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Capítulo setenta y cuatro "Chica sexy"

Era la madrugada del treinta y uno de octubre, no sólo era halloween sino también el cumpleaños de nuestro querido entrenador Finstock. Como era costumbre entre nosotros fuimos a la escuela que es donde estábamos en este preciso momento, para hacerle una de nuestras famosas bromas.

—ven aquí de inmediato, hay trabajo que hacer —gruñó Stiles al teléfono mientras entrábamos a los vestidores.

—oye —miré a mi hermano molesta —no trates así a mi novio, tóxico.

—yo no soy tóxico pero, si él no viene es porque está con otra —sentenció —no tengo pruebas pero tampoco dudas.

—amigo, estoy acostado y estamos viejos para esto —respondió Scott —y no estoy engañando a Annah, por favor no me pongas en un aprieto, sabes que aún las cosas están algo susceptibles con lo que respecta a...Kira.

—olvida eso, lo hacemos por el entrenador —le recordó.

—pensé que para el entrenador.

—como sea, sabes que lo necesita, vive por estas cosas, las adora. —insistió, rodeé los ojos con diversión.

—es medianoche.

Mi hermano abrió su casillero, cuando voltee sonreí pero no dije nada.

—doce quince, de hecho —corrigió el castaño. —lo cual significa que es después de medianoche y oficialmente la noche "día de las travesuras" —explicó —por una coincidencia también es el cumpleaños del entrenador, así que sino llegas en cinco segundos te voy a destruir ¿Sí? —amenazó —habló de cinco, cuatro, tres, dos...—volteó en ese momento llevándose tremendo susto al ver a Scott con sus ojos rojos.

—uno —terminó él.

—te odio —gruñó desde el piso mi hermano.

Solté una pequeña risa antes de colgarme del cuello de mi novio y dejar un beso en sus labios.

—hola lobito —sonreí.

—¿tú sabías? —preguntó Stiles mientras se ponía en pie.

—lo vi llegar —admití.

—a ti también te odio. —me sacó la lengua como un niño.

—guarda esa lengua o el lobo podría comertela —bromeé, mi mellizo miró a su amigo instantáneamente.

—yo no —dio un paso atrás.

—me refería a Derek —reí.

—eres pura maldad, Hannah.

—lo sé —miré mis uñas despreocupada.

—Scott, ¿seguro que la bebé que tiene en su vientre es tuyo? Porque hasta donde sé, podría ser hija del propio satanás.

—calla el hocico, está preciosa niña es de este precioso chico —acaricié la mejilla de Scott.

—hazte una prueba de adn, solo por las dudas. —murmuró, rápidamente solté un zape en su nuca. —¡au! —se quejó —mejor hágamos lo que vinimos a hacer.

[...]

Bajamos de la moto con Scott ni bien llegamos a la escuela y lo primero que vimos fue a los gemelos, quienes no tardaron en acercarse tras bajar de sus motos.

—amor, te veo luego ¿Sí? —besé sus labios castamente y me dirigí adentro, no le dirigí mirada alguna a los chicos pues hoy no tenía ganas de lidiar con ellos.

—hola Ann —Lydia llegó a mi lado mientras estaba en mi casillero. —¿Cómo está esa bebita? —apoyó una mano en mi vientre, rápidamente miré que nadie nos estuviera poniendo atención.

—está bien, sólo se activa cuando oye la voz de su papi.

—¿Todo va bien con Scott? Oí que las cosas están tensas con...—cierta castaña pasó junto a nosotros en ese momento.

—está bien, aunque...bueno, ese tema es sensible.

Un rollo de papel voló en nuestra dirección pero antes de que cayera sobre alguna de nosotras fue atajado por unas garras. —de nada.

—tenías que ser tú —rodee los ojos —Robbie, ¿puedes dejar de seguirme?

—quiero hacer las pases contigo.

—solo amigos ¿okay? —lo consideré.

—¿Sin posibilidad a nada más? —sólo lo miré y fue suficiente para que entendiera —eso es un no.

—suspiré —Robbie, no fui hecha para ti, lo siento.

Tomé el brazo de Lydia y tras cerrar con más fuerza de la indebida mi casillero, salimos de allí lo más lejos de él posible.

—es muy...intenso —opinó la pelifresa.

—sí, lo es —asentí de acuerdo —pero a mi me gusta lo tierno —sonreí al ver a lo lejos a cierto castaño.—¡vamos!

—mejor ve tú, yo tengo cosas que hacer —observó a Aidan entrando.

Me acerqué a los chicos y conforme lo hacía Scott se me quedó viendo embobado y Stiles lo notó, intercambiaron algunas palabras entre ellos.

—eres un alfa, eres la epítome de los depredadores —dijo Stiles —todos te quieren ¿Sí? Eres como la chica sexy que todos quieren.

Isaac se acercó al mismo tiempo que yo hasta los chicos —¿soy una chica sexy?

—¡La mas sexy de todas! —lo molestó mi hermano.

—¿Qué? —inquirió Isaac.

—¿parezco una chica sexy?

El rubio y yo nos miramos antes de dirigirnos a él —sí, lo eres —habló el beta, eso pareció agradarle a mi chico.

—vamos a clase, chica sexy —tomé su mano.

—vamos —sonrió.

Entramos al salón de economía y nos acomodamos para cuando llegara el entrenador, todos estábamos atentos a lo que ocurría en ese preciso momento en la oficina de Finstock.

El entrenador salió de la oficina molesto —noche de travesuras, la noche del demonio ¡No me importa como le digan! ¡La odio tanto como la noche de brujas! —reímos sin poder evitarlo —¿Creen que es gracioso que la noche de travesuras y la de brujas lancen huevos a mi casa? Escuchen, se supone que la casa de un hombre es su castillo —golpeó la mesa de Scott asustandolo pero eso no freno las risas —mi castillo parece un omelette —volteó hacia su escritorio y tomó una cajita —¿Y esto? ¿lo haremos de nuevo? Pues no me parece —todo el salón quedó en silencio, el entrenador tiró el obsequio al piso y lo piso con fuerza, se oyó como algo de porcelana se hacia añicos. Finstock se agachó y tomó un pedazo de lo que parecía una taza —feliz cumpleaños con amor Greenberg —leyó la carta que traía el obsequio.

Cuando salimos de clase vimos patrullas llegar, entre ellas la de mi padre, Stiles se apresuró a ir por él y claro yo fui detrás porque también me comía la curiosidad, resultó que había un tipo muy peligroso suelto en la escuela.

—espera, espera —Stiles trató de detener a nuestro padre —¿el William Barrow? ¿El bombardero de metralla? ¿Visto en las cercanías?

—más que en las cercanías, hijos —admitió —de hecho.

—¡ay no! —miré a mí alrededor cautelosa.

—Annah deberías irte de aquí.

—no lo haré —negué —ese loco no representa una amenaza para mí.

—yo creo que sí, mató a chicos de ojos brillantes ¿Entiendes?

—¿Hablas de...? —él asintió.

—mm...no, no me iré, soy más que una mujer lobo.

—papá ¿Qué está pasando en verdad? —inquirió Stiles.

Cuando nos dijo todo fui por los chicos para advertirles.

—¿Barrow atacó chicos con ojos brillantes? ¿Uso esas palabras precisamente? —preguntó Isaac.

—sí y nadie sabe como despertó de la anestesia —acoté. —sólo que cuando lo abrieron encontraron un tumor lleno de moscas vivas.

—lo cual bajo otras circunstancias sería increíblemente asombroso. —secundó Stiles.

—¿dijiste moscas?

—voltee hacia mi amiga. —¿Lydia?

—todo el día he estado escuchando ese sonido —comentó. —es como un zumbido.

—¿Cómo el zumbido de las moscas? —inquirió Allison.

—¡exacto! El zumbido de las moscas.

—tengo que ir por Scott —traté de acelerar el paso para buscarlo.

—espera voy contigo —Stiles me siguió.

—¡uff! —paré de sopetón.

—¿contracción? —voltee hacia mi hermano.

—no ¿Cómo crees?

—el sarcasmo que ustedes manejan, ya es otro nivel —comentó la bashee.

Seguimos pero mi mellizo se adelantó —oye amigo, ¿Dónde habías estado? —suspiré al oír su voz.

Doblé y casi quise correr hacia él, pero solo me limite a caminar rápido. —hola cariño —besé su mejilla.

—la policía ya se va —dijo lydia —¿por qué se van?

—¿la policía?

—deben de hacer revisado el edificio, significa que no está aquí —reflexionó Stiles.

—¿Quién? ¿De quién están...? ¿Qué?

—tiene que estar aquí —insistió la pelifresa. —ese sonido, el zumbido que escucho...está sonando más fuerte.

—¿Qué tan fuerte? —preguntó el castaño.

En cuanto Lydia le respondió salió a buscar a nuestro padre para detenerlo.

—¿Hannah, que está pasando?

—Scott ¿no te enteraste? —fruncí el ceño —William Barrow escapó del hospital y está aquí.

—vete de aquí, Annah.

—¡estás loco! No voy a irme sin ti —negué.

—no tengo que recordarte que llevas a mi bebé en tu vientre ¿o sí?

—no pero...—me vi interrumpida.

—por favor —apoyó su mano en mi mejilla y la acarició con dulzura. —no soportaría que algo te pasara.

—prométeme que estarás bien.

—suspiró dejando caer su mano —no puedo.

—entonces me quedo aquí o mejor aun, le ofrecemos a Robbie como ofrenda a Barrow y nos largamos de aquí —sonreí burlona.

—aunque es tentador, no lo haremos.

—está bien, me iré —me rendí.

Unió nuestras frentes —te amo Annah como no tienes idea.

—también yo, Scotty. —juntamos nuestros labios en un beso antes de irme de allí.

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