucho en pocos dias, aunque nuestro ejército fue pequeño y tuvimos muchas pérdidas, sobrevivimos, tomaste buenas decisiones. Yo soy quien debería decir eso, pude morir por mi imprudencia en más de una ocasión.... Yo... — No supo que más decir, había expresado todo lo que pensada en ese momento, no le gustada verla insegura o mostrando debilidad, ella era fuerte aunque su apariencia diga otra cosa. — Hubo veces... Qué me podía feliz saber que me querías, teniendo tan pocas amistades, saber que era importante para ti, que no tengo palabras para describirte... Me podía feliz. Como dije esa noche, desde ese momento mi motivación para seguir, aparte de vengar la muerte de mi padre, fuiste tú. — Sonríe torcidamente pasando un brazo por su cuello — No soy bueno con esto, puede que me este arriesgando, y también puede que la mejor decisión fue ignorar mucho de lo que paso esa noche... — Laila, quien se había quedado callada escuchando con atención, puso en dedo frente a sus labios para callarlo y acercarse sonriendo enternecida poniendo sus manos en sus hombros a lo que el Saint de Leo la sujeto de la cintura. Con sus miradas conectadas dijo: — Te amo.

— Yo igual. No tienes que decirme mucho ya que entiendo todo lo que me quieres expresar, siempre fuiste mi amigo y más que eso, aun que casi no pude verte fuera del título Guerreros y Diosa; me alegra que vinieras a verme esta noche.

- Yo de verdad quería verte, pero puede que no lo vuelva a hacer. Yo no te quiero general ningún problema.

- No lo haces, me siento mejor contigo aquí, aparte de mis doncellas he estado algo sola. -

- Ummm. - Esa era otra cosa. Aun como diosa la mayor parte del tiempo estada orando en su templo, casi encerrada y sin compañía, ya que el patriarca se encargada de casi todo, con Athena bajo poscas responsabilidades. Increíblemente injusto lo que es la vida de una diosa de la guerra en la tierra.

Fuera de Nicolás lo mas cercano a una amiga era Flora.

(N/A: Seré honesto nunca me percate de esto hasta que estada escribiendo esto, de verdad es algo interesante el hecho que de Athena se pueda decir que son pocos los que la quieren de verdad y se preocupan por ella, fuera del respeto como Diosa)

Ambas manos de la diosa pasaron por su cuello hasta su rostro, sacándole de sus pensamientos - ¿En qué piensas?

- Uhm... Lai, ¿Qué será de ti al esta guerra acabar?

- Desde que Athena despertó en mi, he hablado con ella por lo cual decidí quedarme, aceptarla como parte de mi, vigilando y cuidando la tierra en su nombre.

- ¿Segura que quieres eso? Tú no eres Athena, has pasado por mucho en esto ¿Quieres seguir?

- No tengo problemas. Es lo que quiero. - Simplemente respondió, sonriendo haciendo que el Saint de Leo imite el gesto.

Nicolás acaricio su cabello un momento antes de besarle la frente y pronunciar por segunda vez el juramento que le hizo esa noche.

- Si eso quieres me quedare contigo, no importa lo que pase seré tu fiel Saint, aunque no te pueda amar como quiero seré feliz cuidante. -

- ¿Sabes? Eres el único que se ha preocupado de verdad por mí, al que le he expresado mis miedos y pensamientos. Me alegra no haber perdido mi relación contigo en estos años.

- A mi también, ya que eres la única persona que desde que la conocí me logre llevar bien.

- En ese momento no sabías que era Athena.

- Y también fue la única forma del cual te pude conocer como ahora lo hago.

- Es curioso como conmigo siempre fuiste amable y pude ver tu lado más tierno, mientras que con los demás eres desconfiando. ¿Dónde está este lindo mínimo la mitad del tiempo?

- Jajaja.

Ambos se miran con detenimiento y cariño acumulado, volviendo a juntar sus labios en un beso lento, acariciándose con cuidado, mirándose a los ojos, juntando sus frentes y volviendo a besar, quedándose pegados un buen rato, disfrutando del calor del cuerpo del otro mientras estos se juntaban sutilmente entre los brazos del otro donde ya no se vieron cuenta de que pasada... Hasta que:

- ¡¿Athena, Nicolás, me explican que es esto?! - Ambos se separan asustados al ver a Shiryu frente a ellos viéndolos con asombro y decepción. El corazón de los 2 latía con más fuerza que en sus batallas contra Alcemenes y Ares respectivamente. Aunque, la idea de volver a enfrentarse a ellos no suena tan mal en este momento.

Bueno que iban explicar, Nicolás sin camisa besando con dedicación a su diosa mientras esta se acurrucada entre sus brazos, donde estada de más que decir que usada solo una bata que dejada poco a la imaginación, donde el cuadro imposible que no se vea mal. Pos, ¿Qué se tenía que explicar?

- Patriarca no es lo que parece - Empieza ella.

- ¿A no? Porque para mí es obvio lo que pasa. ¿Nicolás como hiciste para pasar? - Su voz era gruesa y seria, intimidando a los jóvenes, destruyendo todo lo que acaba de pasar.

- Las doncellas de Laila me ayudaron, quería verla y me dejaron pasar.

"Hablare seriamente con ellas" - Piensa Shiryu. - Nicolás vístete y vete a tu templo de donde no vas a salir hasta que esto termine, y Laila mañana a primera hora hablamos de esto. ¡Rápido! - Cada uno obedece, este hombre a pesar de su edad era intimidante y aterrador. Ambos amantes se miran con cuidado antes de separarse.

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Nadie, ni un alma: 

Yo inventado toda una relación de romántica por haber sacado de contexto 3 pinches paneles, y una descripción.  Pero bueno, cosas de Shippers. 

Espero les este gustando, recuerden dejarme sus comentarios con sus opiniones.

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