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12: El verdadero violador

Al día siguiente...

14 de septiembre de 2022.

Parque La Pérgola.

Era un nuevo día en la ciudad. El cielo estaba despejado, el clima estaba caluroso, pero estaba a punto de llover.

Soraya se encontraba en el parque, caminando tranquilamente. Portaba una blusa celeste de tirantes, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos.

—Nada como una caminata para despejar la mente —dijo sonriendo mientras caminaba.

De repente, un chico decidió seguirla. Ella se detuvo y volteó hacia él, y se dio cuenta de que era Salomón, amigo de los fallecidos Carlos y Jeremías. Salomón portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos.

—Hola, Soraya… —dijo Salomón amablemente, provocando la ira de Soraya—. Tanto tiempo sin vernos, amiga. ¿Cómo has estado? ¿Me recuerdas? Soy yo, Salomón Balmaceda.

—¿Qué es lo que quieres, mugroso? —preguntó Soraya molesta, mientras se acercaba muy lentamente hacia Salomón—. ¿No crees que ya tuve suficiente con lo que está pasando a mi alrededor?

—¿Por qué esa cara, Soraya? Se suponía que todavía seguimos siendo amigos —dijo Salomón.

—Yo jamás sería amiga de alguien como tú, Salomón —dijo Soraya molesta—. De hecho, nunca lo fuimos, idiota.

—¿Así que decides ponerte brava conmigo? —preguntó Salomón burlón—. Sería una pena que yo misma decidiera amansarte, con los secretos que yo te conozco.

—¿De qué carajos estás hablando, Salomón? —preguntó Soraya molesta y estupefacta.

—¿Qué no te das cuenta, Soraya? —preguntó Salomón—. Yo te conozco muchos secretos, incluso los peores. Sé muy bien que has estado engañando a Santino con varios chicos, incluyendo su mejor amigo. Y no solo eso, sino que tú y Oliver lo acusaron injustamente de violación.

Soraya tomó a Salomón de la playera y lo sacudió violentamente.

—¡No te atrevas a retarme, idiota! ¡No sabes de lo que soy capaz! —le gritó furiosa.

—¿A qué le tienes miedo, Soraya? ¿Le tienes miedo a la verdad? —preguntó Salomón mientras Soraya lo soltaba—. Claro que tienes mucho miedo, sé que tienes miedo de que salga la verdad a la luz.

—¡No le tengo miedo a nada, ni a nadie, Salomón! —gritó Soraya molesta.

—Claro que no, pero sí te daría mucho miedo saber que Oliver Lattanzio es el verdadero violador de Alessia Landeros —dijo Salomón burlón—. Y no solo eso, sino que tú lo ayudaste a hacerlo. Nunca imaginé que fueras copia de algo tan abominable, perra asquerosa.

Soraya le soltó una bofetada a Salomón en la mejilla izquierda, dejando estupefacto al chico.

—¡En tu vida me vuelvas a insultar! —gritó muy enojada.

—Vamos, golpéame todas las veces que quieras. Eso no va a quitar lo que tú y Oliver le hicieron a esa chica —dijo Salomón mientras se sobaba la mejilla izquierda—. Sería una pena que los dos se pudirieran en la cárcel por lo que le hicieron a esa chica.

—No voy a dejar que nadie se burle de mí, mucho menos un mugroso de quinta como tú —dijo Soraya molesta—. Y más te vale que te alejes de mi hermano, si no quieres sufrir las consecuencias. Porque yo sé que eres amigo de él.

—Vaya que soy amigo de él —dijo Salomón burlón—. Y le estoy abriendo los ojos, para que sepa la clase de hermana que tiene.

—¡Y cuidadito y me entere de que estás ayudando al mugroso de Santino Alarcón! —dijo Soraya molesta—. Porque vas a saber de lo que soy capaz.

—Podré ser un mugroso de quinta y todo lo que quieras, Soraya. Pero sé muchas cosas acerca de ti —le dijo Salomón muy molesto—. Sé mucho acerca de lo de la quinta. Y si te metes conmigo, les contaré a todos que tú mataste a Jeremías hace días, además de lo que tú y Oliver le hicieron a Alessia.

—No tienes pruebas, imbécil —dijo Soraya molesta—. Y si así fuera, ¿qué vas a hacer contra mí?

—Claro que lo sé —dijo Salomón burlón—. Y no voy a hacer nada contra ustedes. Simplemente voy a esperar a que tú y tus amiguitos se destruyan entre sí. Y no sabes cómo lo voy a disfrutar.

Después de haber hecho esa amenaza, Salomón decidió irse del parque dejando a Soraya completamente enfurecida.

—¿Qué tanto sabes acerca de mí, Salomón? —preguntaba muy molesta, mientras lo veía caminar—. ¿Y qué si yo maté a Jeremías?

Ella daba por hecho que Salomón la había amenazado, pero no sabía qué hacer al respecto. Simplemente decidió irse del parque.

***

Más tarde…

Plaza Fiesta San Agustín.

Alessia y Marcelo estaban caminando en el centro comercial, viendo varias tiendas de ropa. Alessia portaba una blusa blanca de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos. Marcelo portaba una playera gris de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos. 

Los dos chicos platicaban tranquilamente.

—¿Cómo te sientes después de todo lo que ha pasado, Alessia? —preguntó Marcelo amablemente.

—No lo sé, Marcelo… —dijo Alessia tranquilamente—. Han pasado días, y la verdad es que estoy empezando a cuestionarme si Santino me violó o no.

—¿Te refieres a que no sabes si Santino realmente abusó de ti? —preguntó Marcelo.

—No lo sé, pero estoy empezando a creer que otra persona me hizo esto… —dijo Alessia con un tono de tristeza.

—Yo te entiendo perfectamente, Alessia —dijo Marcelo tranquilamente—. Sé cómo te sientes después de todo lo que pasó. Primero aseguras que Santino abusó de ti, y días después estás empezando a dudar.

—Sí, y no sé qué pensar… —dijo Alessia tranquilamente—. No sé qué pasa, pero estoy empezando a sospechar que no fue Santino quien me violó.

Esas palabras dejaron completamente sorprendido a Marcelo.

—¿Estás sospechando que no fue Santino quien te violó, Alessia? —preguntó.

—Sí... —dijo Alessia—. No fue Santino quien me violó. Sino...

De repente, antes de que Alessia pudiera seguir hablando, un chico apareció y se les acercó a ella y a Marcelo. Los dos hermanos vieron que no era otro que Oliver, quien portaba una playera gris de tirantes, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos.

—Hola, chicos —dijo Oliver sonriendo.

—Hola —dijeron Alessia y Marcelo al mismo tiempo.

—¿Buscas hablar con Alessia, hermano? —preguntó Marcelo.

—Si, si no te molesta… —dijo Oliver.

—Bueno, los dejo para que hablen, chicos… —dijo Marcelo.

Marcelo se alejó de los chicos para que pudieran hablar cómodamente. Oliver se dirigió hacia Alessia y quiso hablar con ella.

—¿Cómo te sientes después de todo lo que ha pasado, Alessia? —preguntó amablemente.

—No lo sé, Oliver… —dijo Alessia tranquilamente—. No sé qué me está pasando últimamente, desde que tuve esa conversación con tu hermana.

—¿Estás así desde que hablaste con mi hermana? —preguntó Oliver con curiosidad.

—Sí, ayer peleamos por lo de Santino… —dijo Alessia.

—¿Sobre ese tipo? Por el amor de Dios, Yo entiendo cómo te sientes, ¡pero no se vale que estés defendiendo a un violador! —dijo Oliver ya molesto.

—¡Te juro que no estoy defendiendo a Santino, Oliver! —exclamó Alessia asustada—. Pero desde ayer que no dejo de pensar en esa pelea que tuvimos ayer.

—A ver, Alessia… —dijo Oliver aún molesto—. Santino está en el tutelar de menores. No se vale que lo estés defendiendo. ¿O acaso insinúas que él no te violó?

—¡No no es eso! Claro que sí me violó, pero ya no sé qué pensar —dijo Alessia alarmada—. Bueno, la verdad es que no sé si de verdad fue él que me violó.

Oliver se molestó aún más al escuchar las palabras de Alessia.

—¿Estás insinuando que alguien más te violó? —preguntó molesto—. No, no puede haber alguien más. Santino Alarcón es el nombre de tu violador, que no se te olvide.

Oliver decidió alejarse de Alessia.

—¿A dónde vas, Oliver? —preguntó Alessia.

—A resolver asuntos pendientes —dijo Oliver.

Oliver decidió irse a donde Marcelo, mientras Alessia se dirigía hacia otro lugar. Era obvio que estaba muy molesto después de esa conversación.

—¿Qué te dijo mi hermana, Oliver? —preguntó Marcelo consternado.

—Parece que ya está empezando a sospechar de nosotros —dijo Oliver muy preocupado—. Y lo que es peor, parece que está sospechando de que no fue Santino quien la violó, sino yo.

—Vaya, hermano... —dijo Marcelo consternado—. Parece que aquí, no puedo hacer mucho para ayudarte. Te dije que tuvieras mucho cuidado. Pero fuiste muy imprudente, y al parecer, todo está empezando a salir a la luz.

—¡No me culpes de cosas que no hice, Marcelo! —dijo Oliver molesto.

—No te estoy culpando de cosas que no hiciste, Oliver —dijo Marcelo ya molesto—. Simplemente te hago ver que fuiste muy imprudente, y no tuviste mucho cuidado que digamos. Y al parecer, todo va a empezar a salir a la luz muy pronto. Todos se van a enterar de que tú eres el verdadero violador de mi hermana. Y a eso súmale que Santino va a salir mañana en libertad. Lo siento mucho, Oliver. Pero ahora mismo ya estás con el agua hasta el cuello.

Oliver empezó a preocuparse mucho, gracias las palabras de Marcelo.

—¿Hay algo peor que eso, Marcelo? —preguntó consternado.

—No solo la violación que cometiste contra mi hermana, sino además, todos esos asesinatos que cometiste en estos días —dijo Marcelo consternado—. Las autoridades ya están investigando todos esos asesinatos que has cometido. Y muy pronto, podrías caer preso si es necesario.

—Te juro que no sé qué decir, Marcelo. Siento que me estoy metiendo la soga al cuello —dijo Oliver cada vez más preocupado.

Conforme pasaba el tiempo, Oliver tenía cada vez más motivos para sentirse preocupado. Todas sus fechorías se volvían contra él, y su futuro era completamente incierto.

***

Más tarde…

Tutelar de menores.

Santino aún seguía en el tutelar de menores, portando su uniforme. Estaba en el área de visitas. Alguien lo estaba visitando, y no era otro que Salomón. Él se dirigió hacia la mesa en donde estaba Santino, y se sentó para hablar.

—¿Así que tú eres uno de los amigos de esos chicos que murieron? —preguntó Santino confundido.

—Sí, me llamo Salomón Iriarte —dijo Salomón, presentándose ante Santino—. Sé cómo te sientes al estar encerrado aquí.

—Sí, llevo aquí desde hace días —dijo Santino molesto—. Me acusan de un delito que no cometí.

—Sé de lo que te acusan —dijo Salomón—. Dicen que violaste a una chica hace días.

—Así es. Pero yo no violé a Alessia Landeros, yo soy inocente… —dijo Santino con tristeza.

—Eso muchos lo saben, hermano —dijo Salomón—. Poco a poco, mucha gente está dándose cuenta de la verdadera realidad. Alessia sí fue violada, pero hay gente que apunta a Oliver como el verdadero violador.

—¿Entonces quieres decir que hay gente que acusa a un líder de violación? —preguntó Santino.

—Sí, Santino —dijo Salomón—. Es muy probable que te saquen de aquí mañana mismo. Espero que muy pronto, Oliver pague por lo que le hizo a esa chica.

Esas palabras llenaban de esperanza a Santino. Poco a poco, él empezaba a recuperar la fe que había perdido.

—Eso espero, porque ahora me doy cuenta de la clase de persona que es mi supuesto mejor amigo —dijo Santino con tristeza.

—Sí, y es momento de que empieces a entenderlo —dijo Salomón—. Oliver Lattanzio, tu supuesto mejor amigo, realmente es tu peor enemigo.

—Sí, así es… —dijo Santino triste—. Maldita sea la hora en que me hice amigo de un ser tan despreciable como Oliver.

—Sí, no sabes cómo lamento que Oliver se haya burlado de ti, y te haya traicionado de esta forma tan ruin —dijo Salomón—. Bien dicen que nunca terminas de conocer a las personas, y mira lo que pasó. Lamento que tengas que pasar por algo así…

—Sí, está bien… —dijo Santino con tristeza.

Santino respiró profundamente antes de seguir hablando.

—¿Y cómo está mi familia, Salomón? —preguntó Santino—. ¿Cómo están Katia y mi mamá?

—Bien, todos están bien —dijo Salomón amablemente.

—Gracias, es que no dejo de pensar en ellas, y en todo lo que esté pasando a mi alrededor... —dijo Santino—. No puedo evitar pensar en que mañana voy a salir libre...

—Yo sé cómo te sientes por todo esto, Santino —dijo Salomón tranquilamente— Pero no pierdas la esperanza. Sé que mañana vas a salir de aquí. Ya hay gente que te va a ayudar a limpiar tu nombre. Te lo prometo.

—Muchas gracias, Salomón... —dijo Santino con tristeza, pero un poco más tranquilo.

Santino estaba profundamente dolido después de haber descubierto la verdadera cara de Oliver, y no sabía qué hacer para enfrentarlo. Básicamente daba por entendido que no era su mejor amigo, sino su peor enemigo.

***

Más tarde...

Casa de la familia Lattanzio.

Daniela se encontraba en su casa, después de haber tenido un largo día de clases. Portaba una blusa gris de tirantes, minishort de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos. Estaba en su habitación, frente al espejo, mientras se peinaba.

De repente, Oliver entró a su habitación para reclamarle. Daniela volteó hacia él.

—Hola, hermano. ¿Cómo te fue? —preguntó amablemente.

Furioso, Oliver se acercó hacia Daniela y le soltó una fuerte cachetada, dejándola sorprendida.

—¡Idiota! —gritó Oliver molesto, después de golpear a Daniela—. ¿Cómo te atreviste a hablar con Alessia de lo que pasó en la fiesta?

Daniela se repuso de la cachetada que recibió, y se lanzó sobre Oliver, sosteniéndolo de la playera y sometiéndolo contra la pared.

—¿Qué te pasa, idiota? —le gritó enojada.

—¿Qué me pasa, Daniela? Que me acabo de enterar de que ayer hablaste con Alessia —respondió Oliver molesto—. Le contaste acerca de la violación que sufrió ese día, y al parecer la estás haciendo dudar.

—¿Dudar? ¿De qué estás hablando, Oliver? ¿De qué está dudando Alessia? —preguntó Daniela molesta, sin dejar de someter a Oliver.

—Al parecer, está empezando a dudar si Santino la violó o no —dijo Oliver molesto—. Parece que está empezando a creer que otra persona la violó.

Daniela dejó de someter a Oliver.

—¿Tanto te duele que yo no me trague ese cuento de que Santino es un violador? —preguntó molesta—. ¿Tanto te duele que cada vez haya más gente que sabe que Santino no es el violador de Alessia? ¿Tanto te duele todo eso?

—No, no es eso… —dijo Oliver molesto—. Eso es lo que ustedes no quieren entender. Santino es un violador, es un tipo muy peligroso.

—¡Por supuesto que no lo es! —gritó Daniela furiosa—. ¡Ya se demostró que no fue él quien violó a Alessia!

—¿Entonces quién la violó? ¡Dímelo! —gritó Oliver furioso.

—¡Pues alguien más, pero estoy segura de que no fue Santino, carajo! —gritó Daniela molesta—. ¡Estyo segura de que alguien más lo hizo, que Santino es inocente!

Oliver decidió respirar profundamente para calmarse. Era obvio que estaba cansado de discutir con Daniela.

—Pues será mejor que no se te ocurra tratar de demostrar la supuesta inocencia de ese tipo —dijo aún molesto, pero más tranquilo—. Porque no me gustaría tener que tomar medidas drásticas.

Después de un rato, Oliver decidió salir de la habitación de Daniela, y por ende, de la casa. Daniela se quedó molesta y triste después de lo ocurrido.

—Si Santino no violó a Alessia… Entonces, ¿quién lo hizo…? —preguntó.

A pesar de las amenazas de su hermano, Daniela estaba decidida a investigar a fondo acerca de lo que ocurrió aquella noche en la fiesta. Estaba decidida a descubrir la identidad del verdadero violador de Alessia.

***

Esa noche…

Casa de la familia Covarrubias.

Ya era de noche. El cielo estaba nublado, y el clima seguía cálido.

Lorenzo vivía en la calle José Manuel Othón, en una casa grande y marcada con el número 218. Estaba en su habitación con Katia, viendo la televisión, mientras ambos estaban sentados en la cama. Katia portaba una blusa gris de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Lorenzo portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos.

—Ánimo, Katia. Ya verás cómo pronto van a liberar a tu hermano —dijo Lorenzo sonriendo.

—Gracias, lindo —dijo Katia sonriendo—. No he perdido la esperanza de que al fin lo liberen.

—Sí, ya verás cómo van a atrapar al verdadero violador de Alessia —dijo Lorenzo sonriendo—. Te aseguro que donde quiera que esté, a ese tipo no le queda mucho tiempo.

—Eso espero… —dijo Katia—. Y estoy seguro de que fue Oliver el verdadero violador.

—Sí, yo también estoy seguro —dijo Lorenzo—. Oliver fue quien le arruinó la vida a Alessia.

—¿Y crees que la gente lo descubran? —preguntó Katia.

—Lo dudo mucho, Katia —dijo Lorenzo con un poco de tristeza—. Pero le ruego a Dios que le dé su merecido a ese tipo.

—Sí, espero que así sea, Lorenzo… —dijo Katia.

Los dos chicos seguían viendo la televisión tranquilamente, mientras tenían la esperanza de que Santino saliera libre.

—Por cierto, ¿quieres ir este fin de semana a Parque Fundidora? —preguntó Lorenzo amablemente—. Puede que vayas con Santino, una vez que lo hayan liberado.

—Mira, no sé si quiera ir… —dijo Katia con algo de tristeza—. Primero quiero esperar a que liberen a mi hermano, si es que lo liberan…

—No pierdas la fe, Katia —dijo Lorenzo sonriendo—. Ya se sabe que no fue él quien violó a Alessia, pero aún están por saber la identidad del verdadero violador.

—Lo sé, y estamos optimistas —dijo Katia con una leve sonrisa—. Quizá sea esta noche o mañana cuando lo liberen.

A pesar de todo, Katia se mostraba optimista al saber que su hermano Santino sería liberado esa noche, o a la mañana siguiente. Lorenzo ocultaba muy bien la molestia que sentía al saber acerca de la noticia.

—Ahorita vuelvo, voy al baño —dijo tranquilamente.

—Sí, está bien —dijo Katia.

Se levantó de la cama y salió de su habitación, para después dirigirse hacia el baño.

Ya en el baño, sacó su celular del bolsillo derecho de su pantalón y envió un mensaje por WhatsApp, se lo envió a Oliver.

El mensaje decía:

"Ya están empezando a sospechar de ti, Oliver. Sospechan que fuiste tú quien violó a Alessia. Ten cuidado…"

Así como estaba molesto por la liberación de Santino, Lorenzo también mostraba terror absoluto al saber que Oliver estaba a punto de ser descubierto.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó aterrado—. ¿No se suponía que iban a juzgar a Santino como a un adulto? Maldita sea, ¡no es posible que ya lo vayan a liberar!

Estaba deseoso de hacer algo al respecto para ayudarlo, pero no sabía cómo hacerlo. Lo único que podía hacer, era alertar a sus amigos acerca de la liberación de Santino.

***

Más tarde...

Carls Jr., Avenida Topo Chico.

Ángel estaba con Salomón en el Carls Jr. de la avenida Topo Chico. Ambos estaban comiendo hamburguesas mientras platicaban. Ángel portaba una playera negra de tirantes, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Salomón portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos.

—Anoche me dejaste intrigado en el parque, Salomón —dijo Ángel preocupado, antes de tomar su hamburguesa y darle un mordisco.

—Disculpa, es que anoche no pude terminar esto, pero hoy mismo tengo que resolver esto —dijo Salomón amablemente, antes de tomar su hamburguesa y darle un mordisco; tomó su bebida y le dio un sorbo.

—Sí, me decías acerca del verdadero violador de Alessia Landeros… —dijo Ángel, tomó unas papas a la francesa y comió—. Se rumora que fue Oliver Lattanzio quien la violó, ¿no es así?

—Sí, pero lo que pocos saben, es que Oliver sí es el verdadero violador de Alessia —dijo Salomón, dejando completamente estupefacto a Ángel.

—Dios mío, no puedo creerlo… —dijo Ángel estupefacto.

—Sí, y lo peor es que hay gente que lo protege —dijo Salomón, antes de tomar unas papas a la francesa y comérselas—. Sin embargo, hay cada vez más gente que sabe que él es el verdadero violador de Alessia.

—Tienes razón, Salomón —dijo Ángel tranquilamente—. Lo más terrible, es que mi hermana lo defiende. Siempre se burla de mí cada vez que intento advertirle acerca de las intenciones de ese desquiciado.

—Y que lo digas, a mí me humilló y me amenazó si me atrevía a decir lo que sabía acerca de lo que pasó en la fiesta —dijo Salomón tranquilamente, antes de darle un mordisco a su hamburguesa.

—Vaya que mi hermana está completamente fuera de sí —dijo Ángel—. Mira que amenazarte sólo por descubrir la verdad. Y como eres de una clase social inferior a la mía, no quiero ni imaginarme de lo que Soraya sería capaz.

Salomón tomó su bebida y le dio un sorbo antes de hablar.

—Sí, pero quiero que sepa que no le tengo miedo, ni a ella ni a nadie —dijo molesto—. Si quiere meterse conmigo, está bien. Pero yo también le voy a demostrar de lo que soy capaz, si alguien llega a meterse conmigo.

—Así es, mi estimado —dijo Ángel con algo de tristeza—. No sé por qué, pero con cada día que pasa, cada vez me decepciono más y más de mi hermana.

—No estás decepcionando, Ángel —dijo Salomón—. Simplemente la estás conociendo cómo es realmente.

Salomón estaba apoyando a Ángel en ese momento tan difícil por el que pasaba. Ambos estaban tristes y decepcionados al saber que Oliver era el verdadero violador de Alessia, y no sabían lo que iba a pasar más adelante.

***

Más tarde...

Parque La Pérgola.

Oliver y Lorenzo estaban en el parque, sentados en una banca. Los dos estaban platicando, pero Oliver se mostraba sumamente temeroso.

—¿Así que las autoridades ya están empezando a sospechar de lo que le hice a Alessia? —preguntó Oliver sumamente asustado.

—Sí, y no me lo tomes a mal, pero mucha gente ya está pidiendo tu cabeza —dijo Lorenzo tranquilamente—. Debes tener más cuidado.

—No puede ser, no es posible que ya vayan a liberar a Santino mañana —dijo Oliver muy asustado—. Tal parece que esa acusación por violación fue en vano. Todo se fue a la mierda.

—Un momento... ¿no me decías  que lo ibas a matar en caso de que no funcionara ese plan? —preguntó Lorenzo con curiosidad.

—Sí te lo había dicho ayer, dice que lo iba a matar, pero no sé si quiero hacerlo... —dijo Oliver ya más tranquilo—. Pensándolo bien, no lo voy a matar, pero sí lo voy a hacer agonizar. Lo voy a hacer sufrir.

—Sí, parece que esa denuncia falsa fue en vano... —dijo Lorenzo preocupado.

De repente, Soraya y Marcelo llegaron al lugar para hablar con Lorenzo y Oliver. Era obvio que los dos también estaban preocupados al saber lo que iba a pasar con Santino.

—¿Es cierto eso de lo que me acabo de enterar, Oliver? —preguntó Marcelo consternado.

Oliver asintió.

—¡Mierda! No puedo creer que ya vayan a liberar mañana a ese idiota —dijo Soraya muy molesta—. Te dije que no era necesario violar a esa chica, sino matar a ese pobretón con nuestras propias manos.

—No es necesario, Soraya... —dijo Oliver molesto—. Sí es cierto que mañana lo van a liberar por falta de pruebas. Todo parece que esa violación fue en vano.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Marcelo.

—Todo parece que es hora de sacar un Plan B, ¿no es así, Oliver? —preguntó Soraya molesta.

—Sí, Oliver... —dijo Lorenzo tranquilamente—. Como la acusación no sirvió de nada, todo parece que es hora de sacar un Plan B. No sé de dónde, pero lo sacaremos.

—Tienen razón, chicos... —dijo Oliver tranquilamente—. No hubo pruebas suficientes para acusar a Santino de violación y quitarlo de nuestro camino. Pero sí voy a sacar un Plan B. Sabrá Dios de dónde, pero esta vez sí vamos a deshacernos de él, por las buenas o por las malas.

—Espero que sea lo más pronto posible —dijo Soraya.

—Yo tampoco pienso esperar tanto —dijo Marcelo.

—Ni yo —dijo Lorenzo.

Como la acusación falsa no había funcionado, Oliver y sus amigos estaban decididos a pensar en un Plan B. Querían deshacerse de Santino de una vez por todas, sin importarles lo que tuvieran que hacer para conseguirlo.

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