11: Agonía
Días después…
12 de septiembre de 2022.
Tutelar de Menores.
Era un nuevo día en la ciudad. El cielo estaba nublado, y caía un poco de lluvia.
Santino estaba dentro del Tutelar de Menores, desmejorado y triste. Portaba su uniforme del tutelar. Estaba en su celda, sentado en la banca. De repente, un policía llegó a donde él, y decidió hablar con él.
—Tienes una visita, Santino —dijo.
—Bien… —dijo Santino.
El policía abrió la celda. Santino se levantó de su banca y salió de la celda, acompañado del policía. Se dirigió hacia el área de visitas, donde se encontró con Oliver, quien estaba sentado en una banca. Oliver portaba una playera gris de tirantes, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos, además de que llevaba en su cabeza, un gorro de lana negro. Santino se molestó al verlo.
—Hola, Santino. ¿Cómo has estado? —preguntó Oliver con cinismo.
Santino no dijo nada. Simplemente se sentó en la mesa, para confrontar a Oliver.
—Dime que tú no le hiciste nada a Alessia Landeros, Oliver… —dijo molesto.
—¿Cómo crees que voy a ser capaz de hacer algo así? —preguntó Oliver burlón—. Por favor, yo no sería capaz de arruinarle la vida a una chica inocente.
—Sé que lo hiciste, Oliver —dijo Santino molesto—. Sé que tú violaste a Alessia esa noche en la fiesta. Sé que fuiste tú quien le destruyó la vida. Sé que te juntaste con varias personas para culparme a mí.
Oliver respiró profundamente antes de seguir hablando.
—Vaya, me descubriste, Santino —dijo mientras alzaba sus brazos y ponía sus manos detrás de su cabeza, haciendo una pose de relajación—. Por supuesto que sí abusé de Alessia esa noche, mientras tú estabas de fiesta con tus amigos… Yo fui quien le metió drogas en su cerveza, y la penetré mientras estaba totalmente borracha. Y encima de todo, me tomé la libertad de manipularla, para hacerle creer que fuiste tú quien le destruyó la vida de esa forma. Suena divertido, ¿no es así?
Santino quedó completamente horrorizado después de haber escuchado las palabras de Oliver. Es obvio que había descubierto al violador de Alessia, pero estaba paralizado, lo suficiente para no poder hacer nada contra Oliver.
—¿Cómo fuiste capaz de hacerle daño a Alessia, Oliver? ¿No se supone que eres mi mejor amigo? —preguntó con lágrimas en los ojos.
Oliver se echó a reír después de haber escuchado las palabras de Santino. Y tenía claro que no le interesaba su dolor enm lo más mínimo.
—¿Qué pasó aquí, Santino? ¿De verdad creíste que éramos los mejores amigos? —preguntó burlón, quitaba sus manos de su cabeza y bajaba sus brazos—. ¿Creíste que te consideraba un hermano? ¿En serio?
Santino estaba completamente paralizado después de haber escuchado las palabras de Oliver. Cada palabra, cada oración, era como una puñalada hacia su corazón.
—Yo jamás me haría amigo de alguien como tú, Santino Alarcón —remató Oliver—. Siempre te he odiado, incluos desde el primer momento en que nos conocimos. Y me alegro que ya no seas una amenaza para mí. Ahora me voy a quedar con Alessia Landeros, mientras tú te pudres en la cárcel.
Santino enloqueció y emoezó a gritarle varias cosas a Oliver.
—¡Maldito seas, Oliver! ¡Mil veces maldito! ¡Te odio! —gritó enloquecido.
Oliver se levantó de la mesa y miró fijamente a Santino, con tal de decirle algo.
—Suerte, Santino. Que tengas suerte en tu nueva vida —dijo.
Después de eso, Oliver se dio la media vuelta y empezó a caminar, para alejarse de Santino y marcharse del lugar. Santino quedó completamente destrozado, después de las palabras que Oliver le había contado.
***
Más tarde…
Parque La Pérgola.
Katia y Lorenzo estaban en el parque, sentados en una banca. Katia portaba una blusa azul de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos. Lorenzo portaba una playera beige de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos. Los dos chicos estaban platicando.
—No puedo creer que le esté pasando esto a mi hermano, Lorenzo —dijo Katia, mientras lloraba.
—Tranquila, Katia… —dijo Lorenzo amablemente, mientras le secaba sus lágrimas a Katia—. Sé cómo te sientes. No me gustaría estar en tu situación.
—Sí, lo sé… —dijo Katia tristemente—. Todavía no puedo creer que a mi hermano lo estén acusando de un crimen que no cometió.
—Sí, debe sentirse horrible, linda… —dijo Lorenzo tranquilamente—. De verdad que esto no se lo deseo a nadie.
—Lo peor de todo, es que dicen que lo van a jujzgar como adulto —dijo Katia con tristeza—. Y sospecho que fue Oliver Lattanzio.
—¿Es en serio? —preguntó Lorenzo sorprendido.
—Sí, no me cabe duda —dijo Katia un poco molesta—. Estoy segura de que no sólo fue él quien que acusó a mi hermano de violar a Alessia, sino que lo hizo.
—¿Hacer qué? ¿Abusar de Alessia? —preguntó Lorenzo.
—Sí. Estoy segura de que fue Oliver —dijo Katia molesta—. Él fue quien violó a Alessia…
Lorenzo quedó completamente sorprendido después de haber escuchado las palabras de Katia. Quería buscar la forma de ayudarla, pero tenía miedo de las represalias de Oliver.
De repente, Soraya estaba pasando por el parque, junto a Marcelo. Ambos veían cómo Lorenzo platicaba con Katia. Soraya portaba una blusa gris de tirantes, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos. Marcelo portaba una playera blanca de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos.
—Míralo… —dijo Soraya burlona—. Qué bonito te ves, Esperancito.
—Sí, queriendo traicionar a Oliver… —dijo Marcelo, mientras veía a Lorenzo y a Katia—. Por cierto, ¿quién es esa chica con la que Lorenzo está saliendo?
—Es Katia, la hermana de Santino —dijo Soraya—. Ella esa la que me enfrentó el otro día.
—Vaya, qué rápido se olvidó de mi hermana… —dijo Marcelo.
—Sí, y mira que ya se consiguió otra novia tan rápido… —dijo Soraya burlona—. Pero veamos qué pasa después.
—¿Quieres que vayamos con Oliver para contarle? —preguntó Marcelo.
—Sí. A ver qué opina… —dijo Soraya.
Los dos chicos decidieron irse del parque, y siguieron caminando. En sus miradas se podía ver que tenían miedo de que Lorenzo llegara a traicionarlos.
***
Esa noche...
Casa de la familia Lattanzio.
Era ya de noche. El cielo ya estaba nublado, y el clima permanecía caluroso.
Lorenzo se encontró con Oliver en el patio trasero de su casa. Oliver estaba sin playera, portando un pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Estaba de pie, mirando la piscina de su casa, y ni siquiera volteaba hacia Lorenzo; éste empezaba a preocuparse.
—¿Está todo bien, Oliver? —preguntó Lorenzo preocupado—. Marcelo me dijo que fuera a tu casa.
Oliver simplemente no decía ni una sola palabra. Volteó hacia Lorenzo, y se acercó lentamente hacia él. Lo miró de reojo, y acto seguido, le dio una fuerte bofetada en su mejilla derecha, tirándolo al suelo.
—¿Qué te pasa, idiota? —gritó Lorenzo molesto, mientras se levantaba del suelo.
—¿Qué me pasa? —gritó Oliver molesto—. ¡Me enteré de que querías traicionarme, Lorenzo!
—¿Traicionarte? ¿De qué estás hablando? —preguntó Lorenzo.
—Soraya y Marcelo me estaban diciendo que estabas con la hermana de Santino —dijo Oliver molesto—. Me enteré de que planeabas contarle a los demás que yo abusé de Alessia, y que Santino es inocente.
—¿Cómo que estaba con esa chica? —preguntó Lorenzo.
—¿Y todavía lo preguntas? —preguntó Oliver burlón—. Sé muy bien que sabes que Santino es inocente, y que pretendes demostrar su inocencia.
Oliver sacó una pistola Desert Eagle plateada del bolsillo derecho de su pantalón.
—¿Qué vas a hacer con eso? —preguntó Lorenzo horrorizado, mientras veía la pistola.
—Sólo te voy a hacer una advertencia, Lorenzo —dijo Oliver, mientras apuntaba con su arma a los testículos de Lorenzo, espantándolo.
—¡No me hagas daño, Lorenzo! ¡No lo hagas, por favor! —gritó Lorenzo asustado.
—No me gustaría hacerle daño a tu familia, pero allá tú si decides traicionarme —dijo Oliver.
—¡No, no soy yo el que decidió traicionarte, Oliver! —gritó Lorenzo.
—¿Entonces quién? ¡Habla de una vez! —gritó Oliver.
Oliver guardó su pistola en el bolsillo derecho de su pantalón, y decidió dialogar con Lorenzo.
—Pues, había unas personas que querían hablar acerca de lo que ocurrió en la fiesta —dijo Lorenzo.
—¿Y quiénes son? —preguntó Oliver.
—Pues, se trata de una persona que te conoce bien, y que tiene un grupo de Facebook —dijo Lorenzo—. Amenaza con contar todo acerca de lo que vio. Dicen que vive en San Pedro, en la colonia Del Valle. Te tiene amenazado con demostrar la inocencia de Santino.
—Pues mañana nos vamos a la Colonia del Valle, me voy a encargar de ese tipo mañana mismo —dijo Oliver serio.
Oliver tenía miedo de que la inocencia de Santino quedara revelada, por lo que estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible, con tal de silenciar a todo aquel que demostrara la inocencia de su supuesto mejor amigo.
***
Más tarde...
Parque La Pérgola.
Daniela, Katia y Ángel estaban caminando tranquilamente por el parque. Daniela portaba una blusa celeste de tirantes, pantalón deportivo negro y un apr de zapatos tenis blancos. Ángel por su parte, portaba una playera gris de mangas cortas, short negro y un par de zapatos tenis blancos.
—Es increíble que le estén haciendo esto a un chico inocente… —dijo Daniela angustiada—. No puedo creer que le estén haciendo esto a Santino.
—Sí, y que lo digas… —sollozaba Katia con tristeza—. No puedo creer que Alessia lo haya denunciado así como así, sin investigar a fondo y sin pruebas.
—Así es, Katia… —dijo Ángel con tristeza—. Es terrible todo lo que está pasando. Y es verdad que Alessia la violaron, pero no tenía por qué denunciar a Santino sin pruebas.
—Y lo peor de todo, es que me acabo de enterar de algo macabro —dijo Katia mientras se secaba sus lágrimas.
—¿Y de qué se trata, Katia? —preguntó Ángel.
—Es que me había dicho mi mamá que alguien andaba asesinando a todos los testigos de lo que pasó en la fiesta —dijo Katia asustada—. Dicen que anda matando a mucha gente, no quiere que se sepa la verdad.
—¿Y ustedes creen que fue Oliver? —preguntó Ángel.
—No, no creo que sea él… —dijo Daniela angustiada—. Mi hermano puede hacer muchas cosas, pero no creo que sea capaz de matar, mucho menos una mosca.
—Y no sé qué vaya a pasar más adelante, pero yo estoy empezando a temer por mi vida —dijo Katia cada vez más asustada.
—¿Por qué, Katia? —preguntó Daniela preocupada.
Los tres chicos se sentaron en una banca, después de caminar, con tal platicar más tranquilamente.
—Es que se me hace que Lorenzo y yo fuimos testigos de lo que pasó —dijo Katia muy preocupada—. Y tengo miedo de lo que vaya a pasar.
—No creo que alguien venga a matarnos, Katia —dijo Daniela tranquilamente—. Dicen que sólo lo está haciendo con algunas personas.
—Y no creo que nos vaya a hacer daño —dijo Ángel tranquilamente—. A lo mejor solo lo hacen en colonias muy apartadas, así que no tienes de qué preocuparte, Katia.
Katia respiró profundamente antes de seguir hablando. Era obvio que se estaba tranquilizando poco a poco.
—Muchas gracias, chicos… —dijo tranquilamente—. Pero aún así, no tenemos que confiarnos. Puede que nuestras vidas estén en riesgo, si seguimos investigando acerca de lo que pasó en la fiesta.
A pesar de que ya habían pasado días de lo de la fiesta, los tres chicos no podían evitar sentir temor por sus vidas, pues sabían que algjuien esaba asesinando a los testigos de lo ocurrido en la fiesta.
***
Al día siguiente...
13 de septiembre de 2022.
Ciudad Universitaria.
Era un nuevo día en la ciudad. El cielo estaba nublado, y el clima estaba cálido.
Alessia y Daniela estaban caminando en Ciudad Universitaria. Alessia portaba una blusa celeste de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul, un par de zapatos tenis blancos y su mochila en su espalda. Daniela portaba una blusa gris de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro, un par de zapatos tenis blancos y su mochila en su espalda. Alessia iba cabizbaja y triste, al no poder superar lo ocurrido en la fiesta de Oliver,
—Lamento mucho lo que te pasó hace días, Alessia… —dijo Daniela angustiada—. De verdad que no se lo deseo a nadie.
—Sí, Daniela… —dijo Alessia triste, mientras levantaba la cabeza poco a poco—. Y lo peor de todo, es que Santino fue quien me hizo esto.
—No es por ofender… Pero, ¿estás segura de que Santino fue quien te violó? —preguntó Daniela.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Alessia asombrada.
—Digo, porque muchos andan diciendo que fue él quien te violó esa noche en la fiesta —dijo Daniela tranquilamente—. Y no se me hace justo que estén castigando a un inocente.
—¿Por qué estás diciendo que Santino es inocente, Daniela? —le preguntó Alessia muy molesta, provocando que ella y Daniela se detuvieran—. Además, tu hermano fue quien me lo dijo. Santino es mi violador. Él me violó.
Daniela se quedó pensativa después de haber escuchado las cosas que le dijo Alessia.
—Pues yo no estoy tan segura de que Santino te haya violado —dijo tranquilamente.
—¡Ya deja de decir tonterías, Daniela! —gritó Alessia furiosa—. ¡No puedo creer que estés defendiendo a mi violador!
—¿Santino tu violador? —preguntó Daniela molesta—. ¡Él no fue quien te violó!
—¿Y entonces quién fue? ¡Dímelo! —gritó Alessia molesta.
—Pues, me imagino que otra persona. Pero no fue Santino —dijo Daniela molesta—. Pero alla tú. Tú decides qué creer.
—Tú y Katia pueden decirme todo lo que quieran, pero les aseguro que nada ni nadie me va a quitar de la cabeza que fue Santino quien me violó —dijo Alessia molesta—. Es increíble haya gente que lo defienda.
—La gente lo deifende, porque no fue él quien te violó —dijo Daniela molesta—. Y muy pronto te darás cuenta de quién es el verdadero violador. Nos vemos, amiga.
Daniela se alejó de Alessia y decidió tomar su camino. Alessia seguía molesta después de esa discusión, pero no sabía qué pensar. Sólo se enfocaba en considerar a Santino como su violador.
***
Más tarde...
Tutelar de menores.
Santino seguía en el tutelar de menores, estaba en el área de visitas. Portaba su uniforme de recluso, y se veía aún desmejorado. Ya no aguantaba estar en ese lugar.
De repente, alguien llegó al área de visitas. Y no era otro que Marcelo, hermano de Alessia. Portaba una playera beige de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y un par de zapatos tenis blancos. Él y Santino se sentaron en una mesa y comenzaron a hablar.
—Mira nada más a quién me vengo a encontrar… Al violador de mi hermana… —dijo Marcelo burlón.
—¡Ya les he dicho que no soy ningún maldito violador, Marcelo! —gritó Santino lleno de ira—. ¡Yo no le hice nada a tu hermana!
—¿Ah, no? ¿Y por qué lo dices, Santino? —preguntó Marcelo burlón—. No sólo la escuela, sino todo el país lo dicen. Eres un violador. Le destrozaste la vida a mi hermana.
—¡Oliver Lattanzio es el verdadero violador de tu hermana, Marcelo! —gritó Santino lleno de ira—. ¡Ese maldito fue quien le destruyó la vida a tu hermana! ¿Qué nadie lo entiende?
—No, nadie quiere entenderlo —dijo Marcelo burlón—. Ya todos saben que tú lo hiciste. Y es verdad, Oliver Lattanzio es el verdadero violador de mi hermana. Pero nadie te va a creer. Todos prefieren quedarse con la versión de que tú fuiste quien la violó.
—Pues de una forma u otra, voy a arreglármelas para demostrar mi inocencia —dijo Santino molesto—. Y dile a Oliver que se prepare, porque lo voy a desenmascarar cuando salga de aquí.
Marcelo se echó a reír.
—¿Y quién te va a creer, Santino? ¡Nadie! —dijo burlón—. Nadie te va a creer nada. Para cuando salgas, si es que sales, tu reputación estará completamente arruinada. Todos te van a odiar por lo que Oliver le hizo a Alessia. Y no hay nada que puedas hacer para evitarlo.
—¡Tú eres el hermano de Alessia! ¡Di lo que sabes acerca de lo que pasó en la fiesta, por favor! —sollozó Santino angustiado—. ¡Dile a todos la verdad acerca de lo que pasó!
—No, no puedo hacerlo —dijo Marcelo—. Dos cosas: uno, nadie me creería. Todos me tacharían de loco. Y dos: Oliver es mi amigo, y me mandaría a freír espárragos si lo traiciono.
Santino se echaba a llorar al saber que Marcelo no estaba dispuesto a ayudarlo.
—¿No me vas a ayudar, Marcelo? ¿Simplemente me vas a dar la espalda? —preguntó—. ¿Me vas a traicionar de esta forma?
—Lo siento, Santino. No puedo ayudarte —dijo Marcelo, mientras se levantaba de la mesa—. Así que tendrás que hacerte hombre y aceptar las consecuencias. Lo siento.
Marcelo se alejó de Santino y caminó hacia la salida del tutelar. Por su parte, Santino se quedó sentado en la mesa, llorando de impotencia, pues no podía hacer nada para limpiar su nombre. Sentía que el mundo se le estaba viniendo encima, y el futuro se le iba a poner muy negro.
***
Esa noche...
San Pedro Garza García, Nuevo León.
Colonia Del Valle.
Ya era de noche. El clielo estaba nublado, y una leve lluvia caía, aunque se mantenía el clima caluroso.
Oliver estaba descendiendo de su motocicleta roja, y se quitó el casco. Portaba una playera azul de tirantes, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos. Estaba ubicado en la calle Río Danubio, frente a la casa marcada con el número 323.
Se encontró con un chico de su edad y estatura, sólo que él era de piel morena clara, ojos cafés y cabello corto castaño. Portaba una playera azul de mangas cortas, pantalón deportivo blanco y un par de zapatos tenis blancos.
—Ya me enteré de que querías decir la verdad acerca de lo que pasó en la fiesta, Samuel… —dijo Oliver molesto.
—No, ¡eso es mentira, Oliver! —gritó asustado, el chico de nombre Samuel—. ¡Te juro que yo no tengo nada que ver en esto!
—Estás mintiendo, Samuel —dijo Oliver molesto—. Será mejor que hables, o sufrirás las consecuencias.
—¡Yo no sé nada, te lo juro! ¡Ni siquiera he soltado la sopa! —gritó asustado.
—Claro que sí, Samuelito —dijo Oliver molesto—. Sé muy bien que querías hablar con las autoridades, para demostrar la inocencia de Santino.
Samuel respiró profundamente antes de comenzar a hablar. Era obvio que la presencia de Oliver lo intimidaba.
—Está bien, lo admito —dijo un poco más tranquilo—. Sé que fuiste tú quien violó a Alessia. Sé que Santino es inocente.
Oliver quedó completamente horrorizado, después de haber escuchado las palabras de Samuel.
—Así que sabes que Santino Alarcón es inocente… —dijo.
—Sí, pero te prometo que no voy a decir nada, Oliver… —dijo Samuel tranquilamente—. Sé lo que hiciste, pero no voy a hablar de esto con nadie.
—No te creo nada... —dijo Oliver desconfiado.
—Si quieres, me voy del país —dijo Samuel aterrorizado—. ¡Mañana mismo me voy del país!
—Descuida, Samuel —dijo Oliver—. Hoy mismo te vas, ¡pero derechito a la mierda!
Oliver sacó su pistola negra del bolsillo derecho de su pantalón, le apuntó a Samuel en la cabeza y disparó. Samuel cayó al suelo tras recibir el disparo en la cabeza y murió al instante.
Tras matar a Samuel, Oliver salió de la casa y caminó hacia su motocicleta. La encendió, la montó y se puso su casco. Después, se fue a toda velocidad, mientras el cadáver de Samuel yacía en el suelo.
***
Más tarde...
Parque La Pérgola.
Salomón se encontraba en el parque La Pérgola, sentado en una banca. Portaba una playera negra de mangas cortas, pantalón de mezclilla azul y un par de zapatos tenis blancos. Estaba viendo TikTok en su celular.
De repente, apareció Ángel caminando en el parque. Portaba una playera blanca de tirantes, short negro y un par de zapatos tenis blancos. Se acercó a Salomón y quiso hablar con él.
—Hola, Salomón —dijo mientras se sentaba al lado de Salomón.
—Hola, Ángel… —dijo Salomón amablemente, mientras dejaba su celular de lado y volteaba hacia Ángel.
Los dos chicos empezaron a platicar.
—Vaya que el mundo se ha vuelto loco… —dijo Ángel.
—Sí, dicen que Santino Alarcón es un presunto violador… —dijo Salomón—. Pero yo no me trago ese cuento barato.
—Ni yo —dijo Ángel.
—¿Sabes una cosa, Salomón? Yo digo que todo esto fue armado, porque el presunto violador está libre —dijo Salomón.
—Yo también lo sé —dijo Ángel—. Todo mundo piensa que Santino es el violador de Alessia, pero nadie sabe quién es su verdadero violador.
—Sí, pero la verdad es que solo unos cuantos lo saben —dijo Salomón—. Lo que es peor, parece ser que se castiga a quien se atreva a dar pistas sobre lo que pasó esa noche en esa quinta.
Ángel se quedó pensativo después de haber escuchado las palabras de Salomón.
—Y los dos estuvimos en la quinta esa noche, pues estuve con mi hermana Soraya… —dijo Ángel.
—¿Así que eres hermano de Soraya? —preguntó Salomón impresionado—. Vaya, eres más astuto de lo que pareces.
—¿Eres amigo de mi hermana? —preguntó Ángel.
—No, no lo soy… —dijo Salomón con algo de tristeza—. No somos amigos, pero sí sé quién es el violador de Alessia. Pero más tarde te hablaré de ello… Nos vemos.
—Espera… —dijo Ángel para detener a Salomón.
Salomón se levantó de la banca sin decirle más cosas a Ángel, y se fue del parque. Ángel simplemente se quedó sentado en la banca, sin poder comprender lo que pasaba a su alrededor.
***
Más tarde...
Casa de la familia Lattanzio.
Oliver y Lorenzo estaban en el patio trasero de la casa, sentados en la mesa y platicando. Lorenzo portaba una playera gris de tirantes, pantalón deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos, traía su celular en su silla.
—Vaya que hiciste un buen trabajo al deshacerte de ese tipo, Oliver —dijo Lorenzo sonriendo—. No cabe duda de que tú sí sabes cómo liberarte de lo que te molesta.
—Gracias, Lorenzo —dijo Oliver sonriendo—. Y es que deshacerme de Samuel fue una buena decisión. Créeme, estaba a punto de contar la verdad acerca de lo que pasó en esa fiesta.
—Por supuesto que pocos saben la verdad acerca de lo ocurrido —dijo Lorenzo amablemente—. Fue una buena decisión lo que le hiciste a esa chica. No cabe duda de que Santino Alarcón ya está fuera de nuestro camino.
—No creas que fue fácil —dijo Oliver sonriendo—. Nadie sabe que yo fui quien violó a Alessia Landeros, y que Marcelo fue cómplice. Le puse unas buenas drogas a su bebida para facilitar el trabajo. Nadie se va a enterar de lo que pasó. Y todo aquel que se atreva a investigar acerca de lo ocurrido, se va directo al infierno.
—Eres toda una mente criminal, Oliver. Eso no está en discusión —dijo Lorenzo sonriendo.
—Gracias, es un halago —dijo Oliver sonriendo—. Bueno, voy por unas bebidas. Ahora vuelvo.
Oliver se levantó de la mesa y fue directo hacia la cocina, con tal de buscar unas bebidas. En eso, Lorenzo sacó el celular de su silla y dejó de grabar. Estaba grabando un video con la ćamara del celular.
—Ahora sí, Oliver Lattanzio... —dijo mientras veía el video en su celular—. Tengo una muy buena evidencia que puedo usar a mi favor, en caso de que llegues a meterte conmigo.
Oliver regresó a la mesa con dos cervezas en mano, y se sentó en ella. Puso las cervezas en la mesa.
—Como te decía, logramos quitar a Santino de nuestro camino —dijo sonriendo—. Pero en el remoto caso de que llegue a salir libre por falta de pruebas, tendré que tomar medidas más drásticas.
—¿Qué medidas? —preguntó Lorenzo.
—Matarlo... —dijo Oliver, dejando perplejo a Lorenzo—. Tendré que matarlo en caso de que la denuncia por violación no funcione.
Lorenzo quedó completamente sorprendido, después de haber escuchado las palabras de Oliver. No lo imaginaba capaz de matar a quien consideraba su mejor amigo.
¿Qué opinas del capitulo?
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