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9: Fiesta y consecuencias

Al día siguiente...

3 de septiembre de 2022.

Quinta Los Pinos. Allende, Nuevo León.

Ya había llegado el día. Gracias al clima caluroso y el cielo despejado, varios jóvenes se reunieron en la quinta Los Pinos, ubicada en Allende, Nuevo León.

Varios jóvenes se reunieron en la quinta, con tal de divertirse de muchas formas. Unas bocinas ponían reggaeton y música urbana a todo volumen, con tal de que algunos jóvenes bailaran mientras se alcoholizaban. Adentro de una casa, estaban algunos jóvenes, que preferían divertirse jugando billar, en una mesa de billar.

Santino, Alessia y Oliver estaban entre los jóvenes que se encontraban en la quinta para divertirse. Soraya también se encontraba en la quinta, pero ella estaba lo más alejada posible de Santino y sus amigos, pues no quería tener problemas en un día de fiesta como ese.

Oliver se divertía con Alessia y Santino. Oliver portaba un traje de baño tipo short azul, mientras que Santino usaba uno rojo. Alessia portaba un bikini azul de dos piezas. Todos se divertían sin importar nada.

Soraya. Marcelo y Lorenzo también se divertían, aunque alejados de Santino y los demás. Soraya portaba un bikini rojo de dos piezas. Marcelo portaba un traje de baño tipo short negro, mientras que Lorenzo portaba uno azul oscuro.

Todos siguieron divirtiéndose, hasta que se hizo de noche.

Aprovechando que ya era de noche, Santino y los demás se aventaron a la alberca, mientras que algunos jóvenes seguían bailando y bebiendo alcohol, mientras las bocinas seguían reproduciendo canciones de reggaeton y música electrónica. Los minutos pasaban, y los chicos seguían divirtiéndose. Todo era fiesta, luego nada importaba.

Sin embargo, Oliver no olvidaba poner en marcha su plan, por lo que salió de la alberca y fue por unas cervezas. Tomó de la mesa, una bolsita de polvo blanco, abrió la bolsa y metió el polvo en dos botellas de cerveza.

—¡Chicos, aquí tienen sus cervezas! —gritó el chico.

Los chicos salieron y decidieron tomar sus cervezas. Oliver les dio a Alessia y a Santino, las botellas de cerveza que tenían el polvo blanco, y todos disfrutaron el momento. A medida que pasaba el tiempo, todos siguieron emborrachándose como si no hubiera un mañana.

Sin embargo, Alessia empezaba a sentirse ligeramente mal. Oliver se dio cuenta de ello, y decidió llevársela a una recámara. La acostó en la cama y la miró fijamente.

—Ahora es momento de poner en marcha mi plan... —dijo mientras veía a Alessia en estado inconveniente—. Ahora sí vas a saber lo que es bueno, Alessia Landeros...

Oliver desnudó a Alessia y arrojó el bikini lejos. Después, empezó a besarla y tocarla bruscamente, sin importarle que Santino estuviera a su lado. Seguía besando a Alessia por todo su cuerpo, y le daba algunos arañazos. Después, decidió desnudarse y sacar su pene erecto. Acostó a Alessia boca abajo y le abrió las nalgas, para después meter su pene erecto en el ano. Le dio varias embestidas, provocando que ella empezara a gemir. Todo el proceso era lento y agonizante para Alessia, pero placentero para Oliver.

—Espero que ahora sí veas lo que es bueno, Alessia Landeros... —dijo Oliver mientras seguía dándole embestidas a Alessia.

Al final, después de vairos minutos, Oliver sacó su pene erecto del ano de Alessia, y se puso su traje de baño. Después, salió de la recámara. Se sentía victorioso, después de lo que hizo. Alessia yacía en la cama, después de haber sido drogada y violada por Oliver. No tenía fuerzas para levantarse, mucho menos para moverse.

—Ahora sí te voy a quitar de mi camino, Santino Alarcón... —susurró.

Salió de la casa, con tal de seguir divirtiéndose. Hacía como si nada hubiera pasado. Soraya y Marcelo se acercaron a él para seguir festejando con él.

—¡Vamos a festejar, chicos! —gritó Oliver.

Todos siguieron festejando como si no hubiera un mañana. Santino no tenía ni la menor idea de lo que le había pasado a Alessia.

Por otro lado, Lorenzo fue hacia el área de juegos, cerca de un edificio en construcción. Katia fue hacia él. Ella portaba un sostén deportivo negro, short deportivo rojo y un par de sandalias rojas. Los dos se sentaron en los columpios, y empezaron a hablar.

—Hola, linda —dijo Lorenzo.

—Hola, lindo —dijo Katia un poco preocupada.

—Oye, te noto un poco extraña desde ayer, Katia —dijo Lorenzo preocupado—. Desde ayer estás un poco extraña. ¿Está todo bien?

—De eso quería hablarte, Lorenzo —dijo Katia preocupada—. Es que estaba un poco preocupada, desde que una ex novia tuya me estaba hablando de ti. Y no tenía palabras muy buenas que digamos.

—No es por curiosidad. Pero, ¿se puede saber quién era esa chica? —preguntó Lorenzo.

—Se llama Alessia Landeros, la amiga de mi hermano —dijo Katia tranquilamente—. Ella dice que según la violentaste y la maltrataste durante su relación. Incluso me dijo que la engañabas con otras chicas. ¿Es cierto?

Lorenzo se quedó un poco pensativo después de haber escuchado las palabras de Katia, y se le ocurrió decirle algo.

—Esas son puras mentiras, Katia. No tienes que preocuparte —dijo tranquilamente— Alessia sólo es una mentirosa que quiere hacerme quedar mal. Seguramente está ardida, porque fui yo quien decidió terminar la relación.

—¿Fuiste tú quién decidió terminar esa relación, Lorenzo? —preguntó Katia con curiosidad— ¿Y es cierto que era una novia tóxica contigo?

—Claro que sí, Katia —dijo Lorenzo tranquilamente—. Alessia Landeros es una persona muy peligrosa, es capaz de destruirle la vida a todo aquel chico que se atreva a terminar una relación con ella. Tú crees que la conoces, pero no es así. Así que ten mucho cuidado.

—Sí, ahora me estoy dando cuenta de la clase de persona que es esa chica... —dijo Katia costernada—. Y pensar que es amiga de mi hermano...

—Pero tú no tienes por qué preocuparte, Katia. Yo ya dejé a esa chica en el pasado —dijo Lorenzo tranquilamente, mientras empezaba a sonreír—. Ella ya quedó en el pasado, y quiero que sepa que ahora tú eres mi novia. Y nada lo va a cambiar.

—Bueno, si tú lo dices... —dijo Katia tranquilamente, antes de volver a sonreír poco a poco—. Está bien. Mientras tú estés diciendo la verdad, yo no tengo por qué preocuparme.

—Así se habla, linda. Como sea, ¿vamos a bailar un rato? —preguntó Lorenzo.

—Sí, aún tenemos tiempo —dijo Katia.

Los dos chicos se levantaron del columpio y fueron hacia la alberca, con tal de divertirse un rato. Era obvio que Lorenzo ya tenía a Katia en sus manos, y no estaba dispuesto a perderla de la noche a la mañana.

***

Al día siguiente...

4 de septiembre de 2022

Allende, Nuevo León.

Quinta Los Pinos.

Era un día soleado y caluroso. Todo se veía tranquilo. El cielo estaba despejado, y el sol brillaba.

Algunos jóvenes seguían dormidos, después de haber festejado al maximo aquel día anterior. Los pocos que despertaban, estaban crudos, debido a los efectos del alcohol. Un jovencito estaba buscando una bebida para hidratarse, después de aquella fiesta.

Alessia estaba acostada en su cama, despertando poco a poco. Estaba cruda después de la fiesta de la noche anterior. Se levantaba poco a poco, y volteaba hacia todas parte. Con el pasar del tiempo, se dio cuenta de que estaba desnuda, y vio que su bikini estaba en el suelo.

—¿Qué pasó anoche...? —susurró con temor.

Oliver entró a la habitación y se encontró con Alessia. El chico portaba una playera blanca de mangas cortas, traje de baño short azul y un par de sandalias negras. Alessia ya estaba despierta, y no recordaba nada de lo sucedido.

—Parece que no recuerdas nada de lo que pasó anoche, ¿verdad, Alessia? —preguntó Oliver tranquilamente.

—No, casi no… —dijo Alessia confundida, mientras se levantaba—. No recuerdo nada…

—Vamos, trata de no hacer tanto esfuerzo… —dijo Oliver amablemente.

Alessia estaba ya despierta, pero al volver a ver que su traje de baño estaba tirado en el suelo, empezó a asustarse poco a poco.

—¿Cómo…? ¿Acaso alguien me tocó…? —preguntó asustada—. ¿Alguien me tocó anoche…?

—Lamento ser yo quien te lo diga… —dijo Oliver consternado—. Alguien te tocó ayer, mientras dormías.

—¿Qué…? —preguntó Alessia confundida.

—Sí. Y lo peor, es que ese tipo abusó de ti mientras estabas ebria —dijo Oliver, asustando más a Alessia.

—¿Cómo que me violaron? —preguntó Alessia horrorizada.

Alessia no podía creer nada de lo que Oliver le contaba. Poco a poco, empezaba a recordar lo sucedido.

—Sí. Te violaron… —dijo Oliver—. Pero, ¿viste la cara del violador?

—No, sólo vi sus ojos… —dijo Alessia.

—Esos eran los ojos de Santino Alarcón, Alessia —dijo Oliver.

Esas palabras dejaron completamente helada a Alessia, quien no podía creer lo que escuchaba.

—¿Que dijiste…? —preguntó la chica horrorizada—. ¿Santino me violó…?

—Sí, Alessia. Santino abusó de ti anoche, mientras estaban borrachos —dijo Oliver consternado.

Alessia estaba completamente horrorizada después de haber escuchado que Santino había abusado de ella, sin imaginar que Oliver era su verdadero violador.

—¿Cómo pudo hacerme esto…? —preguntó horrorizada y decepcionada—. ¿Cómo pudo Santino hacerme esto a mí…?

—Cualquiera diría que tú te lo buscaste por estar borracha, Alessia —dijo Oliver—. Pero yo no te culpo. El alcohol no es excusa para esas cosas. Santino abusó de ti, no le importó que ambos estuvieran borrachos.

—¿Santino me violó anoche…? —preguntó Alessia horrorizada.

—¡Claro que te violó, Alessia! —gritó Oliver ya enojado—. ¿Acaso sigues dudando? ¡Mira lo que te hizo! ¡Tú le diste tu amistad! Y mira cómo te paga, ¡abusando de ti estando ebria!

Alessia empezaba a llorar al escuchar todo lo que le decía Oliver. Estaba completamente estupefacta, y no sabía que decir.

—Lo siento mucho, Alessia. Siento mucho que Santino haya traicionado tu confianza. Ese tipo te lastimó, y te apuesto lo que sea, a que ya se ha ido… —dijo Oliver con lágrimas en los ojos.

—No puede ser, no peude ser... —susurró llorando—. ¿Cómo es posible que Santino me haya hecho esto...?

Oliver le dio un abrazo a Alessia, mientras ella lloraba después de todo lo ocurrido. El chico se dio cuenta de que todo iba de acuerdo a su plan.

***

Horas después...

San Nicolás de los Garza, Nuevo León.

Parque La Pérgola.

Aprovechando que el clima seguía cálido y el cielo estaba despejado, Oliver y Marcelo caminaban por el parque. Oliver ya portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Marcelo portaba una playera gris de tirantes, short deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. 

—¿Así que le dijiste a Alessia que Santino la violó? —preguntó Marcelo.

—Sí, le conté todo —dijo Oliver sonriendo—. Hubieras visto cómo se creyó toda la historia.

—No sabes cómo me hubiera gustado estar ahí en esa habitación —dijo Marcelo.

—De verdad está creyendo que Santino la violó —dijo Oliver sonriendo—. No sabes cómo lo estoy disfrutando.

—Por supuesto que no sabe que tú eres el verdadero violador, Oliver —dijo Marcelo sonriendo—. No cabe duda de que todo va según tu plan.

—Claro que no lo sabe —dijo Oliver sonriendo—. Sólo es cosa de manipular a tu hermana, para que siga con la idea de que ese tipo abusó de ella.

—Sí. Que siga creyendo esa historia —dijo Marcelo tranquilamente.

—Bueno, hagamos un pacto de caballeros —dijo Oliver, mientras él y Marcelo se detenían y se miraban fijamente—. Nadie revelará la verdad acerca de lo ocurrido. Haremos todo lo posible para evitar que la verdad salga a la luz.

—Acepto este pacto, Oliver… —dijo Marcelo tranquilamente—. Nadie va a saber lo que pasó en esa quinta. Te lo aseguro.

—Muy buen chico, Marcelo —dijo Oliver sonriendo, mientras se acercaba lentamente a Marcelo—. Y quién sabe de lo que sería capaz, si alguien se llega a enterar de la verdad.

Oliver y Marcelo habían hecho un pacto para evitar que se revelara la verdad. Oliver estaba deseoso de proteger su secreto, sin importarle lo que tuviera que hacer para conseguirlo.

Los dos siguieron caminando después del pacto que hicieron, cuando de repente, apareció Soraya, quien portaba una blusa negra de tirantes, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Ella caminó hacia los dos chicos y quiso hablar con ellos.

—Hola, chicos. ¿Es cierto que todos están haciendo quedar al idiota de Santino como el culpable de la violación? —preguntó Soraya.

—Sí, Soraya —dijo Oliver—. Cada vez más gente está creyendo que Santino abusó de esa chica.

—Dios mío… —dijo Soraya—. Supongo que es el karma que ese idiota está sufrinedo por haberme dejado.

—Quizá… —dijo Marcelo—. Quizá sea peor que karma.

—No se preocupen, chicos. Vamos a darle el golpe final a Santino Alarcón mañana —dijo Oliver tranquilamente.

—¿Y de qué se trata, Marcelo? —preguntó Soraya.

—Hay que buscar a Lorenzo para hablar con él —dijo Oliver—. Mañana vamos a denunciar a Santino, para meterlo a la cárcel. Hay que empezar a organizar su despedida.

—Exacto —dijo Soraya.

—Mañana le vamos a decir adiós para siempre a Santino Alarcón —dijo Marcelo.

—Lo denunciaremos por violación —dijo Oliver—. Mañana mismo lo quitaremos de nuestro camino.

—Sí, pero que todos crean que fue Santino quien violó a Alessia, y no Marcelo —dijo Soraya.

—Yo sé cómo hacerlo, Soraya —dijo Oliver—. Y puedo presumirte sin problemas, que ya tengo a Alessia en mis manos.

Oliver y sus amigos estaban deseosos de deshacerse de Santino sin importarles nada. Querían acusarlo de abuso sexual, aún si él era inocente. Está claro que a Oliver no le importaba ensañarse con un chico inocente.

***

Más tarde...

Casa de la familia Landeros.

Alessia estaba en su casa, exactamente en su habitación. Portaba una blusa celeste de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Ella estaba acostada en su cama, estaba llorando después de lo que pasó.

—¿Cómo es posible que Santino me haya hecho semejante barbaridad…? —susurraba llorando—. ¿Cómo es posible…?

La madre de Alessia entró a la habitación y trató de ayudar a su hija. Caminó hacia ella para hablar con ella.

—No sabes cómo lamento que te hayan hecho esto, Alessia… —susurró la mamá consternada y con lágrimas en los ojos—. Tu papá ya se enteró de todo.

—Sí, mamá… —dijo Alessia mientras seguía llorando—. Me imagino que ya todos saben que me violaron ayer en la quinta…

—Sí, hija… —dijo la madre de Alessia—. No es culpa del alcohol. Fue culpa de tu violador. Quien quiera que sea, te destruyó la vida sin importarle nada.

Alessia se levantaba de la cama lentamente, para después sentarse en ella. No se separaba de su mamá.

—El alcohol me destruyó la vida, mamá… —dijo llorando—. Y lo que es peor, que mi violador es alguien a quien consideraba mi amigo.

—Hija, no es por nada… —dijo la mamá preocupada—. Pero me dijo Oliver que Santino fue quien te violó anoche. ¿Es cierto?

Alessia empezaba a llorar desconsoladamente después de haber escuchado esa pregunta.

—Sí, mamá… —dijo llorando—. Santino me violó anoche. Oliver me lo contó todo.

La madre de Alessia quedó completamente paralizada después de haber escuchado las palabras de su hija.

—¿Cómo que Santino Alarcón te violó, hija —preguntó sorprendida—. Si él es tu mejor amigo. No creo que élñ haya sido capaz de hacerte eso.

—Lo siento, mamá… —dijo Alessia llorando—. Él me violó ayer, sin importarle que estuviera ebria. Oliver me confesó todo. Yo le dije que alguien me estaba tocando, y él me dijo que Santino me violó anoche.

La madre quedó sorprendida después de haber escuchado las palabras de su hija. Estaba completamente consternada después de lo ocurrido, y no sabía que hacer.

—Caray, no puedo creer que Santino te haya arruinado la vida de esa forma, hija… —dijo la madre preocupada—. Cielos, esto es increíble… Y pensar que lo íbamos a considerar como a uno más de la familia...

—Sí, mamá… —dijo Alessia llorando—. No me dejes sola, por favor…

—Tranquila, no te dejaré, hija… —dijo la mamá.

La madre de Alessia abrazó a la chica, con tal de consolarla. Alessia seguía llorando y llorando, no soportaba lo que "Santino" le había hecho.

Por otro lado, Marcelo estaba en su habitación, mandándole mensajes a Oliver por WhatsApp. Uno de los mensajes decía:

Marcelo
"Finalmente dio resultado ese plan, Oliver. Alessia cree que Santino la violó, hermano".

Oliver
"Excelente trabajo, Marcelo."

Nadie sabía que Marcelo había sido cómplice en el abuso sexual contra Alessia, mucho menos que Santino era inocente.

***

Más tarde...

Casa de la familia Alarcón.

Santino se encontraba en su casa, después de haber tenido un largo día. Sabía que era domingo, y se la pasaba descansando. El chico portaba una playera roja de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos.

Estaba acostado en su cama, viendo videos de TikTok en su celular, se le veía tranquilo después de la fiesta a la que había asistido aquel dia anterior. No se percataba de que Alessia había sido abusada sexualmente aquella noche anterior, y mucho menos sabía que Oliver era el verdadero violador de la chica.

—¿Por qué Alessia no contesta? —preguntó preocupado—. ¿Le pasó algo?

De repente, el chico empezó a recibir varios mensajes de Facebook, por parte de muchas personas, y con mensajes no muy agradables. Vio los mensajes, los cuales decían:

"No puedo creer que hayas violado a una chica inocente."

"Eres un violador, Santino Alarcón."

"Lo que le hiciste a esa pobre chica no tiene nombre, Santino."

"Espero que te pudras en la cárcel por haberle arruinado la vida a esa pobre chica."

Santino se horrorizó después de haber leído todos los mensajes que había recibido. Se levantó de la cama, y vio que habían dos policías de Fuerza Civil en la casa (uno calvo y uno de pelo negro), y la mamá los estaba enfrentando.

—¡Mi hijo no ha hecho nada, señores! —dijo la madre asustada—. ¡Él sería incapaz de hacer algo así!

—Tenemos una denuncia en contra de Santino Alarcón por abuso sexual, señora —dijo uno de los oficiales, uno calvo.

Los dos policías voltearon hacia Santino y se le acercaron.

—Tú debes ser Santino Alarcón —dijo el de pelo negro—. Quedas detenido por el delito de abuso sexual en contra de Alessia Landeros.

—¿Qué? ¡Yo no he hecho nada, señores! —gritó Santino asustado.

Los dos policías se acercaron a Santino y lo esposaron, con las manos detrás.

—¡No le hagan esto a mi hijo! —gritó la mamá de Santino, mientras los dos policías se llevaban detenido a Santino—. ¡No le hagan daño, por favor!

—¡Mamá, no dejes que me lleven! —gritó Santino llorando, mientras los dos policías se lo llevaban.

—¡No te preocupes, hijo! ¡Confiamos en ti, no dejaremos que te hagan daño! —gritó la mamá llorando.

—¡Déjenme, por favor! —gritó Santino llorando—. ¡No me hagan esto, yo no le hice nada a Alessia!

Los dos policías se llevaban detenido a Santino, sin importarles los gritos de la madre. Se lo llevaron a un auto de Fuerza Civil, ante el horror de muchas personas. Nadie podía creer lo que estaba pasando.

La pesadilla de Santino estaba a punto de comenzar. Él no tenía ni idea de que todo era parte de los terribles planes de Oliver.

***

Esa noche…

Casa de la familia Díaz de León.

Aprovechando que ya era de noche, y el cielo estaba despejado, Jeremías estaba caminando por la calle Juana de Ibarborou, y se dirigió hacia la casa con el número 1030, justo donde vivía Soraya. Portaba una playera gris de mangas cortas, short deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Tocó el timbre y decidió esperar a que alguien abriera. Y Soraya abrió la puerta. Al ver a Jeremías, quiso cerrarle la puerta en la cara, pero Jeremías la detuvo.

—¿Qué es lo que quieres, Jeremías? —preguntó Soraya molesta.

—Ya sé que tú y tus amigos acusaron falsamente a Santino Alarcón de haber violado a una jovencita, tal y como Oliver lo hizo hace tiempo —dijo Jeremías molesto, mientras entraba a la casa.

—¿Y qué quieres que haga, idiota? ¿Defender a un violador? —preguntó Soraya molesta—. ¿Crees que Santino Alarcón es una blanca palomita?

—Ni siquiera lo conozco, pero sé que él sería incapaz de hacer eso —dijo Jeremías molesto—. Pero yo sé quién es su verdadero violador.

—¿Verdadero violador? —exclamó Soraya mientras se echaba a reír—. ¡Tú ni siquiera estuviste en la quinta, imbécil!

—Claro que estuve ahí —dijo Jeremías—. Yo vi cómo Oliver Lattanzio abusaba de esa chica inocente, y estoy seguro que tú hjas de ser cómplice.

Soraya quedó completamente estupefacta tras haber escuchado las palabras de Jeremías.

—¿Te has vuelto loco? —gritó molesta—. Te atreves a venir en esas fachas como el muerto de hambre que eres, ¿y encima te atreves a acusarme de semejante barbaridad?

—Yo sé lo que digo, Soraya —dijo Jeremías molesto, mientras se acercaba a Soraya.

Jeremías sometió a Soraya para tratar de besarla a la fuerza.

—¡Suéltame, Jeremías! —gritó Soraya molesta, mientras trataba de zafarse de Jeremías.

—Será mejor que me des lo que quiero, si no quieres que le cuente a la policía lo que Oliver le hizo a Alessia, y que tú eres cómplice… —dijo Jeremías.

Soraya respiró profundamente antes de responder.

—¿Qué quieres, Jeremías? —preguntó tranquila.

Sin pensarlo dos veces, Jeremías besó en los labios a Soraya, y ella no hizo más que corresponder. Los dos chicos empezaron a besarse apasionadamente. Se acostaron en el sofá beige que estaba en la sala, y siguieron besándose apasionadamente, sin necesidad de quitarse la ropa.

—¿Ya ves cómo esto sí te gusta, Soraya? —preguntó Jeremías, mientras besaba a Soraya en el cuello.

—Sí… —dijo Soraya—. Pero, ¿prometes que no vas a hablar?

—Mientras tú cooperes, no tienes por qué preocuparte —dijo Jeremías, sin dejar de besar a Soraya en el cuello.

Los dos chicos siguieron besándose, mientras el tiempo pasaba. Jeremías prometía no abrir la boca, estaba seguro de cumplir con su palabra.

***

Esa noche...

Santa Catarina, Nuevo León.

Colonia La Ermita.

Aprovechando que era de noche, y que el cielo estaba despejado, Oliver se encontraba platicando con un chico en la calle San Roberto, hasta el final. Ese chico era de piel morena, delgado y de baja estatura. Portaba una playera blanca de tirantes, smort deportivo negro y un par de zapatos tenis grises.

Oliver lo cuestionaba acerca de la fiesta en Allende.

—Así que es cierto que sabes algo acerca de lo de la fiesta... —dijo consternado—. Vaya que la suerte te ha abandonado, Brayan...

—Sí, admito que sé algo acerca de lo de la fiesta... —dijo el chico de piel morena, conocido como Brayan—. Nadie sabe nada acerca de la fiesta. Sólo unos pocos. Además, yo fui el que le vendió las drogas a Marcelo hace días. Le di el polvito, y no sé qué más...

—Así es, Bayan... Eso es lo que me han estado comentando unos amigos —dijo Oliver tranquilamente—. Me comentaron que tú le vendiste la droga a Marcelo, y también me dijeron que tú sabías algo de lo que le pasó a esa chica inocente. ¿Verdad?

—Lamentablemente, sí... —dijo Brayan consternado—. Anoche estaba grabando algunos videos acerca de lo que le pasó a esa chica, pero no sabía que alguien la iba a violar. Siento haberte decepcionado, Oliver, pero no pude cumplir con mi palabra.

—Pues me estás diciendo exactamente lo que te iba a decir, Brayan —dijo Oliver tranquilamente—. Y lamentablemente, tú no cumpliste con mi palabra. Y ahora te toca aceptar las consecuencias.

—¡No lo hagas, compadre! —exclamó Brayan ya asustado—. ¡No lo hagas, por favor! ¡Dame otra oportunidad!

Sin pensarlo dos veces, Oliver sacó una pistola negra del bolsillo derecho de su pantalón. Le apuntó a Brayan en la cabeza y le disparó. Brayan recibió ese disparo en la cabeza, cayó al suelo y murió instantáneamente. Oliver se dio cuenta de que había asesinado a Brayan, y no sentía culpa alguna.

Una vez que mató a Brayan, Oliver caminó hacia su motocicleta roja. Se puso su casco y encendió la motocicleta. Acto seguido, se marchó a toda velocidad, como si nada hubiera pasado.

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