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14: Vengar a una hermana

Días después...

18 de septiembre de 2022.

Panteón Municipal San Nicolás de los Garza.

Era un nuevo día en la ciudad. El cielo estaba nublado, y estaba lloviendo, pero el clima permanecía cálido.

Oliver y Lorenzo estaban en el panteón Munucpal de San Nicolás de Los Garza, ubicado cerca de la avenida Universidad, al norte de Nuevo León. Ambos se cubrían con un paragüas negro. Oliver portaba una playera roja de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Lorenzo por su parte, portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos.

-Es increíble que mi hermana ya no esté conmigo, Lorenzo... -sollozó Oliver, mientras veía la tumba.

La tumba de Daniela decía:

"Daniela Lattanzio Solís"

"Una gran hija, hermana, amiga y compañera."

"21 de mayo de 2007 - 15 de septiembre de 2022"

Lorenzo se ofreció a apoyar a Oliver en todo momento.

-¿Cómo te sientes, Oliver? -preguntó con tristeza.

-Muy mal... -sollozó Oliver con tristeza-. No soporto haber perdido a mi hermana de esta forma. Es increíble que Soraya me la haya quitado. Y a eso súmale que la Interpol ya me está investigando...

-Sí... -dijo Lorenzo-. No puedo imaginar cómo te sientes, hermano...

-Soraya me quitó lo que más quería... Y ahora me las va a pagar... -sollozó Oliver.

-Sí, lo que quieras... -dijo Lorenzo tranquilamente-. Pídeme lo que quieras, y te lo voy a cumplir.

Oliver secó sus lágrimas antes de empezar a hablar.

-Quiero que me traigas a Soraya Díaz de León, viva a mi casa -dijo sollozando-. No quiero que la mates, quiero que me la traigas viva. Hoy le voy hacer ver su suerte.

-Sí, Oliver -dijo Lorenzo-. ¿Nos vamos?

-No, ve tú -dijo Oliver-. Ahorita te alcanzo.

Lorenzo se alejó de Oliver y se fue del panteón. Su nuevo objetivo era alcanzar a Soraya y secuestrarla, para traérsela viva a Oliver. Por otro lado, Oliver se arrodilló ante la tumba de su hermana, con los ojos llenos de lágrimas.

-Esto no se va a quedar así, Daniela -sollozó con mucha tristeza, pero a la vez con furia-. Te prometo que te voy a traer la cabeza de Soraya. Esa perra va a pagar muy caro por haberte matado.

Después de haber hecho ese terrible juramento, el chico se levantó del suelo y se alejó de la tumba, para después caminar y por ende, alejarse del panteón. Era obvio que tenía una venganza que cumplir.

***

Más tarde...

Plaza Fiesta Anáhuac.

Katia y Santino estaban en Plaza Fiesta Anáhuac, en el área de restaurantes y sentados en una mesa. Katia portaba una blusa blanca de tirantes, pantalón beige y un par de zapatos tenis blancos. Santino portaba una playera gris de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos.

Los dos chicos estaban platicando.

-Caracoles, no puedo creer que esa tipa haya tratado de matarte -dijo Katia sumamente preocupada-. Lo peor, es que parece que no se arrepiente de lo que le hizo a Daniela.

-Sí, y la verdad me siento mal por Oliver -dijo Santino con tristeza-. Perder a un ser querido debe ser terrible.

-Lo sé, Santino... -dijo Katia preocupada-. A pesar de lo que hizo, no pudo evitar sentirme mal por él. Porque a fin de cuentas, fue tu mejor amigo.

-Sí, Katia... -dijo Santino triste-. Aún trato de asimilar que ahora se ha convertido en mi peor enemigo.

-Lo sabemos, hermano... -dijo Katia-. Espero que ya toda esta pesadilla termine.

Los dos hermanos se veían tranquilos mientras platicaban. De repente, llegó Alessia. Ella caminó hacia donde los dos chicos. Portaba una blusa blanca de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos.

-Hola, chicos -dijo.

-Hola, Alessia -dijo Katia.

-Hola -dijo Santino.

Alesia sentó en la mesa, donde estaban los hermanos.

-Oigan, chicos... Siento mucho lo que les pasó -dijo tranquilamente, pero preocupada, antes de voltear hacia Santino-. Siento mucho que Soraya haya llegado a esos extremos, Santino.

-Gracias, Alessia -dijo Santino-. Yo todavía no me recupero del incidente.

-Sí... -dijo Katia con tristeza-. Nunca imaginé que Soraya pudiera llegar a esos extremos, Alessia.

-Ni yo... -dijo Alessia preocupada-. Espero que pague por todo lo que les hizo. Y que pague por haber matado a Daniela.

-Sí... -dijo Santino-. Lo peor de esto, es que aún no superamos que Daniela ya no esté con nosotros.

-Así es... -dijo Alessia con tristeza-. Todavía no puedo creer que haya muerto, y mucho menos ante nuestros propios ojos. Y lo peor de todo, es que no puedo ni siquiera imaginar cómo se ha de sentir Oliver.

-Sí... -dijo Katia-. A pesar de todo lo que le hizo a mi hermano, yo nunca le hubiera deseado algo así.

-La neta... -dijo Alessia preocupada.

-En fin, sólo deseo que alguien atrape a Soraya -dijo Santino con tristeza-. Espero que caiga todo el peso de la ley.

-Claro que caerá muy pronto, Santino. Muy pronto caerá... -dijo Katia.

A pesar de todo lo que pasaba, nadie perdía las esperanzas de que el nombre de Santino se limpiara por completo. ¿Qué pasaría?

***

Más tarde...

Casa de la familia Díaz de León.

Soraya estaba a punto de salir de la casa. Portaba una blusa negra de tirantes, minishort azul y un par de zapatos tenis blancos. Salió de la casa, pese al día lluvioso.

Ángel salió de la casa y quiso detenerla. El chico portaba una playera blanca de tirantes, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Se acercó a Soraya para confrontarla.

-¿Es en serio que vas a salir a la calle como si nada? -preguntó molesto.

-¿A ti qué te importa, Ángel? -preguntó Soraya molesta-. ¡Claro que sí voy a salir así!

-¡No puedes salir así! -exclamó Ángel molesto-. ¿No te das cuenta de que mataste a una chica inocente?

-Vamos, Ángel -dijo Soraya burlona-. Sólo fue un accidente, iba a matar al idiota de Santino. Pero Daniela se interpuso, y recibió el disparo. Yo simplemente me fui como si nada.

-Es por eso que te van a buscar por feminicidio, y no sólo eso -dijo Ángel molesto-. Desde hace días, estaban investigando la muerte de Jeremías. Y ya todos los resultados concluyen que tú lo asesinaste.

-¡Eso es mentira! -gritó Soraya molesta.

-Claro que no -dijo Ángel molesto-. Ayer salí con unos amigos, y resulta que dos policías me interrogaron. En eso, hablé con uno de ellos, y declaré en tu contra.

Soraya quedó completamente estupefacta después de haber escuchado las palabras de Ángel, por lo que lo sujetó de la playera y lo sometió contra la pared.

-¿Qué hiciste, idiota? -gritó Soraya molesta-. ¿Cómo que declaraste en mi contra?

-¡Lo que oíste, Soraya! -dijo Ángel mientras Soraya lo seguía sujetando-. Hablé con el policía, y le conté con lujo de detalles cómo asesinaste a Jeremías.

-¡Maldito seas! -gritó Soraya.

-Y no sólo eso, también le conté que anoche asesinaste a Daniela a sangre fría -dijo Ángel-. Y querías asesinar a Santino y a Alessia. Y le conté lo que le hiciste a la novia de Jeremías hace mucho tiempo.

-¿Cómo pudiste traicionarme de esta manera, Ángel? -gritó Soraya, mientras decidía soltar a Ángel, empezaba a respirar rápidamente-. ¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡No, tengo que irme de aquí...!

Soraya se alejó de Ángel.

-¿A dónde vas, Soraya? -preguntó Ángel.

Con lágrimas en los ojos, Soraya entró rápidamente a la casa y se fue corriendo a su habitación, Ángel decidió alcanzarla.

-¡Huir no te servirá de nada! -exclamó-. ¡Sé una mujer valiente y atente a las consecuencias!

Soraya estaba en su habitación, buscando papeles por todas partes, pues estaba decidida a huir.

-¡Ve a tu habitación y saca los documentos! -gritó-. ¡Vamos a huir ahora mismo!

-¡No, no voy huir! -gritó Ángel molesto-. Ya te denuncié por todo lo que hiciste. Así que atente las consecuencias.

Soraya se le puso tú por tú y decidió reclamarle.

-¡Ve ahora mismo, idiota! -gritó.

-Ya te dije que no, Soraya. Y por favor, no insistas -dijo Ángel-. La policía vendrá por ti dentro de unos minutos, y pronto irás a la cárcel.

Soraya sostuvo violentamente a Ángel de la playera.

-¡Entonces haz lo que quieras! ¡No me acompañes si no quieres! -le gritó furiosa en su cara-. ¡Te guste o no, yo sí voy a escapar del país! ¡Nadie me va a encontrar, nadie! ¡No voy a ir a la cárcel!

Soraya apartó violentamente a Ángel de su camino, tomó una carpeta beige del buró y salió de la habitación. Bajó las escaleras corriendo y salió de su casa, pero ya la estaban esperando. Y no precisamente la policía, sino dos encapuchados. Corrieron hacia ella y la sometieron, mientras ella trataba de huir.

-¡No, suéltenme, por favor! ¡Ayuda! -gritó Soraya desesperada, mientras los dos hombres la sometían-. ¡No me hagan daño, por favor!

Los encapuchados no entendieron de razones, por lo que se llevaron a Soraya hacia una camioneta Chevrolet Tahoe negra. La metieron adentro, y entraron. La camioneta se fue a toda velocidad.

Ángel salió de su casa y vio que Soraya ya no estaba.

-¡Soraya! ¡Soraya! -gritó desesperado.

El pobre chico no sabía que Soraya había desaparecido, y no había sido capturada por la policía.

***

Más tarde...

Casa de la familia Lattanzio.

La camioneta Chevrolet Tahoe negra estaba estacionada afuera de la casa.

Soraya estaba en la sala de la casa, atada de pies y manos a una silla, pero no estaba amordazada. Estaba enfurecida, y deseaba liberarse.

De repente, Oliver apareció, acompañado de un hombre encapuchado. Portaba una playera azul de tirantes, pantalón deportivo negro, una gorra negra en su cabeza y un par de zapatos tenis blancos. Se acercó a Soraya lentamente, y quiso hablar con ella.

-¡Eres un maldito imbécil, Oliver! -gritó furiosa-. ¡Exijo que me liberes ahora mismo!

-Vamos, Soraya -dijo Oliver molesto-. ¿Crees que te voy a liberar? ¡Te equivocas! ¡No después de lo que le hiciste a mi hermana!

-¡Ya te he dicho que no le hice nada a tu hermana, idiota! -gritó Soraya molesta-. ¡Fue un accidente, iba a matar al imbécil de Santino! ¡Pero esa perra se interpuso!

Oliver le dio una fuerte cachetada a Soraya.

-¡No hables así de mi hermana! -gritó molesto-. ¡Hay veces en las que Daniela y yo peleábamos! ¡Pero yo la quería mucho, era la única persona la que quería! ¡Y tú me la quitaste!

-¡Di lo que quieras, chillón! -dijo Soraya furiosa-. ¡Sigue llorando por tu hermana tanto como quieras! ¡Mírate, yo creí que eras fuerte, pero resultaste ser un maricón! ¡Un poco hombre que se deja llevar por tu sentimentalismo! ¡Qué desperdicio de hombre!

Oliver empezó a llorar después de escuchar las hirientes palabras de Soraya, pero decidió secárselas.

-Mírate en lo que te has convertido... -sollozó-. ¿Dónde quedó esa Soraya a la que tanto quise?

-¡Pes aquí está, maricón de mierda! -gritó Soraya-. ¿Y dónde está ese Oliver Lattanzio al que tanto quise? Ahora está convertido en un maricón, una basura. ¡Eres igual que Santino, ni loca estaría con ninguno de los dos! ¡Ahora me doy cuenta de que todos los hombres son iguales!

Los ojos de Oliver volvieron a llenarse de lágrimas.

-Mírate... -sollozó mientras veía a Soraya de reojo-. Tanto tiempo siendo amigos, y no aprendiste nada. ¿De verdad creíste que estaba enamorado de ti, que alguna vez podía quererte? Yo nunca me enamoraría de alguien como tú.

Oliver se alejó de Soraya, y ésta empezó a perder la cabeza. El encapuchado le dio unas pinzas y un cuchillo a Oliver, quien se acercó a Soraya.

-Para que veas que no soy tan malo, te voy a cumplir un deseo... -dijo mientras ponía en el suelo, las cosas que le dio el encapuchado, y sacaba su celular del bolsillo derecho de su pantalón-. Mándale un mensaje de voz a Santino.

Oliver abrió el WhatsApp de su celular para que Soraya pudiera enviar un mensaje de voz.

-¡Cobarde, poco hombre! -gritó Soraya llena de ira-. ¡Tenías que morir esa noche, porque ese balazo era para ti y no para Daniela, tú tenias que morir! ¡Mi problema eres tú, Santino Alarcón! ¡Te voy a maldecir, imbécil! ¡Te voy a maldecir! ¡Espero que con todo mi odio, nunca estés en paz! ¿Me estás oyendo, inútil? ¡Nos vemos en el infierno, desgraciado!

Oliver guardó su celular en el bolsillo derecho de su pantalón, y tomó del suelo las pinzas y el cuchillo. Se acercó a Soraya.

-¿Hay algo que quieras decirme, Soraya? -preguntó.

-¡A ti también, imbécil! -gritó Soraya molesta-. ¡A ti y a los demás los veré en el infierno! ¡Te veré en el infierno, Oliver Lattanzio!

Soraya le escupió en la cara a Oliver.

-Bueno, ya está. Mira lo que te voy a hacer, Soraya -dijo Oliver-. No te voy a matar. Pero vas a desear que lo hubiera hecho rápido, y no poco a poco.

Acto seguido, Oliver puso las pinzas en la boca para tomar la lengua, mientras ella empezaba a gritar. Acto seguido, el chico usó el cuchillo para cortarle la lengua a la joven lentamente. Después de varios segundos, Oliver le cortó la lengua exitosamente a Soraya, mientras ella gritaba y se desangraba por la boca.

El chico veía cómo Soraya gritaba y se desangraba, después del terrible acto. No le importaba nada, sólo quería hacer sufrir a Soraya tanto como fuera posible.

***

Esa noche...

Casa de la familia Covarrubias.

Aprovechando que ya era de noche, Lorenzo y Katia estaban en la casa del chico, exactamente en su habitación. Éste usaba una playaer azul de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos. Katia por su parte, usaba una blusa azul de tirantes, minishort de mezclilla azul un par de zapatos tenis blancos. Los dos chicos estaban sentados en la cama, y platicaban tranquilamente.

-¿Y bien, Katia? ¿Crees que estás lista para esto? -preguntó Lorenzo tranquilamente.

-No lo sé, Lorenzo... -susurró Katia un poco temerosa-. Nunca lo he hecho, y no sé cómo lo vaya a tomar mi familia si se llegara a enterar.

-Vamos, siempre hay una primera vez -dijo Lorenzo-. Puede llegar a ser duro, pero te aseguro que lo vas a disfrutar.

-Es que... no lo sé... -dijo Katia.

Lorenzo quería hacer algunas otras cosas con Katia, pero veía que ella no quería hacerlo, por lo que pensó en un plan para que pudiera hacerlo, sin necesidad de forzarla directamente.

-Estás muy tensa, Katia. Quizá yo debería ayudarte -dijo amablemente.

-Está bien... -susurró Katia tranquilamente.

Y así, Lorenzo se levantó de la cama y se dirigió hacia la cocina. Ahí, tenía dos vasos de jugo de naranja. Los dos eran de vidrio.

Sin pensarlo dos veces, el chico sacó algo del bolsillo derecho de su pantalón. Era una bolsita con droga. Directo al grano, abrió la bolsita y vertió un poco de polvo blanco en uno de los vasos. Finalmente, tomó los dos vasos y se los llevó hacia su habitación.

-Aquí tienes, Katia -dijo amablemente.

-Gracias, Lorenzo -dijo Katia amablemente, mientras tomaba uno de los vasos, sin saber que el vaso que estaba tomando, tenía droga.

Los dos tomaron el jugo de naranja que Lorenzo había traído. Katia no tenía ni la menor idea de que Lorenzo planeaba drogarla, para poder abusar de ella.

A los pocos minutos, Katia empezó a sentirse ligeramente mareada, después de haberse tomado el jugo de naranja. Lorenzo lo notaba tranquilamente, su plan empezaba a progresar lentamente.

-¿Te encuentras bien, Katia? -preguntó Lorenzo amablemente.

-No, es que como que me siento mal... -susurró Katia mientras empezaba a acostarse lentamente en la cama.

-¿Quieres descansar un poco? -preguntó Lorenzo.

-Sí, está bien... -dijo Katia.

Katia se acostó en la cama y quiso dormir. Lorenzo veía en ello, la oportunidad perfecta para abusar de ella.

-Perfecto... -dijo tranquilamente, mientras observaba a la chica casi dormida-. Todo salió, tal y como lo planeamos.

Lorenzo se dirigió hacia la cama y empezó a acercarse lentamente hacia Katia. Una vez acostado, empezó a besarla apasionadamente en el cuello. Llegó al punto de hacerle chupetones. Katia se daba cuenta de lo que Lorenzo le estaba haciendo.

-¡Déjame, Lorenzo! ¡Suéltame...! -susurraba mientras trataba de forcejear para liberarse.

-Te ves hermosa, Katia Alarcón... -dijo Lorenzo tranquilamente, mientras procedía a quitarle la ropa a Katia.

El chico le quitó la ropa a Katia, empezando por la blusa.

-¿Qué estás haciendo, Lorenzo...? -preguntaba Katia entre susurros.

-Vamos, no me digas que no te gusta... -dijo Lorenzo.

Después, le quitó los zapatos y calcetines blancos que tenía. Finalmente, le quitó el minishort que traía. Katia quedó en ropa interior: un sostén y calzones negros.

-No cabe duda de que te ves hermosa, Katia... -dijo Lorenzo tranquilamente-. No me canso de decirlo...

Sin pensarlo dos veces, volvió a besar a la chica, pero esta vez la besó en el abdomen. Y la besaba bruscamente.

-¡Suéltame, Lorenzo! ¡Déjame ir! -susurraba Katia ya llorando.

Lorenzo no dejaba de besar a Katia bruscamente. Se desamarró el pantalón, y sacó su pene erecto. Le bajó los calzones a Katia e introdujo su pene en el trasero de la chica, provocando que ella empezara a gritar.

-¡Sácalo, por favor! ¡No me hagas esto, por favor! -gritó Katia.

Lorenzo no entendía de razones. Le daba embestidas constantes a Katia, mientras ella gritaba de dolor. Sabía bien que Lorenzo le estaba haciendo eso, pero no despertaba.

Momentos después, Lorenzo sacó su pene del trasero de Katia y volteó a la joven boca arriba. Después, metió su pene en la vagina de la chica de una sola embestida. El chico le daba varias embestidas a la joven, provocando que ella siguiera gritando. La joven aún estaba bajo los efectos de la droga que Lorenzo había puesto en su jugo de naranja.

Después de varios minutos, Lorenzo empezó a gemir y se corrió dentro de la vagina de Katia. El chico sacó su pene de la vagina de la chica y se acostó en la cama. Había abusado sexualmente de Katia.

-Espero que esto te haya gustado, Katia... -dijo Lorenzo mientras se vestía.

Ella no hacía más que llorar del dolor, mientras Lorenzo se marchaba como si nada hubiera pasado.

***

Más tarde...

Casa de la familia Lattanzio.

Marcelo y Lorenzo se reportaron en la casa de Oliver. Marcelo portaba una playera negra de tirantes, short negro y un par de zapatos tenis blancos. Oliver los recibió en la sala de la casa, estaba sin playera.

-Chicos, qué bueno que vienen -dijo Oliver sonriendo.

-Así es, hermano -dijo Marcelo.

-Sí, es que venía de divertirme con alguien -dijo Lorenzo.

-Es que he pasado por muchas cosas, chicos -dijo Oliver sonriendo-. Saben que mi hermana falleció el viernes, pero finalmente logré tomar venganza.

-¿La mataste? -preguntó Lorenzo.

-¿La metiste a la cárcel? -preguntó Marcelo.

-No, ninguna de esas -dijo Oliver tranquilamente-. De hecho, le hice algo mucho peor.

Marcelo y Lorenzo quedaron impresionados con las palabras de Oliver.

-¿Qué le hiciste, Oliver? -preguntó Lorenzo con curiosidad.

-¿Está todo bien? -preguntó Marcelo.

-Acompáñenme, chicos. Quiero que vean lo que le hice a Soraya -dijo Oliver con tranquilidad.

Sin nada más que decir, Marcelo y Lorenzo acompañaron a Oliver directo hacia su habitación. Cuando Marcelo y Lorenzo llegaron, vieron la cama del chico con horror. Soraya estaba acostada y maniatada en la cama de Oliver. Estaba malherida, completamente desnuda y sin lengua, mirando a todas partes. "Mátenme, por favor... Mátenme...", pensaba la chica agonizando.

-Oh, por Dios... -dijo Lorenzo estupefacto.

-Jamás seré el mismo... -dijo Marcelo completamente sorprendido.

-Así como pueden verlo, chicos. Soraya está en mi cama, desnuda y moribunda -explicó Oliver-. Por si querían saberlo, le corté la lengua y la violé hace un rato.

-Dios bendito... -dijo Lorenzo estupefacto-. Dios me libre de tener un castigo así.

-Se lo merecía por lo que le hizo a tu hermana, Oliver -dijo Marcelo tranquilamente.

-¿Saben una cosa, chicos? Originalmente pensé en matarla -dijo Oliver tranquilamente-. Pero pensé que matarla no sería castigo suficiente, por lo que decidí cortarle la lengua, como ustedes ya lo saben.

-Vaya que ese sí es un castigo horrible... -dijo Lorenzo.

-De verdad que esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo -dijo Marcelo consternado.

-Pues como ya verán, chicos... Soraya está sufriendo muchísimo -dijo Oliver amablemente-. Y necesito un voluntario que le ponga fin a su sufrimiento.

Marcelo y Lorenzo estaban preocupados ante lo que estaba pasando, sabían bien que uno de ellos tenía que matar a Soraya definitivamente.

-Pues, yo seré quien me encargue de ella, hermano -dijo Marcelo.

-Si así lo quieres, toma... -dijo Oliver, sacó una navaja para cazar del bolsillo derecho de su pantalón y se la dio a Marcelo-. Quiero que acabes con su sufrimiento ahora mismo.

-Bueno, como ordenes, hermano... -dijo Marcelo.

Marcelo sabía lo que tenía que hacer. Activó la navaja que Oliver le dio, y se acercó hacia la cama, justo donde estaba Soraya. Ella lo miraba de reojo, pero no podía hablar. "Por favor, mátame de una vez, Marcelo", pensaba la chica. Sin pensarlo dos veces, Marcelo apuñaló a Soraya en el corazón, matándola instantáneamente. Ella ya había muerto.

-Buen trabajo, Marcelo... -dijo Oliver-. Hiciste un buen trabajo al limpiar la basura de este mundo...

Los tres chicos simplemente contemplaban el cadáver de Soraya, simplemente no mostraban arrepentimiento por lo que habían hecho.

***

Más tarde...

Casa de la familia Alarcón.

Katia ya había regresado a su casa, después de una noche terrible con Lorenzo. Estaba en su habitación, acostada y llorando. Portaba el mismo atuendo que usaba antes de ser violada por Lorenzo. Lloraba y lloraba, y no podía hacer nada al respecto.

De repente, alguien entró a su habitación. Y no era otro que Santino. Él se acercó lentamente a Katia, con tal de hablar con ella.

-¿Está todo bien, Katia? -preguntó tranquilamente-. ¿Te sientes bien, hermanita?

Katia ni siquiera volteaba a ver a Santino, simplemente lloraba. No quería levantarse de la cama, por miedo a que Lorenzo se le apareciera y la volviera a violar.

-¿Katia? ¿Te sientes bien? -preguntó Santino cada vez más preocupado.

El chico se sentó en la cama de Katia, con la esperanza de que ella pudiera decir lo que le pasaba. Después de varios minutos, Katia se levantó de la cama y quiso hablar con su hermano.

-¡Todos tenían razón, hermano! ¡Alessia tenía razón! -sollozó llena de tristeza.

-¿En qué, Katia? ¿En qué tenía razón Alessia? -preguntó Santino preocupado.

-¡Ella siempre me decía que me alejara de Lorenzo! -exclamó Katia llorando-. ¡Yo creía que todo era mentira, y todo resultó ser verdad!

-¿Qué resultó ser verdad? -preguntó Santino consternado.

-¡Lorenzo me violó hace rato! -exclamó Katia, dejando completamente sorprendido a Santino-. ¡Lorenzo me violó hace rato, abusó de mí!

Santino quedó completamente estupefacto después de haber escuchado las palabras de Katia. No podía creer que Lorenzo hubiera llegado tan lejos como para violarla. No sabía qué decir.

-¿Cómo que Lorenzo abusó de ti...? -preguntó estupefacto.

-Es que Lorenzo... -sollozó Katia con mucha tristeza-. ¡Lorenzo me drogó, tal y como lo hizo con Alessia! ¡Hace rato, me hizo exactamente lo mismo que Oliver le hizo a Alessia! ¡Me drogó con un jugo de naranja, y empezó a desnudarme! ¡Y me penetró violentamente! ¡No le importó nada, me destruyó la vida...!

Santino palideció después de haber escuchado las palabras de Katia.

-Dios mío, no sabes cuánto lo siento, Katia... -sollozó Santino estupefacto-. ¿Cómo es posible que Lorenzo haya sido capaz de hacerte algo tan abominable...?

-Sí, hermano.... -dijo Katia llorando-. Lorenzo me destruyó la vida, tal y como Oliver lo hizo con Alessia...

Ante todo lo que ocurría, Santino le dio un fuerte abrazo a Katia. No podía creer lo que Lorenzo le había hecho.

-¿Quieres hablar con mamá y papá, Katia? -preguntó.

-Sí, pero más tarde... -sollozó Katia, sin dejar de abrazar a Santino-. Más tarde voy a hablar con mamá y papá.

Santino no hizo más que seguir abrazando a Katia. Era obvio que se llenaba de tristeza, debido a la situación tan lamentable por la que ella estaba pasando. También se llenaba de furia, al saber que Lorenzo era su violador.

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